Milton's
[MAPA DE MILTON'S EN EL PRIMER COMENTARIO]
1. Entrada principal;
2. Libros y revistas;
3. Videojuegos;
4. Perfumería;
5. Televisores y teatros en casa;
6. CDs y DVDs;
7. Juguetes;
8. Ropa;
9. Entrada lateral;
10. Dulces y botanas;
11. Entrada restaurante;
12. Zona de juegos;
13. Mesas;
14. Cocina.
Entro a Milton's.
Ino Yamamoto, Izumi Natsumura y Hamano-san están en la sección de libros.
Izumi Natsumura corre de estante tras estante, toma algún o algunos libros de ahí, se los muestra a Hamano-san y se los da.
Hamano-san sonríe cortésmente mientras carga una pila de libros en las manos.
Ino Yamamoto está discutiendo de algo con Izumi Natsumura.
Uno de los trabajadores de la tienda se acerca a Izumi Natsumura y le dice algo –probablemente que deje de correr en la tienda.
Ino Yamamoto le dice algo a Izumi Natsumura, y ambas comienzan a discutir.
Hamano-san trata de tranquilizarlas a ambas.
Me acerco a ellas.
—A ver, y este ¿de qué trata? —Ino Yamamoto señala uno de los libros en uno de los estantes. En la portada hay un tipo enorme y musculoso y una creatura extraña, y ambos están posando de una manera que solo podría calificar como extravagante.
—De unos tipos que tienen poderes, y los poderes son monstruos que se pelean.
Ino Yamamoto suelta una carcajada.
—¿Ves? Los mangas son bien raros. No sé para qué los lees.
—Porque son buenísimos. ¡Duh!
—Eso lo dices porque tú eres bien rara. Y bien otaku.
—¡Qué no soy otaku! —grita Izumi—. ¡Tú eres otaku!
—Ya no griten —dice Hamano-san.
—Pero sí son bien raros. A ver, ¿de qué trata este? —Ino Yamamoto señala un libro que tiene ¿Un monstruo? ¿Un demonio? No sé qué sea eso en la portada.
—Es de un tipo con cabeza de cocodrilo, pero no se acuerda de quién es ni de quién lo hechizó ni nada. Entonces, para recuperar la memoria, busca a los magos y los toma de la cabeza y los mete en su boca porque hay alguien ahí dentro, y este les dice a los magos "tú no eres el elegido" o algo así, y luego él los saca de su boca y les pregunta qué les dijo el tipo de su boca y los mata.
Ino Yamamoto ríe y niega con la cabeza.
—Dios, el manga es tan raro. ¿A quién se le ocurren esas cosas?
—A genios —dice Izumi Natsumura.
—¿Cómo van a ser genios? Hacen cosas bien raras
—Pero quizá no sean tan raras; solo está fuera de contexto —digo, y tanto Izumi Natsumura como Ino Yamamoto se vuelven hacia mí y me miran confundidas.
—¿Qué? —pregunta Ino Yamamoto.
—Sí, Izumi Natsumura solo nos dio una versión muy simplificada de la trama. Quizá si conocemos más sobre todas las partes que la conforman, entonces todo tenga sentido.
—Pero eso no le quita lo raro. Es un tipo con cabeza de cocodrilo que tiene a un tipo dentro de su boca. ¿Cómo eso no va a ser raro?
—Por eso, quizá en el contexto adecuado esto no sea para nada raro. Por ejemplo: Izumi Natsumura—
—Le puedes decir Izumi-san, ¿sabes? —dice Hamano-san—. Decirle Izumi Natsumura todo el tiempo debe ser cansado, y se está volviendo bastante molesto, a decir verdad.
—Oh, perdón —respondo y hago mi reverencia correspondiente—. Entonces ¿te puedo llamar Izumi-san?
Izumi Natsumura se encoge de hombros.
Creo que eso es un "sí," y por eso:
—Gracias, Izumi-san —digo y hago mi reverencia correspondiente—. Y ahora dime: ¿cómo sabía el personaje principal que tenía a alguien viviendo en su boca?
