Era por la tarde, el cielo estaba despejado y soleado, los pájaros cantaban las flores florecían, en días como esos solo había lugar para la felicidad, pero no ESE día.
Había ido yo al supermercado a por la comida que nos hacía falta. A la señora Elisabeth le dolía una pierna desde hace varios días y estaba en reposo, así que fui yo a la compra, ya de aquellas era un vago, y pese a que no quería ir a la compra, se lo debía a aquella familia eso y mucho más, por todo lo que habían hecho por mí, ya eran mi familia, llevaba a todos en el corazón.
Compré un poco de arroz, unos yogures, carne y unas pocas especias pagué con el dinero que me dieron y metí en las bolsas todo lo que había comprado. Cuando salí afuera ya no hacía ese día tan bonito que me había acompañado de camino al supermercado, ahora estaba nublado, me cayó una gota en la mejilla, iba a empezar a llover, - mejor me doy prisa en llegar a casa- murmuré
Estaba subiendo la calle a toda prisa pues ya estaba lloviendo a cántaros y me estaba empapando el kimono que llevaba; a partir de ese día llevaría un kimono rojo con bordes negros, chanclas de madera y mi katana ceñida a la cintura.
Fue entonces, justo cuando acabé de subir aquella cuesta que escuché gritos y disparos en la lejanía y alguna que otra explosión, me comencé a preocupar, y el horror y el miedo me invadieron. Tiré las bolsas de comida al suelo y corrí lo más rápido que pude, a medida que pasaba el tiempo oía gritos y disparos, cada vez más fuertes. Comencé a sentir la verdadera desesperación salir de mis entrañas, la preocupación me carcomía sentía mariposas en el estómago que poco a poco se convertían en millones de avispas zumbando en mi interior, los nervios me estaban dominando, pero, pese a todo eso pude mantener la calma suficiente para pensar con cordura. Llegué, ya veía la punta del techo de la casa de Takashi. Seguí avanzando a toda velocidad, pero un escalofrío me recorrió todo el cuerpo de arriba abajo al ver que las puerta estaban abiertas, una rota y colgando y la otra tirada en el suelo.
Entré a la casa y vi al señor Takashi en medio del tatami, estaba muerto, en medio de un charco de sangre que teñía su ropa de color rojo con varios balazos en el pecho, había agujeros de balas por las paredes. En ese momento mi sangre empezó a hervir, mi visión se puso borrosa, el flequillo me tapaba los ojos de los que caían lágrimas, respiraba agitadamente y la IRA brotaba de mi interior, lentamente me acerqué a una puerta entreabierta que aún tenía luz, escuché el llanto de una... niña. Abrí rápidamente la puerta sorprendiendo a unas ¡¡¡¡jodidas BESTIAS que habían osado tocar a mi familia!!!!
Eran cinco, pero uno de esos animales me habló -Eh niño ¿tú qué coño haces aquí?, márchate si no quieres morir, huye, ya nos divertiremos después cazándote como a estas perras.- Cuando acabó su frase golpeó el cuerpo muerto de Elisabeth dándole zarpazo y dejando tres marcas de garras en su rostro ahora deformado por la fuerza de ese engendro.
Mi cuerpo se movió, ralenticé el tiempo y vi la horrenda escena que se hallaba delante de mí con todo lujo de detalles. Saqué mi katana y rebané por la mitad a la bestia, la sangre roja voló manchando las paredes, rodé y con un corte ascendente maté a otro furry, con el impulso llegué al techo, di una voltereta para ponerme mirando al suelo, y utilizando el techo como punto de apoyo me impulsé y caí encima de otro, del techo también goteaba sangre que caía encima de mí. Uno de los dos furrys que quedaba mató de un disparo en la cabeza a Charlotte, mis ojos se abrieron de par en par y agarré mi katana con fuerza, me lancé a por el que había disparado y de un rodillazo le esmagué el cráneo contra la pared que había detrás. El que quedaba estaba tumbado en el suelo, paralizado por el miedo, le caía la sangre de sus compañeros en la cara. Me giré para que viera mis ojos llenos de ira, entonces, quité la ralentización y grité a todo pulmón como una VERDADERA bestia, el grito de un depredador. El furry se revolvió del miedo, estaba paralizado, me acerque lentamente a él con la cabeza ladeada, en busca de sangre y venganza. Guardé mi katana en su funda, me puse en posición de combate y utilizando corte espacial le corte los dedos de las dos manos. Esa criatura horrenda estaba llorando y pidiendo ¿piedad?
