Y la abraza.
Sí, lo sé, qué sorpresa, ¿verdad?
—¡SOTOKA-CHAN, TE ESTABA ESPERANDO! ¡QUÉ BUENO QUE YA LLEGASTE; YO PENSÉ QUE TE HABÍAS PERDIDO O QUE NO IBAS A VENIR, Y ESTABA MUY TRISTE Y PREOCUPADA Y —etcétera, etcétera, etcétera.
Izumi apesta a café más de lo normal, y sus ojeras son un poco más grandes y negras; trae puestos los tenis que usamos en clase de deportes, unos pantalones de mezclilla viejos y sucios y una sudadera holgada y azul que dice UNIVERSIDAD DE TOKIO. Quizá sea de su papá.
—¡HASTA QUE POR FIN ABREN ESA PUTA PUERTA! —grita doña Loca— ¡LLEVO COMO MEDIA HORA AQUÍ Y NADIE ME HACE CASO —etcétera, etcétera, etcétera.
Izumi mira a doña Loca como si esta le hablara en otro idioma.
—Sí, señora, no se preocupe —Sotoka-san empuja lentamente a Izumi para zafarse del abrazo. Y extrañamente lo logra: Izumi está tan confundida con doña Loca que se le olvida a quién está abrazando.
Wow, eso nunca había sucedido antes, y quiz�� nunca se repita.
O quizá Izumi está muy asombrada de ver a una persona mucho más ruidosa que ella.
Quién sabe.
—Ahorita apago la música, solo deme un momento para entrar a la casa y—
—¡QUÉ DESCONSIDERACIÓN TIENEN PARA HACER TANTO ESCÁNDALO DESDE ESTAS HORAS DE LA MAÑANA —etcétera, etcétera, etcétera.
—Ya la voy a apagar. Solo deme un momento —Sotoka-san entra a la casa y se pierde ahí.
♫ Damatte, anata wa ki ga kurutte, koko kara deteike ♫
♫ Dare mo kinishinai—
Y la música deja de sonar.
Pero no por eso la señora se calla:
—¡¿SABES QUÉ ES EL ABOLENGO, MALDITAS NIÑAS CORRIENTES Y ASQUEROSAS…?! —le grita directamente a Izumi.
Pero lo único que hace Izumi es mirar hacia abajo, decir:
—Mira: un perro.
Ponerse de rodillas y acariciar a Zotrina, la bruja adolescente.
Y no la culpo: o tú ¿qué preferirías: pelearte con doña Loca o acariciar a Zotrina, la bruja adolescente?
—¡YA DEJEN A MI PERRA, MALDITAS MUGROSAS, TIENE PEDIGREE! —y la maldita le jala la correa violentamente a Zotrina, la bruja adolescente.
¡Hija de su puta madre!
Tomo el collar de Zotrina, la bruja adolescente, le desabrocho la correa y sigo con mis caricias.
—¡¿QUÉ TE PASA, HIJA DE LA CHINGADA, QUIÉN TE CREES PARA HACER ESO? ¿QUIÉN ERES TÚ? PORQUE NO ERES NADIE, ¿ME OÍSTE?!
—¿Cómo se llama? —me pregunta Izumi.
—Doña Loca —le digo sin pensar.
Izumi mira confundida a Zotrina, la bruja adolescente.
—Pues no es un nombre tan malo.
—No, así le llamo a la señora. La perra se llama Zotrina, la bruja adolescente —le digo.
Izumi me mira asombrada.
—¡¿En serio? ¡Ese el mejor nombre que existe! ¿Verdad que sí, Zotrina? ¿Verdad que sí? ♥ —y la acaricia con ambas manos y con más fuerza, y esto parece gustarle mucho a Zotrina, la bruja adolescente, porque se acuesta y nos muestra la panza. Izumi y yo la acariciamos ahí.
—¡VOY A HABLAR CON SUS PADRES Y CON EL COMITÉ DE LA ZONA RESIDENCIAL PARA QUE LOS MULTEN O ALGO PORQUE…!
De repente Khanna-san pasa frente a la señora y entra a la casa.
