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Chapter 5 - Capítulo 5: Desastre.

[…]

Había invitado a mis amigos para ver películas justo como me había propuesto Erick y lo único que podía pasar por mi cabeza era el que Erick no pudiese controlarse y todo terminara en desastre.

No podía negarlo estaba nerviosa, bastante de hecho y es que Erick apenas podía aguantar mi olor por unas horas, pero ¿Qué hay de mis amigos? ¿podrá controlar su sed delante de ellos? Recé e hice un ritual internamente para que nada saliera mal. Luego de un rato intentando alejar las malas vibras, el sonido del timbre me hizo salir de la burbuja en la que me encontraba.

—¡Holaaa! ¡Auch! —Se quejó en el momento en que mi mano se estrelló con la parte trasera de su cabeza.

—No grites que me echan de la casa. —Le reprendí, terminé de saludar a mis amigos, rato después Isabella y yo nos dirigimos hacia la cocina en busca de palomitas mientras los demás elegían la película.

—¿Lau?

—¿sí? —La miré, su rostro se encontraba pálido como si había estado comiendo ni durmiendo en días y el brillo de sus ojos se encontraba opaco, por lo que verla así me dejaba un amargo sabor en la boca. Isabella era más que una amiga y verla así, me afectaba, más aún después de la pérdida de Mikhail, estaría destrozada.

—Necesito el consejo de una buena amiga.

—Si, claro ¿En qué te puedo ayudar? —Me acerqué a ella apoyándome de la meseta que se encontraba en medio de la cocina dándole una pequeña sonrisa.

—Es Alex ... —mencionó agachando su cabeza desanimada.

—¿Sucedió algo con él? — Cuestioné levantando su cabeza suavemente. —nunca debes bajar la cabeza por nadie Isa.

— Lo siento… y No lo sé, Solo no sabe lo que quiere y siento que peleamos mucho últimamente, a veces creo que ya no me ama, ya no se preocupa por nosotros como lo hacía antes y he tratado de sacarle alguna pista de lo que sucede, pero nada...

— Escucha Isa... sabes que Alex es un idiota y no quiero decir te lo dije, pero te lo dije desde el inicio y lo sabes. Alex no solía ser como lo es ahora y quizás sea difícil para el acostumbrarse a su nueva vida y ahora bien, él no ha estado en una relación seria desde hace tiempo. Puede que no te cuente nada porque tal vez no está acostumbrado a una relación seria.

— Y eso es lo que me preocupa, que no haya confianza entre nosotros, porque la confianza se necesita para una relación y si no hay confianza, entonces no hay nada. —Habló desanimada mientras hacía ciertos gestos de preocupación. —¿Qué debería hacer?

— No lo sé, tu situación es algo complicada ¿Qué tal si le dices como te sientes?

—No lo sé, no quiero presionarlo o hacer que se sienta obligado a estar conmigo y menos que piense que estoy obsesionada. —Confesó recostada de la meseta mientras miraba hacia el frente, por lo que copié su acción en la isla de la cocina, frente a ella.

—No se que decirte, pero pase lo que pase… —Hice una pausa antes de sostener su rostro entre mis manos y mirarla a los ojos. — Todo va a estar bien y sabes que yo te apoyaré y estaré ahí para ti. —Agregué regalándole una pequeña sonrisa.

—Gracias Meg. —Susurró, solía decirme de esa manera cuando estábamos a solas, Isabella es la única además de mi hermano y madre que ha sabido todo lo que sucedió conmigo desde el inicio.

—O si quieres le hacemos alguna clase de vudú o lo golpeamos con un palo con clavos para más efectividad. —Abrió los ojos como platos.

—Estás loca. —De repente un brillo se asomó de sus ojos.

—Claro. —Hice un movimiento con mi cabello en señal de arrogancia. Ella por su parte soltó una sonora carcajada, haciéndome reír a la par.

—Vamos que los chicos nos esperan. —Le sugerí agarrando el bol de las palomitas.

—Eres la mejor Chris. —Me alagó, pero a diferencia de otras veces, esta vez sentí una punzada en el pecho al recordar a mi gemelo. Sonreí sintiendo que algo se me removía de forma dolorosa. Saber que mi hermano y compañero de vida ya no estaba conmigo me hacía sentir miserable, como si todo lo que pudiera sentir se arremolinaba en mi pecho y de la nada me arrancaran todo provocando un gran vacío que sabia que nadie podría llenar, él era una de las personas más valiosas que tenía la única familia de sangre que me quedaba y que ahora sólo podía ver en mis pesadillas.

—No me vuelvas a llamar Chris. —Hablé en un intento de tono bromista, haber soportado tantas cosas sin decirle a nadie a veces trae la ventaja de actuar como si nada estuviera pasando.

