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Chapter 48 - 48: Compromisos

Fresco. Húmedo.

Como una manguera con líquido helado recorriendo por su interior. Entre sus piernas, detrás de las rodillas, por la cintura, por la espalda. A Airys se le escapó saliva por la boca, estaba tan complacida que se restregó de la cobija y de lo que sea que estaba enfriándola en el mueble de la sala.

—Jiji jaja —Ese algo se deslizó por las plantas de sus pies. —Ja… ¡Jaja!

El gozo disminuyó con esas cosquillas, era una molestia al tratar de dormir, y con ello parte de su conciencia regresó del profundo sueño y se dio cuenta de un detalle importante: Ella se había dormido sin ninguna cobija.

Se sacudió, despertó y abrió los ojos apresurada con el corazón acelerado, y vaya que se sorprendió al saber que tenía encima.

—¡AAAAH! —chilló y despertó a todos los demás de la casa, aparte del vecino de al lado.

—¿Qué pasa? —dijo Melody. que se había dormido en el suelo al lado del banco donde estaba Airys.

Natsume se asomó por la entrada del pasillo, restregándose los ojos con las manos y preocupada.

—¿¿Q-qué es está cosa?! —Las palabras se le quebraron, lo que antes le provocó placer ahora le disgustaba en exceso, lo fresco era repulsivo, baboso y grotesco.

Una víbora de lianas.

La criatura —¿o planta? —había enrollado a Airys por completo y tenía su rostro triangular a la altura del pecho de Airys con una mirada fija en esos ojos plateados. Le sacó la lengua y le lamió la nariz, a lo que Airys reaccionó con escalofríos y las manos se le agitaron en el mismo lugar.

—¡A-ayu-yuda! —chilló Airys y Natsume se ajustó la camisa lista para rescatar a su amiga.

—Pero es solo Eli, —Melody bostezó con un ojo medio abierto. —debiste haberle agrado mucho.

—¿Eli? —dijo Natsume.

—Sí, es la planta de papi.

—¡Oigan! ¡No me ignoren! —Airys ahogó sus chillidos y alejó su cara cuanto pudo de la de esa cosa.

—Samy dice que era su favorita, que hay que cuidarla.

—Oh, así que es la planta de la pared, primera vez que veo una.

Natsume se puso apreciar a lo lejos, Melody se puso de pie y estiró la mano hasta Eli, que de inmediato le mordió y se tragó su mano aterrando más a Airys y dejando bien despierta a Natsume por la sorpresa.

—¡¿Estás/

—¡Eli! ¡Me haces cosquillas! —La risa de Melody interrumpió a Natsume y calmó a ambas.

—¿N-no tiene dientes? —dijo Airys.

—¿Para que una planta necesita dientes? —Melody acarició la cabecita de Eli contenta, como si fuera lo más normal del mundo.

La escena le pareció bonita, la criatura siseaba con cariño, Melody estaba alegre, la luz entraba por la ventana y el aura de la mañana bañaba la habitación con esa nostalgia clásica de haber pasado una noche con amigas.

Oh, claro, Airys estaba allí temblando incomoda también.

—¿M-me ayudas, Melo? —rogó con la voz más dulce y vulnerable de su vida.

Melody le hizo una seña a Eli y ella fue soltando a Airys mientras regresaba a adornar la pared. Airys se aguantó las ganas de retorcerse más y susprió una vez pudo mover su abdomen y piernas lejos de allí. Natsume le tocó el nombre, asustándola y burlándose de eso.

—¡N-no es divertido! —Airys se apartó de la banca de un salto.

—¿No que te gustaban los animales?

—¡N-no es lo mismo! —chilló escondida detrás de Melody.

—No grites tanto, vas a despertar a/

De nuevo interrumpieron a Natsume, esta ocasión fue un grito despavorido de un hombre, proveniente de la habitación más al fondo del pasillo. El grito no vino solo, fue acompañado por los sonidos de fuertes y burdos golpes y cabezazos en la madera de la casa. El alboroto no se detuvo con eso, aquel hombre abrió la puerta de un tirón y se chocó con la pared del pasillo súper alterado.

—¡E-E-EN VERDAD LO LAMENTO!

—¡¿SE QUIEREN CALLAR?! ¡!TRATO DE DORMIR! —Samantha salió de la habitación, y la persona que se encontró arrinconada fue nadie más, que su tío Gregory.