—Entren —nos dice a Izumi y a mí.
Y nosotras estamos muy a gusto acariciándole la pancita a Zotrina, la bruja adolescente, pero sí, lo mejor sería entrar a la casa.
Los gritos de la señora ya me están desesperando otra vez.
Me levanto y entro a la casa.
—Bye, Zotrina, la bruja adolescente-chan —Izumi le da las últimas caricias, se levanta y entra a la casa.
Khanna-san toma un extremo de la puerta.
—¡PORQUE ME LAS VAN A PAGAR, CULERAS, PUES ¿QUÉ NO SABEN QUIÉN SOY?! MI MARIDO ES—
—Que tenga un buen día.
Y se la cierra en la cara.
Doña Loca grita aún más fuerte y le da de golpes a la puerta.
Khanna-san se gira hacia nosotras. Su rostro es tan inexpresivo como siempre.
Wow, ni yo me atrevería a hacer algo así, y esta como si nada.
—¿De dónde venía la música? —pregunta Khanna-san.
—De mi cuarto, allá arriba. Vamos.
—Tu casa es preciosa, Izumi-chan —dice Sotoka-san desde alguna parte de la casa.
—Sotoka-chan, ¿qué haces aquí abajo? —pregunta Izumi y comienza a buscarla.
Y yo la sigo.
Khanna-san va a otro lado.
Como sea, Izumi y yo cruzamos un pasillo y damos vuelta a la derecha; ahí está la sala, y es enorme: Hay varios sillones, una mesa con varios adornos, una pantalla de 20,000 pulgadas –de seguro ahí es donde Izumi ve su amine ese–, varios libreros, algunas pinturas, muchos adornos y espacios vacíos. Es raro. Por ejemplo: hay una mesa con dos figuras de porcelana: una está en el centro; otra, a la izquierda; pero a la derecha no hay nada, solo un espacio vacío. También en la pared hay partes donde se nota que antes había cuadros ahí, pero ya no están.
—anata no imaimashī iken ♫
♫ Tashika ni anata ga jinsei de suru yuiitsu no koto wa tanin o nayamasu kotodesu ♫
♫ Anata wa hontōni meiwakudesu ♫
Y los gritos y golpes de Doña Loca ya no se oyen.
Khanna-san entra a la sala.
De seguro viene del cuarto de Izumi.
—¿Tú pusiste la música otra vez? —le pregunto.
—Sí —me responde tan inexpresiva como siempre.
—¿Por qué? Y ¿por qué le cerraste la puerta en la cara?
—Bueno, fue cuestión de lógica.
—No, no, no, no, no. Cerrarle la puerta en la cara a alguien y luego hacer exactamente lo que no quiere que hagas no tiene nada que ver con la lógica. Eso es ser una perra.
—Quizá, pero también es cuestión de lógica. Verás: al principio ella nos gritaba para que apagáramos la música, pero cuando la apagó Hamano-san ella nos siguió gritando, por ende ella nos iba a gritar sin importar lo que hiciéramos, por lo que es mejor ignorarla. También puse la música para ya no oírla a ella.
"Y ya me estaba desesperando —confiesa.
—Ándale —le sonrío—. Eso es lo que quería escuchar. Hasta que muestras emociones.
—Bueno, sí, no soy un robot, como todos dicen –y los entiendo, porque no es común que la gente actúe tan lógicamente como yo, aunque eso no tiene lógica, pero me imagino que ese es el punto, o algo así–; yo actúo de acuerdo a la lógica porque es más confiable –aunque la lógica también es amoral e incluso los locos actúan de acuerdo a ella. Usan una lógica enferma y retorcida por su estado mental, pero una lógica, a final de cuentas.
—¿Qué? ¿En serio? Y ¿cómo sabes que no estás tan loca como ellos?
—No, pues no sé, y siempre está la posibilidad, pero también hay muchos locos que se dejan llevar por sus impulsos, por lo que usar la lógica no significa que estás loca, y la lógica nos ofrece bases más sólidas y nos incita a pensar en lo que hacemos, por lo que es más probable que decidamos correctamente.
