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Chapter 49 - 49: La práctica del espejo

—¡Se bienvenida al muro de cristal! —exclamó Gregory.

El lugar era majestuoso, y exagerado. Más de cincuenta metros de ancho y cinco de alto, aquella plaza tenía el mayor espejo de la ciudad, en un perpetúo color verdoso profundo que engulle a quien se distrae con facilidad.

La cantidad de personas saliendo y entrando a cada minuto por el espejo rondaba por las veinte y poco, pues era el punto de tráfico más importante. Además de ellas, había una buena cantidad de gente reunida en la mitad derecha dedicada a utilizar el espejo de otra manera.

—Este es el último espejo que hizo la fundadora de la ciudad, la Archimaga Dingars —dijo Gregory.

—Oh, es… enorme —dijo Airys, con un leve dolor de cabeza por el oscuro vacío esmeralda frente a ella.

—Por eso estamos tan cerca del templo, le encantaba un pueblo que había aquí. —Gregory le pasó la mano por el frente para sacarla del trance. —Hasta el día de hoy los espejos se mantienen funcionando por lo increíble de su resonancia.

—Ya empezó con su catedra. —Heylin sopló el pastelito recién hecho en su mano. —Mejor dejemos a ese par practicar, ¿vienes con nosotras Natsume?

—Gracias, pero también estoy interesada en mejorar el control de mi resonancia —clarificó ella, luego de tragar el tercer bocado de su pastelito.

—Está bien. —Le dio el primer mordisco a su comida. —Vamos Melody, ¿Melody?

Melody había corrido a escuchar a su tío con ganas de saber y entrenar su alma. Heylin negó suavemente con una sonrisa y decidió irse junto con Samantha a pasear.

—¿Algo que quieras hacer? —Le dijo.

—Recuperar mis vacaciones familiares —esputó Samantha. —E ir a visitar a Ana.

Continuando con lo que le decía Gregory a Airys: Le explicó y mostró que una de los motivos comunes para visitar Dingars era entrenar el alma, ya que los espejos son un método menos barbárico, rápido y claro para avanzar en ello. Por norma general, mientras mejor seas al utilizar los espejos, menos tardas en dominar tu resonancia.

Y tenía razón. Había cerca de docena y media de personas ejercitando y tocando el espejo sin terminar de cruzar al otro lado. Niños con sus tutores practicando para volverse aventureros, una mujer con su novio queriendo aprender a pasar, un señor con sombrero paja acompañando a otro viejo. Algunos no podían sumergir siquiera un dedo y otros parecían haberlo dominado y estar cumpliendo una rutina de práctica.

—¿Y qué tengo que hacer? —preguntó Airys luego de que Gregory pidiera un espacio de un metro y poco del espejo.

—Lo primero/

—¡Lo primero es tratar de cruzarlo! —gritó Melody súper animada. —Tienes que tocarlo, así como con ganas de vivir y luego le das energía y se vuelve como agua y con eso se pone suave y puedes pasar y…

—Eso —concordó con su sobrina.

—¿Así de simple? ¿Tocarlo y ya? —dijo Airys.

—Bueno tienes que concentrarte en usar tu alma, ¿aquel chico no te enseñó cómo?

—Ahh, ya… —Airys chocó sus palmas. —Como intentar convocar mis criaturas.

—¿Puedes invocar criaturas? —Gregory se llevó la mano a la barbilla. —"Es solo cuestión de tiempo descubrir su resonancia" —pensó mientras presenciaba como Melody se colgaba de Airys para pedirle que le mostrara sus invocaciones.

Natsume terminó de comerse el tercer pastelito mientras oía esa charla, se lamió los dedos y se acercó al espejo.

—"Si es como usar mi resonancia, debería ser sencillo"

Dentro de ella, Natsume se acreditaba el peso de la muerte de Echsos. Por supuesto que los asesinos son la razón, pero… si ella fuera capaz de usar mejor su resonancia, de no tener esa debilidad tras usarla o de al menos utilizar las corrientes plateadas con soltura… ni Seng ni nadie hubieran impedido que se lo llevara a un lugar seguro. Por eso le tenía grandes esperanzas al tema de practicar con el espejo, de seguro así reducirá su dificultad con el control de su alma y perfeccionará su técnica.

