—"Ay no, ay no, ay no" —Hax se quejó dentro de sí frente a los trozos del espejo —"¡Mierda, mierda, mierda!"
La situación iba de mal en peor para Hax.
—"¡Se suponía que sería una misión fácil!"
Seng y Natsume bajaron de la colina, intrigados por desaparición de la Mocosa.
—¿Qué le pasó a la Mocosa? —dijo ojeando a su alrededor.
—Deja de llamarla así —Le regañó Natsume.
Ninguno de los dos era consciente de la presencia de Hax, era imposible que lo estuvieran gracias a la resonancia de Hax.
—Yo la llamo como se me dé la gana.
Los pelos del brazo de Hax se erizaron al estar cerca de ese par mientras se dedicaban un profundo mal de ojo mutuo rebosante de negatividad, pero, quizás eso era una bendición para él, una oportunidad para tomar las piezas del espejo y largarse.
—¿Dónde está Airys? —preguntó Layd desde la cima de la colina. —No me digas…
—¡Claro que no! ¡Jamás dejaría a este bruto hacer eso! —Natsume desmintió de inmediato la posibilidad.
—¡¿A quién llamas bruto?! —replicó Seng sosteniendo a Natsume del cuello de su camiseta.
—¡Pues a ti! ¡Bruto! —Natsume apartó la mano de Seng por la fuerza.
Hax dio un par de pasos agachado para tomar uno de los espejos, no obstante, Layd se le adelantó y piso el trozo al bajar la colina, elevó la pierna y recogió el vidrio.
—Oigan, ¿Airys se cayó por aquí no? —Sostuvo el vidrio y lo revisó de ambos lados. —¿No será este uno de los espejos de Dingars?
La discusión banal de ese par se detuvo por un segundo al escuchar esas palabras.
—¡Claro que no! —dijo Seng. —¿Qué haría aquí un espejo de la ciudad?
—Pero es que no veo que me refleje… —añadió Layd.
—Déjame ver —Layd le dio el trozo a Seng y este lo colocó en media docena de ángulos distintos para tratar de reflejarse en él. Era extraño, se veía como un espejo, reflejaba la luz, pero no lo demás, como un vacío carente de color o forma que aun así se mantiene visible.
—Pues el señor "no tengo que probar que tengo razón" no la tiene —Natsume recogió otro pedazo del suelo. —Parece que es sí es uno de los espejos esos que no reflejan nada —aclaró después de una inspección mínima comparada con la de Seng.
—¡Es que no tiene sentido que haya uno de esos lejos de la ciudad! —señaló para ocultar que se equivocó.
Unos pasos por el césped y el sonido de metal chocando contra sí mismo se escuchó tan claro como el agua de un río cristalino. Desde la cima de la colina que estaba un poco más adelante, unos tres hombres en armaduras doradas les apuntaron con los dedos.
—¡Por la voluntad de Dingars, están bajo arresto por robo de propiedad histórica y cultural! —anunció el más alto de los tres.
Seng, Natsume y Layd parpadearon y se vieron las caras como estúpidos, mientras que Hax, todavía más agobiado, maldijo su suerte.
———————————————————————————————————
Airys bostezó, agotada y fastidiada. El largo rato que llevaba rodeando aquel muro invisible le estaba restando precioso tiempo de vida, por su cabeza las preguntas se acumulaban, las voces felices del otro lado le daban la impresión de que se trataba de Dingars, su hermano —hermanastro —Maryon le contó un poco de que del otro lado de los espejos existía el resto de la ciudad.
Pero…
—¡No me dijo que fuera un desierto! —exclamó a los cuatro vientos.
Apretó su puño y le dio un leve golpe a aquel muro.
—No quiero pasar la noche aquí afuera… sola… —murmuró con la frente contra la fastidiosa pared invisible.
—¡Voy a ser directo! —Una voz masculina, un tanto aguda, interrumpió su quejadera. —¡Dime dónde están tus cómplices y te dejaré vivir!
Airys volteó con alegría al principio, pensando en que al fin le ayudarían a entrar a la ciudad, emoción que se borró de su faz al oír la amenaza de muerte.
—¡¿Por qué rayos/ —Airys quiso decirle alguna cosa boba acerca de que esa no era manera de recibir turistas, no obstante, ella misma se desconcentró por la escena a su lado. —¡¿Esa es tu resonancia?!
El chico moreno estaba parado de lado, perpendicular al suelo. Con los brazos cruzados y una actitud de ser la encarnación de la ley. Los mechones de su cabello gris cedían ante el peso de la gravedad de la misma forma que lo hacía la tela de su pantalón, el resto de su persona permanecía inmóvil en medio del aire.
—¡Eso no fue lo que te pregunté!
—¡¿Puedes caminar por las paredes?! —preguntó Airys absorta en lo increíble que se veía. —¡¿Me puedes ayudar a entrar a la ciudad?!
—¡Dije que no te pregunté eso!
El muchacho corrió por el aire directo hacía ella, Airys se apartó de la pared asustada por la innecesaria agresividad de este.
