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Chapter 5 - Cap - 4 : Llamado

Con el dedo que tenía en el aire señalé hacía atrás, todos salieron como alma que los llevan el diablo, yo solo atiné a subirme a un árbol, ninguno de los guardias me vio todos perseguían a aquellos 4, pensé en dejarlos ir y no ayudarlos pero mi buen corazón me lo impedía, salté por las ramas cruzando árbol por árbol, mi agilidad era sorprendente. Por suerte los árboles estaban a la par uno de otro.

La vista era hermosa.

Corrí detrás de ellos me sentía tan liviana como el viento, hasta creía que podía volar. Cuando se detuvieron frene en seco tan rápido como pude, me caí en uno de los arbustos de por allí cerca, estaba como un cadáver aguantando la respiración e inmóvil, todos los jinetes pasaron a mi alrededor pero ninguno noto mi presencia debió ser seguro por mi vestido verde y porque el arbusto era frondoso que me pude camuflar con facilidad.

Pasaron un par de minutos y mi respiración se normalizo.

—¡¿Dónde están?! —grité esperando una respuesta.

En ese momento recibí una respuesta que no esperaba, fue el eco que me dijo: ¡¿Dónde están?!, me reí bajito fue algo cómico me sentía como la protagonista de uno de esos libros de fantasía, ahora que pasaría mi príncipe azul llegaría o no soy la protagonista tal vez soy solo un extra y ahora muero para que se desate una masacre total, como un apocalipsis zombie, el fin del mundo, que un rey mitad lobo y demonio se coma a toda la humanidad, lo último si fue muy gracioso, creó que debería dejar de ser tan imaginativa.

Mi mirada se centró en el cielo.

—Quieta ahí niña —escuché una voz masculina que me agarró del cuello no podía voltear el miedo me invadió.

—Suleteme... —mi voz sonó entrecortada.

—Amárrenla —ordenó a unas chicas que estaban presentes.

Esas chicas eran Akemi y Sthephany, entonces el chico era Jayden o Aidan, saquemos conclusiones ¿Quién es el impulsivo? Jayden, era más que obvio que era él, si antes él me hizo eso antes no creó que allá problema de qué me lo haga ahora.

—Jayden, suéltame sé que eres tú —dije mientras cerraba mis ojos, dejé de forcejear para no verme ridícula.

—Tan tarde te das cuenta y eso que tiene que ver apenas somos conocidos, no por eso voy a tener compasión de ti —me sujeto con más fuerza —enserio que eres ingenua, así no sobrevivirás, este mundo es para los fuertes no para los débiles como tu

—Soy más fuerte de lo que aparento, no me subestimes

Trague saliva.

Cuando menos me lo esperaba ya estaba atada con una soga de pies a cabeza, hasta podrían confundirme con una momia. Me dolía mi cuerpo especialmente las muñecas y los tobillos, no sé porque ejercían más presión allí, solo sabía que quería librarme de esta tira de locos, antes me caian bien ahora me caen súper mal, siento que salí de un problema grave para meterme en otro peor.

—Ya déjenme libres de una buena vez —mi voz sonó calmada, por unos breves segundos, no recibí respuesta —¡déjenme libre de una maldita vez! ¡Acaso no saben lo que están haciendo con una inocente! ¡Tú abuelito canoso sé que eres el promotor de todo, te vas a arrepentir!

—Y tú que me vas a hacer, prefiero ser un abuelito a una fea bruja —me soltó, en ese momento me caí, mi rostro me dolió un poco me había hecho un corte con una rama, por suerte no era tan profunda pero temía a que se infectrá. Odio esta situación.

—Te dejaremos libre siempre y cuando nos des un par de respuestas —Akemi se puso en cuclillas cerca de mi cabeza, no tenía expresión en su mirada.

—No crees que están siendo muy duras con ella, me da pena verla así –Sthephany se llevó sus manos a la boca, trato de acercarse a mí pero Aidan lo detuvo apareciendo en la escena.

—No seas tan ingenua, recuerda lo que le paso a ella por ser tan confiada, no pienso perderte a ti también

No entendí mucho a quien se referían cuando decían "ella", era como si hablarán algo que solo ellos podían entender, ellos ahí discutiendo y yo ahí tirada como si fuera un saco, no les importaba en nada mi situación. Eran seres sin sentimientos, sin corazón. Pero por más malos que fuesen sentía como que algo no me dejaba irme de su lado.

—Lo haré —todos fijaron su mirada en mí —resolveré sus dudas, siempre y cuando estén a mi alcance

Los cuatro estaban en un rincón, conversando, al parecer yo era un tema interesante.

—Oigan alguien aunque sea, se tomaría la amabilidad de ayudarme a sentar —me quejé.

Me ayudaron a sentarme sobre una roca, pero no me quitaron las sogas solo las aflojaron un poco para que yo pudiera flexionar mis piernas y sentarme. Akemi estaba por mi lado derecho y Sthephany a mi lado izquierdo vigilando.

Aidan y Jayden solo se quedaron mirándome, seguro esperaba a que yo dijera algo o tuviera alguna reacción.

—Oigan, ya empiecen sus preguntas mientras más rápido acaben será mejor —los quede mirando.

—Ya yo empiezo, estoy casi segura que cada uno de nosotros se pregunta esto, ¿Por qué enviaste a los jinetes por nosotros? —señalo con su pulgar hacia atrás.

—Yo no fui

—Aidan encargate, revisa sus recuerdos —me señalo el pelinegro.

El semblante de Aidan cambio, de estar sereno e inexpresivo, a uno sorprendido y preocupado, como si algo que tenían planeado hubiese salido mal, tal vez fue mi imaginación porque cuando parpadeé, su rostro volvió a ser el mismo de siempre, yo estoy tan segura de lo que vi, que si me lo preguntan si lo vi lo juraría sin pensarlo dos veces.

