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Chapter 21 - 21: Cadenas (V): La Mocosa que alteró el destino

Perfecto. Inmaculable. Constante. Terco. La resonancia de Layd le obligaba a seguir esos preceptos al pie de la letra, no era permitido la más mínima pizca de error. Y menos ahora.

Apenas terminó de comandar las olas de tierra directo a Garyon se propuso a sellar el resultado del combate. No había razón para esperar diez minutos si realizaba aquella técnica, explorar al máximo su limitación.

Mientras que Garyon se las arreglaba para evitar las estacas y la gigantesca roca que se le venían encima en esa temblorosa tierra en la que se apoyaba, Layd enterró sus manos en el duro suelo como si de suave arena movediza se tratara.

Entrecerró el ojo adolorido, era hora. La expresión de Layd se apretó y se volvió más rígida que la montaña entera. Natsume y Echsos notaron de inmediato cuál era su plan por lo que retrocedieron respetando el rango de la técnica. La respiración de Layd se agitó y sus brazos —que no eran especialmente musculosos —las venas se extendieron hasta parecer un par de raíces inmensas.

En esta etapa el límite de control que Layd posee sobre la tierra roza los cinco metros, sin embargo, ese control no está restringido a un mero radio por sobre la tierra, no, era un radio en todas las direcciones y —obvio —hacía abajo.

Garyon sobrevivió a la ráfaga de ataques, con los brazos heridos por todos lados y un gran moretón en la frente sobre su ojo izquierdo. Layd lo observó y reafirmó para sí el motivo de su accionar, no hay manera de que el pase diez minutos lanzando ataques a ese ritmo con tan poco efecto.

Garyon le dedicó un par de rojos e irritados ojos asesinos y se dispuso avanzar.

Pero ya era tarde.

Una maza de tierra gruesa y ancha se comenzó a levantar junto con los brazos de Layd. Solo tenía que alzarlo hasta poder ponerlo sobre su cabeza, luego de allí la pelea acabaría. La única opción posible de Garyon sería huir para evitar el ataque —en vano por el inmenso tamaño —. Si en lugar de eso decidía acercarse, Layd bien tranquilo soltaría la piedra sobre ambos y todo llegaría a su fin para el psicópata y él usaría su resonancia para no morir en el acto.

Sí, un plan perfecto. Controlar la tierra, el suelo, en todas las direcciones le permitía hacer esa ridiculez.

Pero ya era tarde.

—¿Te crees la gran cosa, mocoso? —Las palabras de Garyon penetraron sus oídos como un cuchillo. No eran fuertes, sin embargo, cambiaron el ambiente de inmediato.

De repente la fuerza que Layd debía ejercer para sacar del suelo ese muro de roca aumentó casi el triple. Algo iba mal, en serio, de a poco la piedra cedía ante la gravedad y sus brazos no eran capaces de hacer nada al respecto. Garyon se acercaba y con un rostro furioso.

Fui allí cuando llegó a su revelación.

—"¡¿Está usando su maldita resonancia en mí?!" —pensó Layd impactado. Sí, Seng le dijo que él podía afectar las resonancias de los demás, pero ¡¿A cinco metros de distancia?!

Layd abandonó su curso de acción y procedió a sacar las manos de la tierra —lo cual costó mucho más de lo necesario —y deslizó sus manos sobre la tierra detrás de él para crear un par de discos y lanzárselos a ese idiota.

Puede que sea debido a que no tuvo tiempo o a la resonancia de Garyon, esos discos ni siquiera eran sólidos y Garyon pudo anteponer su mano ante ellos al correr hacía él.

—"Tengo que salir" —Layd trató de sacar sus pies del suelo. Natsume y Echsos sudaron frío por ver que su hermanastro había perdido el control de la batalla.

Allí fue cuando aquella revelación fue aún más clara.

No era capaz de desenterrar sus pies.

Layd sonrió nervioso contemplando el suelo que sería su tumba.

No.

Vio a Garyon encoger el brazo frenando para darle un puñetazo.

Sí.

—¡Corran! —rugió Layd. En ese estado era imposible ganar. Al menos, al menos… ganaría tiempo para que ese par saliera ileso. —"Y pensar que nuestro plan se fue a la mierda, Echsos."

Se dispuso a cubrir y parar la mayor cantidad de golpes antes de quedar fuera de combate, quizás, podría devolver alguno que otro.

No obstante, la pizca de esperanza que le restaba se alejó de él más rápido que la confiaba que le quedaba al sentir que era imposible mover sus brazos.

Garyon empezó por la cara. Luego siguió con la cara.

Tras aquel puñetazo, agarró la cabeza de Layd y la jaló directo a su rodilla una media docena de veces.

—¡¿VES QUE NO ES BONITO QUE TE LÁSTIMEN EL ROSTRO?! —gritó Garyon ahogando el ruido de los quejidos de Layd.

Natsume apretó los puños, ¿tenía que usar su resonancia? No tenía idea alguna de qué pasaría si ese sujeto le aplicara lo mismo que a Layd. ¿Quedaría fuera de combate al instante? ¿Tendría la oportunidad de salvar a sus hermanastros y huir con ambos…? ¡No! ¡Claro que no!