—Sí, como sea —interrumpe Izumi—, vénganse a mi cuarto —toma a Sotoka-san de la mano y avanza.
—Y ¿no sería mejor juntarnos aquí? Hay sillones y todo —le digo.
—No; aquí no me gusta —me responde sin dejar de avanzar.
Bueno, pues. Khanna-san y yo la seguimos.
Caminamos por un pasillo, subimos unas escaleras, y algo huele muy bien. Al parecer Izumi estaba muy a gusto desayunando mientras nosotras estábamos allá afuera con doña Loca.
Y hablando de Doña Loca, ¿seguirá allá afuera?
Bueno, ese es su problema, por ahora nosotras subimos las escaleras, caminamos por un pasillo donde hay más cuadros y adornos y espacios vacíos.
Como sea, la música se escucha cada vez más fuerte.
♫ ANATA GA WATASHITOISSHONI IRU NODE, WATASHI WA TOTEMO ♫ SHIAWASEDESU
♫ WATASHI WA ANATA O TEBANASU KOTO WA KESSHITE NAIDAROU ♫
♫ ANATA GA WATASHITOISSHONI IRU NODE, WATASHI NI TOTTE HOKA NI ♫ NANI MO JŪYŌDE WA ARIMASEN
Pero, bueno, ahora entramos a lo que definitivamente es el cuarto de Izumi. Sí, es sucio, sí, es desordenado, sí, hay un escritorio con varias bolsas de papel y vasos enormes de cartón, sí, hay una silla gamer, sí, hay mangas y ropa sucia por todos lados, pero si tuviera que describirlo con una palabra sería "apretado"; aunque el cuarto es muy grande, está tan lleno de cosas que parece como si no hubiera espacio para nada más que ella. Como un nido.
En el suelo hay un mantel, ah, no, es una sábana extendida, cuatro almohadas y como unos diez contenedores de unicel.
Izumi baja un poco el volumen de la música.
Ojalá la quitara de una maldita vez, pero, bueno, algo es algo.
—Siéntense —nos dice Izumi y se sienta sobre una de las almohadas—. Tú siéntate aquí conmigo, Sotoka-chan.
Sotoka-san se sienta al lado de Izumi; digo, no es como si tuviera opción; Izumi sigue tomándola de la mano, y no la va a soltar.
Khanna-san y yo nos sentamos en las almohadas que quedan.
Apenas cabemos todas en el suelo.
Izumi abre los contenedores de unicel; cada uno tiene un platillo diferente: sushi, comida china, hamburguesas, pasta, tacos, ensalada, nachos, alitas de pollo, pastel y hot cakes.
—No sé qué te gusta, Sotoka-chan, así que compré todo lo que se me ocurrió. ¿Cuál es tu comida favorita, Sotoka-chan? ¿Sí es algo que compre? Porque si no podemos ir a comprarla. También hay café americano porque sé que ese te gusta, y también tengo agua y refrescos y malteadas de chocolate, vainilla, fresa, plátano—
—Muchísimas gracias, Izumi-chan —dice Sotoka-san—, pero desayuné antes de venir aquí, y ¿puedo pasar a tu baño?
Izumi se sorprende y se emociona por ese "Izumi-chan" que escucha.
Pero Sotoka-san no lo dijo por eso.
—¿Puedo pasar a tu baño?
—Ah, sí, está en el fondo a la derecha, y no te apures, claro que desayunaste. No sé por qué pensé que no.
—Gracias —Sotoka-san se levanta, pero—. Umm… Izumi-chan.
—Um, ¿sí?
—¿Me puedes soltar la mano, por fa—
—No… bueno, está bien —Izumi por fin le suelta la mano, y Sotoka-san va al baño con la mochila aun colgándole del hombro. De seguro ahí lleva un cambio de ropa. Lo sé porque yo puse ahí el mío. Debería quitarme este uniforme horrible después de que ella regrese.
Izumi se levanta y comienza a cerrar uno a uno los contenedores de comida.
