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Chapter 43 - 43: Yeb y Esther

Trabajar, ganar dinero, pagar el peaje. Trabajar, ganar dinero, buscar un maestro. Trabajar, ganar dinero, entrenar duro. Trabajar, ganar dinero, entrenar más, demostrarle a Seng que no lo necesita

El plan de Airys giraba alrededor de esas premisas, siempre enfocado en su meta actual de independizarse y demostrar su superioridad al terrible y odioso ex-tutor suyo. Un perfecto despliegue de intelecto, meditación y planeación sin falla alguna.

Nada iba a interponerse en el camino al éxito, bueno, nada excepto la realidad.

—¡¿Cómo que rechazada?! —Airys soltó un clásico y ensordecedor chillido inconforme.

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Era alrededor de las cinco de la tarde, ella junto con Layd, Natsume, Gregory y sus sobrinas de camino a casa de las chicas, tomaron un desvío tras charlas un poco acerca de sus planes en la ciudad.

—Tengo que pagar la deuda y esperar a que vuelva Trekaeps —Fue lo que dijo Layd. —y-y no quiero ser una molestia, por lo que quiero un trabajo bien pagado —complementó al recibir el tenebroso recuerdo de parte del aura de Natsume.

—Supongo que me quedaré aquí un tiempo con Layd —dijo Natsume, sin mucho interés por dedicarse a trabajar.

Con el comentario de Layd en mente, Gregory ya tenía previsto los lugares con oportunidades laborales realistas para ellos, no obstante, fueron las palabras de Airys que terminaron de indicarle con claridad el mejor lugar.

—Me gustaría pagar la deuda rápido y encontrar un maestro para entrenar mi alma… —expresó dubitativa.

Y por eso Gregory cambió el rumbo, dieron casi una vuelta de ciento ochenta grados y en vez de alejarse de las zonas de las murallas se fueron a un edificio adyacente a estas.

—¡Si lo que quieren es buen dinero de forma estable y un maestro, este es el único lugar que posee ambos! —exclamó Gregory orgulloso.

Frente a ellos, señalados por los brazos y espíritu animado de Gregory estaba un gran edificio de unos tres pisos, junto a un extenso campo con la grama recortada, una pista de obstáculos y un circulo cercado que parecía una arena. Media docena de hombres y mujeres estaban en plena sesión de entrenamiento, unos trotando, otros barras y dos mujeres practicando ataques con la espada.

—¡Oigan! —Gregory llamó la atención de corredores. —¡¿Pueden traer al señor Yeb?!

Uno de los chicos levantó el pulgar y se separó del grupo para ir al edificio. Tras unos minutos el muchacho salió disparado para reagruparse mientras los demás se reían a saber por qué. Detrás de ese chico, un señor de unos cincuenta años, alto como Padd, fornido como nadie, con una calva morena reluciente y una camisa marrón descolorida y un pantalón largo negro, roto y desgatado que por poco no se deshilaban, se aproximó a ellos mientras se ajustaba las vendas de sus manos.

—¡Chico! ¡¿Qué te trae por aquí?! —El tremendo tono de voz del viejo dio testimonio de su experiencia hablando a muchas personas en la intemperie.

—Traigo un par de candidatos para guardias —dijo Gregory.

—¿Qué le pasó a su barba señor? —preguntó Melody apenas Yeb se recostó de la cerca.

—Me acordé de que tengo una navaja jovencita, —Melody corrió hacía la cerca y se montó en ella para revisarle la barbilla. —¿No me digas que vienes a dejar a esta dulzura conmigo? —No pareció molestarle que la niña le pasara la mano y le diera golpecitos en la quijada.

—No, no, me refiero a estos tre/ —Natsume se echó para atrás. —dos, Layd y Airys —dijo Gregory.

Yeb les dio una ojeada para nada sutil a ambos.

—¿Resonancias? —preguntó sin más.

—¿Eh? Ah, es complicado, no espera, no tanto… controlo la tierra, pero me tardo en hacerlo, y también la cantidad, bueno sí es complicado —balbuceó Layd rascándose la nuca.