La expresión de vergüenza, el nítido color rojo en sus orejas y sus mejillas, como le temblaban las piernas, todo le causó confusión. Melody, Airys y Natsume se asomaron por el pasillo y observaron a Gregory muerto de la pena, entreabriendo la boca e intentando formular palabras para excusarse.

—E-h, a-h, es, ahm, qu-e, l-lo, yo, e-h, n-o es lo… —tragó saliva —¡N-no sabía que estaba allí y tenía sueño! —aseguró y se abrió paso rápido entre las chicas.

Se le quedaron viendo hasta que salió de la casa y cerró la puerta con prisa.

—¿Qué le pasa? —djo Natsume.

—Ni idea —Airys se sobó el empujón que recibió.

—¿Cuándo llegó el tío? —preguntó Melody.

—¿Qué acaba de…? —murmuró Samantha con rabia, hasta que sus neuronas se activaron y corrió a asomarse a la habitación de su tío.

Natsume también comprendió de inmediato lo que posiblemente había acontecido y se acercó rápido para enterarse, Natsume y Melody se vieron a los ojos y le siguieron. La escena que presenciaron fue tanto conmoverá como extremadamente divertida para los ojos de todas ellas.

Heylin se encontraba en la cama, casi arropada por completo, con un rubor en su rostro igual o incluso mayor a la de Gregory, esforzándose para no dar la impresión que no podía evitar enseñar a las chicas. Las pupilas de sus ojos se habían expandido, la cabeza le daba vueltas y para colmo las chicas no apartaban la mirada de ella.

—N-no… no es justo —Fueron sus palabras antes de taparse la cara con la sabana.

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—¡Muévete más rápido Layd! —ordenó Yeb.

—¡P-Pero así no puedo usar mi resonancia!

—¡¿Y piensas quedarte así?! ¡Vamos responde!

—¡E-es más difícil de lo que parece!

Sus compañeros, que estaban en rondas de ejercicios igual o peores que la suya, ocultaron la risa para que Yeb no se fijara en ellos.

—¡No pienso pagarte nada hasta que estés listo para actuar en cualquier momento! ¡¿Me oíste?!

—¡S-sí señor! —Layd continúo corriendo en círculos mientras intentaba levantar rocas a la altura de su pecho con la resonancia, sin resultados diferentes a crear grites en el suelo por el corría de vez en cuando.

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—¡Está delicioso! —Natsume cerró los ojos para saborear la masa en su boca. —¿Qué le hicieron a esto? ¡Me encanta!

Todas ellas estaban comiendo unas torrejas —masa de harina mezclada con sal, agua y un huevo cocidas en una sartén —luego haber "decidido" no preguntar nada al respecto de la situación de hace unos minutos, a lo cual "accedieron" sin presión alguna, Heylin no les amenazó particularmente, no, para nada.

—Nuestra harina es la mejor, solo eso —afirmó Heylin vigilando a la que se cociera con una paleta de madera en la mano. —¿Quieres otra Airys?

Airys masticaba con calma el último trozo de torreja que tenía, era aparente que se encontraba dispersa, ni siquiera ella misma reconocía que lo estaba, y con mucho sentido. Sin Seng, sin un maestro, sin dinero, ¿qué se supone que hará para salir adelante? Mejor dicho, ¿dónde queda "adelante"?

—¿Airys?

—¿Hm? —Por fin parpadeó. —¿Qué?

—¿Quieres otra?

Airys se lo pensó por un minuto, pero al ver a Melody muerta de la risa comiendo y ofreciéndole a esa planta, criatura, lo que sea; el buen sabor dejó su sistema y negó con la cabeza. También decidió parase del suelo y alejarse un poco de la mesa y aquel mueble, para prevenir.

—Yo si quiero —Natsume se arrimó hasta el mesón que separaba la cocina.

—A la orden, —Heylin volteó la torreja. —¿Puedes hacer más masa, Samy?

Samantha estaba recostada del mesón de la cocina, ojeando a Airys sin apenas tocar su comida. Suspiró y fue por el tazón para mezclar.

—Espera, todavía queda para dos más, ¿por qué tengo que amasar más?

—Para él. —Heylin señaló la ventana y Samantha se topó con la sonrisa estúpida de su tío.

