Garyon y Eheron no eran familia, la diferencia de edad era de unos quince años, exactamente el tiempo que tenían viajando juntos. No existía una sombra de duda en la mente de Garyon, por eso se fue sin pensarlo; Eheron someterá al chico e irá a buscarle y Eheron comprendía eso.
En los ojos de Seng se apreciaba una ira vanidosa, de aquellas que él había visto antes. Las personas poseen rara vez se enojan de la misma manera en situaciones distintas. Cuando su hermano le quita la comida al otro, cuando vez al asesino de tus padres, provocan dos emociones de rabia y furia que comparten el título y nada más. En los ojos de Seng estaba ese furor que tendría alguien que ha sido relegado a dormir en el piso porque la única cama está ocupada.
Infantil. Sin base, sin preocupación… un berrinche.
—¿Por qué estás con ese chico? —Eheron abrió la boca, sus palabras surgieron y rebotaron en una pared invisible a centímetros de su cabeza, unas cuantas y dolorosas veces.
—"Siempre tratan de hablar" —Seng sonrió.
Eheron cerró los ojos y se retorció por el dolor repentino, el volumen de su voz había superado con creces lo que él tenía planeado a usar. Seng aprovechó para jalar la cadena y con fuerza e insertar su sombra alrededor de su muñeca para liberarse. Como le encantaba adivinar lo que haría el otro, no es sencillo de hacer, pero si le das el tiempo necesario tu siguiente frase puede romperte los tímpanos gracias a ese poder.
¿Quién podría adivinar eso? Nadie. Fue perfecto, un objetivo quieto por la tensión de la cadena, a la expectativa…
—"Idiota" —Seng se carcajeó emitiendo una onda sonora que palidecía en fuerza y derrochaba ego. —"Ahora solo tengo que correr a los árboles, si es capaz de perseguirme acabaré con él"
Seng tenía la mejor mano, conocía el terreno y aprovecharía ese conocimiento al usar sus sombras. Aunque Eheron tuviera alguna resonancia loca de movilidad capaz de rivalizar con la suya igual sufriría la derrota al momento en que lo pierda de vista.
Movilidad, fuerza, inteligencia, reflejos, experiencia, terreno, y la capacidad de cancelar el ruido que produce; Seng es el asesino definitivo y de seguro ese tipo de las cadenas no es capaz de soportar tener una daga de hielo en el cuello.
Para Seng, Eheron se le acabó la suerte, es imposible acertar otro de esos ataques con la cadena en un terreno lleno de obstáculos. Eheron vio como Seng corría entre los árboles, todavía no estaba lejos.
Su destino estaba sellado.
Eheron giró la cadena en su mano izquierda y estiró el brazo hacía atrás. Seng ni siquiera le prestó atención, era obvio que la trayectoria del ataque sería interrumpida por los árboles, era imposible que le diera, un ataque recto, un ataque ancho, esos troncos impedirían que la cadena llegase a Seng.
—"Qué tonto es" —pensó Seng, oyó la cadena y esperó el subsecuente sonido de esta chocando con la madera, sin embargo, en lugar de eso pasó lo inimaginable.
La cadena atravesó los árboles como si no estuvieran allí y justo al final de su trayectoria darían con Seng. Él se detuvo, interpuso su sombra de inmediato para que funcionara tan bien como lo habían hecho los troncos e incapaz de asimilar a tiempo la realidad, recibió un doloroso golpe en el estómago.
Y eso no era todo.
Eheron sabía que iba a conectar el primer golpe así que se giró por la espalda para atacar con la cadena en su mano derecha. Seng perdió el aire que tenía dentro por el impacto y desconcertado no pudo hacer nada para prevenir el segundo y atroz golpe que impacto directo en su cachete.
¿Quién podría adivinar eso? Nadie. Fue perfecto, un objetivo que creía estar seguro, moviéndose en una trayectoria simple…
En definitiva, a Eheron le encantaba adivinar las tácticas de su rival y quebrar esa ilusión de ingenio que llevan encima.
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El ritmo de Echsos y Layd no era lento en absoluto, cualquier persona común quedaría atrás en una carrera contra ellos, qué mal que Natsume y —más importante —Garyon no pertenecen a esa categoría.
Natsume avanzaba y paraba, agobiada por la lentitud de sus hermanastros y el constante paso veloz de Garyon. ¿Debía usar su poder?
¡Natsume ten cuidado al usar tu resonancia!
Las palabras de Seng se incrustaron en su subconsciente, era imposible que Seng tuviera certeza de ello, pero la posibilidad de que ese sujeto cancelara su habilidad y como resultado ella se quedara en aquel estado le aterraba… y Layd lo tenía presente.