—N-no tengo, no he desarrollado ninguna todavía… —confesó Airys falta de ánimo.

El viejo Yeb gruño durante unos segundos, como analizando la situación, y Melody disfruto ese tiempo toqueteando su cachete para cambiar el tono del ruido y reírse. Los ojos de Yeb se cruzaron con los de Layd y este no supo cómo reaccionar así que se rascó el cuello, cuando le ocurrió lo mismo Airys esta no apartó la mirada, sino que se mantuvo determinada y un leve destello plateado cubrió sus ojos por una fracción de segundo.

—El chico puede quedarse, la chica no.

—¡¿Eh?! ¡¿Por qué?! —chilló Airys.

—No tienes lo necesario.

Por la manera brusca y honesta en que Yeb lo dijo, las machucadas y moribundas confianza y emociones de Airys se ahogaron en un profundo mar de penas y desprecio. Es que ha de ser una broma, lo primero que le dicen la mismísima tarde en que decidió superar su debilidad es que no tiene caso.

Gregory sintió una presión en el pecho, él no suponía que esto iba a pasar. Felicidades, se ganó el título al peor anfitrión de Dingars en tiempo record. Natsume frunció el ceño y enfocó su atención en aquel hombre.

—"¿Qué acaba de decir?" —Dentro de Natsume no cabía la idea de que Airys se viera como una buena para nada en las peleas.

—V-vamos señor Yeb, no diga eso —Incomodado y movido por las potenciales lágrimas de Airys, Gregory junto las palmas implorando una oportunidad.

—Está bien Gregory… —Airys aguantó las lágrimas, ya era suficiente. —Agradezco el gesto, pero lidiaré con esto por mi cuenta.

Yeb alzó una ceja, por las expresiones de los demás, juró que la chica iba a pasar por alguna clase de berrinche inesperado por algún ridículo trauma infantil, mejor que no lo hizo. Ahora con respecto a su actitud…

—¡Póngame a prueba! ¡Le aseguro que no soy débil y que puedo volverme mucho más fuerte aún!

Era exactamente el tipo de "ego" que esperaba de ella.

—¡Esther! ¡Ven para acá! —gritó y una de las chicas que corrían se detuvo y tras recibir las risas de los demás, suspiró y se acercó a ellos.

—¿En qué les puedo ayudar? —dijo agitada.

Esther era una joven chica de unos 167 centímetros de alto que aparentaba estar casi en sus veinte, con cabellos castaños en un peinado de cola de cabello, ojos marrones y una piel teñida por el sol en persona. La ropa que tenía era sencilla, una camiseta sin mangas amarilla, un pantalón marrón con parches oscuros en las rodillas y vendas en su mano izquierda. Y vaya que estaba bañada en sudor.

—Tenemos una aspirante y quiero que pruebes su valía —explicó Yeb al darse la vuelta hacía el cuadrilátero.

—¿Yo voy a ser su oponente? —expresó Esther confundida, mas, para Natsume y Gregory esa confusión no sonaba a la de una chica con inseguridades.

—Sí, ábreles la cerca.

—¡Ah, voy! Jeje…

Varios de los reclutas detuvieron sus prácticas para acercase a ver el encuentro. Esther entró en el cuadrilátero dando un salto a las cercas, Airys, movida por las ganas de impresionar, hizo lo mismo; pero en vez de pasar solo por encima, elevó su cuerpo mucho más de lo necesario y cayó bien adentro de la arena.

—¡Las reglas son simples, los golpes a zonas sensibles están prohibidos y la primera en rendirse pierde! —declaró Yeb con los brazos cruzados.

—"¿Eh? ¿Solo eso?" —fue el pensamiento que rodó por la mente de Airys, Layd y Natsume.

—¡Empiezen! —Yeb estiró sus brazos haciendo un saludo abierto como señal.

—¡Ve y gana, chica celeste! —rugió Melody y Samantha la bajó de la cerca antes de que se metiera en problemas.