NO, no se la merece, me reí y rompí una pata de una mesa que estaba cerca, quedó muy astillada, es perfecta, se la clavé en una pierna, después de eso gritó como un condenado, le di una patada en la cara para que se callase, y funcionó. Después de eso arranqué las otras tres patas y se las clavé en los brazos y en la pierna que aún tenía sana, una vez ya empalados sus brazos y piernas, con mi katana le abrí un tajo en el estómago en el que le eché el alcohol que había en un botiquín, quiero que sufra. Salí de del cuarto arrastrando a ese furry. Jajajaja, como gritaba al rozar sus heridas contra el asfalto. Con el corte que le hice debería morir desangrado y SUFRIENDO, y así lo dejé, colgado en la puerta de la casa de Takashi. Volví adentro. Se escuchaban gritos y disparos por toda la ciudad.
Cogí los cadáveres de mi familia y los enterré en el jardín, bajo un cerezo que ahora estaba sin flores. –Que descanséis en paz- murmuré, ya no se oía gritar a aquel furry, debió morir, me alegro pensé dando una sonrisa macabra. Detrás de mí escuché a varias botas, deben ser soldados, me di la vuelta y vi que no eran soldados, eran más jodidos furrys con uniforme militar, solo eran escoria que mató a mi familia... DOS JODIDAS VECES.
Uno de ellos hablo -Hemos encontrado un niño, ¿lo matamos?- la palabra MATAR me hizo reaccionar, me levanté como un resorte. Con una voz temblorosa y cargada de odio les dije susurrando -Primero mi madre luego mi padre, y ahora Takashi, Elisabeth y CHARLOTTE- Acabé alterándome y el grito que solté parecía inhumano, como salido del mismo infierno, cargado de IRA -AHORA VAIS VOSOTROS CABRONES- les dije a pleno pulmón como si fuese un demonio -¡¡¡HAAAAAAAAAAA!!!- el grito les hizo retroceder de puro terror -Morirán-después de decir eso aparecí en medio del grupo y dije con una voz fría y en pose de pelea- EL DIVISOR.
-¿Que cojo-- Interrumpí la frase de uno de esos furrys... mi ataque había empezado. Ralenticé el tiempo y comencé a cortar cuerpos y extremidades, la sangre flotaba en el aire al salir de los cuerpos a cámara lenta, estaba haciendo carne picada, la furia me cegó y continué cortando huesos y carne, en ese momento la sangre aplacaba mi ira. Acabó el ataque, el tiempo volvió a fluir normal y la sangre cayó como lluvia, estaba rodeado de miembros seccionados limpiamente de los soldados descuartizados definitivamente no quedaba nadie vivo. Escuché voces acercarse -Corre, he oído otra vez ese grito infernal-. Me marché dejando polvo a mi paso, me convertí en una figura saltando entre edificios, una sombra fluyendo entre callejones, un depredador a través del bosque. Conseguí alejarme de la ciudad y cuando no pude correr más caí de rodillas en medio del bosque, en un claro bajo la luz de la luna. Mi espada brillaba roja, bañada por la sangre de otros y las lágrimas amargas limpiaban la de mis mejillas. Todas las emociones agolpadas en mi interior hicieron que colapsase en el sitio y que el sueño me tragase.
