🌿🍁💗Christina💗🍁🌿
Saber que lágrimas se deslizaban por mí mejilla frente a alguien me hacía sentir diferente, no solo porque era la primera vez en años que no lo hacía con alguien viéndome sino también por el simple hecho de que a diferencia de otras veces, ésta vez sí me sentía segura y aunque Erick sea un vampiro que probablemente me sacará la sangre y me dejará completamente tiesa, me daba confianza y no eran rarezas mías de que me gustaban los chicos malos, pero me gustaba esa sensación de estar protegida, y sé que era raro viniendo de una chica como yo pero se sentía como en casa... Y Mientras siga mirando aquellos ojos que cambiaban de color con las emociones sabía que siempre encontraría un lugar seguro.
A veces solemos agrandar los problemas, pero contarle tus tormentas a alguien hará que venga la calma. Una tranquilidad incontrolable me inundó al instante, me había sentido bastante sola cuando recibí aquella llamada, pero cuando Erick salvó mi vida fue como si me hubiese dicho que no estaba sola y que él estaba a mi lado, y a pesar de que sea como un témpano de hielo, sentí un extraño calor familiar... Uno que solo había sentido cuando era pequeña.
Lo único que no podía comprender era el hecho de que mis pies se habían dirigido hacia aquel puente, como si yo no estaba en mi propio cuerpo y cuando me di cuenta, Erick estaba allí, agarrando mi mano con fuerza y dispuesto salvarme... y quizás si él no hubiese llegado yo no lo estaría contando.
Justo en el momento en el que se me escapó otra lágrima él me abrazó con mucha fuerza y calidez.
—Tranquila... todo está bien... no estás sola ¿ok? —me susurraba de manera tranquilizadora. —Aunque ellos no estén, prometí cuidarte y no dudaré en hacerlo, mientras tú me prometas que no cometerás otra locura más...
—Lo prometo ...—y todo quedó en un silencio acogedor, pero era uno de los silencios más acogedores que había presenciado, pero como siempre, amaba arruinar los mejores momentos existentes.
—¿Erick?
—¿Sí? —Dijo con una sonrisa que deslumbraba hasta los lugares más oscuros del planeta, demonios Erick me va a matar, De manera inevitable sentí como mis mejillas calentaron a temperaturas volcánicas, señores yo, Megan Rosalie truinstra ahora Laura Christina Truinstra está sonrojada por 2da vez en su corta vida, la primera fue cuando era una Loser.
Se estarán preguntando "¿nunca tuviste novio, Christina? Si, si tuve, inclusive fue con el que perdí la virginidad pero a pesar de eso siempre fui una chica cerrada hasta con mi hermano, la causa: mis padres verdaderos, los perdí de alguna forma, sufrí bullying por mucho tiempo, pasé depresión y lo peor de todo tuve una vida involucrada con las drogas, fumar, carreras ilegales, cuando necesitaba compañía emocional solía ir a cualquier bar de mala muerte con chicos y hasta tenía peleas y si, lo sé, fui un asco total y no estaba orgullosa de haber sido aquella chica, cuando perdí la virginidad con mi ex el muy idiota me reveló que al final solo era una apuesta y eso fue a mis 16, 17 años. Luego de eso no me involucre jamás con los chicos de manera amorosa.
En fin, a la duda que tenía ...
—¿Existen más como tú?
Y de manera automática sus nervios salieron a flor de piel, pero no entendía por qué ¿Qué ocultaba para ponerse tan nervioso por una pregunta? Pero eso no me intrigaba tanto como la pregunta que rondaba cada vez más por mí mente: ¿Cuál era la razón del porque un vampiro se encontraba en mi casa?
—No... —Me sacó de mis pensamientos haciendo que lo mire de manera analizadores. — no puedo responder esa pregunta, por lo menos no ahora.
—¿Qué escondes?
—No es nada, pero prometo que te diré cuando sea el momento indicado para decirte.
—Entiendo.
Ese mismo día por la noche.
