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Chapter 9 - Hagamos un trato

La duda aquel sentimiento indescriptible, donde un sí o un no pueden cambiar el panorama general de lo que conocemos en su totalidad ¿Cómo elegir entre dos opciones tan opuestas? Ciertamente Priscilla no lo sabía.

Frente a ella había un hombre encapuchado extremadamente sospechoso que claramente deseaba algo; los que solo dejaba la fatídica pregunta ¿Qué es lo que quiere? Acceder a sus demandas muy bien podría significar la perdición y desperdiciar la oportunidad significaría lo mismo, ambas en futuros tan lejanos y bajo tantas condiciones que era difícil decidir.

—"¿Dime, ¿qué es lo que quieres?" preguntó vacilante al encapuchado, intentando desesperadamente que su ansiedad no se notara.

—"Quiero una sola cosa, pero es algo extremadamente difícil de lograr." La respuesta fue tan vaga que muy bien pudo no haber dicho nada y sería lo mismo.

—"Entiendo, pero ¿Qué es lo que quieres?"

—"Un hogar." Priscilla abrió mucho los ojos ¿Acaso eso era todo? ¿Realmente solo quería un hogar?

—"Si eso es todo, yo podría acogerte en nuestra propiedad como un sirviente."

—"Me temo que no es tan sencillo, además esta propiedad es muy pequeña."

—"¿Pequeña?" A ojos de Priscilla la propiedad de su familia era todo menos pequeña. Simplemente, ¿cuán basto era el territorio que necesitaba el vagabundo frente a ella para vivir?

—"Incluso si dices eso, una propiedad que supere en tamaño a la nuestra es simplemente algo imposible de otorgar a alguien como tú y menos por una información que ni siquiera conozco."

—"Bueno, puedo ofrecerte mis servicios ¿Qué tal eso?"

—"Podría esclavizarte y sería lo mismo. Después de todo, estas acusado de atacar a la hija de un Duque, nadie se quejaría incluso si decido esclavizar a un condenado a muerte."

—"Ciertamente puedes intentarlo, pero te informo que lo único que me mantiene en este sitio es la simple curiosidad."

—"Oh, que afirmación tan presuntuosa... Y supongo que también puedes atravesar esa reja y cortar mi cuello cuando desees." Priscilla estaba siendo sarcástica ella realmente no pensaba que el hombre frente a ella pudiera hacer algo como eso.

—"Vaya, veo que eres una persona muy perspicaz." Los ojos de Priscilla se ensancharon, luego la duda y la curiosidad remplazaron su sorpresa.

—"Demuéstralo."

En respuesta a su provocación la mano del encapuchado literalmente empezó a atravesar el barrote sin dañarlo, era como si se hubiese vuelto completamente intangible. Luego con un gesto delicado y gentil, acarició ligeramente el cuello de Priscila usando la punta de las afiladas garras que decoraban la punta de sus dedos.

Por unos segundos sus brillantes ojos azules fueron visibles en el interior de su capucha, tenía una mirada fría y penetrante que helaría la sangre de quien lo observara.

—"¿Me crees ahora?" Preguntó mientras retiraba suavemente su garra del cuello de la chica.

—"Si ese es el caso ¿Por qué sigues aquí?"

—"Ya te lo dije, ¿no es así? Simple y llana curiosidad. El poder que liberaste cuando intentaste detenerme me es familiar y quisiera escuchar tu historia."

—"¿Para qué quieres saber algo como eso?"

—"Bueno, dependiendo de tu respuesta podría intentar matarte o unirme a ti. Sea como sea, hasta que no obtenga una respuesta a esa incógnita permaneceré neutral. Lo que me recuerda, no te molestes en amenazarme, ya que en el momento que me mates o esclavices, este recipiente sencillamente desaparecerá y yo volveré a mi cuerpo original."

—"Dime algo, si accedo a hacer un trato contigo... ¿En qué me beneficiaria exactamente?"

—"No lo sé, dímelo tú. Después de todo, yo me convertiría esencialmente en una conveniente herramienta."

—"En ese caso acepto, ahora dime lo que deseo saber y ayúdame con mi problema."

—"Omitiré el hecho de que no me has dicho tu problema. Ahora, pídeles a todos que salgan de esta habitación para que podamos hablar a solas."

—"¿Por qué?"

—"Incluso si mantengo mi voz baja, no hay garantía de que ellos no escucharan lo que te pediré. Créeme cuando digo que en este momento no hay lugar más seguro en esta gigantesca mansión que junto a mí."

Priscilla no podía creer en esas palabras, pero tampoco podía negarlas; el hombre en la celda ya había demostrado que si la quisiera muerta podría hacerlo en cualquier momento. Sin embargo, sobre la afirmación de que era imposible matarlo, ella no estaba del todo segura.

Los más probable es que esa afirmación no fuese más que un simple alarde hecho con la esperanza de no tener que pasar por ninguna de las dos situaciones.