Posó su mano en la superficie del espejo. Un muchacho y su amigo se le quedaron mirando por, básicamente, arrebatarles su espacio. Al momento que se concentró en alimentar más allá de su mano con el alma, la superficie perdió la solidez y pudo hundir la mano como si fuera un charco de agua.

—¿A-así? —preguntó nerviosa.

—¡Sí! ¡Exacto! —Y con esa respuesta alegre las esperanzas de Natsume se tiñeron de un fúnebre color gris carente de esperanza.

—¡¿Y-y qué puedo practicar después?!

—¿Eh?

—¿N-no hay otro paso? —Natsume metió el pie y la rodilla como si nada. —Digo, una vez dominas esto, ¿se puede practicar algo para mejorar más?

Gregory suspiró sin entender demasiado la preocupación de la jovencita, por lo que le se acercó a charlar con ella. Lo normal es que se preocupen porque NO pueden hacerlo, no porque lo hacen al primer intento, siendo sincero, Gregory quedó intrigado por esa reacción. Por su lado Melody le siguió diciendo cosas casi sin sentido a Airys acerca de cómo intentarlo —pensar en comida o animalitos —mientras ella misma no estaba ni cerca.

—¡Y-ya casi! —chilló Melody pujando con todas sus fuerzas contra el muro de cristal. —¡Hmmm!

Airys se rio un poquito y se detuvo en cuanto Melody entristeció con ojos de perrito, ni con calma, ni con fuerza, la sección del espejo que ella tocaba no tenía efecto. Sin embargo, la niña no se daba por vencida, al punto que no le dirigió la palabra a Airys, enfocada en la tarea de atravesar el vidrio. Airys suspiró, ya era hora de que ella lo intentara. Se relajó y cerró los ojos.

—"Que Natsume lo haya logrado no significa que sea fácil" —Internalizó esas palabras, quizás las más inteligentes de su vida.

Por instinto movió su mano izquierda al espejo, tocarlo con suavidad debía bastar si aplicaba su alma de forma correcta. Nada de distraerse, tampoco de pensar en cosas malas, es solo su mano. Las puntas de sus dedos entraron en contacto con el espejo. Era frío. Plantó su palma y aplicó una técnica muy similar a la de convocación —puesto que era el método de usar su alma que mejor conocía —y abrió los ojos para apreciar el resultado.

Ese segundo, el instante en que pudo relajar la mano más allá del cristal… le aterró.

—¿No se supone que esto era difícil? —replicó Natsume con cierta furia infundamentada contra el pobre Gregory. Metió y sacó el brazo en una rápida sucesión para dejar claro su punto.

Y fue entonces cuando ella y Gregory vieron aquello. Todos lo notaron.

Las personas que tenían problemas para lograrlo, por un segundo fueron capaces de atravesar el espejo como si fuera una tela de agua, Melody metió los brazos hasta los hombros feliz. Para aquellos que eran un poco menos habilidosos que Natsume y ella misma, el espejo se volvió loco generando unas ondas caóticas iguales a las que causarían miles de rocas que caen en una piscina.

Airys apartó la mano del espejo y con ello los efectos locos y avances repentinos de los demás se esfumaron. Natsume y Gregory se quedaron perplejos, la exagerada expresión de miedo en los ojos de Airys y el cómo se apretaba el puño contra el pecho con la otra mano les llamó la atención. La chica iba a romper en llanto.

La sensación que la agobió, fue idéntica a la memoria más horrible que resguardaba dentro de su alma. La de aquel momento en donde su alma se juntó con la de aquel hombre, el asesino de Echsos. Y mucho peor en esta ocasión porque recibió no una sino una docena de sensaciones parecidas entrar en su sistema, en su alma.

Gregory miró la cara frustrada de Natsume, la cara agobiada de Airys y se le escapó su felicidad en un largo suspiro.

—¿Por qué nunca puede ser sencillo? —murmuró.

—Tío Greg… —La voz de Melody sonó aguda y débil. —se atoraron mis brazos…

Gregory reiteró la frase anterior, aunque no le sobró nada para suspirar de nuevo.

