Priscilla había pasado varios días buscando alguna referencia a las ruinas de las que había hablado el encapuchado, pero en su casa no había ningún libro que hiciese referencia a esas ruinas.
Al punto que incluso encontrar alguna referencia era dudoso, con el pasar de los días y un fracaso constante, incluso se había empezado a plantear la posibilidad de que fuese un nombre inventado de algún tipo.
Sin resultados aparentes y un malestar causado con el fracaso Priscilla se desperezo, mientras cerraba uno de los numerosos libros que ocupaban su escritorio. Luego de observar con deteniendo la ventana de la biblioteca como hacía regularmente, finalmente soltó un profundo y cansado suspiro que sería más propio en una persona de edad avanzada.
— "¿Por qué no simplemente decirme el sitio? ¿Acaso hay algún significado oculto en esa extraña palabra? Como sea... Realmente estoy cansada y no creo que sea nada tan impresionante de todos modos."
Priscilla no podía evitar pensar que el encapuchado encerrado en la mazmorra solo estaba presumiendo, ya que tampoco había demostrado ser especialmente competente en nada y solo se limitaba a dormir en el interior de la mazmorra de la mansión.
Por donde se mirase no era diferente de un estafador cualquiera, por lo que, al sentirse ligeramente engañada, decidió acercarse al vagabundo en busca de una respuesta clara. Sin embargo, había una cosa que tenía muy clara y era que no dejaría que el vagabundo controlase el ritmo de la discusión para no caer en sus trampas.
Después de decidir lo que haría a continuación se levantó de su silla y dando un agraciado salto de resolución se dirigió a la puerta de la biblioteca. Había muchas preguntas que habían quedado en el aire y la falta de respuestas solo era un inconveniente que ya no quería tener.
Mientras recorría los pasillos de la mansión Lombardi, Priscilla saludaba con alegría a todo el personal de servicio en la casa. La chica de cabello azul tenía una alegr��a característica difícil de describir, lo que hacía que percibirla como una noble al momento de conocerla por primera vez fuese extremadamente difícil.
—"¡Buenas tardes Marta!" Gritó con alegría detrás de la cocinera de la mansión.
—"!Aaaah! ¡Señorita!" Exclamó con molestia. "Un día de estos me matará de un infarto."
—"Lo siento, pero tus reacciones son muy graciosas."
—"Aunque ese sea el caso, una de los jóvenes maestros de la casa no puede mostrar una actitud tan indecorosa."
—"Vamos, no es necesario ser tan rígida."
—"Usted debería ser más consciente de su posición señorita." Marta tomó de los hombros a Priscilla poniendo una expresión de preocupación y seriedad. "¿Acaso no le preocupa que sus sirvientes empiecen a subestimarla por actuar como una niña?"
—"¿Por qué lo harían? Simplemente trato de ser agradable con ellos y llevarme bien con todos."
Ante la respuesta, Marta no pudo evitar suspirar. Ella tenía una excelente relación con Priscilla y no quería que cambiase su forma de ser. Sin embargo, en el tipo de ambiente que Vivian, su forma de ser empezaba a ser un problema.
Para empezar la chica no era consciente de su entorno e ignoraba cualquier rumor desagradable que empezara a extenderse sobre ella, tampoco intentaba disciplinar al personal que le faltaba al respeto o la llamaba sin honoríficos. En lugar de hacer algo con esos temas, la chica simplemente se limitaba a sonreírles de vuelta o intentar conversar con ellos.
Esto era un tema de preocupación para Marta, debido a que causaba que el personal de la mansión no mostrase ninguna respeto o temor hacia Priscilla, en su lugar parecían aprovecharse de la bondad de la chica para pedir recompensas o extender más rumores a sus espaldas.
—"Señorita, usted parece malentender una cosa."
—"¿A qué te refieres?"
—"El personal de la mansión trabaja para usted y reciben un sueldo por atenderla. El que usted los trate como amigos en lugar de sirvientes no solo es extraño, también causa todo tipo de problemas."
—"¿Por qué todos dicen eso? Al final del día todos somos personas que merecen respeto y el hecho de que nuestras posiciones sociales sean tan distantes no cambia nada."
—"Pienso que es maravilloso que piense así señorita, pero me temo que el mundo no funciona así y eso le causará problemas."
—"Tuve suficiente de esto, pensé que tú lo entenderías." El brillante rostro de Priscilla se ensombreció.
—"Señorita, yo solo..."
