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Chapter 10 - Capítulo 9

GABRIELA

Me fui a dar una vuelta, porque la verdad estaba cansada de ver las mismas grietas, y estuve andando por el pasillo por un par de minutos porque al rato me empezó a coger algo de frío. Cuando estaba yendo para la sala de espera un chico pasa por mi lado corriendo, creo que ni se había fijado en mí, pero el olor de su colonia me hizo recordar a Alex y que hoy habíamos quedado en ver la maratón de The Walking Dead. Iba a llamar a Marcos para que le dijese a Alex que no podía quedar hoy con él, pero solo me quedaba el diez por ciento de batería por lo que iba a tener que buscar un cargador antes de que se me acabase la batería completamente.

Ese fue el último pensamiento que se me cruzó por la mente, porque al entrar por la puerta de la sala de espera, veo que el chico que casi me lleva por delante antes era Alex. ¿Qué hacía aquí? La verdad es que espero que no pasase nada en su casa, pero la sorpresa me la había llevado al verlo ahí mismo, que ni me lo creía.

"¿Alex?" En ese momento se gira y confirmo que es él. No es que no supiese que no fuese él, solo que no me lo esperaba cruzar aquí, nada más. No tarda nada en acercarse junto a mí y me abraza, claro está que yo hago lo mismo, no me lo pienso dos veces.

"¿Qué tal estás hermosa?" preguntó en tono preocupado "Bien, pero ¿qué haces tú aquí?" dije, apartándome levemente de él para poder verle el rostro "Pues haber, te estuve llamando al móvil y enviando mensajes, incluso me estaba planteando ir a tu casa para ver si estabas bien o qué, pero escuché a unas señoras que pasaban por mi lado que decían que tu abuela estaba ingresada y que en tu casa no había nadie. Me preocupé de cómo estabas y vine aquí a verte."

Algo me decía que no se había enterado por unas señoras. Es imposible que se enterasen si con el frío que hacía hoy nadie saldría de su casa a pasar por la parada del bus ni a dar un paseo. "¿Qué hubieras hecho si mis padres o mis hermanos estuvieran aquí conmigo? ¿Cómo les explicaría que estás aquí?" pregunté, cruzándome de brazos "No me importaría que estuviesen aquí la verdad, yo hubiese venido igual."

"Lo sé, y eso es lo que me preocupa, de verdad." aseguré, porque lo último que necesitaba ahora, era que supiesen que estaba de nuevo a Alex. A nadie le gustaría, pero mucho menos a mi padre, y eso lo tengo más que claro "Pues no te preocupes, no me pasará nada, en serio." insistió, pegándome de nuevo a él "De eso me encargaré yo puedes tenerlo seguro."

"Lo tengo, pero cuéntame, ¿cómo estás con lo de tu abuela?" preguntó y rodé los ojos "Estoy bien, de verdad, no te preocupes." En ese mismo momento se sacó la cazadora y me la puso, no sé si es porque se había dado cuenta de que tenía algo de frío o por qué lo hacía, solo sé que en ese momento lo agradecía de verdad. Con las prisas no me había dado tiempo coger la cazadora del coche, por lo que estaba solo con una sudadera y una camiseta.

"Gracias." le agradecí, dándole un pequeño beso "De nada, ¿has comido?" preguntó y negué "No tengo hambre." le informé y esta vez fue él el que negó "Pero tienes que comer, no puedes estar sin comer."

"Alex, de verdad, no tengo hambre." insistí "Pues vamos a comer, te invito." dijo, ignorando completamente lo que acababa de decir "No es necesario, de verdad." protesté "Puede ser que no lo sea, pero quiero que estés bien, y para eso tienes que comer y preocuparte menos por lo de tu abuela."

"¿No te voy a poder convencer de lo contrario?" pregunté con una pequeña sonrisa en mi rostro "No, iremos a comer, hay un restaurante aquí en frente." aseguró y suspiré, porque me dí cuenta de que no lograría convencerlo "Vale, ganas por esta vez, pero que sepas que no siempre será así."

