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Chapter 46 - 46: Así eres

—¿Y bien? ¿Qué te parece mi casita? —dijo Melody encima de la mesa central.

Por fuera se veía reconfortarle, mas por dentro, oh vaya, era mucho más. ¿Por dónde empezar…? ¿Recuerdan el pequeño par de jardines que tenía en frente? Pues por dentro la naturaleza era más vivida. Apenas entrar, se podían unas enredaderas cubiertas de flores extenderse por las paredes de la habitación, adornando el lugar con tonos verdes y azules. El suelo era de madera y en la entrada había un lugar para dejar los zapatos.

Esa sección de la casa tenía una mesa circular en el centro, no muy alta, hecha para no requerir sillas y que la gente se arrodillo o siente en el suelo para usarla. Un mueble ancho de madera con unas almohadillas para sentarse —de tres a cuatro personas —a la derecha de esa mesa, debajo de la parte más densa de la enredadera, a la izquierda había un mesón de piedra de un metro de alto que dividía la estancia y la cocina, de allí en adelante la casa iba más para el fondo con las habitaciones de Melody, Samantha y…

—¡Melody! ¡Bájate de la mesa!

Samantha le jaló del vestido con cierta rabia y una pisca de pena ajena. Gregory le dio palmaditas para que Natsume y Airys entraran mientras se le escapaba una risilla.

—Ehm… —Natsume se giró para ver a Gregory.

—Puedes llamarme Greg.

—Señor Greg, ¿está bien que nos quedemos aquí así de fácil? Es decir, si hace falta pagaremos —Por un segundo Natsume se vio como una dama súper educada y considerada. —Si hace falta obligaré a Layd a trabajar sin descanso, no se preocupe —Y por eso no duró más de un segundo.

—C-claro, no hay problema —tartamudeó Gregory ante semejante fiera.

—¿En serio Tío Greg? —replicó Samantha.

—Sí, ¿qué tiene de malo?

Samantha reviró los ojos y suspiró, para ella era obvio que su tío no tenía esa clase de mentalidad astuta; detalle que le causaba rabia al saber el trabajo que tenía. Es que solo hay que pensarlo un segundo, dos desconocidas pasando la noche y el día con sus sobrinas, dos desconocidas que ACABAN de salir de prisión, puede que sean inocentes, pero al menos algo de precaución.

—"¡Y esto no tiene nada que ver con que Layd no esté aquí!" —aventó dentro de su cabeza.

—No veo el problema, mira a Melody, ya tiene una nueva amiga —apenas Gregory dijo eso, escuchó el grito más agudo de su vida.

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Airys no cargaba la mejor de los ánimos, por lo que no fue asombrada por la belleza del lugar y en cambio se sentó en aquel mueble sin decir mucho. Melody no perdió la oportunidad y se sentó en el piso frente a ella para entablar una charla.

—¿Por qué tu cabello es celeste?

—¿Eh? Ah… porque…

La intensa cara de curiosidad de Melody tomó por sorpresa a Airys. Ella no tenía nada en contra de interactuar con niños, pero ahora no estaba de humor para eso… Así que no se dio tiempo para pensar y soltó la respuesta automática que se formó en sus labios.

—Porque así nací… —dijo y se arrepintió casi al instante al ver la gigantezca cara de asombro de Melody y el bramido de euforia que le acompañó.

—¡¡¡TÍO!!! ¡¡¡ELLA ES UNA DE ELLOS!!! ¡¡¡ES UNA!!!

Gregory, Natsume y Samantha se asustaron por el repentino rugido de la niñita. Airys también se espantó y, como si un balde de agua fría, se dio cuenta de lo que había dicho.

—"¡Rayos! ¡Seng me dijo que…!" —Se mordió la lengua irritada. —"¿Qué importa lo que ese tarado diga?"

—¿Qué pasa Melody? —dijo Gregory con una cara de pánico opuesta a la de Samantha quien se esperaba que fuera una trivialidad o una de esos subidones que tiene con sus gustos, y bueno… no se equivocó del todo.

—¡Airys es una de las descendientes de Dragones! —Melody saltó gritando a todo pulmón.

