El ambiente era algo denso, al menos para Echsos, su hermanastra Natsume mostraba señales de que pronto sufriría los efectos negativos. La técnica de ella es de una categoría especial de resonancias que traspasan lo metafísico y se aplican al cuerpo. Ella es capaz de respirar una absurda cantidad de aire, que luego va expulsando lentamente de forma pasiva —ganando un aumento considerable en su velocidad y reflejos—; además de tener la opción de reutilizar ese aire para crear ráfagas de viento, como las que usó para reposicionarse.
Sin embargo, dado a la naturaleza imposible que es el aspirar cantidades tan inmensas como todo el aire de esa cueva en menos de dos segundos, al terminarse aplica sobre sí un periodo en el cual suda frío, se marea y debe aspirar con bastante fuerza para evitar morir de asfixia. Quizás sea una crueldad del destino que Natsume haya nacido con esa capacidad para durar una increíble cantidad de tiempo sin necesitar respirar y que aquel par de horas que debe pasar en agonía es un mero pago por lo que tanto anheló.
Tremendo alivio que Seng no fuera alguien con planes de dañarle, ¿Verdad?
Ocurrió de repente para Seng. Natsume palideció, su respiración se hizo pesada y fuerte y la atmosfera de seguridad que emanaba se derritió tan rápido como la nieve cerca del fuego.
—¿Qué le pasa? —preguntó a la vez que acomodaba su postura en dirección a ella.
Natsume no podía formular si quiera una letra, estaba concentrada en beber cualquier gota de aire que hubiera en lo que era el mayor desierto de su vida.
—E-ella… —tartamudeó Echsos. —"¿Debería decirle?" —pensó. —"Sí, no es como si fuera a hacerle algo" —Echsos se acercó para acariciar la espalda de Natsume, acción que ella misma le había recomendado varias veces antes porque le ayuda. —Está exhausta por usar su habilidad/ —Se quedó a media frase.
>>"Espera, Seng es de esos que jamás desaprovecharía una oportunidad para acabar con un enemigo… No no ¿por qué la consideraría una enemiga? No es como si fuera a querer matarla… solo porque sepa sus habilidades" —Echsos se tapó la boca.
Recordó que lo que había dicho hace unas horas cuando se encontraron era cierto, aun así, era ridículo creer que aplicaría esa norma porque sí.
Un destelló de información del alma de Seng invadió la cabeza de Echsos: Sería más sencillo si ella no fastidiara.
—¿Su habilidad es de ese tipo? —comentó Seng y dio un paso hacia ellos que les causó un escalofrío a ambos.
—"Calma Echsos" —se dijo a sí mismo. —"Eso de matar a los demás es un tema fuerte, él no debe ir tan en serio con eso, lo más seguro es que…" —Su cadena de razón se rompió al recibir la abrumadora cantidad de personas que Seng había matado antes.
No le llegó un número exacto, no obstante, le quedó tan claro como el Lago de las Nubes que Seng no dudaba al hacerlo y mucho menos le importaba si la persona era mala o una de esas tonterías. Lo único que le interesaba era si ellas fastidiaban sus planes.
Ahora sí estaba asustado. Los pasos de Seng hacia ellos empeoraban esa sensación de peligro. ¿En qué metió a su hermanastra? ¿Él no le dijo que confiara? ¿Entonces por qué se alteró al igual que ella?
Para Echsos era imposible estar en paz con su propia resonancia, amaba lo mucho que le dejaba saber, odiaba la aleatoriedad de las informaciones que le proporcionaba. Cuando se encontró con Seng la mayoría de la información que adquirió era acerca de lo mucho que le enseñó a Airys, la cantidad de años que pasó entrenando y que tuvo unos maestros de primera clase. Esa persona era muy diferente al asesino del historial perverso.
Seng se agachó frente a ellos. Sus ojos brillaban de un tenue y profundo plateado. Natsume, ni Echsos se habían fijado en ese detalle. Les acordó de ciertas leyendas y cuentos que los viejos y adultos que se creen listos cuentan para aparentar saber de historia.
Tienden a ser agresivos con los humanos normales
Echsos tuvo el impulso de defender a su hermana y se visualizó lanzando un puñetazo a la cara de Seng, lo cual era peor que un delirio pre-mortem.
—¿Estás bien? —Seng le dio unas palmaditas a Natsume imitando de forma terrible a Echsos. —Si tú resonancia es de tan mala calidad mejor hubieras sido más educada conmigo desde el principio.
—¿E-eh? S-sí, es algo complicado su resonancia —tartamudeó Echsos.
La expresión de Natsume seguía siendo de dolor, y bien no oyó para nada a Seng debido al zumbido horrible en sus oídos, la sonrisa creída y la mirada de compasión por la pobrecita niña le hizo cambiar de parecer y en lugar de estar aterrada por su vulnerabilidad, deseó recuperarse pronto para decirle unas cuantas palabras a ese engreído. Más que nada, quería decirle que parase de tocarle la espalda, su tacto era pésimo.
Y así Echsos también dejó de percibir esa aura agobiante y el humor general mejoró a sus ojos.
—"¿Qué rayos estaba pensando, Seng dijo que íbamos a esperar a Airys y Layd… ¿por qué cambié de actitud tan rápido? Aunque él sea capaz de matar como si nada, todo lo que percibo con mi habilidad es que es sensato y nunca lo ha disfrutado… ¿qué fue eso?" —meditó desconociendo los secretos de su resonancia.
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—Soy Layd.
—Airys. —Tras lo que fue el segundo más largo de la vida de Layd, Airys decidió responderle.