—"Vamos, tú eres el mayor" —pensó Layd y se palmeó los cachetes. —"Tienes que enfrentar esto"
Layd frenó en seco, empujó a Echsos hacia Natsume y realizó un ataque inicial deslizando los pies por el suelo y lanzando una patada que desprendió rocas del mismo directo a Garyon. Los pedazos impactaron directo en los brazos de Garyon porque se cubrió, dejando una nube de polvo en lugar de daños.
—¡No te acerques! ¡¿Por qué nos persigues?! —preguntó Layd. Natsume y Echsos retrocedieron un tanto.
—¡De eso quería hablar! —Garyon sonrió con sinceridad, restando importancia a los raspones de sus brazos. —No entiendo porque huyen de alguien así, ¿qué les aflige jovencitos?
—"Perfecto, conseguí que hable" —Del uno al diez, el interés de Layd sobre el motivo era un cuatro, porque esos rumores de ese psicópata eran más fuertes que la curiosidad. —¡Déjate de rodeos y dinos de una vez!
—Quiero que ese chico se una a mi causa —declaró con la mirada fija en Echsos junto a una icónica cara de compasión y dulzura.
—¿Que me una…? —murmuró Echsos.
—¡Así es! ¡Él es la persona que he estado buscando todos estos años! ¡El compañero perfecto para mi cruzada! ¡El coprotagonista de mi historia!
—¿Y se puede saber qué clase de historia es esa? —indagó Natsume.
La sonrisa de Garyon se hizo más profunda, las ojeras en sus ojos se remarcaron y arrugaron. Para ellos tres era la primera vez que veían esa clase de expresión, una que nadie jamás fingiría, que no es practicada y menos premeditada. Una sinfonía siniestra directa de su alma.
—Justicia. —Esputó. —Este continente… este mundo está lleno de personas injustas, con poderes todavía menos justos. Un mundo de ego, en donde nadie piensa realmente en usar sus habilidades para un bien y aquellos que lo hacen se engañan. —farfulló.
>>¿No sé han dado cuenta de lo peligroso es que personas capaces de quebrar la realidad de tal manera es un peligro para la humanidad? —Garyon se estiró la piel del rostro con miedo. —¿De qué nos sirve alguien que pueda atraer Tsunamis? ¡Para que el mundo sea justo debemos abandonar las resonancias y dedicarnos de corazón a trabajar solo con nuestras manos!
Cada palabra de Garyon hacía que ellos se perturbaran, el dialecto educado del viejo desapareció junto con sus modales, aquel señor que imponía un misterioso respeto había sido reemplazado por un payaso de la peor calaña.
—¡Por eso te necesito chico! ¡Siempre me ha costado saber qué resonancias tienen las personas, por ello no puedo ir asesinando a todos porque sí! —Garyon continuó. —¡Con tu resonancia podré saber que resonancia tienen los demás y así acabar de manera preventiva con los peligros del mundo!
—¿Y-y por qué querría unirme a ti? —respondió Echsos.
—Eso no importa, usaré mi resonancia en ti si te niegas —aclaró Garyon.
—¡Te estás contradiciendo idiota! —exclamó rápido Natsume por causa del miedo. —¡¿Cómo puedes dar ese estúpido discurso de que las Resonancias son malas y luego decir que usarás la tuya?!
—No entienden, hay algunas resonancias que se pueden perdonar, como la del chico… y lo último que haré para acabar con los peligros de esta raza… —Garyon se enderezó y estiró los brazos al cielo en una pausa epifánica. —Será suicidarme.
—"Gracias Natsume" —pensó Layd. —"Esa ridícula charla fue perfecta"
Layd de repente se enterró hasta las rodillas en el suelo y al instante extendió su brazo, lo cual provocó que una roca del tamaño de su pectoral fuera disparada directo a Garyon quien todavía estaba metido en su discurso.
La resonancia de Layd es manipular la tierra a su alrededor dependiendo de qué tan enterrado esté. No obstante, el proceso de enterrarse y vincularse no es inmediato y tiene límites. En resumen, hay cuatro etapas y avanzar de una a otra le toma cada vez más tiempo. La primera está activa todo el tiempo y le permite manipular hasta un metro de terreno, la segunda le toma alrededor de un minuto quieto y multiplica el rango y potencia en cinco.
Garyon se repuso del impacto que le había tumbado, se limpió la sangre que brotaba de su nariz y observó con odio a Layd que ni se inmutó.
—Creo que no entiendes viejo. —Layd apretó sus nudillos con el ceño fruncido. —Mi hermanito ya rechazó tu patética propuesta.