Me levanto agitado, estoy donde caí inconsciente ayer, a mi lado está mi espada, con sangre de aquellos de los que segué la vida ayer. Oigo agua a lo lejos, me miro y veo que yo estoy lleno de sangre,-sería bueno lavarme un poco- susurro. Comencé a caminar y el río sonaba más fuerte, caminé cerca de dos minutos más antes de verlo, allí me quité la ropa y la lavé utilizando el agua, aunque no pude sacar toda la sangre de la ropa, por lo menos no se ve tanto como antes; al menos la espada quedó reluciente. Es mi turno, me lavo yo un poco y recojo agua para el viaje. Después de la sesión de belleza me puse otra vez toda la ropa, y me marché del bosque en busca de una nueva ciudad a la que mudarme, ante esta idea volvía a mi mente los recuerdos de lo que pasó ayer, me oprimían el corazón. También me di cuenta de que si hubiese muerto, Charlotte podría haber sobrevivido, podría haber revivido momentos atrás y llegar a salvarla, pero la ira y la desesperación nublaron mi juicio y no me dejaron pensar con claridad. En ese momento supe que tenía que hacerme más fuerte.
Salí del bosque y comencé a buscar una ciudad en la que quedarme, ahora volvía a ser un viajero errante, que huía de las heridas causadas por la guerra, ¡DEMONIOS! Aún tenía 12 años y ya me he enfrentado a situaciones que muchas personas no experimentarán en toda su vida.
En uno de mis viajes escuché que el ejército furry había matado al científico que fabricaba las súper drogas que daban poderes a los humanos, y que el ejército humano había estado buscando algunas de las drogas que aún quedaban, También escuché que un convoy lleno de soldados estaba transportando una de estas drogas y que pasarían por esa ciudad en dos días, eso me dio una idea para hacerme fuerte, en ese tiempo me preparé para robar esa droga, la necesitaba para poder cumplir mis deseos y proteger, necesitaba poder para poder sobrevivir. Hice múltiples planes, quería hacerlo rápido, sin testigos y sin muertes, pero solo soy un chaval de 12 años, ¿realmente creéis que iba a salir bien?
Al llegar el día estaba muy nervioso, pasaron dos coches del ejército llenos de soldados y detrás venía una furgoneta blindada, ahí debía ser donde guardaban la droga. Había investigado que en un punto del trayecto deben pasar por debajo de un puente algo estrecho y con poca luz; esa será mi oportunidad de robar la droga. Llegó el momento decisivo y la primera vez me dispararon en el pecho antes de estar a 1 metro del camión, las segunda me atropellaron,... esto continuó un buen rato, morí una infinidad de veces, me parecía imposible completar mi misión, pero en uno de mis muchísimos intentos pude robarla y escapar ileso. Se armó un gran alboroto, en toda la ciudad, pero cuando escapé sano y salvo la felicidad que sentí fue inmensa. Estaba jadeando por el cansancio en un edificio en ruinas, pero por fin tenía la droga. Tras leer los efectos que esta tendría me la inyecté, hizo que mis atributos físicos aumentasen a niveles exagerados: La resistencia al cansancio, sensibilidad al dolor, fuerza física, velocidad, regeneración,... Aunque fue muy increíble, no era nada exagerado ni asombroso como lo que había visto hacer a mis padres.
Las mejoras físicas me hicieron ver más tonificado, pero igualmente no tenía músculos en exceso y aun así estaba muy delgado, la dieta del robo no es buena para ningún niño. Comprobé la regeneración al cortarme la palma de mi mano con la katana. Salió sangre, pero después comenzó a cerrar la herida poco a poco, no era una velocidad extraordinaria, pero sí muy rápido para cualquier humano. En menos de 3 minutos la herida estaba cerrada.
Tengo que admitir que estaba un poco defraudado con los resultados debido a lo difícil que me fue conseguir la droga, no valía la pena todas las veces que morí, pero igualmente era una ayuda increíble. Después de eso me marché de la ciudad para que no me encontraran, pues, aunque no sabían que yo la había robado, tenía miedo y siempre es mejor prevenir que curar, así que antes del atardecer ya estaba viajando a través de carreteras con mi katana, esa noche dormí en un bosque un poco apartado de la carretera para que nadie me robe, ya continuaré con mi viaje a la mañana. Esa misma noche tuve una pesadilla muy extraña, que siempre la recordaré.
Todo es negro, no veo nada, sí, me veo a mí, veo a mi familia y a la familia Takashi, no, ellos no están ahí, se rompen como un cristal, sale sangre de las grietas y zarpas hacen desaparecer la imagen de aquellos a quienes quería. Veo al fondo, bajo una luz blanca a alguien, está en cuclillas. ESO se alza, ahora veo que es una furry.
