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Chapter 29 - Anju Khanna 6

Entramos al restaurante. Solo hay una mesa ocupada, y en ella está Izumi-san.

—¡Sotoka-chan —grita Izumi-san y señala una de las sillas que hay a su lado—, siéntate aquí conmigo!

Nos dirigimos a su mesa.

—Vámonos, Izumi-san —dice Hamano-san preocupada.

—¡CHAN! ¡CHAN! ¡DIME IZU—

—Sí, chan, lo que sea, pero ya vámonos; ahorita va a venir el de la tienda y nos va a sacar.

—¿Por qué vendría? —pregunta Ino Yamamoto mientras toma asiento frente a Izumi-san—. Él trabaja en la tienda, no en el restaurante. Lo que pase aquí ya no es su problema.

—¿Y eso qué? —pregunta Hamano-san.

—Que su jefe no lo va a regañar por lo que hagamos aquí, y de seguro eso es lo único que le importa— responde Ino Yamamoto, aunque cómo puede estar segura; digo, ella ni lo conoce, y hay una posibilidades sobre qué es lo que le importa y qué no—. Toda esta maldita sociedad es igual —eso es extremadamente improbable, pero, bueno, Ino Yamamoto me mira��. Ah, sí, dámelos —ella me quita de las manos la hoja y la pluma que me había dado la dependienta y comienza a escribir.

—Buenos días —un mesero con una jarra para café y unos cuantos menús está a la derecha de Izumi-san.

—Ay —Hamano-san coloca una mano sobre su pecho—. Perdón, me asustaste.

—Discúlpame por eso. Yo soy Hiroshi, y seré su mesero el día de hoy. ¿Alguien gusta café?

—¡Yo, yo, yo, yo! —Izumi-san levanta la mano y exclama.

Hiroshi toma la taza a la derecha de Izumi, la coloca bocarriba y la llena de café. Izumi-san toma la taza y se la termina de dos sorbos.

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—Wow —dice Hiroshi—. En fin, ¿alguien más quiere café?

—Al rato —dice Izumi-san

—No, gracias —dice Hamano-san.

—No, gracias —digo yo.

Ino Yamamoto sigue escribiendo.

—Señorita… —dice Hiroshi.

Pero Ino Yamamoto sigue escribiendo.

—Oye —Hamano-san le pica la mejilla a Ino Yamamoto con el dedo índice.

—Ay, ¿qu�� quieres? —Ino Yamamoto se despabila y mira a Hamano-san.

Hamano-san señala a Hiroshi con la mirada.

Ino Yamamoto mira a Hiroshi.

—¿Quiere café? —pregunta él.

—Ah, no, gracias —Ino Yamamoto dice y otra vez se pone a escribir. A veces se detiene, descansa la mejilla sobre los dedos de su mano izquierda y dirige la mirada hacia ningún punto en particular. Después vuelve a escribir.

—Muy bien —Hiroshi coloca la jarra en una orilla de la mesa y comienza a repartir los menús: los coloca en la mesa frente a cada una de nosotras—, hoy tenemos promoción en hot cakes, y la especialidad de la casa son los huevos Milton's. Ah, señorita —Hiroshi tiene el menú de Ino Yamamoto en la mano, pero no puede dejárselo en la mesa porque ella sigue escribiendo.

—Démelo a mí —dice Hamano-san—, yo al rato se lo doy.

—Muchas gracias, señorita, y perdón por lo de antes —dice Hiroshi y le entrega el menú a Hamano-san—. Bueno, cualquier cosa no duden en llamarme —y se va.

—Entonces, ¿no va a venir el otro tipo a sacarnos? —pregunta Hamano-san.

—No sé, pero si quisiera venir aquí, ya hubiera venido —digo yo.

—Eso sí —dice y mira lo que está escribiendo Ino Yamamoto—, y eso ¿qué es?

—¿Qué te importa? —pregunta Ino Yamamoto.

—Ay, ya, déjame ver —Hamano-san se acerca a Ino Yamamoto e intenta ver la hoja.

Pero Ino me la entrega a mí junto con la pluma.

—Escúchalas todas.

[LISTA INO YAMAMOTO.JPG EN EL PRIMER COMENTARIO]

Como es de esperarse, no conozco a casi ninguna de las bandas de la lista –aunque ¿qué caso tendría una lista de recomendaciones cuando ya las conozco todas?

—A ver —Izumi-san me arrebata la lista—. The Return, God, Dear Kaiser, Furiosa, Darker, Kill the Sun, Thy Neighbor —lee Izumi-san—, de seguro son malas. Deja yo te recomiendo unas —Izumi-san toma la pluma y comienza a escribir.