—Naze, Kami-sama-chan?! —Izumi grita de la nada— ¡¿Por qué no se me ocurrió que Sotoka-chan iba a desayunar aquí?! Le hubiera avisado desde antes, pero ¿cómo le iba a decir que iba a desayunar aquí cuando se me ocurrió hoy en la madrugada? Debí marcarle, pero ¿cuál es su teléfono? Y era de madrugada: no me iba a contestar…
—Oye, Ino Yamamoto —me habla Khanna-san—. Entonces ¿toda esa comida es para Sotoka-san?
—Y yo ¿cómo voy a saber? Pregúntale a Izumi.
—Mejor no; no es buena idea hablarle a la gente que habla sola.
—Tiene sentido. Pero ¿por qué preguntas? ¿Tienes hambre?
—Un poco.
—¿Por qué? ¿No desayunaste o qué? ¿Dónde está la lógica en venir a casa de alguien desde temprano y sin desayunar?
—Sí desayuné pero solo la mitad de lo que como normalmente porque siempre estuvo abierta la posibilidad de que saliéramos a desayunar, así que necesitaba un poco de espacio por si eso pasaba.
—Oye, Izumi —le digo.
—… Me hubiera ahorrado todo esto y la hubiera invitado a comer—
—¡Izumi!
Izumi nos mira molesta.
—¿Qué quieren?
—Khanna-san tiene hambre. ¿Se puede comer algo de todo lo que tienes?
—Si no lo quiere Sotoka-chan, sí. O mientras ten este; se supone que es el mío —Izumi toma uno de los vasos enormes de cartón, se acerca a Khanna-san y…
—¿Me hablaban?
Sotoka-san está en la puerta; trae puesto unas botas de trabajo cafés, unos pantalones de licra negros y pegados y un suéter café claro y lo suficientemente holgado para cubrirle la mitad de los muslos.
—¡SOTOKA-CHAN, ESTÁS PRECIOSA! —Izumi corre hacia Sotoka-san, pero se tropieza con uno de los contenedores de unicel y suelta el vaso de cartón que traía, y este choca contra Sotoka-san y la empapa de refresco.
Afortunada(o desafortunada)mente para ella, todo cae en su suéter.
Izumi se levanta.
—¡GOMENGOMENGOMENGOMENGOMEN, SOTOKA-CHAN! ¡YO NO QUERÍA MANCHARTE TU SUÉTER TAN BONITO, PERO NO TE APURES; TE LA PUEDO LAVAR, Y TENGO MUCHA ROPA QUE TE PUEDO PRESTAR, O SI QUIERES MI SUDADERA TE LA PRESTO, ¿QUIERES MI SUDADERA?, TEN, AQUÍ ESTÁ! —la tonta de Izumi se empieza a quitar su sudadera. Hasta ahí todo bien, excepto que desde aquí se nota que no trae nada debajo.
—¡¿QUÉ HACES, IZUMI-SAN?! —Sotoka-san toma la sudadera de la parte de abajo y se la pone de nuevo a Izumi—. Así estoy bien. En serio. Solo es una mancha.
—Mejor quítate el suéter, Sotoka-san, o te vas a enfermar —le digo porque ese suéter de verdad está empapado.
—¡NO! —grita ella de la nada.
—Ino Yamamoto tiene razón: te vas a enfermar —dice Khanna-san—, e Izumi Natsumura puede prestarte algo. Izumi Natsumura —Khanna-san se vuelve hacia Izumi y la mira expectantemente.
—Ah, sí —Izumi comienza a revolver la ropa que tiene por todo su cuarto. Encuentra una sudadera gris claro que dice CANADA –que, juzgando por el tamaño, seguramente también es de su papá– y se la da a Sotoka-san.
Qué tienes con la ropa de tu papá, Izumi. Mejor deja de gastar tanto en mangas –y en comida, aparentemente– y cómprate un poco de ropa decente.
En fin, Sotoka-san toma la sudadera regresa al baño.
—¡¿Qué te pasa, Izumi?! —le grito porque no puedo evitarlo—. ¡Respétate tantito: ponte algo debajo!
Izumi me mira como si hubiera dicho una estupidez.
—¿Para qué? No es como si alguien viera lo que traigo abajo. Y luego me da calor.