"Lo imagino, pero vamos." No salimos sin antes asegurarme de que no tenían nada nuevo que contarme y bueno, no me hacía falta llamar a mi padre porque al parecer aún no habían llegado, estaban metidos en un atasco, por lo que le diría más tarde que era lo que estaba pasando con la abuela.

Cuando estábamos a punto de salir del hospital, empecé a sacar la cazadora para dársela porque estoy segura de que fuera hacía un frío de narices para que Alex trajera la cazadora y no quería que se enfermase, pero pronto me para y me la abrocha para que no me entre frío.

"Debes ponerte la cazadora Alex, no quiero que enfermes por mi culpa." protesté y este se rió "No te preocupes que no lo haré, además, de los dos eres tú quién tiene más frío asique te la vas a quedar tú." dijo simplemente "No es..." empecé, pero este no tarda nada en detenerme "Si lo es, pero si quedas más tranquila podemos hacer un sprint para que no me coja tanto frío, ¿te parece?"

"Me parece." No es que quedase convencida del todo, pero sé que no lo convencería de que se pusiese la cazadora y no me voy a negar a mí misma que se estaba genial con ella puesta.

En cuanto salimos por la puerta corrimos hacia el restaurante y para mi suerte, allí hacía calorcito, igual que dentro del hospital supongo, ya que después de que hablásemos un poco Alex y yo ya no tenía tanto fresquito.

Durante la comida hablamos de muchas cosas menos de lo de mi abuela, supongo que para que no me pusiese mal o algo, y la verdad, no me voy a poner mal como me puse cuando fue de la abuela Ángela, ella no tenía los méritos suficientes como para que no me preocupase por ella, y sé que puede sonar a que soy poco agradecida y que no valoro lo que tengo, con ella, puede ser, pero para ponernos en situación, mi abuela tenía una manía inexplicable a mi hermano, supongo que es porque se parecía a mi padre, y siempre lo amenazaba con golpearlo o no sé qué cosas. Claro está que siempre estaba con Mario para que eso no sucediese nada. Un día mis hermanos y mis padres se fueran a comprar y yo me había quedado en casa haciendo no sé qué y me dejaron con ella cuidándome ya que no tenían ni idea de lo que le hacía a mi hermano, nunca se lo contamos.

La cuestión es que ese día me vino a visitar Carlos, el hermano de Marcos, y salimos de la casa para hablar tranquilamente. Después de unos veinte minutos mi abuela salió enfadada, llamando a Carlos por el nombre de mi padre y diciéndonos que no podía traer chicas a la casa ni nadie que no fuese familia y no sé qué otras historias y nosotros estábamos que no entendíamos nada y hasta me levantó la mano para golpearme, de no ser por Carlos estoy segura de que me hubiese golpeado y bueno, eso quedó entre nosotros dos, no se lo dijimos a nadie, lo prometimos.

También hay que decir que en ese momento mi abuela empezó a perder la memoria en algunos momentos y empezó con todo lo de la enfermedad, pero eso no explica nada de lo que le hacía a mi hermano y lo que nos quiso hacer ese día a mí y a Carlos. Ahora que se veía más vulnerable claro está que la ayudaba en todo lo que podía y eso, pero eso no implicaba que fuese a recuperar todo el respeto que había perdido de mí cuando era pequeña.

Obviamente, me preocupaba por ella, más que nada por mi padre que sé que no le gustaba verla así, él más o menos sabía que le tenía tirria a mi hermano, pero cuando ella le quería hacer algo a mi hermano nunca estaban ninguno de mis padres o abuelos. He ahí, la cuestión por la que no le tenía tanto cariño a mi abuela. Después de todo lo que le había hecho a mi hermano y a mí aquel día no se merecía el cariño que le tenía a mi otra abuela

Cuando terminamos de comer nos fuimos para la sala de espera ya que mi madre iba a venir contra la noche, después de salir de trabajar que al parecer le habían propuesto hacer un turno más. Nos sentamos en las sillas y hablamos de todo, estuvo a mi lado agarrándome de la mano cuando venía la doctora o las enfermeras a contarnos algo sobre mi abuela. La última vez que pasaron, me dijeron que luego pasaría la doctora para contarnos algo que al parecer era importante, solo espero que no fuese nada malo. También llamé a mi padre y se lamentó que en este mismo momento tuviese que irse a trabajar lejos de casa, pero le dije que le diría cualquier cosa que me contase la doctora, sería el primero en saberlo.