—No sé —Izumi Natsumura se encoge de hombros—; todavía no llego a esa parte.
Ino Yamamoto suspira.
—Bueno, esto ya me aburrió. Tú quédate leyendo tus cosas de otaku, y malgastando tu—
—¡QUE NO SOY OTAKU, BAKA! —grita Izumi-san.
—Sí, como sea, como si me importara. Yo voy a ver los CDs.
—Y yo voy a ver la ropa —dice Hamano-san, pero, antes de que ella se vaya, Izumi-san la toma del brazo.
—¡QUÉDATE CONMIGO, SOTOKA-CHAN, ONEGAISHIMASU! —dice con el rostro afligido.
—Voy y vengo. No me tardo.
Izumi-san niega con la cabeza.
—¡QUÉDATE! — Izumi-san comienza a jalonear a Hamano-san.
—No me jales, Izumi-san.
—¡IZUMI-CHAN! ¡DIME IZUMI-CHAN! — Izumi-san jalonea a Hamano-san con más fuerza.
—¡Ya suéltame! —grita Hamano-san.
—¡A ver, ¿qué les dije?! —el trabajador de la tienda que regañó a las tres hace unos minutos se acerca para ver qué pasa.
—¡NO TE VAYAS! — Izumi-san jalonea a Hamano-san con todas sus fuerzas.
—¡Ya déjame! ¡Ay! —Hamano-san suelta todos los libros que tenía en las manos, y estos flotan en el aire por un segundo y luego caen estrepitosamente al suelo.
Hamano-san se agacha a recogerlos.
—Ahí déjalos —dice el trabajador de la tienda—. Ya mejor váyanse.
—Ok —dice Hamano-san—, y perdón —hace una reverencia y se dirige a la entrada principal.
Izumi-san e Ino Yamamoto la siguen.
—Perdone las molestias —digo y hago mi respectiva reverencia; después me levanto y las sigo a todas.
Salimos por la puerta principal.
Izumi-san se ve bastante desanimada.
—Y ahora ¿cómo le voy a hacer para comprar mi manga?
—¿Cuál manga? ¿El que tiraste? ¡¿Te ibas a comprar todo eso?! —pregunta Ino Yamamoto.
—Pues sí.
—No, pues con razón tienes todo tu cuarto lleno, y ¿para qué quieres tanto? ¿Pues cuánto lees? —Ino Yamamoto pregunta –y, ahora que lo pienso, Ino Yamamoto hace demasiadas preguntas.
—Ino Yamamoto —digo— a nadie le gustan los preguntones, y nada de lo que hacemos aquí tiene mucho sentido, así que no preguntes tanto.
Ino Yamamoto me sonríe ligeramente, pero me muestra el dedo medio.
Y ese es un problema: ¿está feliz o enojada conmigo? Porque me sonrió, entonces debería estar feliz, pero me insultó al levantarme el dedo medio, ¿por qué estaría feliz? O quizá ella disfruta al insultarme, pero, entonces, si ella lo disfruta ¿por qué no lo hizo antes? Y ¿cómo sabía que lo disfrutaba si nunca antes lo había hecho?
No tiene sentido.
Hamano-san mete las manos debajo de su sudadera y saca su celular. Lo revisa.
—Son 9:42. ¿A dónde vamos?
—Vénganse —dice Ino Yamamoto, y se va.
La seguimos y llegamos a la puerta lateral de Milton's
—Vamos —Ino Yamamoto avanza hacia la entrada, pero Hamano-san la detiene.
—Pero nos sacaron —dice ella.
—¿Y? El guardia está del otro lado de la tienda, y ¿qué es lo peor que nos pueden hacer? ¿Sacarnos? —responde Ino Yamamoto.
—Eso tiene sentido —digo, y todas parecen de acuerdo.
—Ok, vamos. Pero si algo pasa es tu culpa —dice Hamano-san.