—¡Así déjala! —Ino Yamamoto extiende los brazos e intenta quitarle la pluma a Izumi-san, pero Izumi-san se inclina hacia atrás; Ino Yamamoto no puede alcanzarla, por lo que regresa a su lugar y se cruza de brazos—. Nomás le vas a poner bandas y canciones y lo que sea de anime, y ya estamos hartas de esa mierda.

—Yo escucho otras cosas —dice Izumi-san sin dejar de escribir—, y aparte ¿por qué estarías hartas de las canciones de anime?

—¿Cómo que por qué? ¿No te acuerdas del ruido que traías hace rato?

—¿Cuál ruido? —pregunta Izumi-san completamente desconcertada.

—¡¿Cómo que cuál ruido?! —exclama Ino Yamamoto—. Pues tu música toda fea. Se oía por todo el fraccionamiento. En vez de comprarte tantos mangas, mejor consíguete unos audífonos.

—Ya tengo unos.

—Y ¿por qué no te los pusiste?

—Porque si los traía no las iba a oír cuando llegaran.

—¡¿QUÉ?! —grita Ino, y no entiendo por qué; la probabilidad de que nos escuchara con audífonos puestos es mucho menor, y sí, estuvimos fuera bastante tiempo, pero ella al final escuchó a Hamano-san cuando ella la llamó, y probablemente no la hubiera escuchado con los audífonos puestos—. ¡NOS DEJASTE QUIÉN SABE CUÁNTO TIEMPO ALLÁ AFUERA! ¡ANDÁBAMOS GRITE Y GRITE Y—

—¿Ya están listas para ordenar? —pregunta Hiroshi.

—¡Ay, Dios! —grita Hamano-san y después se lleva ambas manos al pecho.

—¡Oiga —grita Izumi-san—, no asuste a Sotoka-chan!

—Oh, discúlpenme, pero ¿ya desean ordenar?

—Perdón, pero ¿nos podrías dar otros cinco minutos? —pregunta Hamano-san.

—Cualquier cosa no duden en llamarme —dice Hiroshi y se va.

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—Pero sí les abrí —responde Izumi-san.

—Sí, pero después de quién sabe cuánto tiempo. Tuvimos que estar aguantando a doña Loca—

—¿Doña Loca? ¿Qué no era tu mamá?

Ino Yamamoto le levanta el dedo medio a Izumi-san, Hamano-san ríe, e Izumi-san mira a Hamano-san y sonríe confundida, y yo sonrío también.

Aunque la idea de que doña Loca fuera madre de alguna de nosotras no tiene sentido porque, si ella fuera la madre de alguna de nosotras, entonces no nos hubiera gritado como lo hizo y no hubiera tenido la necesidad de llamar a la policía y mucho menos les hubiera pedido que nos arrestara.

Aunque quizá haya padres así.

Y no sé cómo eso puede ser gracioso.

—Bueno —Izumi-san revisa la hoja que me arrebató—. Ya no se me ocurren más bandas.

Izumi-san me entrega la hoja.

—Uh, uh, me faltó Love♥Paradox —Izumi-san me quita la hoja y escribe Love♥Paradox en ella.

Y me devuelve la hoja.

—Kiraisuteru —Izumi-san me quita la hoja y escribe Kiraisuteru en ella.

—Qué nombre tan feo —dice Ino Yamamoto.

—Cállate, Ino —responde Izumi-san—. Nadie te preguntó.

—A ver, dame la lista, Izumi-chan —dice Hamano-san.

Izumi-san le da la lista a Hamano-san y comienza a cantar una canción en voz baja.

—♫Izumi-chan♫ ♫Izumi-chan♫ ♫Sotoka-chan me dijo Izumi-chan…♫

—También la pluma —dice Hamano-san.

Izumi-san le da la pluma a Hamano-san y continúa cantando en voz baja.

—♫Izumi-chan♫ ♫Izumi-chan♫ ♫Sotoka-chan me dijo Izumi-chan…♫

Hamano-san pone la hoja en la mesa y comienza a escribir.

—Yo también te voy a recomendar música, Khanna-san, aunque no conozco tantas bandas.

—Gracias —le digo y hago mi reverencia correspondiente

—A ver…

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—Listo —Hamano-san me regresa la hoja y la pluma.

—Muchas gracias, Hamano-san, Izumi-san, Ino Yamamoto —digo y hago mis reverencias correspondiente.

[LISTA INO YAMAMOTO, IZUMI-SAN Y HAMANO-SAN.JPG EN EL PRIMER COMENTARIO]

—A ver —Ino Yamamoto me quita la hoja y la inspecciona—. ¿Betsy Besty? ¿My Sweetest Pal? ¿Sublime? ¿Bae? ¿Qué es esto, Sotoka-san?

