—¿Y bien?
Airys suspiró aliviaba, esa patada había dejado a ese ladrón tan aturdido como la cantidad de sangre que salía por su nariz.
—¿Me vas a decir por qué lo primero que haces es perder Mocosa? —El desprecio que emanó fue tal que Airys hizo lo imposible y ese suspiro de alivio volvió dentro de sí al igual que su nerviosismo. —Sigo esperando —aseveró Seng y lanzó la espada directo a Airys que por mera suerte y miedo la esquivó soltando un chillido.
—¡¿Q-qué esperabas?! ¡Acabo de pasar la peor noche de mi vida por quinta vez consecutiva! ¡No puedo simplemente darle una paliza… —El tono y volumen de Airys decreció gradualmente mientras que Seng se acercaba a ella con esos ojos que ella conocía demasiado.
Seng soltó a Echsos cual saco de papas.
—¿No te molesta haber pérdido? —Las palabras de Seng se incrustaron en su mente. Él se giró con una actitud petulante que no escondía la inmensa cantidad de desidia que sentía por ella.
Para Seng, Airys no era más que una Mocosa inútil que solo gracias a él ha aprendido lo poco que sabe, pero… ¿qué hay de él?
"Estoy seguro que serás un gran Maestro un día" —fueron las palabras de ella.
¿No es la prueba de un buen maestro el lograr que su alumno lo sea también?
Frunció el ceño. Definitivamente, una vez desmienta esa ridiculez de la elegida iría a darle una paliza a cada uno de los Archimagos, viejos tarados crédulos.
—S-sí que eres fuerte… —Airys se sorprendió y de un salto se puso de pie lista para pelear con la pose más ridícula del mundo al oír a Echsos. —Estoy seguro que jamás te ganaría…
Su nariz sangraba y no tuvo más opción que seguir con el rostro al piso mientras se limpiaba.
—¡Por favor Seng! ¡Enséñame a usar mi alma! —Levantó su rostro entre largas y agitadas respiraciones. —¡Quiero controlar mi poder como controlas tu sombra!
Seng se quedó atónito. No le interesaba esas tonterías, aun así, ¿Cuándo reveló su control de sombra? Escuchó todas las tonterías de Airys usando su otra habilidad por lo que sabía con exactitud que ella no le mencionó nada más de él a Echsos a excepción de su nombre.
—¿Có/
—¿Cómo lo sé? —Echsos sonrió, la ganga frente a él era un milagro que valía cientas de narices rotas, en serio iba a estallar de felicidad si mañana no le caía una roca gigante para equilibrar su suerte. —De la misma forma que sé sobre ese problemita que arruinó tu vida y... —Arrastró su brazo por su rostro para limpiar la sangre. —Cómo solucionarlo.
—Yo iba a dejarte ir… —La sombra de Seng se alzó creando afilados tentáculos que ni siquiera el más grande de los idiotas quisiera tener cerca. —Pero no quiero romper mi política de confidencialidad.
—¡E-espera! —Echsos comenzó a temblar, era todo o nada. —¡Tengo la habilidad de absorber inconscientemente los conocimientos del alma de los demás! —Cerró los ojos y apartó el rostro al enterarse que esas cosas podían viajar hasta dos metros. —¡Por eso sé de tus poderes y de tu problema, pero creo que mi poder puede ayudarte porque es algo que podría saber con mi habilidad!
—Pruébalo.
—Eh… N-no es que lo sepa todo, pero si es algo que piensas seguido… —Un mensaje de información cruzó la mente de Echsos como un rayo: —Tu primer nombre no es Seng —esputó con confianza luego de un chasquido.
Sin embargo, justo cuando lo dijo recibió un pedazo más de contexto sobre esa afirmación y temió por su vida al ver que en efecto Seng incrementó el número de tentáculos y asimiló el semblante de alguien al cual le habían recordado algo que no era agradable.
—¡P-perdón! —suplicó pegando su cabeza al piso. —¡No quiero morir antes de ser papá!
Seng lo observó y decidió atacar con esos tentáculos a Airys, la cual apenas los esquivo chillando del susto.
—¡¿Qué te pasa?!
—Bien, no bajes la guardia.
—¡¿Por qué me haces eso?! ¡¿Acaso quieres matarme?!
—Muy bien chico te creo. ¿Dices que eres capaz de saber todo sobre una persona?
—S-sí… —Echsos se relajó y se dejó caer sobre su trasero.
—¡No me ignores Seng!