Terminaron de comer, Gregory se sentó en la mesa baja junto a Melody y hablaron de cosas triviales, nadie se atrevía a mencionar el accidente de esta mañana, solo se oyó un silbido del viento que testificaba que Gregory había llegado soñoliento en la madrugada. Por supuesto, un trueno trepidante lo mandó a callar relatando que Heylin solo fue a dormir a esa habitación porque solo había tres camas y Melody iba a dormir con ella.

—¿Cuáles son tus planes Airys? —instigó Heylin queriendo dejar de lado aquel tema. —Con lo que me dijiste, creo que sería mejor que descanses unos días, no hay prisa para ganar el dinero, ¡y en unas semanas es el festival de los reflejos!

Airys bajó la cabeza. Natsume bebió de su vaso de agua tras comerse el último bocado de la tercera torreja.

—Yo… —Airys observó su mano izquierda y dibujo un gesto de temor en su hermosa frente. —no creo que deba perder el tiempo.

—Oh, vamos, divertirse un poco no está mal —esputó Heylin con un puchero.

—Oh, perdón, —La voz de Airys estaba apagada. —no quise decir eso. Necesito volverme más fuerte para que… pueda presentarme ante él con dignidad.

Heylin no comprendió mucho la resolución de Airys, de todos modos, si ese era su deseo, estaba bien. Natsume supuso que se refería a Seng, demostrarle a ese idiota que ella no depende de él es sin ninguna duda lo correcto. Gregory sudó nervioso, la razón por la que el señor Yeb la rechazó no fue exactamente su debilidad o experiencia… pero bueno, no está mal que ella quiera recuperarse de esa humillación.

—"¡¿Para salir con Layd se tiene que ser fuerte?!" —Samantha quedó impactada. —"¿Le gustan rudas?"

Cada uno de ellos creyó erradamente que ella hacía alusión a esos chicos, cuando la verdadera persona, el nombre que se le venía a la mente cada vez que recordaba lo patética que era, perder su seguridad y lamentarse, era Echsos.

—Tengo que aprender a usar mi resonancia —admitió ella, sujetando con fuerza su mano izquierda, resistiendo el intenso deseo de olvidar la sangre que fue impregnada en ella.

—Conozco el lugar exacto al cual llevarte —Gregory asintió con los brazos cruzados.

Hubo un silencio que era roto meramente por los ruidos de Melody. Gregory sudó nervioso al ver la gigantesca desaprobación en Airys y Natsume.

—¡E-esta vez es en serio! —Gregory agitó las palmas frenético. —Dime Airys, ¿qué tal si yo te enseño? —ofreció Gregory con calma y una resolución honesta.

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—¡B-bienvenido s-sea! ¡¿Q-qué lo trae al palacio de la Dama Zul'luz la vidente?! —Seng, todavía con los grilletes de Dingarsita en los brazos, abrió los brazos de par en par y se inclinó.

—Hm, ponle más ánimo.

—¡Yo no accedí a esto Zuli!

—Eres mi esclavo, tu opinión no importa.

—¡¿Pero por qué demonios tengo que llevar esto puesto?! —rugió exaltado.

Era de esperarse, Zul'luz lo estaba obligando a llevar un absurdo traje de bufón; y no cualquiera, era uno con pantalones de cuero teñido de colores que rechinaba con el mínimo movimiento —y le remarcaba sus pompas —, una camiseta rosada con brillitos encima que daba la impresión de estar al revés y una estúpida capa que ni le llegaba al trasero, de color amarillo solo para destacar más.

—¿Recuerdas lo que me hiciste vestir en Hegata?

—¡Eso fue hace años! —Zul'luz blufó y le dio la espalda. —¡La situación era diferente y lo sabes!

Sonaron las campanas de la entrada.

—Ve a hacer tu trabajo, es-cla-vo mío.

Seng se mordió lo dientes, abrió la puerta y repitió el espectáculo con una risa forzada y un profundo arrepentimiento.

—¡B-bienvenido s-sea! ¡¿Qué… le trae al palacio de la Dama… la Dama Zul'luz la vidente?!

Cuando se inclinó, ahogó un grito de pavor en su corazón y se le enrojeció el rostro por la vergüenza, porque Naoru se quedó perplejo ante semejante atrocidad.