Se podría decir que la jungla nos tragó y a medida que avanzábamos nuestros números se iban reduciendo. Yo me escondí en un matorral con la ralentización activada, así sabría si se acercaba alguien. Me quité el molesto traje de militar y me quedé allí agazapado unos momentos con mi kimono puesto y con mi katana deseosa de sangre.
Vi a uno, un furry que parecía ser una pantera estaba matando a uno de mis compañeros con un cuchillo, tenía su metralleta colgada en la espalda, se notaba que estaba disfutando el atorturar a mi camarada. Pero en ese momento lo vi arder y oí un grito en la distancia -¡HEY NENAS, NO TEMÁIS, EL NUEVO ESCUADRÓN GAMMA HA LLEGADO!- Los furrys que antes estaban ocultos comenzaron a arder, viéndose por todo el bosque formas humanoides calcinándose. Los que quedábamos seguimos avanzando, Bruno estaba a mi lado, nos habíamos perdido al salir de la trinchera, pero ahora volvíamos a estar juntos.
El nuevo escuadrón Gamma iba delante de nosotros, matando a todo aquel furry que entrase en su vista, la verdad, eran efectivos a la hora de hacer su trabajo, pero cuando nos quisimos dar cuenta el bosque se acabó y estaba ante nosotros una explanada de hierba alta, pero al poner un pie en ella el escuadrón Gamma fue aniquilado instantáneamente, los responsables fueron una élite furry de francotiradores, los veía ocultos entre la maleza, al parecer las balas de gran calibre eran el punto débil de ese, ahora aniquilado, nuevo escuadrón Gamma. Los soldados que quedábamos nos agachamos, hicimos del corazón tripas y nos adentramos en la maleza, Bruno iba detrás de mí con arma en mano, yo estaba listo para rebanar cabezas, tenía la mano puesta en el mango de mi katana. Vi uno entre la maleza.
Ese furry no me vio venir, él estaba acostado boca abajo en la hierba, muy atento en la mirilla de su arma, tanto que no me vio venir y eso le costó la vida, mi espada le atravesó la cabeza rápidamente, Bruno robó su radio al cadáver y escuchó la conversación, pero en ese momento puso una cara de horror y reventó la radio de un puñetazo. -¿Qué te pasa?- le pregunté, el solo se quedó callado y negó con la cabeza. Seguimos andando por la maleza, antes de salir de ella maté a otros 3 furrys más, no del escuadrón de francotiradores al que pertenecía el primero, pero sí iban armados. Llegamos a un punto del que no podíamos volver si avanzábamos nos mataban y si volvíamos lo mismo, bueno al menos a Bruno, yo no podía morir, estaba más preocupado por él que por mí.
La hierba alta que anteriormente nos cubría desapareció, fue segada y ahora no había nada enfrente a nosotros, solo una gran explanada y en medio de esta, como una cicatriz había una trinchera llena de esos engendros furrys.
Bruno y yo nos movimos y nos acercamos a un furry que estaba escondido detrás de una piedra, pero cuando iba a clavarle la espada en el pecho me di cuenta de que ahí estaba Yira, pero era una de ellos, era una furry blanca como la nieve, debió de evolucionar de un gato. Bruno se puso a mi lado mirando con ira a Yira y a mí con preocupación. Yo vi en su mirada que estaba a punto de disparar para evitar que tuviera que hacerlo yo, la iba a matar, no puedo mirar esto, me di la vuelta y oí un disparo seco y que impactó cerca de mí, pero el cuerpo que cayó fue el de Bruno. Me giré para verlo tocar el suelo, me caí de rodilla y lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, un torbellino de sensaciones estallaba en mi interior. Cuando levanté la vista no estaba Yira, ella estaba siendo tirada del brazo por otra furry que cargaba en su otra mano un francotirador aún humeante. Ahora que me fijo, ellas pertenecen a la élite francotiradora. Las vi desaparecer a través de la hierba seca, dirección campamento furry. Me quedé con un jadeante bruno, que no paraba de sangrar, estaba muerto yo le vendaba la cabeza, pero solo salía más y más sangre. En un momento de desesperación puse su cabeza en mi pecho a modo de abrazo de despedida y entonces fluyeron mis emociones, miré al cielo y grité a pleno pulmón, el cielo se estaba encapotando, como aquella vez,...