—¡¿Por qué me atacas?! —chilló con toda la razón del mundo.
El moreno al llegar casi delante de ella, se lanzó para cortar la altura y la distancia entre ambos, Airys adivinó sus intenciones al verlo doblar las rodillas y cambió de rumbo para que no le cayera encima u otra ridiculez que sentía iba a suceder.
Cuando el chico de repente dio otro salto en medio del aire tuvo secuelas de Andra y su sprint sin usar las piernas. El moreno cayó al lado de ella y sin previo aviso deliberó un revés con su puño. Airys lo bloqueó de lleno con el brazo izquierdo, no sin cerrar fuerte los ojos por el dolor.
—¡¿Qué te pasa?! —chilló con una mirada asesina, lo cual el moreno ignoró para intentar una rápida sucesión de golpes.
Airys frunció el ceño y alzó los brazos para cubrirse. El primer par de puñetazos le enrojecieron los brazos, entonces, el moreno se inclinó para tumbarla con una patada a los talones. Airys recibió el impacto en los talones y cayó más rápido que una roca de trasero contra el suelo, la inclinación la hizo rodar un par de metros lo cual la alejó del chico y le dio oportunidad de levantarse.
—¡Última advertencia! —Airys se sobó los brazos con los ojos llorosos, su cabellera celesta estaba repleta de arena al igual que su piel. —No estoy de humor.
El moreno inclinó la cabeza perplejo en más de un sentido.
—Creo que es mejor que te rindas, te llevaré con los demás y nos dirás dónde está el otro.
—¡¿De qué hablas?!
—No te hagas la tonta.
—¡No me hago la tonta! —reclamó furiosa.
—¿Entonces es natural?
Tras esa respuesta maliciosa del muchacho Airys se enrojeció. Seng con su obsesión de llamarla Mocosa… luego Echsos leyendo su mente tras una terrible noche… después Layd creyéndose superior cuando ella cayó en una trampa imposible de evitar… y ahora este sujeto prepotente que se aprovecha de lo cansada que está… ¿qué ha hecho ella para que todos le humillen de tal manera? Lo único que han hecho desde que puso su pie en el mundo de aventuras es recordarle con constancia lo débil que es, lo inferior que es en un combate mano a mano.
Y… no están equivocados…
Airys cedió ante la presión, el cansancio y el dolor, bajó los puños apretados con tal fuerza que se marcaron sus uñas en las palmas de la mano. Agacho la cabeza.
—"¿De verdad? ¿Llorar? ¿Mi solución a otra pelea injusta es llorar?" —Tembló frustrada, cada gota que caía era acompañada de una marga sensación de auto desprecio.
—"Uy" —El chico sin camisa se planteó lo que estaba haciendo. Quizás hacer llorar a una linda señorita no era lo correcto. —Oh no, nada de eso. —Se repuso y elevó su guardia. —No me voy a compadecer de una criminal como tú.
Airys permaneció en silencio, lagrimeando.
—Ya ríndete, se nota que te metiste en esto sin saber nada —Se rascó la cabeza y soltó un suspiro. —A lo mejor logro convencer a Reod que te deje libre bajo vigilancia.
—¡No! —Los sollozos de Airys no se detuvieron, ni siquiera usando lo que aprendió sobre controlar su cuerpo con el alma. —¡No! —Cruzó miradas con el moreno, él vio de primer plano su enrojecida y delicada nariz empapada y el tenue brillo plateado de sus ojos irritados. —No v-voy a rendirme. —Lento, como si fueran los movimientos finales de un balón que rebotó por doquier, Airys enderezó su postura y tomó varias respiraciones profundas. —¡Y no he hecho nada malo! —Aseveró dispuesta a darle una paliza a ese idiota.
—Como quiera. —coincidió y ambos retomaron la pelea.
Era obvio que el moreno estaba acostumbrado a correr en la arena, Airys esperó paciente, teniendo que superar el agotamiento, se le ocurrió que su mejor oportunidad era contraatacar en el momento indicado. El moreno dio un salto de unos dos metros para arremeter contra ella, una patada voladora llena de confianza.
—"¡Te tengo!" —pensó Airys contenta, solo tenía que atrapar su pierna para aplicarle una llave y tumbarlo contra el piso.
Estuvo a punto de lograrlo, en su mente.
La inexperiencia tiene un precio, uno que pagas con innumerables derrotas si es que previenes pagar con la moneda definitiva que representa tu vida. En este mundo repletos de personas con capacidades especiales, resonancias que les otorgan poderes increíbles, no se debe desperdiciar la más mísera pisca de información que el adversario revele.
Cosa que Airys hizo.
El muchacho simplemente saltó de nuevo en la mitad del aire cuando Airys se estiró para atajarlo, no es algo que sea fuera de la rutina para él. Él salta, los demás quieren aprovecharse de eso.
Se re-direccionó y quedando a espaldas de Airys, dio una voltereta de cabeza para azotarle la cabeza a Airys con su talón, finalizando la pelea al noquearla.
—Bueno, solo es un poco de sangre, no es nada grave —estimó al ver sangre brotar de la nuca de Airys.