—Pero como te dije, no lo sé usar muy bien así que solo puedo ir sabiendo cosas un poco al azar. —Se sonó la nariz para terminar con esa hemorragia de una vez. —Aunque sé que mientras más privada sea alguna información me tardo más en conseguirla y viceversa.
—¿Qué tanto sabes de mí?
—Solo tus habilidades y lo que te he dicho, si te soy sincero ni siquiera sé que quieres desmentir, pero sé que sabes que es algo que mi poder podría resolver o algo así, ¿me entiendes?
—Eso de que sepas mis habilidades es irritante.
—¿P-perdón? No es que lo haga queriendo.
—¡Espera! —chilló Airys. —¡Seng, él podría ayudarme a saber cuáles son mis poderes!
Seng hizo una mueca de dolor y se tapó el oído del lado de Airys. Ella estaba alegre, en los últimos meses habían hecho cero avances reales en ese apartado. Ella dirigió una mirada de expectativa y emoción con sus brazos juntos frente a su pecho a Ehcsos que lo sacó de ritmo y le hizo pensar en lo tierna que era.
—Claro que podría.
—¡¿En serio?! ¡Genail! —chilló ella y saltó como si no estuviera agotada ni en mal estado.
—Aunque como traté de decirte antes Airys, estoy en un predicamento… jeje je…
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—Lo encontré.
Layd tocaba el suelo con los ojos cerrados. Se había enterrado hasta el pecho para poder usar su poder al máximo cuanto antes. Su piel morena se parecía esa tierra oscura que se ve en los días de leves lluvias y su cabello negro dejaba una exagerada cantidad de canas producto de los difíciles días que vivió desde pequeño.
—¿Dónde? —preguntó su compañera Natsume.
Ella tenía una cabellera hasta los hombros de color castaño con misteriosos reflejos esmeraldas. Llevaba sobre si ropas holgadas debajo de partes de armaduras de metal que daban la impresión de que había perdido el resto —lo cual era correcto— por tener una sola hombrera, bracera y demás en su mayoría en el lado derecho.
—Eh… —Layd alzó la vista el cielo.
—El este queda para allá —señaló Natsume a su izquierda.
—Entonces por el sur y un poco al oeste —dijo él.
Natsume le ofreció devuelta la pechera de cuero. Aunque no todo, menos los ojos verdes de ambos, era diferente eran hermanos.
No de padre o madre, más bien, de vivencias.
—Pero está acompañado, por dos personas.
Comenzaron a correr para escalar la montaña.
—¿Está bien?
—No estoy seguro así que sigue sin mí y solo has tiempo hasta que te dé mi señal.
Natsume tomó la palabra de su para-hermano y aspiró profundo para luego salir corriendo el doble de veloz que antes sin inmutarse antes los obstáculos al ir saltándolos.
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—Y eso es lo que pasa —Echsos terminó de comentar sentado en la roca mientras daba unos bocados a la manzama que Seng le había dado.
—¿En serio es tan valioso para que dos grupos de personas distintos te persigan? —preguntó Airys, que también comía.
"Esta Mocosa vivía en otro mundo" —pensó Seng con amargura.
—Jaja, tienes razón Seng —contestó Echsos. —Perdón —musitó.
—No importa —aclaró Seng. —No trates de detener tu poder.
—¿Y tus hermanos no te ayudarían? —señaló Airys.
—No es que seamos hermanos de verdad, apenas los conocí cinco años atrás porque los huérfanos como yo terminan en lugares como ese —contestó Echsos.
—Oh, qué pena —ella pegó el último mordisco a su manzana.
—¿Ya te sientes mejor…? eh…
—Echsos.
—Sí, perdona por el golpe Echsos. —comentó Seng.
"Está mintiendo" Claro, me lo busqué yo.
—Como sea, —Seng le lanzó la espada a Airys, que apenas la atajo sin lastimarse gracias a la funda, y le hizo señas para que se levantara también. —Tenemos que movernos, cualquiera de esas parejas podrían encontrarnos si no te alejaste demasiado.
—Ciert/
La frase de Echsos fue cortada por el repentino sonido de alguien brotando de entre las ramas de los árboles. Natsume entró a escena y la primera reacción de Echsos fue parase detrás de Seng para ocultarse en vano.
—¡Echi deja de huir! —exclamó la recién llegada. —Me disculpo por los problemas que le haya causado, pero él viene conmigo —aseguró Natsume con una amenazante mirada de hermana mayor enojada.
—Jijiji —Se mofó Airys. —Echi suena cuchi jijiji.