—"Déjalo Marta, entiendo lo que dices. En resumen, a una persona como yo no se le permite tener un solo amigo porque sería mal visto por otros." Decía mientras agachaba la cabeza con un incómodo malestar en su pecho. "Si intento hacerme amiga de un noble, enseguida empezaran a circular terribles rumores sobre mis inclinaciones amorosas y si intento llevarme bien con el personal seré subestimada y ridiculizada."
—"Señorita..."
—"Lo entiendo Marta, pero no me gusta vivir en soledad como una simple decoración en una gigantesca casa donde todos están en mi contra."
Después de decir esas palabras, Priscilla corrió lejos del lugar en el que Marta limpiaba los muebles de la casa para ocultar las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos. Prisilla ya no tenía un rumbo al que ir, simplemente recorría la mansión sin encontrar un lugar en el que pudiera desahogar su frustración.
Opciones como el patio o la bodega pasaron por su cabeza, pero la posibilidad de toparse con alguien y generar más rumores molestos era alta, tampoco podía ir con su padre, puesto que él era quien era el causante de su situación, aunque no fuese intencionalmente.
Ese repentino arrebato emocional hizo a Priscilla ser mucho más consciente de lo sola que estaba realmente, al punto que era increíble la soledad que puede sentir una persona en una misión que literalmente estaba repleta de otras personas.
A falta de opciones, Priscilla decidió ir al lugar en el que se encontraba la única persona a la que no le importaba quien era ella o su posición social y como un prisionero tampoco se arriesgaría a ofenderla o llevarle la contraria.
Increíblemente el único sitio al que podía acudir era ese húmedo y maloliente calabozo donde descansaba una persona que muy bien podría estar intentando matarla. Aun así, ella ignoró ese último punto y se dirigió al calabozo.
En esta ocasión los guardias no intentaron detenerla ya que con el pasar del tiempo había quedado bastante claro que el prisionero no era peligroso en absoluto. Por lo que los guardias solo hicieron un pequeño saludo a la chica cabizbaja y retiraron las lanzas que obstaculizaban la entrada a la entrada de las celdas bajo mansión.
Al observar que tenía una visita, Krom se levantó del suelo y se acercó a los barrotes de su celda.
—"��Encontró información sobre las ruinas?" Preguntó con curiosidad.
Solo hubo silencio en respuesta a su pregunta, la chica frente a él no parecía estar de ánimo para hablar solo estaba ahí, de pie junto a la entrada de su celda con la cabeza gacha y parecía sollozar ligeramente.
—"¿Acaso pasa algo malo, mi señora?"
—"Dime una cosa Krom, ¿tú me respetas?"
—"¿Respetar?" Pareció sorprenderse por la pregunta mientras colocaba sus manos en los barrotes. "Bueno, no la conozco suficiente como para tener algún respeto hacia su persona." Al escucharlo Priscilla bajo aún más la cabeza. "Sin embargo, con la poca interacción que he tenido con usted, puedo decir que es una persona agradable."
Priscilla se sintió un poco más tranquila, no le habían dicho nada particularmente halagador, pero la sinceridad de aquel preso era real. Ciertamente era una persona fría y manipuladora, pero una cosa estaba clara, aquel vagabundo no acostumbraba mentir demasiado.
—"No encontré nada relacionado con las ruinas que mencionaste."
—"Ya veo, así que incluso los registros históricos fueron borrados... Eso es curioso."
—"¿Eh, no estas decepcionado?" Priscilla levanto la cabeza con sorpresa.
—"Jajaja, mi objetivo siempre fue saber qué clase de historia se había transmitido de lo sucedido en aquellas ruinas. Desgraciadamente, al estar encerrado no es como que pudiese revisar los libros en la mansión de un noble con libertad, así que te dije eso para que lo investigaras por mí y me lo contaras cuando tuvieras alguna duda o las encontraras."
—"Me manipulaste..." Dijo con molestia
—"Supongo que puedes llamarlo así... Recuerda que si lo que quieres es saber el tamaño de la casa de alguien, no preguntas sobre el tamaño de la casa; en su lugar lo que preguntas es: ¿Cuantas velas y candelabros tiene tu casa? Hasta por curiosidad los contaras en tu mente y a partir del numero puedes estimar un aproximado bastante preciso del número de habitaciones del lugar."
— "¿Q-qué clase de persona eres realmente?"
— "Un vagabundo que le ha ofrecido sus servicios."
— "Lo que no entiendo es, ¿Qué tipo de servicios me ofreces? Por mucho que lo digas no lo entiendo."
— "Por lo que puedo ver, eres demasiado amable para tu propio bien; yo por otra parte, tengo cierta facilidad para lidiar con personas problemáticas y obtener información. Dicho eso, lo que busco es un maestro que pueda funcionar como un freno para mí."