—Vamos chico, —Cuando acabó de desquitarse con el pobre Layd, soltó su hinchado y roto rostro y se arrancó el diente de la rodilla. —deja de meter en problemas a los demás y ven conmigo.

Echsos abrazó el brazo de Natsume. Tembló. Su hermanastra entendió de inmediato lo que estaba sucediendo en su mente: Su resonancia estaba dándole información de Garyon. Tanta que no podía hablar. Tan horrible que le abrumaba. Era la primera vez que experimentaba algo así, la primera vez que se aproximaba a la muerte.

Garyon caminó hasta dejar detrás a Layd.

—No tienes que tener miedo chico, si no quieres puedo usar mi resonancia sobre ti. —Estiró su mano para el frente en un gesto de agarre. —Puedo quitar de ti cualquier sombra de duda. —La sonrisa de Garyon se incustró en sus ojos.

—"¡Voy a usarla!" —Natsume se alistó para respirar profundo. No importaba qué, ¡le iba a dar una lección a ese bastardo!

Al ella abrir la boca Garyon cerró su mano en respuesta a su instinto asesino, aunque no era eso a lo que necesitaba prestarle atención.

Contra todo pronóstico Layd se desenterró del suelo a la fuerza —quebrando el suelo de por medio —, se giró directo a Garyon que estaba de espaldas y este reaccionó al sonido con una expresión repleta de obstinación y deseos de muerte.

—"¡¿No estaba inconsciente?!" —Garyon se enojó por verse obligado a mantener su resonancia sobre el mocoso.

—"¡Mi cara no es todo mi cuerpo, tarado!" —Por mucho que le hubiera encantado decir eso a Layd, lo único que logró fue esputarlo en su mente al atacar.

Primero un golpe de frente, que no hizo nada porque Garyon lo bloqueó. Luego una patada que conectó con las costillas, pero que no causaron mayor daño. De nuevo, su fuerza desaparecía de sus extremidades y no entendía del todo el porqué.

Y Garyon no podía estar más contento al respecto.

Aquel otro chico de los pelos teñidos les habrá contado de su resonancia, sí, una parte ella. La resonancia de Garyon no es "cancelar resonancias", "anular poderes" o cosas cliché de ese estilo; es algo mucho peor.

La resonancia de Garyon le permite ejercer la presión de su alma sobre las demás almas. En concepto, el alma de Garyon choca con las de los demás y bajo las condiciones correctas puede hacer lo que quiera con la tuya.

Ya que el alma es lo que controla no solo las resonancias sino el cuerpo, si la influencia de Garyon logra ser lo suficientemente poderosa quedas a su merced total. ¿Moverte? Si él no lo quiere no lo haces. Claro que no es una carta de victoria automática, bueno, deja de ser una contra personas que han entrenado y aprendido a usar su alma, porque pueden luchar contra los efectos adversos y no quedar inútiles.

Es una pena que Layd nunca haya sido la gran cosa a la hora de entender y usar su alma, pues bien es capaz de usar su resonancia, esto no se debe a que sea bueno con ella, en absoluto, el que tenga que pasar por tanto tiempo de preparación para cada etapa es la prueba definitiva de que tiene un largo camino por recorrer… si es que vive.

Garyon asestó un cruel y profundo puñetazo que le sacó el aire. Natsume no se aguantó más y aspiró el aire a su alrededor.

Si existe algún detalle que haga parecer a Garyon todavía más aterrador es el hecho de que perciba los cambios del alma. Cuando alguien experimentado con las resonancias mejora su aptitud física, cuando canaliza su energía para un gran despliegue de poder o al activar al cien por ciento —como Natsume —; él sentirá un pinchazo en los pelos de la barbilla.

Por eso no le costó entender la intención e implicación de esa tenebrosa respiración de la chica, que como si robara la mayor parte del oxígeno, liberó su resonancia con intenciones asesinas. Garyon estrujó el débil y sensible cuello de Layd para acabarlo antes de encargarse de la chica, pues no quiere otro ataque sorpresa.

—¡No! ¡No Natsume! ¡No vas a poder! —exclamó Echsos jalando su brazo.

Ella lo ignoró y fijó su atención en Layd, iba a rescatarlo en una abrir y cerrar de ojos, no importa el costo.

El aire plateado comenzó a surgir de su boca y el mundo se alentó para ella, estaba lista.

Una fracción segundo, es lo que le tomaría, pero… ¿y qué tal si no? Apartó la mano de Echsos. Ya daba igual eso, porque no iba a dejar que pasara aquello de nuevo, no ahora que tiene la fuerza para frenarlo en seco.

Salió despedida a salvar su vida, sin embargo, la reacción de Garyon fue más veloz, sí, aunque no fue ella quien la provocó.

Una sensación abrumadora cubrió la mismísima alma de Garyon —la presencia de un alma de carisma enorme —que medio segundo antes de que Natsume saltara a la acción, le obligó a soltar a Layd y dar un precoz paso al lado para evitar lo que venía.

Natsume atrapó a Layd y retrocedió a tiempo para esquivar esa amenza que venía del bosque. Un lobo enorme surgió de los árboles con Airys encima. Ella se quedó perpleja por la situación y Garyon se dudó de la eficacia de sus sentidos.

—¡¿Qué demonios está pasando acá?! —preguntó Airys.

Era imposible que la Mocosa portara un alma así.