No hay mejor palabra para describir lo que la desgraciada Mocosa vivía que:
Irritante.
¿No era suficiente tratarla con desdén? Al parecer no, debía colgarla bocabajo de un árbol con la mejor fogata de la historia bajo. Todo porque no quería cortar su cabello que, de milagro, creció hasta su cintura en menos de un año.
—"Está bien, yo entiendo que te guste tu cabellera inútil, así que esta vez seré más amable y te dejaré la oportunidad de mantenerla" —fueron las palabras maliciosas de Seng, que como era rutina timaron a Airys.
—¡¿Por qué te sigo creyendo?! —dijo sin saber que la voz de Seng era similar a la de su genial tío que le hacía bromas desde pequeña. Cabe destacar que esas bromas eran al menos, divertidas.
Era una suerte que el viento durante esa noche impidiera que el humo llegara a ella, sin embargo, si soltaba su cabello o no se flexionaba hacia arriba esa gigante llamarada tocaría su hermosa cascada y se secaría en segundos.
En cualquier momento podía irse, sí, no le costaría en realidad.
Pero…
"Si logras proteger tu cabello colgada de esta forma hasta el amanecer, prometo que yo nunca más le haré algo malo a tu cabello"
—¡Juro que lo mataré…! —Cedió ante el cansancio y enrolló su cabello para relajar su abdomen. —luego… luego de que sea tan fuerte como él… sí, lo haré arrodillarse ante mí… ¡Por supuesto! ¡Jaja…! Ja… jaja… —forzó su peor risa para evitar sollozar.
———————————————————————————————————
—Vamos… vamos… por favor ya… ya sal… —dijo Airys con su nublada vista fijada al este.
El fuego ya casi había cedido por completo, pero esas horas colgando le habían destrozado toda su energía en el estómago y las que pasó de cabeza le provocaron mareos y una terrible jaqueca.
—Porfa…
Un halo de luz cruzó las ramas de los árboles y; como si de un cadáver se tratara, se dejó caer con apenas el ángulo necesario para no caer en los rescoldos.
—Lo hice… —murmuró ella inmersa en el limbo de los que sueñan.
———————————————————————————————————
La situación era un enorme fastidio, ya estaba cansado y necesitaba encontrar alguna forma de defenderse si es que quería poder escapar hacía la libertad.
La vida de Ehcsos no parecía tan fácil como creyó que sería.
Irónicamente solo pudo huir gracias a ese par de sujetos que también quiere capturarlo y conociendo las capacidades de sus para-hermanos la única opción viable era dirigirse a la montaña.
Llevaba alrededor de día y medio, apenas tenía idea de por dónde ir.
Ahora que lo pensaba, nunca tuvo un lugar al cual correr, es lo natural cuando eres un huérfano y huyes de tu Casa Hogar.
—¿Debería dejarme atrapar? —murmuró —. Claro, ellos no lo saben y no me creerían… ah… —suspiró —. Si tan solo no hubiera sido un idiota, ¿qué me costaba tener la boca cerrada? A lo mejor mi futuro fuera usar ese lugar a mi favor, pero nooooo, señor genio tenía que andar diciéndole a todos su grandiosa habilidad.
Recostó su cabeza de un árbol.
—Quizás con una espada… no haría diferencia, pero sería algo…
Apretó los dientes y lagrimeó un poco.
—Tengo que seguir… —Le dio un suave puñetazo al tronco. —Aunque qué tonterías, encontrarse una espada en medio de una montaña, jajajaja.
Dio unos cuantos pasos con una risa de desesperación que le provocó una verdadera en cuestión de segundos por lo fea que era.
—No debí juntarme tanto con Rin. —pensó mientras su nariz reaccionaba al olor a quemado en el ambiente, giró su cabeza y allí su mal chiste se cumplió. —¡Jajaja una espada!
Sin dudar ni por un segundo que había ingerido algo con alucinantes trotó directo a la roca en la que se reposaba la espada sin prestarle nada de atención al humano detrás de la esta.
—¡Digo esto no cambia nada, para nada que lo hace, pero vaya que tengo suerte! —Se agachó, desfundó parte de la espada y se alegró por lo cuidada que se veía. —Nonono, Markus tenía razón.
Elevó su cara en dirección al cielo, junto sus palmas y con la sinceridad de su alma dijo:
—Sé que te había negado… pero si esto fuiste tú… por favor ayúdame a salir de esta…
Se quedó allí un minuto, Markuz le había dicho que tuviera fe muchas veces, que él que está en lo alto responde siempre si se tiene paciencia, puras patrañas. Aunque bueno, no perdía nada intentando, ni que le quedara mucha dignidad con todo lo que ha hecho.
—¿Qué haces, Seng?
Ehcsos escuchó la suave y soñolienta voz de Airys. La piel blanca que la había logrado mantener delicada a través de los años en la granja estaba un poco rostizada a cambio de mantener intacta esa cabellera celeste que se asemejaba a un trozo de cielo despejado. Sus ojos con su leve brillo plateado lograron evitar que Ehcsos se fijara en las enormes ojeras, sus ropas de entrenamiento desgastadas y en la pechera de cuero marrón sucia que cargaba encima.