— "¿Un freno?"
— "¿Recuerdas las ruinas de las que te hablé?"
— "Sí."
— "Si te diriges un día a caballo en dirección sur, desde el árbol más alto en la entrada de la ciudad, encontraras una montaña con forma de media luna. En esa montaña hay un sendero que lleva a un bosque y en el interior de dicho bosque encontraras las ruinas de las que te hablé."
— No entiendo, ¿por qué me estás diciendo todo esto?
— Puedo ver tu alma, tienes un alma pura y cristalina que no ha sido corrompida por la malicia de la sociedad humana. Puedo confiar en que un maestro así, puede controlar debidamente a mi cuerpo real. Eso claro si decides tomar la propuesta que te hice, si no es el caso tendré que buscar alguien más.
— Espera, déjame procesar lo que dices... Básicamente estas buscando una Maestra.
— Bueno, el género no importa realmente. Simplemente coincidió que nuestros caminos se cruzaron.
— "Cuando dices freno, ¿a qué te refieres?"
— "Pues... la conciencia con la que hablas actualmente, solo es un fragmento residual de mi conciencia real. En otras palabras, estás hablando con la parte de mí que quería convertirse en el médico de algún pueblo para llevar una vida tranquila sembrando y ayudar a las personas que lo rodean. Sin embargo, mi conciencia real es un poco... Bueno, no estoy seguro como es mi conciencia real, pero puedo decir que no es tan agradable como la conciencia con la que hablas actualmente."
— "Espera, dijiste que estabas sellado o algo así, ¿cierto?"
— "Exactamente y eso no ha cambiado. Mi yo real sigue durmiendo."
— "¿Qué pasará cuando te liberé?"
— "No lo sé. Puede que liberes algo extremadamente malo al mundo o puede que no. Al final del día, lo único que realmente puedo garantizar es que seguiré las ordenes de quien forme un contrato conmigo."
— "¿Seguirás mis órdenes?"
— "Así es. Si bien mi raza no puede ser esclavizada, si podemos formar contratos de sangre, lo que en este caso es muy conveniente, ya que lo único que puede liberarme es tu sangre. También está la opción de matarte y llevar tu sangre para liberar mi cuerpo, pero temo que eso podría ser algo malo para los niños que habitan las ruinas actualmente."
— "¿Niños? Espera, creo que no estoy entendiendo nada."
— "Para ponerlo simple, si mi yo real resultara ser un completo demente, los niños que habitan esas ruinas morirían y no me perdonaría que algo así pasara."
— "Hablas de ti mismo como personas completamente diferentes."
— "Eso es porque la cantidad de recuerdos que tengo es muy limitada, por lo que no hay ningún factor que deforme mi personalidad. Solo hace falta analizar un poco las cosas como para darse cuenta que mi otro yo tuvo algún motivo para hacer algo como esto. Después de todo, ¿por qué no simplemente dejar su conciencia completa despierta en el cristal? Solo puedo pensar en pocas posibilidades para hacer algo como eso."
— "¿Cuales son esa posibilidad?"
— "La primera es que haya caído en la demencia y la otra es que esté tan cegado por la venganza que haya perdido la empatía por toda vida. Hay otras, pero con base en mi personalidad son poco probables."
— "¿Si te libero ya no estaré sola?" La pregunta realmente sorprendió al encapuchado, ya que realmente no esperaba una pregunta como esa.
— "Supongo que no. Recuerda que me convertiré en aquello que mi maestro necesite, pero debes recordar que debes funcionar como un freno. No me puedo responsabilizar por lo que pueda ocurrir si permites que actué con total libertad."
— "Por lo que entiendo hasta ahora, a cambio de servirme, quieres que le dé un hogar en el que vivir a esos niños y que te libere del cristal para ayudarme a crear ese hogar, ¿cierto?"
— "Exactamente. No tengo forma de saber cómo sucedió esto, pero esos niños parecen ser los últimos sobrevivientes de mi raza y es mi responsabilidad velar por su felicidad."
— Y-ya veo... Sin embargo, eso no explica porque me elegiste a mí.
— Porque eres una heroína, ¿no es así? La energía que emana de tu cuerpo te delata.
Había mucha información que Priscilla debía procesar y las situaciones complejas no dejaban de arremolinarse a su alrededor. Ahora, había una persona que descubrió su secreto mejor guardado y lo había hecho como si fuese lo más natural del mundo.
Priscilla estaba completamente inmóvil, la incredulidad se había apoderado de su ser y no sabía cómo debía responder.
—"¿Podría ser que tu... también fuiste transportado a este mundo contra tu volunt