—Oh Melody, —Gregory sonrió con condescendencia. —que se haya teñido el pelo no la hace una.

—En realidad señor, Melody está en lo cierto —confesó Airys. —Discúlpame por mentirte antes, Natsume.

—Está bien —dijo ella. —Ya sospechaba algo así, no se notan tus raíces.

No es que fuera importante, teñida o no, a Natsume le daba lo mismo.

—¿Eso es cierto?

Por otro lado, el aproche de Gregory a la situación cambió junto con el tono servicial y amigable, no era ira lo que reflejaba su ser, sino una honesta preocupación por verificar sí esas palabras era ciertas, como las de un padre preocupado al enterarse de noticias concernientes a la salud de su hija.

—¿Sí…?

—¿Podrías cerrar un ojo? Cualquiera sirve.

Airys le hizo caso y cerró su ojo derecho con una leve confusión, desde su perspectiva no sintió un gran cambio aparte de perder parte de su visión, sin embargo, las expresiones de Melody —sonrisa de oreja a oreja —, Samantha —asombro que ocultaba frustración —, Natsume —se agacho para verlo mejor —y el gesto de desgracia que hizo Gregory al llevar su mano a la cara y suspirar; le causaron cierta incomodidad placentera.

—Ay, no… creo que fui un poco insensible con el señor Yeb… No… bueno… tampoco estuvo bien lo que él hizo… —Gregory se perdió entre sus murmurllos.

—¿Qué pasa? —dijo Airys a las demás.

—¡No lo abras! —chilló Melody y colocó su cara demasiado cerca de la suya y la aguantó con las manos. —¿Por qué se ve así?

—¿C-cómo "así"? —dijo Airys lo mejor que pudo pese a tener los cachetes apretados.

—Pues se ve plateado y… creo que brilla —explicó Natsume incapaz de comprenderlo por completo.

—¿Eh? Pero si mis ojos siempre han sido plateados… —Airys apartó a Melody y abrió el ojo.

—Ah… ya no se ve tan lindo.

—Tío Greg… —Samantha le jaló la camisa y le regresó al mundo real.

—Oh, cierto. ¿Tus padres no te explicaron nada? —dijo Gregory ojeando a Airys mientras se rascaba la barbilla.

—¿Decirme qué? "Genial, otra cosa más que aquel bobo no me contó."

—Pues por alguna razón los ojos de los de tu raza tienen un efecto… ¿engañoso? Cuando ves ambos sabes que son plateados, pero es imposible pensar en ello de manera consiente, la única forma de darse cuenta es viendo un solo ojo.

—¿Qué rayos? —dijo Airys.

—Estoy tan perdido como tú.

Airys suspiró, una delicada brisa se escabulló por su cabellera celeste, nunca se había detenido a pensar mucho en cosas como esas, misterios de su origen, historias épicas vinculadas a la leyenda de la Dama y el Dragón. No ocultó su desdicha a ninguno de los presentes.

—¿Me puedes contar más de los dragones? —preguntó Melody con ternura condensada y curiosidad genuina.

Por eso fue doloroso para Airys, el comprender que la solución a las incógnitas de su origen y rasgos se encontraban exclusivamente en aquel sujeto, Seng, detrás de una barreras emocionales y personales que, para Airys, significaría ceder y volver con él.

—Yo… mi familia, mis papás me adoptaron así que no conozco mucho de este tema.

El ambiente se puso pesado por un segundo, Gregory quiso decir algo para subir los ánimos, ¿pero adopción? ¿Qué tus padres no sean tus padres? Estaba seguro de que si habría la boca no diría lo que ella necesitaba oir. Natsume, cerró los ojos acomplejada, ¿qué tal si le decía "¡Voy a sacarle toda la información a ese desgraciado!"? Por supuesto que no. Lo que Airys requiere es mejorar su confianza. Incumplir su palabra, aunque sea indirectamente, es lo contrario a eso.

—A/ —Natsume formuló una silaba en con sus labios.

—¡Pues vamos a investigar! —propuso Melody con alegría.

—¿Investigar? —dijo Airys.