En algún momento me había quedado dormida. Lo supongo más que nada porque en este momento alguien me estaba moviendo suavemente para que despertase. Cuando abro los ojos, veo a Alex que me sonríe lo que hace que automáticamente yo también le sonría. Le di un beso que me hubiese gustado que durase algo más, pero se separó de mí un poco dejando nuestras frentes unidas.

"Hola mi reina." susurró Alex, dándome un pequeño beso "Hola." respondí, devolviéndole el beso "Espero que durmieras bien." dijo con una sonrisa en su rostro "La verdad es que sí, perdona por haberme quedado dormida."

"No pasa nada, estabas cansada, seguro que no dormiste desde que trajiste a tu abuela para acá." prácticamente afirmó y asentí, porque era cierto "La verdad es que no." confirmé "Pues eso, que no pasa nada."

Justo en ese momento empieza a sonar el móvil y veo que está llamando ella, por lo que no tardo nada en contestar. Alex se separa de mí un poco, me pasa un brazo por encima de los hombros y me acerca a él.

"Hola Gabriela, ¿sabes algo nuevo?" preguntó mi madre y negué, dándome cuenta de que no me podía ver "No, lo mismo que te conté la última vez que te llamé ¿para qué llamas?" pregunté "Para decirte que voy a salir ahora mismo, ¿necesitas algo de casa? Bueno da igual, total hoy vas a venir tú para casa."

"Mamá, no es necesario, estoy bien." le aseguré "Necesitas descansar, no voy a permitir que te quedes esta noche. Hablamos ahora cuando llegue ahí." dijo y rodé los ojos "Como quieras, nos vemos dentro de un rato mamá."

"Nos vemos Gabriela." Con eso colgamos y yo me quedé mirando para Alex. Estuvimos así un par de minutos, me encantaban sus ojos, esas pequeñas manchas verdes más oscuros me encantaban. "Va a venir tu madre para aquí ya ¿no?" preguntó y asentí "Si, te vas a tener que ir."

"Lo sé, ¿vas a estar bien?" preguntó y de nuevo, asentí "Si, lo estaré. Te prometo que pronto se lo diré a mi familia, de verdad." prometí, porque sé que no podía estar así toda su vida "No te preocupes por no contárselo, tarda el tiempo que necesites, yo no me separaré de ti por eso."

"Lo sé, te amo." dije con una sonrisa "Yo también te amo." respondió y con eso, nos dimos un beso y decidimos que era mejor que se fuese ahora. Lo acompañé hasta la salida y cuando estábamos a unos cuantos pasos de la salida, me saqué la chaqueta para devolvérsela.

"Te la puedes quedar hermosa, no la voy a necesitar." aseguró y negué, porque ahora sí que no iba a dejar que se fuese sin ella "Si la vas a necesitar, además que mi madre seguro que va a venir en mi coche y en él tendré mi cazadora." dije "¿Segura que no la necesitas?" preguntó y asentí "Segura, gracias por prestármela."

"Es lo menos que podía hacer, no quería que te congelaras." Nos reímos y nos dimos un beso más y a los pocos minutos se fue. Antes de salir por la puerta se giró para ver en mi dirección y le sonreí para que no se preocupase más por mí, no era necesario. Cuando lo perdí de vista me fui para la habitación de mi abuela ya que me habían dicho que se podía entrar y en cuanto estoy allí la puedo ver dormida. Media hora más tarde mi madre llega, por lo que supongo que cuando me llamó estaba conduciendo ya. Hablamos durante unos minutos y luego me manda ir para casa, que tenía que ir a buscar a mis hermanos por lo que no tardo tanto como me gustaría rebatiéndole la idea de que tenía que quedarse ella.