—Qué mal, pero yo tengo un trato con este chico así que no le dejaré ir —afirmó Seng sin una pizca de temor.
—¡No me interesa! ¡Mi hermano viene conmigo por las buenas o las malas!
—¡Jajajaja! —explotó Airys. —¡¿Es en serio?! ¡Pero si tenemos casi la misma edad! ¡Jaja! —comenzó a dolerle la panza. —Puede que no lo parezca pero Seng es tan fuerte como para vencernos a todos aquí a la vez fácil —declaró toda orgullosa de su tutor en período de prueba.
Echsos no pudo evitar sentir vergüenza por lo mucho que subestimaba a Natsume. O sea él tenía una idea de lo fuerte que era Seng, no obstante; aunque se le olvidó avisarles antes cuando hablaba de ellos, en su Orfanato de Talentos ella era la más fuerte.
—Ten/ —Se quedó callado cuando leyó en el alma de Seng que creía con exactitud lo mismo y hasta más de lo que fanfarroneó Airys.
—Se los advertí —advirtió Natsume y se preparó para correr directo a ellos.
Airys desenfundó la espada rompiendo su propio record de medio segundo como si ese fuera de categoría infantil. Sonrió. Seng y Echsos estaban cerca y no había posibilidad alguna de que esa joven creída alcanzara a hacer gran cosa con ellos al tanto de su posición y su poder.
"Mientras sepa a dónde vas no importa la velocidad" —interinó para sí confiada.
Por lo que la confusión inminente por estar cayendo le desorientó y enojó en gran medida. El poder de Layd había creado un agujeró justo bajos sus pies. Natsume se esperaba que sucediera eso también con Seng y por esa razón se había concentrado tan solo en cerrar la brecha entre ellos ignorándole por completo.
El pavor que le provocó esa sonrisa altiva de Seng se le grabó en su mente.
Ella había estirado el brazo y por un mísero centímetro estuvo por tomar el de Echsos y llevárselo, no obstante, Seng además de no caer —por lo que creyó un posible fallo en la seña de Layd— tuvo tiempo de jalar por el hombro a Echsos y emitir una intención asesina que le reveló a Natsume que pudo haber recibido un golpe fatal por su descuido.
—¡Airys te veo allá en el escondite! —avisó Seng y salió corriendo con Echsos en su espalda a caballito.
Natsume lo siguió con el ceño fruncido y unas tremendas de devolverle esa burla, aunque con un simple cambio.
"Aliento Plateado" —Aspiró profundo y un hilo plateado comenzó a salir de su boca.
Como si nada la velocidad que ya era abrumadora aumentó y Seng recibió un susto por la repentina presencia de la chica a su izquierda. Natsume se dispuso a atinar un puñetazo que hubiera conectado de no ser porque Seng usó su sombra para girar por completó su cuerpo noventa grados usando solo la pierna que tenía apoyada como torque.
El giro fue tal que Natsume casi choca con un árbol.
"¿Cómo hizo…?" —Se preguntó hasta que vio una clara y asombrosa respuesta.
Seng había supuesto que ella sería veloz, pero no tanto; así que al enterarse de la verdadera capacidad de Natsume mudó por completo de ruta y fue por la que era la única que podía darle tiempo para llegar a ese escondite.
Un sendero con ramas rotas, arboles, raíces, huecos, ríos y en general un desastre natural que una persona nunca pensaría en cruzar por lo estúpido que se veía tal hazaña.
Y gracias al control de Sombra de Seng esa clase de caminos eran menos que un reto. Por cada hueco él se apoyaba de alguna parte elevada para crear un escalón. ¿Todo el camino está cubierto por rocas? Se deslizaba sobre su sombra como si estuviera surfeando. ¿Un muro demasiado alto? Se acercaba y luego subía como un ascensor.
Natsume no tuvo más opción que asombrarse y comprender de una vez que ese sujeto sería una amenaza potente si no quisiera huir con Echsos, no, probablemente solo ella sería capaz de huir de él con Echsos; si este último no se resiste claro.
"Desgraciado" —Esbozó una mueca de disgusto mezclada con emoción de ir competir en la carrera más intensa de toda su vida.
—¿Estás bien?
Airys estaba en hueco de al menos 5 metros de profundidad, de nuevo de milagro no se había lastimado con su espada por haberla clavado en un intento de evitar la caída.
—No te recomiendo resistirte —dijo Layd. —es obvio que apenas estás aprendiendo a usar tu alma y eso.
—Demonios… —maldijo con los labios rotos y manos raspadas.