—¿Por dónde? —preguntó ojeando su alrededor.
—¿Cómo sé que/
—¡Oh por favor! —Layd estiró sus brazos en el gesto fastidio más potente que Airys jamás había visto, hasta soltó la espada. —Es obvio que el otro chico es quien te cuida! —Se agachó por la espada. —Te dejó caer en la trampa que evitó porque no quiere conflicto.
Airys se quedó observando en una clara muestra de su incapacidad para captar. Layd se limpió la cara con las manos para relajarse, quizás Airys era muy buena actriz e iba a sacarle información o en verdad no era astuta.
—De entre los dos Natsume es la más fuerte, eso de seguro te lo dijo Echsos. Así que, si ella no consigue vencer por un amplio margen a tu amigo, —Separó su palma derecha de la espada para un ejemplo gráfico. —nos tocará estar con ustedes hasta que tengamos una oportunidad para huir con él. ¿Por qué otra razón gritaría que te iba a esperar allá? ¿No deberías saber que ese es el plan en estas situaciones?
—A-ah, sí, claro —mintió tan mal que Layd estuvo por creer que actuaba como idiota apropósito. —S-solo me aseguraba de que pensarás lo mismo que yo. E-es por acá —Airys apuntó diagonal a ella con una sonrisa imbuida de vergüenza. —Es un poco largo el camino…
—Descuida, tengo tu espada y no creo que puedas hacer que caiga en alguna trampa —pateó con suavidad el piso.
Airys suspiró derrotada. Sabía que su poder —resonancia— iba de manipular la tierra o algo así y por eso mismo no veía el punto en tratar de zafarse de él; en especial con esa explicación del subtexto que sonaba verídico. Agradeció que Layd le pareciera un buen muchacho y no le causara miedo en realidad, aunque a veces creyó que el suelo desaparecería.
—¿Y qué hacían ustedes en esta montaña?
—Entrenar.
—¿Cuánto tiempo llevas entrenando Airys?
—Hm, creo que mañana cumplo diez meses.
Layd asintió con paciencia mientras pasaban por un sendero lodoso.
—¿Es tu novio?
—¡No!
—¿Hermano?
—¡Tampoco!
—¿Por qué te enojas? —Salieron repletos de lodo hasta la cintura.
—¡Porque Seng es un idiota! ¡Se la pasa todo el tiempo llamándome Mocosa y usa cada oportunidad que tiene para lastimarme con su sombra y se excusa diciendo que es para que aprenda a usar mi alma! —Airys apretó los puños al grado que sus huesos tronaron fuerte y claro. —¡Lo detesto!
—¿Y por qué no te has ido? ¡¿Te tiene presa?! —Layd lanzó las primeras preguntas que se le vinieron a la mente sin pensar demasiado. —"¿En serio me acaba de decir uno de los poderes de Seng? ¿No se da cuenta o no le importa?" —pensó. —"Debe ser cierto eso de la sombra, talvez sea como esa habilidad de Maryon y por eso pudo evitar caer"
—Es… es complicado.
—¿Y tienes planes?
—Cuando empecé a entrenar con él, creí que tendría aventuras —contestó.
—Pero no has hecho nada —añadió Layd.
—¡Exacto! Quisiera… hasta extrañaba hablar con otra persona —admitió luego de darse cuenta lo estresante que era estar todo el día únicamente con la persona más grosera de su vida. —A veces me gustaría poder alejarme de él, pero no puedo.
—Solo necesitas alguien que te enseñé a usar tu alma y descubrir tus poderes, ¿no? —supuso mientras bajaban por una leve caída de arena. —Y usar la espada —La elevó en frente de él.
—Bueno sí… —respondió. —Ahora hay que subir por acá —indicó un sendero que consistía de subir a unos árboles y caminar por las ramas de ellos.
—Entonces… —Layd ajustó el cinto de la espada a su espalda, se adelantó a subir a esos árboles rogando que no hubiera ninguna trampa encima y le ofreció su mano para ayudarla a subir —¿Por qué no vienes con nosotros? Natsume y yo podríamos ayudarte y Echsos tiene esa habilidad súper útil.
Era un paisaje maravilloso. La luz del sol atardeciendo creó esa atmosfera de tranquilidad que tanto le gustaba y la iluminación descendió con gracia por las hojas de los árboles logrando que ella olvidará lo sucio que estaba el pantalón de Layd.
Tal vez fue por estar demasiado tiempo sola con aquel idiota de pelos desaliñados, pero esa sonrisa y gesto de amabilidad de Layd le hizo ruborizarse un poco. Lentamente extendió su mano con delicadeza para tomar la del joven. Era extraño, en su pueblo siempre tuvo varios pretendientes y aun así era la primera vez que alguien le parecía u caballero.
—L-lo pensaré —murmuró y se maldijo por haber bajado sus estándares por culpa de ese desgraciado cerdo egocéntrico.
Layd le ayudó a subir y siguieron su camino.
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—Es aquí —avisó Airys en el risco justo encima de la cueva. —Voy a llamar/
—No hace falta, sígueme la corriente.
—¿Eh?
Antes de que Airys pudiera hacer algo Layd desenvainó la espada, le jaló por el brazo y esta chilló del susto al tener la espada rozándole.
Layd ignoró el chocante grito de Airys y le dio una potente patada contra el piso para abrir un agujero por el cual ambos cayeron, justo en medio de Echos, Natsume y Seng.
—¿En serio…? —masculló Seng con rabia al observar como ella estaba a merced de ese chico.