—Sí, como sea, —dice Ino Yamamoto.
—¡Sí, ya me voy a poder comprar mi manga! —grita Izumi-san y corre hacia la entrada, pero Hamano-san la detiene inmediatamente.
—Oye, no vayas a ir tan lejos —dice mientras detiene a Izumi-san con todas sus fuerzas. Sus brazos rodean el torso de Izumi-san, y su cara está prácticamente hundida en el costado de Izumi-san—; ahí es donde está el trabajador ese.
—No me importa —dice Izumi-san mientras trata de liberarse—, yo quiero mi manga, Sotoka—
Izumi-san se detiene. Ahora está mirando a Hamano-san, quien prácticamente la está abrazando.
Izumi-san sonríe, y nunca la he visto tan feliz —y ya sé, solo la conozco desde ayer, pero de verdad se ve feliz.
—Sí, quiero mi manga —Izumi-san finge forcejear con Hamano-san—, y si me sueltas, Sotoka-chan, voy a ir por él.
—No, Izumi-chan —Hamano-san sigue aferrada a ella.
—Esto es divertido —dice Ino Yamamoto, y quizá se lo dice a ella misma, porque no me está mirando—, pero esto será aún mejor —ella se acerca a Hamano-san, se inclina un poco y le dice algo al oído.
Hamano-san levanta la cabeza, mira a Izumi-san, la suelta y se levanta.
—¡NO, ABRÁZAME MÁS!" —Izumi-san abraza a Hamano-san, y Hamano-san trata de alejarla.
—Wow, no sabía que a veces pudieras ser incluso más tonta que ella, Sotoka-san —Ino Yamamoto ríe.
—Y ¿cómo se supone que iba a saber? —el rostro de Hamano-san está rojo—. Nunca estoy segura de si es una broma o es en serio.
—¡YO NUNCA BROMEO CUANDO SE TRATA DE ABRAZARTE, SOTOKA-CHAN!
—Pero estabas bromeando hace un minuto —digo—, cuando Hamano-san prácticamente estaba abrazándote.
—Sí, pero esa vez estaba bromeando en serio.
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—¿Qué? —pregunta Ino.
—Eso no tiene sentido —digo yo.
—Ya suéltame —dice Hamano-san.
—Claro que tiene sentido —says Izumi-san—. Yo estaba bromeando cuando le dije que si me soltaba iba a ir por mis mangas porque estaba muy feliz porque ella me estaba abrazando, pero lo hice muy en serio porque en serio quería que Sotoka-chan me siguiera abrazando por siem—¡AU, AU, AU! —Izumi-san grita porque Ino Yamamoto empieza a jalarla de la oreja.
Y por eso suelta a Hamano-san.
E Ino Yamamoto la suelta a ella.
—Como sea, yo voy a ver la ropa —dice Hamano-san y empieza a alejarse de nosotras.
—Voy contigo, Sotok—
—No. Estoy enojada contigo —dice Hamano-san mientras continua alejándose.
Izumi-san corre hacia ella y le toma del brazo.
—Gomen'nasai, Sotoka-chan —ella llora. Literalmente. Un montón de lágrimas le corren por las mejillas –pero, ¿por qué? Hamano-san solo le dijo que está enojada con ella, y tiene mucha razón para estarlo porque Izumi-san la abrazó sin su consentimiento, y después ignoró sus súplicas, y ella ni siquiera la insultó de ninguna manera, por lo que Izumi no tiene ninguna razón para llorar. O quizá es solo que todo lo que diga Hamano-san le afecta demasiado porque ellas dos parecen tan cercanas (y quizá o quizá no sean pareja). Pero, como sea, si ella llora o no no me afecta en lo más mínimo, así que ¿por qué debería importarme?— Yo solo quiero estar contigo, y estaba tan feliz cuando me abrazaste y ¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¡Y ahora estás enojada conmigo! ¡Gomen, gomen, gomen! ¡Lo arruiné todo! ¡Me quiero morir, me quiero morir, me quiero morir, me quiero morir, me quiero morir, me quiero mo—
—Ok, ya —dice Hamano-san—, me puedes ayudar a encontrar algo lindo en la ropa. Pero nada de abrazos.