Como fuera, lo cierto era que necesitaba saber quién la estaba atacando y también una persona en la que pudiera confiar. Dicho eso, también existía la posibilidad de que el hombre frente a ella fuera un héroe de algún tipo y ella ciertamente no podía confiar en los héroes, no importaba cuanto lo intentara simplemente era algo imposible para alguien que había tenido una horrible experiencia por culpa de uno de esos mal llamados héroes.

Priscilla tomó su decisión, incluso si no descubría quien intentaba matarla, él hombre frente a ella representaba un aliado valioso a la hora de cumplir su verdadero objetivo.

Era evidente que el encapuchado no era una buena persona, na había que ser un genio para darse cuenta que era malvado, manipulador y despreciable. Sin embargo, su objetivo era asesinar a un héroe y qué mejor compañero para cumplir ese propósito que un malvado villano.

Tomó su decisión y con una voz de mando que la sorprendió incluso a ella, ordenó a todos salir de la habitación. Por supuesto ante una orden dada con tanta seguridad los sirvientes de la familia Lombardi no pudieron negarse y todos se vieron forzados a dejar el lugar a regañadientes.

—"Mi señora, reconsidere su decisión."

—"Fuera de aquí, en este momento necesito hablar con este hombre." Por primera vez en su vida, Priscilla actuó con la altanería que caracteriza a la nobleza. Eso no le gustaba, tampoco la hacía feliz, pero era necesario.

Luego de confirmar que las puertas del lugar se habían cerrado Priscilla se permitió girarse hacia el encapuchado, quien emitió un silbido de sorpresa ante su magistral despliegue de autoridad.

—"Fiuuu, debo admitir que eso no lo esperaba. Realmente impresionante, mi señora." Hizo una profunda reverencia para acentuar su punto.

—"Deja de burlarte de mí y cuéntame sobre ese trato tuyo."

—"Entiendo."

Una barrera de tonalidad malva rodeo a Priscilla y el encapuchado, mientras la desconcertada chica se sintió inquieta al darse cuenta que el sonido del lugar había desaparecido completamente, volviéndose un silencio desconcertante en que incluso su respiración se sentía incomoda.

—"Ahora que nadie más puede escucharnos, te diré mi nombre y lo que quiero." El encapuchado hizo una pausa. "Para empezar, mi nombre es Krom y soy una criatura que fue sellada en unas ruinas antiguas y en cuanto a lo que quiero; deseo un territorio para fundar un pueblo en ese lugar. Si garantizas que me otorgaras ese territorio, te ayudaré a cumplir tus objetivos sin importar cuales sean."

—"¿Qué pasa si digo que quiero ser Reina?"

—"Bueno, eso sería aún más conveniente para mí. Como dije anteriormente, sin importar cuales sean y si mi vida es necesaria para cumplir esos objetivos no dudare en otorgársela. Sin embargo, usted debe prometer proteger y no dañar el pueblo que planeo fundar ¿Qué dice? ¿Acepta?"

—"¿Por qué llegas tan lejos por algo así?"

—"Porque me lo pidieron personas que no puedo ignorar. Además, hice una promesa, hace ya mucho tiempo atrás y si para cumplirla tengo que caer en la esclavitud, es un precio que realmente no me importaría pagar."

—"Inicialmente me parecías un villano, pero ahora suenas como un..."

—"Héroe, no me compares con criaturas tan despreciables por favor. Lo que me recuerda que debo advertirte: No soy una persona que tenga en cuenta una justicia vacía y sin valor a la hora de actuar, yo simplemente tomaré en cuanta el mejor resultado para la mayoría y actuaré en función de eso. Los lloriqueos de los idealistas y bonachones me traen sin cuidado, esto probablemente te lleve a tomar decisiones que no te dejen dormir o te den pesadillas, si aun así quieres hacer un trato conmigo, ve a las ruinas de Izgra, ahí encontraras mi cuerpo real, cuando me liberes oficialmente serás mi Maestra."

—"¿Dónde están esas ruinas?"

—"¿Quién sabe? Probablemente estén en algún lugar cercano o quizá no. Al final del día solo encontraras lo que buscas si realmente lo necesitas, ya que el que busca lo que no necesita, solo encontrará lo que le hace daño."

—"Eso no es de mucha ayuda..."

—"Bueno, esperaré un mes, si hasta ese entonces no has encontrado las ruinas, considera nuestro pequeño trato disuelto. De momento solo dormiré en este sitio si no te molesta."

—"No duraras tanto tiempo, recuerda que estas condenado a muerte."

—"De todas formas este cuerpo desaparecerá cuando me liberes, por lo que no debes preocuparte por pequeñeces y concéntrate en encontrar las ruinas." Priscilla estaba por dejar la habitación cuando Krom detuvo sus pasos. "Por cierto, no confíes en nadie para esto."

—"Por qué"

—"No lo digo por temor a que nuestro trato sea descubierto; lo digo porque no me gustaría que mueras por el camino."

Luego de decir esas palabras, Krom simplemente se recostó en su celda y Priscilla dejó el lugar, con la esperanza de encontrar una forma de oponerse a Lain Thunder, el quinto señor del abismo y uno de los últimos héroes existentes en el mundo.