—¡Sí, salgamos mañana a ver la ciudad y a preguntar si alguien sabe sobre los dragones! —Elevó sus puñitos frente a sí emocionada. —¡¿Nos dejas salir de paseo mañana tío?! —Se le tiró en sus piernas a jalarle el pantalón. —¡Por fis, por fis!

—No veo por qué no —respondió Gregory embobado con la dulzura de Melody.

—¿En serio crees que alguien sepa? —dijo Airys.

—¡La ciudad es enoooorme, estoy segura que sí! —Y con esa frase, melody inició otra ráfaga de comentarios que esta vez si captaron la atención de Airys, y más allá, le indujeron un estado de esperanza desconocida. No significaba que no había problemas o trabas, era sobre la oportunidad de superarles.

Claro que podía saber más de su origen. Por supuesto que era capaz de volverse más fuerte. Ella va a salir adelante, hay alternativas.

Natsume se lanzó y se sentó en el piso con Melody para hablar con ella y Airys acerca de los lugares a los que irían, las propuestas de Melody sonaban entretenidas.

Gregory tan solo sonrió con nostalgia, su sobrinita era increíble.

—Hmp —Samantha le dio la espalda a esa situación y decidió irse a su habitación.

—Oye Samantha —Gregory le detuvo y hasta la asustó un poco sin querer. —¿puedes ayudarme a preparar la cena?

—Aah… —replicó Samantha. —Es una molestia…

—Por favor Samantha, eres mejor cocinera que yo. —Se escuchó como alguien tocó la puerta. —Ayúdame con eso, ¿sí? —dijo Gregory mientras se dirigía a ver quién estaba afuera.

Samantha caminó de mala gana a la cocina.

Ya el sol estaba en sus minutos finales y la Luna iba tomando forma en el cielo oscurecido. Cuando Gregory abrió la puerta se topó con la elegante figura de una dama con los brazos detrás de su espalda, balanceándose de lado a lado en un vestido de una sola pieza de color blanco, sin muchos detalles más allá de la elección personal de tener una sola manga hasta el codo izquierdo. Esa dama le sonrió y preguntó:

—¿Cómo está Airys?

—Heylin, ¿qué te trae por acá?

—Es de mala educación responder a una pregunta con otra.

—Ajaja… ¿perdón?

—¿Y bien?

—¿Bien qué?

—¿Cómo está ella?

—A-ah, sí eso, je… está mejor.

—¿Mejor? —Heylin le golpeó el pecho con su dedo índice. —Como le hayas hecho sentir mal te cobraré más.

—Jaja… cómo crees —Se rascó la cabeza, tratando de olvidar lo de esta tarde. —¿Qué te trae por acá?

—Pues me pareció incorrecto dejarte pasar la noche con cuatro linduras, así que vine a quedarme con las chicas —reveló el saco que traía en su otra mano.

—Pero si te quedas serán cin/ —Gregory se tapó la boca sonrojado.

Heylin se agachó un poco para el frente en busca de un ángulo para ver mejor su expresión, decidió no burlarse tanto de él.

—No te hagas ilusiones, tú tienes otra cosa que hacer.

—¿Eh?

—El Alcalde ha convocado una reunión para todos los sectores, es una emergencia al parecer.

Lo bobo se le borró de la cara a Gregory.

—Samantha se va a enojar —musitó.

—No te preocupes, yo me encargó de que se diviertan mientras no estás.

—Muchas gracias, dile a mis sobrinas que volveré mañana temprano —dijo y fue caminando. Cuando estuvo a punto de irse se dio la vuelta como si se hubiera acordado de algo: —Heylin, ¿cómo sabías que Airys iba a estar acá?

Heylin negó con la cabeza y le dedicó una última frase antes de cerrar la puerta:

—Porque así eres tú.

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—¡¿Quién quiere amanecer contando historias?! —Heylin entró a gritos.

—¡Yo! ¡!Yo! —Se le unió Melody jalando por el brazo a Airys.

—¿Heylin…? —Samantha quebró un huevo y lo vertió en el sartén. —"¡Estupido tío!"