Ángela:
-Ah, claro, qué fácil es para ti aparecerte a última hora y venir a insultar a toda la familia –Mariela está peleando con Alejandro, tiene sus motivos.
-¡Ja! ¿Ahora volvemos a ser familia? Un año, Mariela. No nos habíamos visto ya hace un año. Llega una puta carta diciéndonos que podemos arreglar las cosas y ahí sí. Cuando podemos hacer como que no pasó nada ahí si somos familia, ¿no? –reclama Alejandro.
-Alejandro, no le hables así a Mariela –digo cortante.
-Alex, puedo defenderme sola –dice aún más cortante.
Mariela saca su arco y apunta a la frente de Alejandro.
-Anda, saca tu capa. Siquiera inténtalo, ocúltate de nuevo como el cobarde asesino que eres –Mariela amenaza sin dudarlo, mataría a cualquiera que ofenda a sus amigos.
-Conchuda, encima. Puedo hacerte la listita de muertes en tu espalda, si quieres –responde Alejandro, hincando esa herida abierta que la persigue a mi hermana.
-La verdad sí fue algo conchudo –Claudio se entromete.
-Claudio. Tensión inapropiada –responde Ángela.
-Ok, les va a joder, pero Alejandro tiene razón. No somos héroes. Somos asesinos. Y a quien le duela aceptarlo mejor deje la familia y vea otra forma de auto perdonarse. ¿Ven? Esto es lo que pasa cuando nos reunimos. ¡TODO SE VA A LA MIERDA! –exclama Claudio, con voz entrecortada, le duele decir eso.
-Chicos, no se trata de ser héroes o asesinos. Se trata de por primera vez en mucho tiempo hacer lo correcto. Sí, la cagamos, ya está, a menos que uno de ustedes se pare al frente y nos cuente que aprendió a controlar el puto tiempo no hay nada que hacer. Teníamos la cabeza caliente, qué podemos hacer –Ángela trata de ser la voz de la razón.
-Tú sí sabes de cabezas calientes, ¿no? –dice Camila.
-¿A qué viene ese comentario, Camila? –Ángela responde con un tono altanero.
-Ángela, ¿puedes decirnos dónde estabas con Lorein el día que planeamos el asalto? –Camila ataca directamente a Ángela.
-Ángela, no respondas si no quieres –Lorein trata de cortar la conversación.
-Lorein, tranquila, no pensaba hacerlo –Ángela está muy tensa.
-Chicas, no las estoy juzgando, me parece genial que sean pareja –Camila trata de suavizar la tensión.
-No somos pareja –y Ángela terminó de malograr el momento.
-¿Espera, qué? –Lorein mira a Ángela con una mirada fija. Está pálida, no esperaba esa respuesta tan cortante.
-O sea, pareja pareja, como de matrimonio. O novias, o sea sí pasó algo. Pero no fue nada, o sea sí fue. Y fue genial, ¡simbólico! ¡Eso, fue algo muy significativo! Pero no es lo que piensan –Ángela trata de arreglarla, pero sabe que el daño está hecho.
Empieza a hacer un poco de calor. Ángela se estaba exaltando.
-Ángelita, contrólate. Vas empezar a quemar cosas –digo.
-Ah, primero la cagan ustedes y ahora sí la cago yo, termino siendo la culpable, ¿no? –Ángela está MUY enojada.
-No, no, no, es que literalmente vas a empezar a quemar las cosas. Está saliendo fuego de tu cuerpo como cuando te enojas –le dice Camila.
-¿Y por qué tengo que controlarme? –replica Ángela.
-No tienes que hacerlo, nosotros la cagamos por querer meternos en tu vida, pero tú sabes que esto no corregirá nada. Mira, Sebastián acaba de salir –le digo.
-Me voy un rato y deciden mandar todo a la mierda. No sabía que era tan importante –dice Sebastián.
-Tranquilo, piedrita. No se te vaya a parar porque Alex dijo tu nombre –se burla Alejandro.
-Párala, imbécil. Ángela, entra, di lo que tengas que decir, Máximo aseguró que sería privado. Es a prueba de sonido, nadie escuchará a menos que entre. Terminaremos de ordenar las cosas, esperaremos a que lleguen los que faltan y bajaremos –trato de calmarla y parece que funciona.