—¡Arigatōgozaimashita, Sotoka-chan! —Izumi-san toma ambas manos de Hamano-san y grita—. ¡Te vas a ver aún más kawaii aunque eso es imposible porque tú eres tan hermosa y perfecta, y te daisuki desu, y nunca te voy a dejar ir, nunca nunca, y vamos, vamos! Izumi-san corre hacia Milton's sin soltar a Hamano-san, por lo que Hamano-san no tiene más opción que correr con ella.
Entran a Milton's.
E Ino Yamamoto y yo también.
Hamano-san e Izumi-san están en la sección de ropa. Izumi toma un montón de prendas y se las muestra a Hamano-san –aunque no sé por qué pierden tanto tiempo en eso; toda la ropa cumple prácticamente la misma función, por lo que deberían concentrarse en la durabilidad/precio en vez de detalles superficiales e inútiles como el diseño, el color.
Pero ese no es mi problema.
Ino Yamamoto se dirige a la sección de CDs y DVDs, y yo la sigo.
Ella comienza a revisarlos de uno por uno.
—¿Te gustan los CDs? —le pregunta.
—Pues no —responde ella—, pero me gusta verlos, aunque casi todos estos son malos. Ah, mira, tienen uno de Loveless, también son buenos. ¿Los conoces?
—No.
—Y tú ¿como qué bandas escuchas o qué?
—Pues… música clásica, The Steves, Captain Major, Peace –es lo que mi papá siempre pone en el coche– Dresden Nights, Illusions, With Love, No MP Left, Final Boss –son las bandas que descubrí hace poco, es que apenas me estoy adentrando en esto de la música, entonces no conozco mucho.
Ino Yamamoto me mira con una cara que quizá sea de asco o de desprecio o de lástima o de condescendencia o de confusión.
—¿Tienes pluma y papel? —me pregunta.
—Um… ¿qué?
—¡Pluma y papel! ¡Dame pluma y papel!
Corro de un lado a otro pero no hay nadie y voy a los mostradores y a las cajas, y hay una dependienta en el área de juguetes y me le acerco y:
—¡¿Tiene pluma y papel?! —le pregunto a la dependienta que está ahí.
—¿Qué? Ah, sí, claro, un momento —la dependienta busca en el mostrador pluma y papel y me los da.
—¡¿Qué haces aquí?! —me grita el trabajador que nos sacó desde el otro lado de la tienda.
Yo entonces tomo la pluma y el papel y me regreso a—
Ino Yamamoto ya está aquí.
—Vámonos —me dice y corre hacia el área de ropa.
Yo la sigo.
—Vámonos —les dice a Izumi-san y a Hamano-san. Izumi-san está tirando todas las prendas que ve, y ya hay muchísimas prendas en el suelo.
Hamano-san las está recogiendo.
—¡No avientes la ropa, Izumi-san! —Hamano-san grita.
—¡Pero ninguna te va a hacer más hermosa, Sotoka-chan! —Izumi-san responde— ¡Están horribles!
—¡Ya vámonos! ¡Ahora! —Ino Yamamoto toma a Hamano-san del brazo y la jala hacia arriba.
—Pero tengo que recoger todo esto —Hamano-san se quita de encima las manos de Ino Yamamoto—. ¿Por qué no mejor me ayudas?
—¡¿Qué andan hacienda ahí?! —grita el trabajador que nos sacó de la tienda.
Hamano-san inmediatamente se levanta.
—Vámonos, Izumi-san —suplica.
—Ok, pero yo quiero un café —Izumi-san se dirige al restaurante de la tienda.
—No, Izumi-chan, allá no.
Pero Izumi-san ya entró al restaurante.
Y nos queda más opción que seguirla.