ALEX
Los días iban pasando y Gabriela estaba agobiada por todo lo que estaba pasando con Carlos. Su abuela ya había vuelto a casa y por lo que le contó su madre estaba bien. Estaba preocupado por ella, porque nunca la había visto así, lo odiaba, de verdad. Marcos también estaba preocupado por ella y por su hermano que al parecer no había vuelto a casa.
Hoy era noche vieja y Gabriela estaba más alterada de lo normal, lo había notado cuando la llamé. Ahora mismo estábamos en mi casa, no había nadie y como no queríamos, yo principalmente, que la gente siguiese hablando de lo nuestro sin que los padres de ella se enterasen. Cuando me dijo que se lo diría, lo dijo toda convencida y estoy seguro de que lo hubiera hecho de no ser la preocupación que tenía con Carlos.
Ahora mismo estaba sentado en el sofá mirando para ella como andaba de un lado para otro llamando a Carlos por cuarta vez en el día. No estaba para nada celoso de que le estuviera llamando tantas veces en el día, solo estaba demasiado preocupada por él, la entendía. Como otras tantas veces en los últimos días, Carlos no le contestó y ella por frustración supongo que acaba por tirar el móvil al sofá. Odiaba verla así, por lo que me levanto, me acerco a ella y la abrazo para ver si puedo ayudar en tranquilizarla.
"Preciosa, sé que estás preocupada por Carlos y te entiendo, pero no te viene nada bien que te pongas así de mal, estás preocupando a todo el mundo." aseguré, porque por lo que me había contado Marcos, su familia también estaba preocupada por ella "Lo sé, pero es que no entiendo como ese gilipollas no me coge las llamadas. Estoy preocupada por él caray, ¿es que no puede entenderlo?"
"Está enfadado, tienes que entenderlo." pedí "Y lo entiendo, de verdad que lo hago, pero soy yo la que tiene el derecho de enfadarse, no me dejó explicarle nada." protestó "Lo sé, de verdad que lo sé y te juro que como lo pille pagará por todo lo que te está haciendo sufrir estos días." aseguré, pero no tardó nada en girarse con una mirada amenazadora "No le harías nada, no podría permitir eso Alex."
"La única manera que hay de que no lo haga es que me lo pidas tú, pero si no, lo haría encantado de la vida." afirmé "Pues te lo pido, si te los encuentras, no le hagas nada por favor." pidió y asentí "No lo haré, no te quiero ver mal y que me odies por eso que le pueda llegar a hacer. Ahora hazme el favor de relajarte un poco, igual si lo haces se te ocurre dónde puede estar."
"Vale, pero abrázame porfa." pidió "Encantado de la vida mi reina hermosa." Estuvimos así un par de minutos y podía notar como se iba relajando lentamente hasta que se puso tensa de nuevo y se separó de mí, pero al contrario de otras veces, se notaba contenta, lo que me hacía no entender qué era lo que le pasaba.
"Eso es, gracias mi vida." No tenía ni idea de lo que estaba diciendo la verdad. No sé qué era lo que me agradecía en este momento, lo único que sé es que estaba feliz. "¿Por qué exactamente?" pregunté confundido "Se me ha ocurrido una idea." Se fue hacia el móvil, empezó a buscar algo en él y luego lo acercó al oído, supongo que estaba llamando a alguien, cosa que se me confirma segundos más tarde.
"Hola Amanda, soy Gabriela, ¿Te puedo hacer una pregunta?... ¿Sabes por casualidad dónde está Carlos?... Puede ser que te lo dijese, pero soy su amiga y tengo que hablar con él... Si, es importante, sino no te estaría llamando, en serio.... Muchas gracias Amanda, te adoro, estaré allí dentro de una hora o menos." Colgó y empezó a recoger todo con un gran entusiasmo. No sé qué es lo que le pasaba, bueno sí, al parecer había encontrado a Carlos.
"Se te ve contenta hermosa." dije con una sonrisa en mi rostro "Si, es que sé dónde puedo encontrar a Carlos, salgo ahora mismo antes de que Amanda le diga algo de que voy a ir." respondió "¿Quieres que te acompañé?" pregunté y negó "No es necesario de verdad, voy a estar bien. Hablamos más tarde ¿sí?"
"Está bien, pero déjame por lo menos acercarte a tu casa, no te pido más." pedí "Está bien, te lo agradezco." Salimos de casa, nos subimos a mi coche y la acerqué a su casa. Se veía ansiosa por ir a verlo, de verdad, pero a mí había algo que no me gustaba mucho. No era las ganas que Gabriela tenía de ver a Carlos, sino algo que podría pasar, era una sensación extraña que no sabría describir. Cuando aparqué en frente de su casa, se acercó a mí, me dio un beso que acepté de buen gusto, se despidió y salió yéndose hacia su casa.
Había dejado el móvil en casa y en cuanto lo veo, me fijo en que tengo dos llamadas perdidas de Marcos, y la verdad esto no me daba buena espina, por lo que decidí que era mejor llamarlo y ver qué era lo que quería para llamarme a mí en vez de Gabriela. No tardó nada en contesta para mi suerte.
"Hola Marcos, ¿Me necesitas para algo?" pregunté "¿Dónde estás?" inquirió alterado "En casa, ¿por qué?" cuestioné, confundido "Carlos, Carlos va a por ti." dijo y ahora sí que no estaba entendiendo nada "¿Qué? ¿De qué hablas?"
"Lo que oyes, me acaba de llamar para decírmelo. Hazme el favor de no salir, está más enfadado que nunca." aseguró y negué, porque eso no era posible "Gabriela iba a ir ahora junto a él, lo había encontrado."
"¿Cómo descubrió donde estaba?" preguntó sorprendido "Una tal Amanda se lo dijo, ¿qué pasa si Gabriela se lo cruza? No puedo dejar que le pase nada Marcos." dije, preocupándome por lo que le podía hacer a Gabriela estando enfadado como estaba "Cálmate, ahora mismo la llamo o a sus padres para que no la dejen salir, no podemos permitir que se cruce con él."
"Voy a salir a por ella ahora mismo." aseguré "No lo hagas, Carlos no debe de tardar en llegar, hazme el favor de quedar en casa, yo voy ahora mismo." pidió y negué "Más le vale que no le haga nada a Gabriela porque entonces sabrá lo que soy yo enfadado de verdad."
"Lo vamos a evitar Alex, no te preocupes, no le haría nada a Gabriela. Estate atento a lo que pueda hacer Carlos y si aparece ni le abras, no podemos permitir que te haga nada." respondió "Lo haré, pero tú encárgate de Gabriela, no le puede pasar nada." pedí "Hasta ahora Alex, y por favor, hazme caso, solo por esta vez."
Con eso colgué y me acerqué a la ventana para ver si Carlos había llegado, me tenía que asegurar de que estuviese aquí y que no se cruzase con Gabriela enfadado como venía, no lo podía permitir. Yo estaría tranquilo, me merecía todo su enfado, lo único que no permitiría era que le hiciese algo a Gabriela, eso era algo por lo que dejaría de estar tan tranquilo y le daría la paliza que me quería dar hace años.