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Chapter 39 - Capítulo 39

Ha pasado una semana, una semana en la que todas las tardes viene Marcel a contarme algo, nunca le he dado la cara, siempre he estado dándole la espalda y él no ha faltado ningún día. El primer día me contó como conoció a su esposa, el segundo sobre sus hijos y como fue que su esposa le dio la noticia, el tercero fue como supo que Igor era el que debía seguir con la empresa, el cuarto sobre lo orgullosa me debo de sentir por todo lo que he logrado y así como los demás días.

Siento que todo lo que he hecho en estos años se esta reflejando ahora, siento que todo el cansancio de años me esta llegando en estos momentos, me siento demasiado cansada y harta, harta de que siempre trato de hacer las cosas bien y no me sale, harta de querer ser feliz y no poder, siempre que estoy teniendo días buenos sé que algo malo vendrá y creo que estoy demasiado cansada de eso.

Me siento tan sucia y con tanta vergüenza que ni siquiera he salido de mi cuarto, ni siquiera se como va Liz con su terapia, ni como van las chicas en la escuela y menos sobre mis pequeños.

Las chicas me traen comida pero nunca las veo o siempre me hago la dormida, ni siquiera tengo hambre.

Me rindo.

-Kayla, llevas más de una semana aquí. -escucho a Marcel. -Debes de salir mi Kayla, sé que no es fácil pero...

-Pero nada. -lo interrumpe una voz. -Te levantas que nos vamos.

Me acurruco más en mi cama al escuchar a Igor.

-Igor, debes de tener paciencia, no va olvidar de...

-Cállate. Kayla, te levantas por las buenas o te levanto por las malas.

Lo ignoro y sigo dándole la espalda a los dos.

Siento unos pasos cerca de mi y en menos de tres segundos me cargan despegándome de mi cama.

-¡Suéltame! -empiezo a patalear.

-Te di opción por las buenas y tu preferiste las malas.

Me acomoda en su hombro dejándome ver su parte trasera, sostiene mis piernas con un brazo y empieza a salir del cuarto para dirigirnos a la salida.

-¡Déjame, no quiero salir! -grito y golpeo su espalda.

-Si crees que eso me duele estas equivocada.

-Igor, déjala. -Marcel se apresura a llegar hacia nosotros.

-No.

-¡Suéltame! ¡Igor! -me sigo removiendo pero no parece hacerle ningún daño.

Me hace bajar y todo lo hace tan rápido que me encuentro dentro de un coche en un abrir y cerrar de ojos.

Se acerca para ponerme el cinturón y rápido le pone seguro a la puerta para que no pueda bajar en lo que él le da la vuelta al coche.

-Te di mucho tiempo para que estuvieras encerrada, en unos días haremos un viaje de la empresa. -empieza a decir con su seriedad y lo único que hago es mirar por la ventana sintiéndome enojada.

-Despídeme, ya no quiero trabajar...

-No te pregunte, te estoy avisando.

Me siento tan enojada que me da calor, aprieto mis puños y me cruzo de brazos observando por la ventana como el sol se va ocultando.

-No quiero ir a ninguna parte, bájame aquí.

No me hace caso y yo que estoy por explotar.

-Igor, para el jodido coche que no quiero seguir...

-¿Te callas tú o te callo? -aprieta las manos en el volante.

Nunca lo había visto manejar y debo admitir que la imagen de él manejando se queda muy grabada en mi mente.

Me río sarcásticamente.

-¿Me piensas callar? -le digo burlona.

Me observa de reojo y se para de golpe en medio camino haciendo parar el tráfico.

-¿Pero que...

No me deja terminar porque se baja del coche, estoy por quitarme el cinturón y él abre la puerta haciendo que no pueda quitarme el cinturón.

-¿Te he dicho que yo no me ando con jueguitos? -pregunta serio quitándose la corbata.

-¿Que... qué vas hacer? -pregunto nerviosa.

Me quedo viendo como se quita la corbata y se acerca, me observa de una forma que no se descifrar.

Sin más se acerca a mí y con una mano detiene mi cuello mientras que con la otra empieza a poner la corbata por mi boca, deja mi cuello y amarra la corbata y los coches siguen tocando el claxon.

-Me hubiera gustado poner esa corbata ahí en otra situación pero no me dejaste remedio.

Se aleja cerrando la puerta y vuelve a su lugar. Empiezo a removerme enojada y el me sonríe cuando entra.

-Pero que bonita te ves calladita. -sonríe y trata de acercar su mano a mi mejilla pero de un manotazo la aparto.

Todo el camino he tratado de quitar la jodida corbata de mi boca pero no puedo, ni quiera se como la amarro. En todo el camino Igor se iba riendo de mi y yo sentía una impotencia al no poder quitar una jodida corbata de mi boca.