Se gira, nos miramos durante unos segundos y me doy cuenta que detrás suya hay un humano, es parecido a mí, los dos me miran. Y oigo una voz tenebrosa-MATAR?- y yo le respondo –SI- me vuelve a hablar esa voz fría, -PODER?- respondo -SI-. Y cuando me tiende la mano y yo se la iba a dar pero justo en ese momento me despierto sudando y muy agitado. Pero escucho una voz en mi cabeza que me confirma que eso si fue real –MATAREMOS, Y YO TE DARÉ EL PODER-, después de ese sueño el resto del día transcurrió todo lo "normal" que puede ir cuando hace menos de una semana acaban de morir unas personas que eran muy preciadas para ti, que eran tu familia a manos de bestias.
Un día que estaba muy aburrido empecé a sacar conclusiones de porqué tenía los poderes de regresar en el tiempo al morir y el de ralentizar tiempo, llegué a la hipótesis de que mis padres al consumir esas drogas, también acabaron afectándome de alguna manera, posiblemente cambiaron mi ADN y por eso tengo estos poderes, o quizás había radiación o algo así que me acabó afectado, sea lo que sea da igual. Siempre estaré agradecido en parte con mis padres biológicos al darme esto poderes que me permitieron sobrevivir en este mundo en el que es MATAR O MORIR. Pero realmente saber cómo obtuve los poderes no me ayudará, debo centrarme en hacerme fuerte.
Y así volví a viajar de ciudad en ciudad en busca de un lugar en el que vivir, poco a poco lo furrys fueron ganando terreno a los humanos hasta que acabaron por confinarnos en la isla en la que me encuentro ahora contándoos mi pasado. También por ese tiempo había ganado un sobrenombre debido a la brutal matanza que hice en la casa de Takashi, me llamaron Réquiem, según tengo entendido fue debido a los gritos que hice, pues se escucharon en quilómetros a la redonda, y encogieron a todo ser viviente de terror, además eso sumado a los cuerpos que dejé en la casa Takashi acabaron por ponerme ese nombre y clasificarme como un caso sin resolver o como un cuento para asustar a los soldados novatos. ¿Qué cara se les quedaría a los que me pusieron ese nombre al saber que fue un niño quien hizo eso?
Volviendo a mi pasado después de eso viajé durante unos meses, creo que casi un año hasta que un día el ejército dijo que los furrys habían dominado todo el continente y que ahí no podíamos vivir a no ser que quisiésemos estar en el campo de batalla, después de eso nos llevaron en barco hasta la isla en la que estoy ahora mismo. Pasé unos años viviendo en las calles hasta que reuní el dinero necesario para alquilar un piso (increíblemente cutre) que es donde vivo actualmente. La isla es bastante grande geográficamente, pero no hay los recursos necesarios para sostener esta guerra por mucho más tiempo. El hombre está destinado a la derrota total, pero antes de eso me llevaré a todos los furrys que pueda por delante.
-Bah, realmente da igual- dije volviendo a la realidad. Esto de recordar el pasado es realmente agotador. Ahora mismo estoy saliendo de clases y tengo un solo objetivo: conseguir lo que esos amables soldados trajeron hoy a clase, quiero esa droga.
Fui corriendo a mi cutre casa actual, en la que me cambié mi ropa por otra igual hecha por un sastre que conocí en uno de mis viajes. Kimono negro con mangas y cinturón rojo, chanclas de madera, y mi katana atada a la cintura.-ya estoy listo, esos soldados van a pasar un mal rato- dije con una sonrisa de confianza.
Salí por la ventana de mi dormitorio saltando de techo en techo, desde los tejados pude ver el coche blindado en el que iba seguramente la droga, solo iban unascalles por delante de mí. También vi que iban por carreteras grandes y anchas, supongo que quieren ir seguros, les seguí y vi que esta calle terminaba uno o dos quilómetros más abajo y que iban a tener que tomar alguna calle más pequeña si querían llegar al cuartel del ejército, que era seguramente hacia dónde se dirigían.
