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Chapter 16 - Lazos de hermandad

Al ponerse la noche, los hermanos Sonobe se preparaban para cenar.

De modo que las criadas debían adecuar el comedor para los amos de la mansión.

Situaron en el centro del bufet tres candelas labradas en diamante naranja, una tradición familiar que perduró durante generaciones. Dado a qué dictaba " El honor de la presencia Sonobe sobre la mesa".

_ Vaya, vaya, tenemos reunión familiar. Admito que si nos sigues recibiendo con tanta ostentosidad jamás volveré a quejarme en mi vida de ti, Jean Paul. _ Una sonrisa lúdica se asomó en las comisuras de los labios de Gianluca. Quien se adentró a la estancia en presencia de Jean Pierre.

_ Cómo en los viejos tiempos, hermanos. _ El mayor de los Sonobe alzó la copa en dirección a ellos, invitándolos a qué cada uno tomara lugar en sus respectivos asientos.

_ ¿A qué jugaremos esta noche?. _ Aludió suspicaz Jean Pierre, encarando a Jean Paul.

_ No tan deprisa, primero siéntate y disfruta del festín. _ Alternó sus ojos avellana del asiento a él, en tanto sonreía con altivez.

_ Te obedeceré, solo porque muero de hambre. _ Intervino Gianluca gesticulando con las manos, para seguidamente tomar asiento junto a Jean Pierre.

_ Los he convocado a esta velada, dado a los temas que debemos discutir. Lleva ya un par de días desde que el Royal Empire está perdiendo acciones, desconocemos las razones concretas del porqué pero al parecer nuestro técnico en sistemas sospecha de posibles robos a la empresa. Por lo cual, contraté a un grupo de expertos para el caso y además aumenté la vigilancia. _ Relató, culminando con un sorbo de su copa de vino.

_ O sea que tras de que no nos lo cuentas, lo solucionas y luego te haces el héroe para alardear en frente de nuestras narices así a lo descarado? Para eso nos pediste que viniéramos es en serio?. _ Protestó Gianluca con la boca llena, en tanto fruncía el ceño fastidiado.

_ Veo que la escasez de aportes a esta "velada" es significativa así que me retiraré concediendo las gracias al anfitrión por hacer perder mi tan preciado tiempo. _ Otorgando una sonrisa de boca cerrada, Jean Pierre se levantó, tirando el pañuelo de seda posicionado en sus piernas.

_ Si apenas he empezado, te irás tan pronto hermano?. _ Persuadió, sirviéndose un par de patatas en el plato.

Aquellas palabras provocaron que Jean Pierre no pasara del umbral, sin embargo no retrocedió. Permaneció de espaldas, expectante ante lo próximo que diría su hermano mayor.

_ No fue un accidente. _ Aseveró cerrando los ojos, conteniendo la ira que empezaba a consumir todo su ser. _ La explosión en el penthouse, fue un atentado contra Adeline. _ Golpeando la mesa, se levantó.

Un silencio sepulcral reinó en cada rincón del lugar.

Jean Pierre cerró con fuerza sus ojos ante lo dicho por Jean Paul, en cambio Gianluca soltó un sonoro gruñido de indignación.

_ ¿Quiénes son los malditos? ¿Qué haremos al respecto?. _ Profiriendo incógnitas al aire, tiró de su cabello lacio con frustración.

_ No lo sé. Solo sé que al amanecer me la llevaré rumbo a Inglaterra, por lo que les daré tres días antes de la subasta de caridad para que me brinden más información al respecto. No la pondré en riesgo mientras ustedes lo hacen y por eso saldrá del país junto a mí. _ Decretó, a la vez que se desplazaba con elegancia por el sitio.

_ ¿Y por qué tienes que ser tú?. _ Apretando los puños, Jean Pierre lo desafío.

_ Gracias por concordar conmigo Jean Pierre. ¿Por qué demonios no soy yo quién se la lleva?. _ Arremetió Gianluca con preeminencia entrelazando sus brazos.

_ Ella no les pertenece y además la decisión ya está tomada. _ Sentenció con voz severa, encaminándose en dirección a las escaleras.

_ Ni a ti tampoco. _ Confutó Jean Pierre, haciendo que Jean Paul frenara solo por unos instantes. Tras embozar una sonrisa desapareció de la estancia.

...

_ ¿Necesita algo más Srta Strange?. _ Inquirió el guardaespaldas de Jean Paul con su acento tan característico de Transilvania, cargando las maletas de Adeline.

_ No Adler, eso es todo. _ Agradeció al hombre con una sonrisa, dirigiéndose hacia Damien tras haberlo interceptado en los pasillos.

_ Es una lástima que se marche mademoiselle, la extrañaremos mucho por aquí. Sobre todo el amo Sonobe, quién se ha acostumbrado a su presencia. _ Confesó apenado, colocando su boina color café en el pecho.

_ Yo... De hecho quería hablarle sobre él. Puede llegar a ser obstinado por eso debe forzarlo a descansar y a comer aunque no quiera hacerlo. Usted podría... Solo.... _ Damien la interrumpió, otorgándole una blanda palmada sobre su hombro.

_ Cuidaré de él Srta. Strange, no tiene porqué preocuparse. _ Sonrió afable para después retirarse con una inclinación de cabeza.

_ El Sr. Sonobe la espera en el jardín. _ Anunció Adler, llevándola a la salida.

_ No tan rápido Adeline Strange, no puedes irte sin despedirte de tu Sonobe favorito. _ Gianluca los interceptó antes de que cruzaran las puertas, impidiendo el paso con sus brazos extendidos hacia los costados. _ Además el Mercedes está al tope de gasolina, podría raptarte y escabullirme de la mansión. Estoy seguro que cabrás sin problemas en el maletero. _ Achicando sus ojos esmeraldas la miró de pies a cabeza.

_ En otra oportunidad me raptas. Solo procura no meterte en tantos problemas mientras no estoy. ¿Quieres?. _ Estipuló, abalanzándose encima de él para abrazarlo.

_ Vamos, escapa conmigo. _ Enfurruñado, la envolvió entre sus brazos. Deseando que ella permaneciera siempre en estos.

_ No esta vez. _ Declinando la tentadora propuesta de Gianluca se alejó, saliendo tras las puertas en compañía de Adler.

Al caminar en dirección al vehículo, percibió una mirada abstraída en ella. Por lo que se volteó, encontrando al segundo hermano de los Sonobe contemplándola a través del ventanal. En la profundidad de aquellos insólitos ojos dorados se alojaban incógnitas sin resolver, que despertaban en ella la intriga por averiguar los secretos oscuros bajo esa máscara de gelidez.

Desviando la mirada de él, prosiguió con su caminado hacia la limosina gris.

Adler al verla llegar le abrió la puerta, para que esta se introdujera al lado de Jean Paul.

_ ¿Estás lista?. _ Ajustando su corbata negra, la miró.

En respuesta Adeline asintió encarándolo.

Ambos hermanos Sonobe percibieron como el coche desaparecía al cruzar por las formidables rejas de la mansión. Dejándolos con la promesa de que dentro de tres días la volverían a ver...