—Dime, ¿Qué clase de hechizo usaste? —puso sus brazos como si estuviese protegiéndose. En ese momento simbolizaba una amenaza.

—¿De que hablas?, yo no sé hacer ningún hechizo, no crees que ya me hubiese teletransportado a otro sitio y llevarlos al infierno —dije con sarcasmo.

—Liberalá, esta no sabe nada, es más indefensa que Sthephany, es una tonta sin remedio —opino Akemi mientras los miraba con frialdad.

—Yo no soy indefensa —empezó a reprochar la castaña a todo el mundo.

—Calma, calma ­—Aidan empezó a acariciar la cabeza de la castaña sin mostrar expresión alguna.

—Akemi no crees que deberíamos, retenerla un poco más, tal vez nos llegue a servir como cebo para entrar al castillo —me señaló, mientras su vista seguía firme en todos.

Hace un rato me parecían una hermosa familia, eran tan unidos, me agrado el ambiente que se había formado, hasta que Jayden con un par de palabras transformo ese cálido y bello momento que duro breves segundos, en un ambiente frío, donde todos se concentraban en mi.

—Si dicen que soy tan indefensa, porque no me liberan, me podrán mantener junto a ustedes ¿o acaso están asustados?, no son tan "geniales" como aparentan, son solo un par niños que juegan a los héroes —me reí lo más fuerte que pude

—Cierra tu boca niña, no permitiremos que alguien como tú nos insulte, hablas como si nos conocieras de toda la vida —la flecha que estaba en el arco de la rubia, roso mi nariz —acaso tus padre no te enseñaron a cerrar la boca?

—Ya libérenme —les insistí. En una esquina vi un par de guardias conversando, estaban a unos metros de nosotros, era mi oportunidad —me liberan o gritó

—No serías capaz mira que tu irías al calabozo, sales perdiendo tanto como nosotros —de la mano de Jayden salieron llamas.

—Déjenme ver que es mejor, un calabozo en el cual me darán de comer y posiblemente muera o estar junto a unos chicos que al mínimo descuido me pueden tirar una flecha en el corazón, me dejen envuelta como momia y para colmo son unos locos —cerré mis ojos, como si estuviese pensando —prefiero mil veces estar en un calabozo donde mi muerte será menos dolorosa y al menos estaré en paz, donde tendré un pequeño cuadrado donde pueda correr y saltar por breves momentos, esto me conviene más de lo que se imaginan.

Me revolví algo incomoda mientras con algo de esfuerzo puse mis brazos por mi espalda, mis pies los pose firme y con un leve soplido moví uno de mis mechones negros de mis ojos esmeraldas.

—¡Auxilio! ¡Alguien sálveme! —como estaba con lo que me envolvían estaba algo flojo, al momento de sacudirme se había aflojado más, me pude librar fácilmente me sentía como una oruga saliendo de su capullo transformándose en una bella mariposa —se los dije, que Luna no tiene nada de tonta, suerte con ellos, adiós abuelito y compañía.

Mientras corría me sentía libre como un pajarito alzando vuelo, cuando ya estaba lejos con algo de temor voltee mi vista a el lugar que había dejado atrás.

Suspire pesadamente.

Todo se volvió a repetir vi árboles y plantas volar. Luego rocas y tierra volando por aquí y por allá, se había formado una especie de neblina espesa que me hizo toser.

Un montón de agua que venía de los pequeños riachuelos, lograron que la especie de neblina se disipara.

Por otro lado un gran incendio se ocasionó, los árboles se iban quemando uno por uno, los caballos huyeron lejos de sus jinetes y los guardias del castillo se quedaron estupefactos, hasta que a los segundos reaccionaron y se fueron colina abajo. Me pregunto si yo, ¿Tendré magia como ellos? Sería genial poder volar y vencer a todos los malos.

Seguí mi camino lejos de esos locos, los árboles que vi antes no eran los mismos ahora tenía frente a mí, cada uno tenía una gema muy singular, a primera vista pensé que era una labradorita por su bello tono blanquecino, pero al fijarme mejor me di cuenta que era una MoonStone o más conocida como "piedra de la luna", me di cuenta debido a su forma trasnparente, traslucida.

"Salvenme", se escuchó como un bello susurro de una delicada voz, tan clara como la pureza de un diamante.

—¡¿Quién anda allí!? —grité mientras veía como los árboles se hacían a un lado mostrándome un camino libre.

Seguí aquel sendero donde encontré una cueva a la cual sin dudarlo ingresé era tan fría y oscura como si el invierno se hubiese apoderado de ella, mi cuerpo sin pensarlo se puso a tiritar.

Respiré hondo.

—Por favor déjame escuchar tu voz —pensé en voz alta.

—¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí? —preguntó una bella jovencita.

Un pequeño rayo de luz ingresó dejando ver una cabellera color miel, que le llegaba a los muslos atada en una media cola alta con un bello moño color blanco, dejando don mechones sueltos una a cada lado que le llegaba hasta el mentón.

Ella llevaba un vestido de un tono blanco con un estampado en la parte baja con forma de estrellas color amarillo, manga cero con dos lazos que la adornan y unas balerinas del mismo tomo de su vestido.

Su tez era tan blanca y delicada como un lirio y unos ojos como esmeraldas muy similares a los míos si les soy sincera, era la persona más bella que vi en toda mi vida.

—M-me lla-mo Luna y vine porque tu me llamaste..., supuse que aquella voz que escuche fuiste tu, dado que no creo que alguien más viva aquí

—¿Puedes escucharme? —apoyó su mano en el aire dejando ver como una barrera la cubría, su cara de asombro era indescriptible.