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Chapter 31 - 31: A dónde irán

Para suerte de Layd y Airys, el debate de maleducados halló fin. Por desgracia, fue junto con el final del día.

La luna de cuarto creciente se ocultó tras las nubes en el cielo estrellado. Una ráfaga de frío erizó los cabellos de Airys. De tanto vagar siguiendo a los que se suponía dirigían, terminaron en una pradera abierta, vacía de la presencia de humanos en lo que Airys lograba observar.

Se dieron cuenta que la pelea había terminado cuando Natsume y Seng se fueron en direcciones diferentes. Natsume se acercó sin percatarse a unas ovejas de lana verde y Seng se recostó en la única roca a la redonda. Airys chilló de la risa al ver como Natsume se tropezó por error, cayó y espantó a las pobres ovejitas que chocaron entre sí.

Nadie lo supo, pero ella no supo de la presencia de las ovejas porque Seng, cual niño rencoroso, usó su resonancia para nulificar el ruido de ellas.

En realidad, ellos dos no estaban tan lejos, unos veinte metros. Igual, la ubicación que habían escogido para pasar la noche era porquería de alta calidad.

—La mañana será horrible —Layd suspiró. —No es que esperase dormir hasta tarde, pero que horrible será el sol —finalizó con la vista a las nubes.

Airys asintió.

—Airys, voy a hablar algo con Seng, ¿puedes decirle a Sandy que me lleve hasta él?

—Claro, voy con/ —Airys analizó rápido lo que estaba a punto de decir: —"Si me llego a acercar a Seng, de seguro me obligará a pasar la noche en vela con algún bobo entrenamiento" —tragó saliva con pavor. —V-voy con Natsume, quiero preguntarle más de lo que me contó, y-ya sabes, porque no he podido intentarlo bien.

Y así, Airys fue feliz de la vida dando saltitos para acariciar una de esas ovejitas peluditas y Layd se preparó para explicarle todo a Seng y solicitar un favor.

—¿Qué tal estás Seng? —comentó casual Layd. —¿Te molesta si uso mi resonancia para crear una casita?

Seng ya se había acomodado frente a la roca, con sus cosas al lado y tras un silencio que Layd sintió fue más largo de lo necesario le devolvió la palabra.

—Haz lo que quieras —Claro, sin sonar muy amigable. —¿Y la mocosa?

—E-ella fue con Natsume, para intentar lo de la resonancia y…

—¡¿Aah?! —Layd cerró los ojos con el quejido furioso de Seng. —¡Ya he dicho que esa cosa es una mentira horrible! —Seng comenzó a pararse de mala gana con obvias intenciones de ir a hacia las chicas.

—¡E-espera! —Sandy se recostó poniendo a Layd a la altura de Seng —E-estoy totalmente de acuerdo contigo, eso de que imagines como quieres que sea tu resonancia no tiene mucho sentido.

Seng alzó la ceja, estuvo por decir alguna cosa, pero Layd le hizo muecas de esperar con las palmas y prosiguió:

—¡Pero! Yendo a prohibirle intentarlo solo hará que te veas como alguien inseguro, ¡o peor!, creerán que quieres evitar que confirmen que es verdad.

—Tienes razón. —Layd celebró por dentro al oír eso y terminó de construir un techo con dos pilares mediocres, tremendo perezoso.

—Estoy seguro de que, si seguimos viajando juntos, verán que no tenían razón.

—Lo siento, pero no pienso ir a la catedral —esputó Seng. —Me interesa ir a la ciudad más cercana, y —Le echó un ojo al cielo con el dedo alzado. —estoy casi seguro de que esa no es.

—¡No hay problema! —Layd se dejó caer de espaldas en el césped. —La verdad, es que no creo que sea buena idea volver a la catedral.

—Pudiste decirme a mí "viajaremos con ustedes un tiempo más" y ya —Seng resopló, es decir, no era complicado darse cuenta que Layd quería algo desde el principio.

Las estrellas se reflejaron en el pantano de sus ojos. La verdad, había sido sencillo, en su mente Seng se había convertido en alguna clase de ogro cruel y visceral, lo cual resultó ser incorrecto.

—Seng, —En retrospectiva, él nunca hizo nada contra ellos, por el contrario, fueron ellos quienes se "interpusieron" en su camino. —tengo que pedirte un favor. —Era momento de confiar en él, así como hizo Echsos.

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Al Airys acercarse a Natsume las ovejas que no se espantaron se echaron de nuevo al piso, ella no desaprovechó la oportunidad y se recostó encima de esas bolas de suavidad. Natsume parpadeó un par de veces perpleja. Tiene sentido, la chica que era amada por los espíritus también era querida por los animales.

El resto de las ovejas se acercaron a Airys, quien estaba absorta en la sensación y flojera exagerada que sentía.

—¡Tan suave! —chilló. —¡Incluso más que una cama… ahhhh quiero llevarme una de estas!

—Dime Airys, —Natsume estiró su mano hasta una de las ovejas, con paciencia para no asustarla, la cual se levantó y avanzó hacia Airys saliendo por poco del alcance de ella. —¿cómo lo haces?