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—Sí, así. Con calma…

No se imaginan lo liberador y conveniente que era el que los espejos no fueran letales para la gente que pierde la concentración a mitad de camino. Gregory estaba maravillado de la resonancia duradera de la Archimaga Dingars y lo bien desarrollada que fue. Conforme Melody fue sacando los brazos con lentitud, los nervios de la niña se fueron disipando. Era cuestión de ir con paciencia.

—No importa si te quedas sin energía o te desconcentras, mientras tengas tu cuerpo de un lado siempre podrás devolverte —Le explicó a su sobrina mientras le acariciaba la cabeza y jalaba sus bracitos.

—Gracias tío Greg —Melody recuperó ese ímpetu en sus palabras y abrazo a su tío.

—Ahora… —Gregory se levantó y miró a aquel par de chicas. —Es obvio que el problema suyo no es algo que puedan resolver con los espejos.

Natsume se veía inquieta, no paraba de moverse, como si tuviera ganas de salir corriendo y exigir justicia los cielos. Por su parte, Airys no podía entablar contacto visual, quieta y tímida, ni el más idiota pasaría por alto que ella estaba en una especie de negación o ciclo de miedo. Ambas atrapadas en un laberinto mental, donde la meta final está bloqueada por una pared invisible, imposible de escalar o penetrar.

Gregory se puso cómodo en el suelo, con su sobrina entre piernas, les pidió acercarse y empeñado en cumplir la palabra de ser el tutor de Airys —y al parecer Natsume —actuó como debía, como un adulto funcional y ser racional.

—Necesito que confíen en mí, explíquenme todo lo que saben, lo que necesitan de sus resonancias y la raíz del problema —dijo con la cara más seria que las cosquillas de Melody le permitieron —. Prometo no revelar nada de lo que hablarán con nadie, lo juro como Guardia de Dingars.

Natsume se lo pensó por un minuto agitando las piernas. Revelar tu mayor fortaleza y debilidad no era sencillo, pero tampoco lo era el acoger desconocidos en tu hogar…

Airys miró con pesar a Natsume. Ella no quería, no podía revelarle eso.

—Mi resonancia… —Natsume rompió el silencio, les contó a los tres lo que funciona y lo que no de su resonancia, sin omitir ni un solo detalle.

Entre los efectos negativos —o los que no podía usar a su favor—estaban lo complicado que era usar el aire plateado para ataques, el que las dagas o espadas no sirvan al tratar de imbuirlas con ese viento, lo patético y peligroso de quedarse vulnerable al acabarse el efecto… y el mal olor del viento.

—Espera, —Airys parpadeó dubitativa —¿mal olor?

Natsume se sonrojó y volteó para un lado.

—Sí…

Airys apretó su cara apunto de orinarse de la risa, nunca se le hubiera pasado por la mente que una resonancia te daría mal aliento.

—¿Qué hay de ti, Airys? —dijo Gregory.

La breve alegría que recuperó se le escapó de las manos de nuevo. Abrió la boca, pero una serpiente le estranguló el cuello para que no dijera nada, lo hizo con tanta fuerza que le dolió. Con las palabras en la punta de su lengua bloqueadas por la dulce y amistosa mirada de Natsume.

"Mi resonancia causó la muerte de tu hermano, yo ayudé a Maryon", esa era la oración que le estrujaba el corazón como una pasa. ¡Ya era innegable! ¡Ella en el fondo entendía como su resonancia funcionaba, por más que finja no cambiará ese hecho!

—Ya se me ocurren ideas para que se superen —esputó Gregory. Su instinto y el percatarse de lo doloroso que era para Airys contarles le motivaron a dejar eso para después. —Me disculparan si ya lo saben, pero tengo que explicarles un par de cosas sobre el alma y las resonancias…

Gregory inició relatando aquella vez que viajó a la Ciudad de la Montaña Zar'kyo unos siete años atrás. En la universidad de allí fue donde comprendió por fin su propia resonancia y la dominó. Una de las cosas que un viejo con nombre gracioso le enseñó fue que para averiguar los límites, usos y potencial de desarrollo de las resonancias se necesitan conocer tres cosas, parámetros universales que todas las resonancias cumplen sin excepción.

—…Categoría, color del alma y forma del alma.