En ese momento bajo de varios saltos a un callejón oscuro, en el que me escondo y sin hacer ruido tiro basura a uno de los soldados que iba escoltando el coche de combate, le doy en todo el cabezón, tiene una monda de plátano en su casco, este se gira hacia donde estoy yo e informa por la radio que tiene atada al chaleco que va a ir a revisar este callejón, aunque no le haya oído sé que está diciendo eso. Cuando está lo suficiente cerca mía ralentizo el tiempo, no puedo evitar sonreír al pensar en tener la droga en mis manos, entonces le corto sus brazos y después le clavo la espada en el pecho, este tipo ya no tiene salvación, morirá desangrado en menos de dos minutos. Le dejo que grite todo lo que quiera para que atraiga a los demás, y funciona, solo tres personas se quedan dentro del coche, lo pude ver con el ralentizar tiempo, con él activo soy capaz de ver las figuras de las personas.
Cuando doce soldados entran con linternas en el callejón en el que estaba antes yo me coloco junto al coche por el lado contrario, y rompo una de las paredes de metal a espadazos. Mato primero a la persona que estaba de pie agarrando la caja en la que va la droga, y antes de que muera le oigo decir -tu eres el niño de esa clase...- no pudo acabar su frase a tiempo porque le corto la cabeza, ante el sonido que hizo esta al chocar contra el suelo de metal, el conductor y el copiloto se giran para ver qué pasa, pero lo primero que entra en su vista es la cabeza cortada de su compañero.
Yo la pateo para que se entretengan y tal como pensé están en shock unos segundos hasta que reconocen la cara de su camarada, pero cuando se dan la vuelta para ver quien lo mató yo ya me había ido con el botín. Veo el alboroto que se monta desde lo alto de un edificio, a la vez que sonrío por haber conseguido la droga tan fácilmente -la primera vez que se mata es la más difícil, pero no lo es tanto cuando la víctima es uno de esos furry, realmente lo siento por usted señor cabeza cortada y por usted soldado sin brazos del callejón- dije susurrando.
Después de esas palabras me fui a casa con la caja de metal, allí la abrí a base de espadazos y vi en éxtasis la jeringuilla llena de una sustancia azul florescente con puntos blancos, como aceite en el agua, y dije festejando- ¡la misión ha sido un éxito!-.
Leí en papel plastificado que estaba al lado de la jeringuilla que esta droga me hacía capaz de hacer levitar cuerpos de seres vivos, así como que también daba una mejora de daño. Esta "mejora" consistía en que si tu enemigo ha matado mucho los daños que se le pueden ocasionar son mayores. Un ejemplo: si el enemigo mató a cientos de persona y le haces un corte en una mano, posiblemente se la amputes. Mientras que si no ha matado a nadie el corte no será más que un corte normal. El único efecto secundario que tenía la droga era que al hacer uso de sus poderes los ojos del usuario cambiarían, la esclerótica sería negra y los iris cambiarían a un color azul, y que producirían una luz azulada débil. Una cosa que se me había olvidado decir es que los poderes no necesitaban cargarse, ya que algunos necesitan prepararse antes de lanzarse, algo como echar el brazo hacia atrás antes de dar un puñetazo, pero este se podría activar instantáneamente, lo cual viene como anillo al dedo ya que entonces este poder se ajusta a mi estilo rápido de combate, esta sí que ha sido una gran adquisición.
Después de tomarme mi té de hierbas me fui a dormir al sofá con una sensación de satisfacción que me inundó por completo, seguida de un sueño profundo, esa noche dormí increíblemente bien.
El sol me dio en la cara y supe que era hora de levantarse, quería seguir durmiendo, ese sofá es muy cómodo, pero pronto aparté la idea, pues hoy... era el día en el que me uniría al ejército y comenzaría con mi venganza. Ante ese pensamiento en mi cara se formó una sonrisa que no auguraba nada bueno. Me puse mi ropa habitual, me até la katana a la cintura cuando estuve listo salí a la calle -preparaos furry, vuestra peor pesadilla va a por vosotros, temblad.-