-Supongo que puedo hacer eso –se calma Ángela.
-Apágate, por favor –le pide Lorein.
-Lore, si alguien tiene que decírmelo, no tienes que ser tú –Ángela responde cortante, como frustrada.
-Solo digo que necesitas un tiempo para ti y esta parece ser la oportunidad. Y si vas a decir algo, hazlo calmada –Lorein trata de negociar.
-Está bien. Y una cosa más, siempre los he visto como mi familia, incluso aquellos que ahora fingen hacerse los fuertecitos para no aceptar que necesitan al grupo más de lo que aparentan. Nunca les he reprochado nada y lo saben, a pesar de que no sepan guardarse su mierda ni en los momentos más importantes. Pero se acabó, esta vez no me voy a quedar callada, una vez allá abajo, haremos el trabajo, regresaremos a Spirithia y me quedaré a vivir ahí. Y el que me pregunté por qué le quemo la lengua, ¿quedó claro? –era la primera vez que veía a Ángela tan decidida.
-Clarísimo, solo deja tu mensaje –acepto por el momento su opinión.
El fuego se había extinguido, pero el calor en el ambiente seguía siendo brutal. Por un momento me puse a pensar por qué cosas habrán pasado todos en este año que no nos hemos visto.
...
No sé qué carajo pasó ahí. Yo no soy así. Quedé fría, o caliente, ay, no sé. ¡¿Qué mierda pasó?! Me agarraron donde más me duele, creo. No me gusta hablar de mis cosas, siempre soy callada. Y tocaron el tema de Lore y me hincaron la herida.
Hay momentos donde no termino de entender quién soy, no espera, sé quién soy, pero creo que no estoy segura de qué quiero.
Mi nombre es Ángela Fuugen. Renuncié a mi apellido de humana cuando regresé a casa después de nuestro último viaje a Spirithia y mis padres juntaron a todo el barrio para lanzarme piedras. Fue, lo más traumatizante que he vivido, y eso que me han bañado en aceite hirviendo. Háganse una idea de lo que es, ver a las personas que más amas, que más extrañas, y no te dan un minuto para explicar nada, no te dejan ni siquiera pedir perdón. Solo te empiezan a caer las piedras, te rompen el labio y una ceja, llegas a tu departamento secreto y te das con la sorpresa de que tienes moretones en todo el cuerpo. Y tienes que curarte sola, porque es en ese momento donde te das cuenta que estás sola.
Pero ella llega a mitad de la noche, se caga de risa porque te ve cauterizándote una herida abierta por un vidrio que te lanzaron a la pierna. Crea un poco de agua, te cura, te prepara la cena porque siempre quiso ser chef aunque no lo quiera aceptar. Se sienta contigo, no hace preguntas, pero yo le cuento todo porque rompo en llanto y necesito un abrazo. Ella llega a mitad de la noche, pero no se va. Así era siempre, desde que vivíamos juntos como familia. Yo era la más pequeña en tamaño y ella en edad, estábamos para cuidarnos, pero siempre era ella quien me cuidaba a mí. Y amaba eso, y la amaba a ella, pero no termino de entender qué es lo que quiero.
Todo el día estoy ardiendo, desde lo que pasó en el infierno no controlo mis poderes. Decían que era porque estamos atravesando la adolescencia y por eso nuestras almas entran en constante cambio y por ende nuestros poderes tienen subidas muy fuertes, pero es algo más. Estoy teniendo cambios emocionales muy fuertes, y solo estoy tranquila cuando estoy con Lorein, pero no sé qué hacer. Sí la amo, pero es una decisión difícil para mí. Y no estoy en posición de sentarme a pensar qué hacer. La última vez que desobedecí una orden mandé al diablo a toda mi familia. Sustix tenía razón: soy un "fosforito", estoy acostumbrada a solucionar las cosas con mis poderes más que con inteligencia. Es por eso que he estado entrenando estos últimos meses. Ya no solo crearé incendios o explosiones. Si es necesario, ahora estaré lista para apagar incendios, y si fuese aún más necesario... para desatar el mismo infierno. Este será mi último viaje con los chicos. Lo siento, Alex, no puedo seguir con ustedes, pero pondré todo a un lado por ti, porque eres de los pocos que alguna vez me ayudaron a ponerme de pie. Por ti voy a desatar al mismísimo infierno.