—Sí, pero mínimo ponte un bra.
—Son bien incómodos, y así estoy a gusto…
Ay, Dios no sé ni para qué me esfuerzo.
—Listo —Sotoka-chan aparece de nuevo. Aunque la sudadera le queda demasiado grande.
—¡SOTOKA-CHAN, PARECEMOS HERMANAS! —Izumi se levanta, y todas menos ella gritamos al mismo tiempo:
—¡No, no, no, mejor quédate ahí! —grita Sotoka-san.
—¡Mejor ya no corras, Izumi Natsumura! —grita Khanna-san.
—¡Ni se te ocurra! —grito yo.
Por suerte, Izumi nos hace caso y se queda donde está.
—Ahora sigo yo —me levanto y voy al baño. Ahí me quito el uniforme, doblo cada prenda cuidadosamente y las acomodo sobre la taza del baño. Después saco mi tenis negro, los coloco en el suelo, saco el cambio de ropa de mi mochila, lo pongo al lado de mi uniforme, y guardo este último en mi mochila junto con los zapatos. Estos los pongo con las suelas boca arriba para que no se ensucie la ropa. Y por último, me pongo el cambio de ropa y mis tenis. Son unos jeans oscuros y deslavados y una playera negra con el logo de la banda Disintegration y mi chamarra favorita: es de mezclilla pero tiene una capucha negra, como la de una sudadera.
Salgo del baño y regreso con las demás.
—… es que lo más seguro es que nadie se mete al club porque no sabe qué es —Khanna-san está hablando. Tiene uno de los contenedores en una mano, y con la otra usa el tenedor. Come un poco, traga y continúa—: por eso tenemos que definir un poco qué es o qué puede llegar a ser ANIME LIFE.
—Ok —dice Sotoka-san—. Entonces apaga la música, Izumi-chan, y vámonos.
Sotoka-san e Izumi se levantan de sus almohadas.
Khanna-san come lo más rápido que puede.
Izumi apaga la música y toma a Sotoka-san de la mano.
—¿Qué haces? —pregunta Sotoka-san.
—Hace rato te agarré de la mano y no me gritaste ni nada. Entonces no te importa que te agarre de la mano, ¿verdad?
Sotoka-san mira fijamente a Izumi.
Y suspira.
—Ok, si con esto ya no me abrazas tanto está bien.
—¡Arigatōgozaimashita, Sotoka-chan! —Izumi se acerca a Sotoka-san, pero se detiene antes de abrazarla y toma ambas manos de Sotoka-san y empieza a dar brinquitos y no puede sonreír más, y Sotoka-san le sonríe de vuelta—. ¡Sotoka-chan, estoy tan feliz, aunque me gustaría más abrazarte por siempre, pero a ti ahorita no te gusta tanto, y yo te respeto, y lo que me importa es que estés conmigo, Sotoka-chan, porque—
—Izumi-chan, ya vámonos —dice Sotoka-san.
Izumi más da más y brinquitos.
Sotoka-san ríe y, ¿por qué no?, comienza a dar brinquitos con ella.
Khanna-san sale del cuarto.
—¿Qué les pasa a estas dos? —me pregunta—. No las entiendo.
—Y yo ¿cómo voy a saber? —pregunto—. Pero déjalas.
Y ellas dos siguen dando brinquitos.
Aunque no duran por siempre.
—Bueno, ya —dice Sotoka-san—. Ya vámonos.
—Ok, ok —dice Izumi, y ambas salen del cuarto.
—¿A dónde vamos? —pregunto yo, la única que no entiende nada.
—A aprovechar nuestra juventud —dice Izumi, aunque eso no me dice nada.
—Necesitamos entender qué es lo que a la gente le gusta para atraerlos a nuestro club —me explica Khanna-san—, y como lo más probable es que lo que le gusta esté allá afuera, hay que ir a buscarlo.
—Entonces no sabemos a dónde vamos a ir. Ok, vamos.
Bajamos las escaleras, cruzamos el pasillo, abrimos la puerta, y doña Loca sigue ahí afuera.
Acompañada de unos policías.