Mi grito desesperado dedicado a Bruno se escuchó por todo el campo de batalla y encogió de terror el corazón de todos. Yira fue mi amor hasta hace unos momentos, pero ahora este corazón roto no tiene sitio para el amor, el mundo me lo ha enseñado, solo existe la IRA. En un segundo grito cargado no de tristeza sino de furia ciega, me lancé a la caza de aquellos que son mis enemigos.
Katana en mano corrí atravesando las hierbas, salí de ellas de un salto para caer encima de un furry que llevaba un rifle, activé la ralentización temporal y el modo control a la vez, vi a la distancia a Yira corriendo al lado de la otra furry. ENLOQUECÍ. Rugí como un depredador, todos se giraron a verme tanto hombres como furrys. El fuego se concentró en mí y vi que Yira se daba la vuelta mostrándome una cara de tristeza, lágrimas caían por sus mejillas. Pero... -YO HE SUFRIDO MÁAAAAS- grité lanzándome al ataque, devolvía las balas con la espada, reventaba cuerpos estrellándolos contra el suelo o mandándolos a volar para que la gravedad los acabase, troceándolos,...
-CORTE ESPACIAL-, cuando dije eso aparecí detrás de dos furrys que ahora estaban cortados a la mitad. Seguí acercándome a Yira que ahora corría por su vida tras darse cuenta que iba por ella. La sangre a mí alrededor volaba y debido a la ralentización parecía que estaba suspendida en el aire, la carne se abría, los huesos se rompían y los miembros se seccionaban. Un furry consiguió darme un zarpazo en mi hombro derecho, por desgracia para él ya no tenía su cabeza en el sitio para ver eso. Este baile de la muerte continuará hasta que mi sed de sangre sea saciada. En algún momento los furrys se dieron cuenta de mi objetivo y cerca de una treintena de ellos me cerraron el paso; sonreí maníacamente para después a una gran velocidad me puse en medio de todos y grité – EL DIVISOR- los brazos volaron, las piernas tocaron el suelo, las tripas y la sangre volaba y en medio de esa masacre estaba yo haciendo cortes, la sangre flotaba en el aire, volví el tiempo a la normalidad para que todos esos trozos de cuerpos cayesen al suelo con un ruido sordo y que la sangre lloviese alrededor mío, podía notar el miedo y la sorpresa de todos los furrys de la trinchera, un segundo después el fuego se concentró en mí, entonces muchos soldados humanos comenzaron a salir de la hierba, lanzando un grito de guerra que se alzó al cielo, vieron su oportunidad de atacar y la aprovecharon.
Los furrys dispararon contra ellos, pero aunque muchos caían más y más soldados salían de la hierba alta, y avanzaban sin parar. Yo ya estaba a menos de seis metros de Yira cuando su acompañante se giró y me disparó, instintivamente ralenticé el tiempo, pero no podría esquivar esa bala a esta distancia. Me moví y la bala me perforó la pierna derecha, pero yo extendí mi katana hacia el frente y con el poder de control atraje a la furry que me disparó hacia mi katana, esta le atravesó el pecho y quedamos de pie uno en frente del otro, pero... se rió, un -je- seco, esa pequeña risa me puso enfermo, le saqué la espada del pecho y la empujé contra Yira, que quedó debajo del cuerpo sangrante de esa furry. Ahora están a mi merced, como voy a disfrutar esto, pensé, enfundé la katana y me puse en la posición para realizar un corte espacial, le lancé a Yira una mirada de muerte en la que iba una pequeña parte de toda mi ira y mi odio. Y entonces empezó mi ataque a una velocidad imposible, comencé a desenvainar, pero antes de poder cortarle la cabeza a la traidora y a la otra furry de un solo corte, una bala me dio en la cabeza y morí.