Al escuchar la señal, Esther tanto Airys bajaron sus posturas y se posaron firmes. La primera en hacer un movimiento agresivo fue Airys, corrió para eliminar la distancia entre ambas, quedarse lejos era una obvia pérdida tiempo y cediendo la iniciativa no iba a demostrar lo que quería.

Al estar en rango retrajo su brazo para propinarle un severo izquierdazo, en el recorrido de sus nudillos se sorprendió de que la chica solo cerró su guardia, eso la hizo enojar.

—"Bloquea esto" —Apretó más el puño y puso cada gramo de su cuerpo en ese movimiento.

Airys se esperó un doloroso y ruidoso impacto en los antebrazos de Esther, por eso al no sentir nada se alarmó, y ni hablar de cuando sintió una mano empujando su rostro y una molesta patada de talón en el suyo que la levantó por los aires de repente.

De los miembros de la audiencia, los visitantes eran quienes compartían la cara de asombro. Era visualmente atrayente como la jovencita se difuminó y cobro vida cual ilusión o imagen residual. Uno de ellos, Gregory, no dirigió su sorpresa hacia la pelea.

—"¿Señor Yeb?" —vaciló dentro de sí.

Airys cayó al suelo de espalda y le dio tiempo de ver al cielo por un segundo antes de que la amable y preocupada cara de Esther.

—¿Estás bien?

Airys cerró los ojos sin intenciones de responder y se puso de pie, Esther retrocedió un par de pasos con una cara de lástima.

—Continúen —ordenó Yeb. —Por supuesto que las resonancias están permitidas —esputó al notar la furiosa mirada asesina de Airys sobre él.

Airys decidió ignorar la horrible cara de ese sujeto y retomar su pelea. Si el plan de Esther era estar a la defensiva para usar su resonancia significa que un ataque apresurado terminaría igual que antes. Esta vez, optó por avanzar con calma, tratando de pensar en qué rayos hizo Esther y cómo diablos contrarrestarlo.

—"Cuando la golpee no sentí y nada… y de pronto se apareció a mi izquierda… así que será…" —Dio el último paso para estar a rango y trató de asestar un golpe. —"¡A mí derecha!" —gritó internamente al lanzar el golpe y fijarse de cómo se manifestaba la figura de Esther en ese lugar.

Quiso detener su puñetazo para convertirlo en un codazo o al menos un bloqueo, pero por segunda vez seguida, Esther la engañó. La silueta a su derecha nunca cobró definición y ese movimiento y cambio de perspectiva la dejó abierta a recibir unos tres ganchos de sucesión rápida en la nariz.

—¿E-estás bien? —preguntó Esther con sinceridad al ver sangre brotar del labió de Airys.

—S-solo fue suerte.

—Te dije que no tenías lo necesario —recalcó Yeb al ver a Airys retroceder debilitada sobándose la barbilla. —Ya ríndete.

Airys no escuchó las palabras necias de ese hombre y prosiguió con el combate.

—"No entiendo, incluso yo hubiera perdido ante eso" —pensó Natsume con rabia. —"Esa chica tiene la ventaja al poder dedicarse solo al contraataque con esa resonancia, para enfrentarla tendría que usar mi resonancia, es obvio que Airys no puede"

Natsume abrió los ojos de par en par, cayó en una realización que le asqueó y le dio vergüenza; ¿cómo podía creerse amiga de Airys al pensar algo tan insensible y crudo?

Vio a Airys caer al piso por segunda vez, esta vez porque Esther la volvió a confundir, le atrapó el brazo y la tumbo usando su hombro. Airys se repuso y atacó a Esther.

Natsume se tapó la boca, cerró los ojos y apartó la cara.

—"No, son solo ideas mías, no es verdad" —Se repitió para darse una falsa esperanza.

Es entendible, no quería aceptar la realidad. El sudor que Esther tenía al principio de la pelea por estar ejercitando, se secó por completo un rato atrás.