—Lo siento. — Ella aún no sabía nada de lo que pasó y prefería mantenerlo así porque, aunque ella podría ocultarlo muy bien sabía que poco a poco moría por dentro.

Pues al igual que yo, pasó por muchas cosas traumantes y ella se llevó la mayor parte. Su padre estuvo abusando de ella por mucho tiempo, mientras en ocasiones presenciaba el cómo llegaba tarde a pegarle a su madre. Le tocó presenciar el como su padre asesinó a su madre y luego el se quitara la vida frente a sus ojos. Ambas estamos jodidas y nos tocó estar solas y jodidas de forma separada, pero a veces los trozos de una persona pueden formar una obra de arte con los trozos de otra.

[…]

Todo era un desastre como había predicho hacía unos momentos, cuando algo va a pasar, va a pasar.

—¡¿Qué pasa con ustedes dos?! —Grité sin poder evitarlo a punto de romperme, por lo que me acerqué a ellos colocándome justo en medio separándolos con mis brazos antes de que pudiera ocurrir algo peor. —Se supone que hice esto porque tuve un bajón emocional y esto es lo que pasa.

—Yo-

—Tú lo sabes Erick. —Le recordé mirándolo a los ojos de manera fugaz, después de todo fue su idea.

—Lo siento. —Susurró el de su parte antes de que desviara la mirada hacia Ryan sintiendo algo de decepción, Ryan siempre fue el más maduro entre los 4.

—Lo lamento. —Susurró copiando la acción de Erick.

—Mírense están todos golpeados y lastimados, parecen niños. —Reprendí sin saber siquiera que pensar, nunca había ocurrido algo así con Ryan y creo que nunca vi a Erick de esa forma. —¿Qué sucedió? —Cuestioné dirigiéndome esta vez hacia Nick e Isabella.

—No lo sé, todo estaba bien, pero de la nada empezaron a discutir, uno se lanzó hacia el otro y no todo sucedió tan rápido.— Explicó Nick.

—Lo siento, no pudimos hacer nada. — Habló esta vez Isabella, negué con la cabeza en desaprobación antes de soltarlos para acto seguido encaminarme hacia las escaleras, había sido suficiente, pero antes de que pudiera tocar el primer escalón escuché que ambos mencionaron mi nombre y sin poder evitarlo, los miré a ambos con los ojos cristalizados. No pasó mucho tiempo cuando Nick me acompañó en silencio.

—En serio me sacan de quicio. —Susurré al llegar a mi habitación y cerrar la puerta detrás de ambos.

—Se que no te pondrías así por una tonta pelea, hay algo que está molestándote desde hace días ¿cierto? —Aseguró Nick mirándome a los ojos, por lo que no pude evitar romper en lágrimas y lanzarme a sus brazos antes de sentir el como el castaño acariciaba mi cabello mientras correspondía al abrazo.

—Nick… Es Mikh… el ya no está, tuvo u-un accidente con mi madre y…y no sobrevivió. —Confesé entre suaves sollozos entrecortados, por lo que se desplomó sentado en la cama conmigo en brazos.

—No puede ser…Mierda, pensaría que es una broma, pero te conozco, debes estar destruida. —Expresó con voz entrecortada, Nick y Mikhail solían ser como hermanos. —¿Cómo pudo pasar esto ojitos?

—No lo sé, pero duele mucho Nick… —Aseguré.

—Lo sé ¿Los demás lo saben? —Cuestionó en un susurro aun acariciando mi cabello.

—No, Isabella no puede enterarse. —Le dije separándome mientras secaba mis lágrimas.

—No es una buena decisión, si se entera tarde, podría ser peor. —Me recomendó Nick mirándome serio antes de pasarme un pañuelo, lo tomé.

—Pero está pasando por un mal momento, no es bueno que lo sepa. Al menos no ahora, por favor. —Le supliqué antes de sorber mi nariz.

—Está bien. —Susurró besando mi frente. —Vas a estar bien, nada va a sucederte mientras tu niñero, Ryan, Isabella y yo estemos aquí, ¿Okey?

—Okey… Gracias Nick.

 

[…]

 

No pasó mucho tiempo en el que ambos nos habíamos quedado en un apacible silencio, acción que agradecía internamente. Nick era el más observador entre los 4, siempre lo fue. El me conocía perfectamente y no porque haya habido palabras de por medio, sino por su capacidad de reconocer mis emociones en cualquier momento y detectar de manera rápida qué hacer.

Ambos estábamos sumidos en el silencio, el por su parte me abrazaba acariciándome para que no me sintiera sola y yo sumida en mis pensamientos, porque incluso mis lágrimas habían cesado ante el cansancio de mis ojos.

—¿Por qué discutieron? —Cuestioné con voz calmada aún abrazada de Nick.

—Por ti. —Confesó, pero eso solo hizo que me hirviera la sangre.