Cuando volví en el tiempo estaba en la postura del corte espacial, listo para matar a las furrys, entonces ralenticé el tiempo justo antes de que una bala me diera en la cabeza. En ese momento de entre la maleza sale un coche negro blindado. Oigo decir a un humano- ¡¡¡¡la élite furry!!!!-, estaba muy sorprendido de que ellos estuvieran aquí.
Encima del vehículo aparece una furry parecida a una tigresa pero con el pelo de color blanco que me grita- ALÉJATE DE YIRA, RÉQUIEM-me dispara otra vez, su bala se la devuelvo, pero apuntando al asiento del conductor; pero el cristal es blindado y la bala no lo parte. En ese momento tengo que apartarme para que el coche no me atropelle, ruedo hacia un lado y al levantar la vista veo que Yira está subiéndose a ese coche, comienzo a correr hacia ella, desesperado por sangre, pero antes de que la alcance el coche acelera y se comienza a alejar de mí a medida que la furry del techo me dispara.
Sonrío de forma psicópata y lanzo la katana hacia esa furry que está encima del coche, va a una gran velocidad, ella ve venir mi espada pero no es capaz de esquivarla ya que yo al utilizar control la redirecciono para que se atraviese su pecho. Aunque el coche ya está muy lejos, soy capaz de oír el grito de dolor que sale de la boca de esa furry que se atrevió a matarme cuando estaba a punto de conseguir una parte de mi venganza, pero obviamente no les voy a dar mi espada. Así que forzando control hago que la espada salga de su pecho y vuelva a mi mano, justo a tiempo para cortar la cabeza de un furry que se acercaba a mí por la espalda, ese estúpido se creyó que no lo detecté. Pero antes de que el coche desapareciera de mi vista grité –OS MATARÉ, OS MATARÉ A TODOS,... ¡CONDENADOS FURRYS!-
Aunque no me pude vengar completamente por la muerte de Bruno, al menos habrá una masacre con los furrys que quedan en las trincheras.-Desesperad-. Fue mi última palabra antes de que los humanos saltaran a sus trincheras y los mataran a todos. Esa batalla la ganamos, pero... Bruno, mi único amigo, ahora no estaba en este mundo, ese fue el precio que tuvimos que pagar para ganar. Todos estaban celebrando la victoria, pero yo miré al cielo, una gota calló en mi mejilla, estaba empezando a llover, y entre esas gotas una de ellas fue una lágrimas, similar a una de las muchas que corrían por el rostro de Yira que iba dentro de aquel coche, alejándose cada vez más de ese campo de batalla.
Cerré los ojos, mi espada ya ha probado suficiente sangre por hoy, está satisfecha. La envainé lentamente haciendo sonar el metal al rozar con la funda y un golpe final al tocar la empuñadura con la boca de la funda. Me quedé así un rato, mirando hacia las nubes que ahora lloraban. Después de ese descanso comencé a andar siguiendo el rastro del coche, tenía que seguirlo lo más lejos que pudiera antes de que la lluvia borrara el rastro. VENGANZA, era la palabra que resonaba en mi cabeza, ya me harté, pese a tener poder no fui capaz de proteger, por eso he decidido,... que será más fácil acabar con el problema de raíz.
Eso puede sonar como si fuese un villano, pero, la venganza es lo único que me queda, no queda alegría, amor o siquiera esperanza en mi corazón, este no tiene nada que proteger o amar, por eso solo puedo mantenerlo lleno de ira, odio y venganza para así no caer en la locura o en la tristeza. Por eso solo puedo seguir adelante, aunque nadie me obligue a hacerlo, realmente estoy obligado a ello, porque si no me mantengo ocupado y no tengo unos objetivos a cumplir, puedo caer en algo muy, muy malo, así que de antemano,... lo siento por los furrys, perdónenme por lo que les voy a hacer, pero... se lo merecen.
Con la cara mojada, con las gotas enmarcando mi rostro, con una mochila llena llena de comida robada de los cuerpos de los furrys y con mi katana atada a la cintura, emprendo mi viaje, siguiendo, el camino de la venganza. Me siento... ¡¡¡LLENO DE DETERMINACIÓN!!!