Estaba en mi habitación, con mi pijama, Acostada en mi cama, el único problema era que no podía dormir y lo único que podía hacer era llorar, llorar por todo lo que me ha pasado y lo hacía desconsoladamente mientras abrazaba una almohada bajo las sábanas ... Empecé a sollozar, pero todo hasta que tocaron la puerta ... rápidamente me sequé las lágrimas, respiré hondo y ...
—¿Quien? — dije normalizando la voz para que no saliera ronca.
—Soy Erick, ábreme.
—Va...— abrí la puerta y sonreí.
—¿Estabas llorando? —cuestiono preocupado y mi sonrisa se desvaneció junto con la oscuridad en la que se encontraba mi habitación.
"Las lágrimas son como los crímenes, por más que intentes taparlas siempre se dejará un rastro de ellas".
—Yo ...— No pude seguir con mi falsa explicación justificando que no estaba llorando ya que al empezar sentí como la voz se me entrecortó... Erick rápidamente entró a la habitación y me abrazó fuertemente pegando mi cabeza en su pecho...
—No lo digas, solo llora... las cosas no siempre se guardan para uno mismo porque al final nos hará daño... llora como no has llorado nunca y saca todo ese dolor que tienes...— dijo en mi oído en forma de susurro haciendo que empezara a llorar desconsoladamente, cual niño le acababan de quitar un dulce... mientras que él, él simplemente acariciaba mi cabeza y besaba mi frente...
MINUTOS DESPUÉS.
Me encontraba en mi cama recostada mientras que Erick se encontraba a mi lado abrazándome y dando mimos en la cabeza, ambos recostados del espaldar de ésta.
Era una maravilla el simple hecho de sentirse cómoda/o junto a una persona que jamás habías visto pero que tienes sensación de haberla conocido antes, como si la hubieses conocido toda la vida… y justo eso me sucedía con Erick, me encantaba su compañía, sobre todo me encantaba que el a pesar de las malas estaba ahí, abrazándome sin la intensión de abandonarme.
A veces no notamos que una persona va a estar junto a nosotros por toda la eternidad hasta que te das cuenta de que ha estado en las buenas, en las malas y en las peores, sin miedo a nada.
Ya calmada, Erick Empezó a pararse de la cama y por alguna razón me alarmé, después de todo quería pasar más tiempo con el justo a mi lado como hace unos milisegundos.
—¿A dónde vas? — pregunté temiendo a que me dejara sola.
—yo...
—Por favor quédate conmigo. — dije interrumpiéndolo. —Aunque sea solo por esta noche. — Agregué
—Está bien, solo… espera un momento ¿sí? Iré a ya sabes… —E inmediatamente entendí la referencia.
—Ok. —Observe el cómo salía de la habitación, me dispuse a esperarlo, pero no paso mucho tiempo cuando note que este yacía a mi lado con una pequeña mancha roja en la comisura de sus labios, dándome cuenta así de que este había utilizado su velocidad vampira.
—Perdona por tardar.
—Descuida. —Me hice a un lado para que se recostara.
—¿estas mejor? —me preguntó y en sus ojos pude percibir un destello de genuina preocupación.
—si...gracias. —Murmuré bajando mi cabeza.
—bueno, tienes que dormir.
—¿me prometes que no te irás? —pregunté mirándolo a los ojos, aquellos ojos que parecían ser un cielo vespertino completamente despejado y es cuando me di cuenta de que no sabía qué me pasaba, en ese entonces últimamente había estado sintiendo una sensación extraña en mi pecho, pero no me preocupaba, aunque claro debí de hacerlo porque... De esa manera daba mucho cringe. Rió un poco.
—Lo prometo, por ahora vas a cerrar tus hermosos y grandes ojos y te vas a dormir, mañana será un día muy largo porque llamarás a tus amigos y te divertirás ¿vale?
—si. — sonreí y me acomodé en la cama justo en su pecho, no podía sentir latidos de un corazón o alguna respiración, era como un muñeco de porcelana, pero a pesar de eso me sentía bien, cálida y tranquila, como una fría brisa de otoño golpeando el calor del verano nada más y nada menos que relajante e inmediatamente y sin darme cuenta caí en los brazos de Morfeo.