—¿Hacer qué? —preguntó envuelta por las nubes con una sonrisa tonta. —Ah, ¿esto? La mayoría de los herbívoros siempre me han querido/

La voz de Airys fue detenida por el exceso de lana de las ovejas que se arrimaban más y más cerca de Airys de forma absurda. Airys extendió su mano en un acto desesperado por ayuda

—¡Airyyyyyyyyys! —Natsume exclamó de rodillas incapaz de salvar a su amiga del más cómodo y temible destino.

—¡Jajaja! —Ambas estallaron de la risa en lo que Airys se puso de pie como si nada.

Natsume se levantó y se tiró sobre ese círculo esponjoso, Airys se quedó viéndola con una cara de alegría.

—¿Ves que es tan fácil?

—Cállate, están así por ti —contestó Natsume jocosa.

—¿En serio crees que si lo deseo podré tener la resonancia que quiera? —Airys relajó su torso para echarse al lado de ella.

Sus ojos se encontraron, la duda de Airys cargaba un significado más, fue lo que pasó por la mente de Natsume; no obstante, le costó descifrar el motivo exacto. ¿Qué clase de inseguridades podría tener una chica tan dulce cómo ella? ¿Será que deseaba una resonancia caótica o destructiva? La imagen de Seng se cruzó por su cabeza y de inmediato recordó que él es el supuesto tutor de ella.

Ósea, no es que Seng sea una mala persona… es que se nota que no es él más sensible.

—Airys, ¿por qué estás entrenando tu alma?

Airys sudó frío.

¿Le cuenta una mentira o no?

¿Qué mentira le dice?

¿Le creería de no mentirle?

—No sé qué decirte —Las palabras surgieron solas y no le quedó de otras más que sonreír nerviosa.

Enseguida notó la cara de insatisfacción e incongnita de Natsume y decidió aclarar cuanto le fue posible:

—Debido a cierta circunstancia estoy siendo entrenada por él. —Bajó la mirada. —Quizás… podría tratar de buscar otra persona que me enseñe, aunque sería muy grosero de mi parte, él está haciendo esto por obligación… es un enredo.

Natsume lo pensó un minuto.

—Lo más importante a la hora de desear tu resonancia es que estés segura. No sé si Seng te lo haya hecho creer, pero las resonancias no son herramientas de destrucción, son un reflejo de quienes somos y quienes deseamos ser.

Extraño, en los últimos meses —y en la semana pasada —el concepto de las resonancias se había convertido en alguna magia para infligir daño a los demás. Se supone que ella sabía que no eran solo eso, que las aventuras no tienen por qué incluir el lastimar a los demás.

Ahora, ¿qué se supone que deba desear ella como la elegida? Por más que en pudiera desear la habilidad de traer paz y gozo al mundo, su trabajo era patear el trasero de una especie de deidad antigua del odio.

>>¿Qué clase de persona quieres ser Airys? —culminó Natsume.

Cada una de las representaciones de una heroína legendaria que había imaginado des de niña se presentaron ante ella.

La intrépida y valiente hechicera que salva a todos con los poderes de los elementos y crea un clima perfecto para cada día.

La inteligente y silenciosa cazadora que siempre encuentra a los villanos con las manos en la masa, con la habilidad de predecir el futuro y prevenir a todos del peligro.

La más famosa protectora de todo el continente, controlando escudos por los aires para cuidar de sus amigos en los viajes repletos de peligros.

Airys se giró un poco para quedar con el rostro al cielo estrellado. ¿Quién lo diría? Cuando se tiene la oportunidad de cumplir tu sueño es difícil decidir.

—¿Me vas a responder o qué? —Natsume le llamó cuando percibió que ella había cerrado los ojos como si se fuera a dormir.

—P-perdón —dijo Airys. —Creo que me gustaría ser capaz de ayudar a los demás, ya sabes, que no estén en peligro.

—Bien. —Natsume le dio la espalda para dormir. —Espero lo logremos pronto.

Airys abrió la boca, no pronunció ningún sonido y por lo que para ella fue una eternidad, quiso disculparse por fallarle a ella.

Por fallarle a Echsos.

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—Buenos días dormilonas —Layd las despertó a ambas, montado en Sandy.

—Vamos, tenemos que movernos si queremos llegar a nuestro destino —avisó Seng mientras avanzaba hacia el sur.

—¿Eh? ¿A dónde vamos? —balbuceó Airys repleta de pelusas.

—Antes de ir a la Catedral tengo que pasar por Dingars.

—¿Por qué? —preguntó Natsume con los ojos entrecerrados.

—El viejo me pidió un favor, de pasar buscando a alguien en el camino de regreso —mintió Layd.

Lo usual es que las mentiras de Layd sean tan claras como el agua para Natsume, tuvo suerte de que la excesiva suavidad de las ovejas logró inundarla de sueño.

Por otro lado, Airys no tardó demasiado en despertarse tras procesar la información en su cabeza.

—¡¿Dingars?! ¡¿Esa Dingars?! ¡¿La Ciudad Espejo?! —chilló exaltada.

—¿Cuál otra Dingars conoces? —contestó Layd con una emoción similar a la de ella.