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Chapter 5 - Capítulo IV - Adiós

"Another One Bites the Dust" De Queen escuchaba mientras me vestía. Eran las 7:00pm. Me encontraba alistando todo para ir a la fiesta de año nuevo, si se preguntan que pasó en toda ésta semana. Pues no se pierden de nada, en realidad mi vida es bastante aburrida, tienen que pasar días o semanas para que pueda pasar algo relevante. Peine ligeramente mi cabello y me miré en el espejo, me veía bien. Créanme, eso no lo digo seguido. Tomé la caja y me dirigí a las escaleras, las bajé y salí de la casa la puse en la cajuela del auto.

—¿Qué es eso?— me preguntó mi madre, ya lista para irnos.

—Cosas que ya no necesito, las quemare ésta noche.— respondí para volver a entrar a la casa, me faltaban mis audífonos de diadema. Subí las escaleras, los tomé y volví a bajar. Subí al auto blanco, pequeño. En el que todos ya estaban dentro.

—Me alegro de que si quisieras venir— me dijo mi hermana, para después abrazarme.

—Bueno, nos vemos guapos, llevamos las bebidas. ¿No les falta nada?— nos preguntó papá sentándose en el asiento del conductor. Todos respondimos negativamente. El auto arrancó. Y cada minuto me sentía bastante nervioso, ¿Emocionado? Sinceramente no lo sabía, todas mis emociones eran una enorme bomba ahora. No sé si estoy dispuesto a hacer ésto, acabar con ésto... Pero tengo que hacerlo, es por mi bien. Tardamos una hora, pero llegamos a casa de mis abuelos. Al bajar pude ver a mis tías, tíos sentados frentre a la leña, aún sin encender. Caminé saludando a todos, dejé la caja en la cajuela, aún no era tiempo de hacerlo.

—¡Que milagro! ¡Te ves muy guapo!— gritó mi abuela al verme. La abracé.

—Vendré más seguido a partir de ahora, lo prometo.— le dije para después separarnos.

—Eso espero.— empezó a caminar a la cocina. —Deberías ayudarle a Gael, está ayudándole a tu abuelo con la leña.—

—Está bien, ahora voy.— dije para después ver a mi tío Gerardo. Lo saludé, sería el encargado de la música. "Turn Around" De Conor Maynard empezó a sonar. Caminé hasta la parte trasera de la casa, donde se encontraba mi abuelo y Gael, mi primo. Los ví. —Hola, abuela dijo que los ayudara— mi abuelo me abrazó y con Gael chocamos los puños, era dos años mayor que yo. Pero era más bajo.

—Que bueno verte— me dijo Gael, para después cargar un par de troncos y pasar a mi lado, yo también levanté algunos, para después seguirlo.

—A ti también, casi un año.— comenté.

—Si, pero eso fué por que no quisiste, tú te alejaste, no yo.— me dijo en tono burlón.

—Lo sé, éste año no fué muy bueno. Primero me...—

—Espera, encendamos la fogata y después me cuentas.— me interrumpió, asentí y volvimos a levantar más troncos y llevarlos a la pequeña montaña de leña. Ésta vez mi abuelo la encendió. Gael y yo nos sentamos frente a la fogata. Mi tío Josh le arrojó una cerveza, la cual me dió a mi, después le arrojaron otra. Miré la cerveza pensando en si era hora de empezar o en realidad no importaba. —¿Sigues sin beber?— me preguntó.

—No suelo beber, pero...— abrí la cerveza. —Es una ocasión especial— dije emocionado para después darle un sorbo. Tenía más de dos meses que no bebía y para ser exactos, esa cerveza sabía raro. Nunca la había probado. ¿Pero qué mas dá?

—Cuéntame, ¿Por qué es tan difícil verte?— me preguntó mientras veía la fogata.

—Bueno. Ya sabes, éste año fué una completa mierda, en enero me corrieron de mi empleo, en febrero conseguí otro, pero me enferme del estómago muy seguido, en marzo comenzó la cuarentena y en abril... Mi novia con la que llevaba dos años de relación decidió que era mejor terminar. Y bueno, te puedes imaginar lo que fué el resto, dolor, negatividad, frustración, insomnio. Muchas cosas, algunas están solucionadas, otras están en progreso y a algunas les daré fin ésta noche.— le expliqué para después dar otro sorbo a la cerveza.

—Entiendo, pero esa no es excusa para alejarte de todos, Sam.— me dijo, serio.

—Lo sé, pero necesitaba estar solo. No pensé que superaría ésto, pero si llegaba a hacerlo, quería hacerlo solo. Sabía que si venía aquí todos sentirían lastima por mi, cosa que yo no quiero.— me quejé.

—¿Abril? Guau, ocho meses. ¿De verdad? ¿Fué tan malo?— me preguntó con una mueca.

—No lo sé... Nunca lo había pensado— di otro sorbo a la cerveza. —La ruptura no fué mala, solo... El hecho de perder a una persona con la que veías una vida juntos.— le dije cabizbajo.

—Bueno, tal vez no era esa persona que de verdad merecía estar contigo.— me dijo.

—Eso también quería evitar, que me dieran un sermón, "Ella no es para ti" "No te amaba, por eso se fué" "No te merece" Estába cansado y no quería escuchar esa basura. Quería creer que ella volvería, que solo necesitaba aclarar problemas, pero... Ha pasado tanto y creo que es imposible.— volví a beber.

—Entiendo, el sermón siempre es bueno, aunque no lo parezca, también puedo decirte que nada es imposible. Todo lo posible, alguna vez fué imposible, tal vez ella no quería volver contigo por que estabas triste y decaído. Pero ¿Qué tal ahora?— me preguntó sarcástico, señalandome completamente.

—Bueno, ya no me importa, si ella regresa... Bien y si no, también. No creo que lo haga, pero si lo hace...— pensé un momento, le había rogado por meses a Kate, realmente los primeros meses le suplique que volviéramos, lo cual nunca ocurrió. Me despreció de una manera fatal. —Si regresa no se si estaré aquí.— dije dudoso. Una parte de mi aún quería estar con ella, pero otra parte de mi se sentía bien sin ella. El dolor había sido remplazado por tranquilidad y paz.

—Supongo que es tu decisión. Y espero que puedas tomar la correcta, no para los demás, lo mejor para ti.— me dijo dándome palmaditas en al espalda.

—Lo mejor para mi...— me dije a mi mismo. Empezó a sonar "44 Lies" De Two Feet. Tomé de golpe el resto de cerveza y caminé hasta la cajuela del auto, saqué la caja, cerré la cajuela. Caminé lentamente hacia la fogata, aún no estaba ebrio. Me sentía bien. Me quedé a medio metro de la fogata, miré la caja. Sin más, la arroje a la fogata, está hizo una flama bastante grande. ¿Qué había dentro de la caja? Cartas, camisas y regalos que ella me había dado. Regalos que al verlos, cartas que al leerlas, camisas que al ponermelas, frenaban el proceso de superación. Si ella no planea hablarme ¿Qué mas dá? seguramente planea hacer lo mismo con las cosas que yo le di. Mientras veía como la caja se quemaba. Tomé otra cerveza de la hielera que estába al lado de la puerta de la casa. La abrí y le di un enorme sorbo. Había cerrado ese ciclo. Era un...

—Adiós— dije, una pequeña lágrima salió de mi ojo izquierdo.