Los rayos se asomaban en el cielo atestado de neblina. Causando vigorosos estruendos al descender en el pavimento bañado de sereno.
Las nubes empezaban a tornarse cada vez más grisáceas, en tanto denotaban gotas de lluvia que caían sobre las camelias azuladas esparcidas en el jardín.
Adeline se desplazó prestamente por el camino adoquinado del vergel, sosteniendo entre sus brazos el cuerpo trémulo de Jean Pierre.
Damien les abrió las formidables puertas de la mansión. Priorizando de que ambos fueran los primeros en adentrarse al lugar.
Adeline se dirigió presurosa rumbo a las escaleras. Ascendiendo por estas, hasta llegar al piso en dónde el aposento de Jean Pierre se alojaba.
Al entrar por la puerta de madera, caminó sobre la alfombra persa en dirección a la cama. Dejándolo sentado encima del colchón, mientras tanto, ella buscaba en el guardarropa un par de prendas que pudieran reemplazar el atuendo humedecido que Jean Pierre traía puesto.
Regresó a él cargando un batín acolchonado de un tono negro que hacía juego con la pijama de seda que sujetaba en su regazo.
_ Estarás bien, solo te pondré ropa más cálida y verás que en pocos segundos entrarás en calor. _ Alegó con entonación dulce desvistiéndolo por partes, agregando las prendas de pijama que seleccionó, para seguidamente preparar la cama y arrecostar a este sobre amontonadas almohadas blandas.
Pese a que Jean Pierre se encontraba enrollado en bastantes sábanas de algodón, no le parecían a Adeline que fueran suficientes.
Por lo cual, se encaminó nuevamente al vestidor en busca de frezadas que pudieran mantenerlo en calor. Sustrajo de los percheros exclusivos para cobijas, varias mantas. Envolviéndose en estas para cargarlas con más facilidad.
Al verla regresar envuelta en sábanas no pudo eludir la sonrisa que se asomó en las comisuras de sus labios. Puesto a que la escena le resultaba completamente adorable, su estatura promedio no era eficiente para trasladar todas esas frezadas al mismo tiempo en que caminaba.
Por poco resbala al pisar una de las cobijas que llevaba, ocasionando a que esta se tambaleara ante la falta de equilibrio que retomó enseguida.
Siendo inevitable para Jean Pierre reírse de ella.
_ Veo que siempre buscaras algún modo para burlarte de mí. _ Exhaló con resignación, acercándose a él.
_ Lo haces sencillo para mí, eres tú quien se ridiculiza. Yo solo soy espectador del desastre. _ Rebatió, encogiéndose de hombros aún tembloroso.
_ Enfermo o no sigues siendo igual de grosero. Ya me empezaba a agradar tu silencio. _ Negando con la cabeza, lo arrolló hasta el cuello con todas las mantas que extrajo del vestíbulo.
_ Quédate aquí, no te muevas. _ Advirtió esta, alejándose de la cama.
_ ¿A donde más podría ir Adeline?. _ Replicó con hastío, viendo como ella se marchaba tras la puerta.
Adeline bajó los escalones para emprender su camino directo a la cocina.
La estancia cuyo tamaño era inmenso, estaba poblado por numerosas criadas que ejecutaban diversos labores domésticos en distintas áreas de la cocina. Dado a qué todas trabajan en coordinación y sin intervalo, no sabía cómo proceder sin entrometerse en el trabajo que ejercían en ese instante.
_ Muy buenas noches señoritas. _ Saludó cortéz al conjunto de servidoras presentes. _ Sus servicios ya no son requeridos esta noche, así que pueden ir a descansar. _ Comunicó sin preámbulo alguno.
Las sirvientas acataron la indicación. Asintiendo con la cabeza en muestra de gratitud a Adeline, para seguidamente retirarse del sitio.
Sus ojos grisáceos se desviaron de la puerta a un mandil con estampado de líneas verticales. El cual se colocó para a continuación atarse su cabello rubio en un moño alto.
_ Ya tienes pinta de ser toda una cheff. _ Damien hizo aparición en la estancia, causando que esta se sobresaltara al no prever la presencia del guardaespaldas de Jean Pierre.
_ Le diste un buen susto a esta cheff. _ Aseguró azorada encaminándose hacia el almacén.
_ No quise asustarla, solo sentí curiosidad al saber que cumplía el labor de una criada. _ Quitándose su boina de color mostaza, peinó su cabello ondulado.
_ Jean Pierre no ha comido desde que llegó a casa. Y por eso quise cocinar para él. _ Aclaró con timidez extrayendo verduras frescas.
_ Puede ser algo complicado lidiar con Jean Pierre. Su gelidez es más un mecanismo de defensa que solo un defecto en su personalidad. _ Adujo con una sonrisa, tomando asiento en una de las sillas.
_ Parece que lo conoce muy bien. ¿Desde cuando empezó a trabajar para él?. _ Indagó, picando los trazos de pollo y las verduras.
_ Su padre, el Sr. Kalem, me contrató. Eran apenas unos críos desde que asumí el cuidado de Jean Pierre. Así que sí Srta. Strange conozco muy bien a la familia Sonobe. _ Acreditó, masticando un pedazo de brócoli que había agarrado de la tabla para cortar. _ Me atrevo a decir que jamás fueron esa familia perfecta que aparentaban ser delante de la prensa. Todo solía empeorar para los hermanos cuando los flashes de las cámaras ya no apuntaban a ellos. Teniendo que volver al mismo infierno familiar. _ Su voz abatida y su mirada de pesar, le trasmitieron a Adeline una profunda conmoción. _ Cada uno sufrió de manera distinta, pero Jean Pierre fue el que quedó más marcado. Adler, Garett y yo quisimos intervenir muchas veces pero no nos fue permitido. Lo más que pude hacer para ayudar al joven Sonobe era llevarle comida a escondidas por las noches cuando lo encerraban en la biblioteca durante horas, incluso días. _ Bajó la cabeza, clavando la vista al suelo.
_ ¿Cómo podrían hacerle algo así a su propio hijo?. _ Expresó molesta apretando los puños.
_ El modo en que los educaron los convirtieron en lo que son ahora. Jean Paul dejó de ser un niño para convertirse en hombre a temprana edad. Las escusas siempre sobraban para golpear a Gianluca. Y Jean Pierre fue consumido por un trastorno compulsivo. Nunca me habló sobre lo que sucedía detrás de las puertas de la biblioteca. Y por esa razón oculta no duerme en las noches. _ Sus líneas de expresión acentuadas, le atribuían un aspecto extenuante. Aún cuando el hombre aparentaba tener unos cuarenta y tres años, no poseía ese brío acorde a su edad.
_ No todo lo que crees ver irradia perfección Srta. Strange. _ Poniéndose su boina con franjas, se levantó de su asiento.
_ Temo que le quité bastante tiempo. De modo que me retiraré para que siga con su deber. _ Sonrió de despedida, echando a caminar en dirección a la salida.
Aquellas revelaciones ocultas, salieron a la luz. Trayendo consigo más preguntas para Adeline sobre los oscuros secretos que escondía la familia Sonobe...