Sebastián:
-Listo –me pareció escuchar de Lorein.
-¡¿Qué?! –digo.
-Dije que listo –me respondió nuevamente.
-No, no, eso lo entendimos. Lo increíble es que solo te haya tomado veinte minutos. Esperábamos, no sé, tres horas probablemente, Lorein –respondo.
-No olvides la hora extra pidiéndole terapia a una cámara –ríe Camila.
-Oye, no soy tan despistada o tonta –se queja Lorein.
-Ajá, y Logan no es tan inútil –Mariela viene por detrás y da el remate perfecto para el chiste.
-De hecho, hasta yo sé lo inútil que puedo ser –dice Logan, con más orgullo del que debería.
-Sobre todo académicamente –añade Sebastián.
-¡¿Sebastián, es en serio?! Abres la boca solo para hacer ese tipo de comentarios. Grandioso. Solo haz tu video –dice Logan.
-Puede ser, estaba ocupado juntando las maletas y terminando mi rutina diaria de ejercicios –Sebastián juntó todo el equipaje y se le ve algo sudado.
-Entonces aún no corriges tu vigorexia –ríe Ángela, quien acaba de regresar de fumarse un cigarro.
-Bueno, no puedes ser un espíritu de tierra y lucir todo flácido. Además este físico me permitirá ayudar a Alex con lo que pueda haber abajo –Sebastián suena feliz de poder decir eso.
-Y también sigues siendo su esclavo –dice Claudio, con un tono burlón.
-No es exactamente ser un esclavo, es algo más como fidelidad hacia mi líder –Sebastián me mira y me alza su pulgar.
-Alex jamás será un líder, recuérdenlo...
Todos miramos hacia adelante, él había llegado.
-Viniste, Alejandro –digo.
-Recibí la carta, solo vengo a hacer lo que estaba escrito en ella. Cuando todo termine, me regreso. No me importa si ustedes se quedan o si mueren –responde Alejo.
-Estamos grabando unos videos que Máximo pidió que hiciéramos antes de bajar. Te guste o no, la regla es que grabes el tuyo –le increpa Sebastián a Alejandro.
-¿Alex apoyó la idea? –pregunta Alejandro.
-Naturalmente, él es el...
-Sebastián, cállate. No pienso escuchar cómo endiosas al cojudo que nos puso aquí en primer lugar –Alejandro corta abruptamente a Sebas.
-Te equivocas. Alex está haciendo lo posible para solucionar esto. Estoy listo para dar todo de mí para ayudarlo –replica Sebastián.
-Sebastián, no tiene sentido razonar con él. Solo deja que se acomode y ve a preparar tu video –Mariela trata de razonar con ambos y corta la discusión.
-Bueno. Pero si sigues hablando así de mi compañero, Alejandro... te mataré –amenaza Sebastián.
-Como quieras, veamos quién piensa más rápido, piedrita.- Alejandro responde y toma asiento sobre una piedra.
...
Realmente no lo entiendo, quisiera comprender cómo pueden llegar a hablar tan mal de la persona que nos ha salvado el pellejo más de una vez y que además nos ha inspirado aún más veces.
Alex es un chico que desde siempre me tuvo muchísima paciencia, no puedo seguir sintiéndome culpable porque al inicio del viaje era casi inútil. Y no puedo culparme, fueron las situaciones de la vida lo que me llevaron a pasar por... pues, por lo que pasé. Lo siento, detalle olvidado, cuando era niño mi mamá me dijo que sufrí un infarto cerebral. No tuve... secuelas, pero a veces me demoro en hacer las cosas, no soy tan ágil y tampoco tan avispado, pero como me vi obligado a pasar por muchas terapias de rehabilitación desde niño, no me quedó otra más que ejercitarme. Era siempre mi solución para todo: la fuerza bruta. Contra los que me molestaban, al principio no fueron muy amables, los niños somos una mierda cuando no entendemos algo, imagínense los espíritus que llevan años viendo lo mismo.
Odiaba ser el que todos molestaban en la primaria, el niño lento, el niño tonto, el niño que no podía entender nada y que era mejor si ni me incluían en los juegos. Jode, sí, pero con el tiempo, más allá de si empecé a hacer ejercicio o no, aprendí que debía resbalarme lo que los demás piensen de mí. Es irónico haberlo aprendido de Alex, ser�� la persona que es, pero ciertamente no tolera que alguien tenga una mala imagen de él. Al César lo que es del César.
Alguna vez en Spirithia me enseñaron que aparentemente, la personalidad del espíritu en vida reflejaba el poder que tendría una vez reconectado con su elemento, y que incluso podrías llegar a inferir qué elemento tendría el ser humano una vez muerto. Creo que falté a esa clase al momento de nacer, porque no entiendo cómo me pudo haber tocado la Tierra. Estoy... incompleto. No en el mal sentido, o sea, tengo mi cuerpo entero, bueno, no precisamente funcionando a la perfección, pero entero. Me construí a mí mismo, traté de arreglar las imperfecciones de mi persona, creo haberlo logrado. Pero no soy duro, no soy una roca. No represento lo que soy, lo que debería ser.
El problema conmigo es que cuando tengo la oportunidad de demostrar lo que valgo, ya sea en batalla o en una conversación importante, nunca sé qué decir o qué hacer. Necesito una oportunidad para cambiar eso. Pude haberlo hecho en el desierto, pero estaba bajo tanta presión, que seguramente fue el instinto de supervivencia lo que hizo que controlara toda esa arena. Nunca he vuelto a tener tanto poder, ni con todo el entrenamiento. No sé qué es lo que me falta para dominar eso nuevamente. Quisiera... ser como Máximo, él puede pensar tan rápido en reaccionar y siempre sabe qué decir. Lo odio tanto, en el buen sentido, supongo. Es un excelente amigo, es de esas personas que sabes que jamás te traicionarían o te ocultarían algo.
Una vez abajo no tendré permitido lamentarme, será una carrera contra el tiempo. Una carrera contra mi propio tiempo. Aún no se los he dicho, pero esa última pelea, contra esa persona, me dejó secuelas. Ellos no saben que me está fallando el equilibrio, no puedo decirles, tengo que seguir aguantando.
Además, quizás lo encuentre ahí, y pueda tener mi revancha. Veamos quién resiste más esta vez. Estoy listo, no por Alex, sino por mí. Este viaje es mío.