—¿No se suponía que "Él" era… bueno un "él"? —dijo Ehcsos.
Luego de que se restregara el ojo, Airys pudo enfocar su vista. La luz venía de arriba por lo que habían pasado al menos seis horas desde que se tiró al suelo. No le dijo nada al chico sin antes acariciar su cabello, oler sus puntas y recordar lo dulce que era su madre al hablar de porqué su cabello era así, en definitiva necesitaba cerciorarse de que aquel idiota cumpliera su palabra.
Echsos fue cautivado por esa muestra de ternura y debilidad. Se estrujó la cara y en definitiva creyó que ella era algo sagrado.
—¡¿Vienes a ayudarme?!
—¿Eh…? —dijo Airys.
Se fijó bien en él.
Era un chico de cabellos castaños y ojos marrones por igual. Tenía la piel extrañamente clara para alguien de una raza parda que de seguro era por un odio a estar bajo luz directa del sol. Su ropa estaba gastada y sucia por lo que era obvio que era la única que tenía.
—¿Quién eres?
—Ehcsos.
—¿Qué haces con mi espada?
—¿Es tuya?
—Sí.
—Hm…
—Dámela por favor.
—Verás… —Ehcsos se levantó amarrando la espada a su espalda con el cinto de la funda. —Estoy en una situación desesperada que no espero que comprendas así que la necesito. —Echsos hizo una sonrisa con la misma amabilidad que la de un cobrador de deudas hace cuando viene a tomar tus bienes.
—No es broma. Dame mi espada —Airys se sacudió el sueño al decir eso. Sus ojos se llenaron de la rabia acumulada los largos y dolorosos meses —. Acabo de pasar una noche de porquería gracias a él —señaló detrás de Echsos y este giró la cabeza para ver.
Airys esbozó una sonrisa creída y no desperdició ni un segundo para correr directo a Echsos.
—"Solo le voy a lastimar un poco" —pensó a medio metro de él.
—Que amable —dijo Echsos regresando su mirada hacía ella como si se la esperara.
Airys extendió su brazo directo al pecho de Echsos, este le dio un para nada leve golpe en la muñeca para evitar que llegara al cinto, procedió a agarrar el cinto que todavía no ajustaba bien para que la espada no se agitara demasiado mientras con la mano izquierda bloqueaba el derechazo de Airys.
—"¡¿Qué demonios?!" —pensó Airys.
—Mentir siempre es una buena opción —Echsos usó su pierna para empujar la de Airys, la cual no lo vio venir por el cansancio. —Si usan sus extremidades para cubrirse, daña sus extremidades.
—"¿Eh?" —pensó Airys desconcertada por lo parecido de las palabras de Echsos con las enseñanzas de Seng.
Ehcsos no paró allí y mientras sonreía confiado giró con fuerza el cinto para propinar un potente golpe en la costilla que terminó de desestabilizar a Airys y así servirla en bandeja de plata frente a él.
—No dudes en romper, cortar o… —Colocó la espada en la frente de ella. —Matar.
Airys sudó frío y sus lágrimas iniciaron el descenso por sus mejillas.
—¡Calma! ¡Sé qu-que dije matar pero es porque mi poder es que puedo leer tu/ —Echsos se cubrió la boca con su mano libre. —Que no voy a dañarte… —expresó todavía tapado. —Es que en serio, en serio en serio, esta espada quizás me salve la vida.
Echsos tiene una habilidad muy peculiar. Su alma al estar cerca de la de otros va absorbiendo conocimientos de las demás, algo así como una leve capacidad de leer la mente, solo que mientras más profunda u oculta la información este más tiempo requiere. Por supuesto lo contrario también es cierto y aquello que las personas piensan con frecuencia o no les costaría expresar al instante pasa de inmediato a la de Echsos sin esfuerzo.
Por eso mismo fue capaz de saber la poco elabora técnica de ella aparte de sentir cuando el estado de ella pasó de preocupación a una extraña confianza y agresividad que venían de la percepción de otro.
Además, por su cabeza se cruzó la palabra "Inútil mocosa".
Se giró lo más rápido que pudo y atacó con la espada.
Antes de siquiera ver la persona que tenía detrás se concentró en leer su alma para saber qué haría. ¿Esquivaría para un lado, atrás, tendría un arma o poder que pueda detener el ataque? Su respuesta fue la que menos esperaba:
Atrapar.
—"¿Va a agarrar la espada? No de seguro es a mí…"
Ese micro segundo de pensamiento no le sirvió nada porque ignoró una realidad que él conocía de primera mano, hay sujetos que están rotos.
Seng atajó la espada con sus dedos la paró de seco.
Ehcsos nervioso dedicó otro pensamiento rápido a leer su alma solo para toparse con la misma respuesta de antes y lleno de una sensación de urgencia intentó usar ambas manos para liberar la espada del agarre de Seng.
No obstante, sin pausa Seng acomodó su mano alrededor sin importarle el filo y de un tirón provocó la caída del muchacho y usó la otra mano para agarrar una de sus piernas y elevarlo de cabeza.
—Oh no —murmuró Echsos al leer la siguiente intención de Seng:
PATADA.