Mientras trataba de quitarme la corbata Igor manejaba por un lugar demasiado solo, lo único que se miraban eran árboles, no había ningún alma y lo único que se vino a mi cabeza fue que me va a matar.

Me va a matar de la peor forma, estoy segura.

Igor frena el coche y voltea a verme, abro mis ojos asustada y cuando acerca su mano alejo mi rostro.

Frunce el ceño y se baja del coche. Da la vuelta hasta llegar a mi.

-Baja.

Obediente le hago caso y al salir siento como el aire golpea mi rostro y hace volar los mechones sueltos.

Igor quita la corbata con facilidad haciéndome sentir inútil ya que en todo el camino no pude quitarla.

-¿Me vas a matar? -le pregunto mientras miro a mi alrededor.

Nunca había estado en un lugar así, todo esta rodeado de árboles y a lo lejos se ve una casa pequeña.

-Tal vez. -se encoge de hombros y avanza.

Empieza a alejarse y trato de llegar lo más rápido a él, este lugar me da escalofríos.

-¿Dónde estamos? -pregunto mientras me abrazo ya que el aire empieza a calarme los huesos.

Igor no contesta y solo sigue caminando hacia la pequeña casa.

-Igor, ¿Dónde estamos?

Sigue ignorándome y pasa rodea la casa, lo sigo casi corriendo y cuando rodeamos la casa me quedo boquiabierta y quieta al ver la imagen frente a mi.

Es Gilbert, esta amarrado a un tronco de árbol, esta completamente deforme haciendo que el miedo me invadiera.

-¿Que... qué le pasó? -tartamudeo nerviosa.

Igor me observa con una ligera sonrisa y luego lo voltea a ver a él.

-Oh, solo lo bañe en ácido. -sonríe como niño pequeño.

Me quedo como piedra y escucho la risa entrecortada de Gilbert.

Me acerco a Igor y me pongo detrás de él agarrando su brazo tapándome la vista a Gilbert, me da miedo verlo así.

Su piel tiene una textura demasiada fea y esta completamente sin cabello, solo pude ver que no tenia un dedo y todo su cuerpo estaba ensangrentado.

-Te traje para que le hicieras lo que quisieras con él. -Igor se voltea y me observa. -Va a ser la primera y última vez que alguien te deje una semana en tu cama tirada.

Mis ojos se nublan y me entrega un palo.

-Quien diría que estarías igual o más rica que la zorra de tu madre. -escuchó que Gilbert habla con dificultad.

Mi mente empieza a recordar todo y mis lagrimas caen.

En cuanto menos lo pensé, Igor empieza a golpearlo con sus puños sin parar.

-¡Igor! -grito cuando veo como Gilbert empieza a escupir sangre. -¡Igor lo vas a matar!

El rostro de Igor esta completamente rojo de coraje y el de Gilbert igual, pero el de él es por su sangre.

-Creo que no entendió muy bien. -saca de su bolsillo de pantalón una pinzas. -Esperemos si así entiendes.

Agarra una piedra y la mete a la boca de Gilbert sin ningún cuidado haciendo que el cuerpo de esté se debilite pero no puede caer ya que esta amarrado.

Cuando la piedra esta dentro de su boca, Igor con las pinzas agarra un diente de él y jala rápido haciendo que de una caiga.

El grito de Gilbert suena tan fuerte que me tapo los oídos de miedo.

-Igor, por favor...

Verlo así me hace saber que no lo conozco ni un poco, me sorprende demasiado verlo así.

-Desquítate con él, que sienta todo el dolor que sentiste. -dice agitado mirándome serio.

Niego y quito las lagrimas de mi rostro.

-Lo único que hiciste fue asustarla. -escucho la voz de Marcel.

Me giro a verlo rápido y veo como avienta una piedra hacia Gilbert haciendo que se desmaye.

¿Quiénes son?

-Mi Kayla. -Marcel se acerca y yo me aparto haciendo que las lagrimas caigan.

-No...

Me alejo observándolos y me tropiezo con una piedra haciéndome caer.

Igor se acerca rápido y trata de levantarme pero me arrastro haciendo que no me toque.

Tengo miedo, no sé con quienes estoy tratando.

-Kayla, ¿Qué esperabas? -Igor se pone en cuclillas cerca de mi. -¿Que lo dejaríamos libre y que la ley se encargara? Claro que no, tiene que pagar por lo que hizo.

Niego aun con mis ojos llorosos.

-Entren, hace frío y vas agarrar un resfriado. -Marcel abre la puerta de la pequeña casa.

Me levanto y le doy un último vistazo a Gilbert que esta completamente desmayado.

Entro con la guardia en alto.

-¿Lo... lo van a matar? -pregunto limpiando mis ojos.

Ambos asienten.

-Quiero irme de aquí. -siento que el aire no llega a mis pulmones.

Igor se acerca a mi y pone una cobija sobre mis hombros. Me mira serio y asiente.

-Todo esto lo hacemos por el bien de todas. -Marcel se acerca con una sonrisa cálida. -No fuiste la primera y estamos seguros que si dejábamos libre a esa escoria, no serias la última.

Me quedo como piedra al escuchar eso.

Igor se acerca y abre la puerta para salir yo primero, lo hago y reúno mis fuerzas para acercarme a Gilbert. Agarro el palo que Igor me había ofrecido y aunque no estuviera consiente agarre el palo con todas mis fuerzas y le pegue en su asqueroso miembro.

Gilbert abre los ojos del dolor para verme con ojos bien abiertos.

-Espero que tu muerte sea muy dolorosa, violador. -susurro.

Abre sus ojos con miedo y vuelve a caer inconsciente.

-Eso fue...

-¿Podemos irnos? -mis manos están temblorosas.

Siento que lo que hice esta mal, pero me deja pensando a todas las que nos tocó, a todas las que nos violó.

Igor abre la puerta y me deja entrar primero mientras que Marcel nos observa desde la ventana, Igor se coloca en el lado del conductor y arranca.

En todo el camino no supe siquiera que pensar, mi mente estaba en blanco, no quería pensar en Gilbert, ni siquiera en porqué Igor y Marcel tenían esa casa.

¿Son asesinos?

Mierda...

El coche paro y venia tan distraída queriendo no pensar que ni siquiera supe que no íbamos a mi casa.

El sol ya se había ocultado y llegamos a un pequeño monte solitario donde se observaba toda la ciudad.

Igor abrió mi puerta y con su mano me invito a bajar. Agarré su mano mientras seguía viendo el hermoso paisaje que había.

-No quiero que vuelvas a encerrarte.

Dejo de observar la vista para encontrarme a Igor observándome fijamente.

Bajo la mirada y frente a mi hay un banco y no dudo en irme a sentar. Hace lo mismo sentándose a mi lado.

-Te dejé miles de mensajes, te llame muchas veces. No quiero que vuelvas hacer eso.

Fruncí el ceño y lo mire.

-Me acaban de violar. ¿Crees que iba a tener ganas de contestarte? -suelto fría.

Aprieta la mandíbula.

-No vuelvas a decir eso. -susurra con los dientes apretados.

-¿Y no fue eso lo que paso? Igor...

-No me importa, no vuelvas a decir eso.

-¿Por qué? -me pongo de lado para verlo mejor. -¿Te da asco saber que a tu secretaria la violaron?

-Deja de decir estupideces.

-Pues si tanto asco te doy para que mierda vas por mi y...

-¡Que te calles! -grita. -Entiende que no me da asco. Me da coraje conmigo mismo el saber que no llegué a tiempo.

Trago saliva y bajo la mirada.

Nos quedamos sin decir nada, solo se escucha como el aire mueve las hojas de los árboles.

-Cuando mi papá murió me quedé a cargo de los chicos. -suelto un suspiro ganándome su mirada. -Mi madre empezó a llegar en las noches drogada. Ella gastaba su dinero en drogas mientras que sus hijos estábamos muertos de hambre.

El pensar en eso siento un nudo en mi garganta.

Solo esta viéndome fijamente mientras yo juego con mis manos.

-Una vez, llegó tan mal que empezó a tirar todo, empezando por la comida. Me lleve a los niños al parque mientras a mi madre se le pasaba todo. -cierro mis ojos con fuerzas. -Volví a casa para ver si quedaba algo de comida, pero solo me encontré a Gilbert cogiéndose a mi madre.

Frunce el ceño y limpió rápidamente la lagrima que cayó por mi mejilla.

-Él se dio cuenta que estaba viendo, así que dejo a mi madre y se fue contra mi, pensé que me haría algo parecido y empecé a rezar para que no pasar y no paso, él solo me golpeo dejándome con miles de marcas de su cigarro en mis costillas.

Veo como aprieta los puños.

-Kayla, para. En cualquier momento me devuelvo y...

Se pone de pie rápidamente con su rostro totalmente enojado y me levanto agarrando sus manos.

-Déjame terminar. -nos miramos a los ojos. -Mi vida siempre ha sido una tragedia, nunca he podido sentirme feliz más de una semana porque algo malo me pasa, nunca había alcanzado a comer una semana completa, nunca había tenido un techo cómodo, y ahora que lo tengo todo es gracias a ti.

Igor relaja la mandíbula y pone su mano en mi mejilla limpiando la lagrima que bajo.

-Y mientras esté con vida así seguirá siendo.

Le sonrío con lagrimas en los ojos.

-Pero también dije que nunca podría estar con un asesino. ¿Qué es lo que haces, Igor?