—¿Qué tiene? A mí me gustan —dice Hamano-san.

—Pues qué malos gustos, Sotoka-san.

—Eso dice la que escucha puras bandas con nombres feos como Hate You All o algo así.

—Esa banda es muy buena, así que cállate, Sotoka-san.

—¡Oye, no le hables así Sotoka-chan! —grita Izumi-san.

—¡O ¿qué?!

—¿Todo bien? —pregunta Hiroshi,

—¡Ay, Dios! —grita Hamano-san y se cubre el rostro con ambas manos. Aún puedo ver parte de su rostro, y está completamente rojo.

—¡Que no asuste a Sotoka-chan! ¡¿Qué le pasa?!

—Danos cinco minutos, por favor —dice Hamano-san aún con el rostro cubierto con ambas manos.

—Perdón por las molestias —digo y hago mi reverencia correspondiente.

—Solo avísenme si necesitan algo —dice y se va.

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—¡Y a ti ¿qué te pasa?! —grita Izumi-san—. ¡No le hables así a Sotoka-chan!

—¡No me digas qué hacer! —grita Ino Yamamoto—. ¡¿Por qué no te vas a ver anime o algo?!

—¡Porque le estás gritando a Sotoka-chan!

—A ver, a ver —Hamano-san se levanta— Izumi, tú siéntate allá —Hamano-san señala una de las mesas del rincón.

—Pero ella empezó —reclama Izumi-san –aunque claramente fue ella quien empezó al involucrarse en algo que no debería importarle, pero este algo involucraba a Hamano-san, y a ella parece importarle mucho.

Entonces ¿sí son una pareja? Aunque no actúan como pareja. Actúan más bien como algo ambiguo, un punto medio entre amigas y pareja, aunque no yo sé mucho al respecto; no conozco las normas de comportamiento de los amigos y/o parejas, a decir verdad y, de nuevo, no sé por qué me involucro tanto.

—Siéntate allá o me vas a hacer enojar más —advierte Hamano-san.

—¡¿Más?! Pero, Sotoka-chan—

—Que te sientes allá.

Izumi-san empuja hacia atrás la silla donde está sentada, y esta chirría estruendosamente contra el suelo. Después Izumi-san se pone de pie, camina hacia una de las mesas del rincón y se sienta ahí.

—Y tú también —Hamano-san le dice a Ino Yamamoto—. Al rincón.

—¿Qué? Pero yo ni dije nada.

—Criticaste mi música. Al rincón.

Ino Yamamoto sonríe y se levanta de su lugar.

—'Ta bien, pues —y se sienta en una de las mesas del rincón.

Hamano-san entonces me mira a mí, y yo levanto ambas manos.

—Yo no hice nada —le digo.

Hamano-san sonríe y niega con la cabeza.

—No, no te apures…

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—Y ¿por qué Ino-san te recomienda música, Khanna-san?

—Es que yo le dije que casi no conocía bandas.

—Ah, qué bien.

Se oye una silla arrastrándose por el suelo en el área donde está Izumi-san.

Nos volvemos hacia ella, y la encontramos sentada en una mesa diferente, una más cercana a nosotras.

—Hola —nos dice—. ¿Cómo están?

Hamano-san le sonríe y se vuelve hacia mí.

—Y ¿qué bandas conoces? —me pregunta Hamano-san.

Se oye una silla arrastrándose por el suelo en el área donde está Izumi-san.

Nos volvemos hacia ella, y la encontramos sentada en una mesa diferente, una aún más cercana a nosotras.

—Bonito día, ¿no? —pregunta Izumi-san.

Hamano-san le sonríe y se vuelve hacia mí.

—O ¿qué géneros te gustan? —me pregunta Hamano-san.

Se oye una silla arrastrándose por el suelo en el área donde está Izumi-san.

—¿Vienen aquí seguido? —nos pregunta Ino Yamamoto. Ella e Izumi-san están sentadas en la mesa a un lado de nosotras.

—Mira, Ino-san, ahí está tu mamá la loca —Hamano-san señala hacia un lugar donde no hay nadie. Izumi-san e Ino Yamamoto se vuelven hacia allá, y entonces Hamano-san se pone de pie, se acerca a mí, me toma del brazo, me lleva a otra mesa, y nos sentamos ahí.

Pero Izumi-san e Ino Yamamoto ya están sentadas en la mesa de al lado.

—Miren, ahí está Zotrina, la bruja adolescente —Hamano-san señala hacia un lugar donde no hay nadie.

Pero ni Izumi-san ni Ino Yamamoto se vuelven hacia allá –¿por qué caerían en ese truco dos veces? Aunque ¿por qué caerían en ese truco, en primer lugar?

—Oigan —dice Hiroshi, y él está sentado en la misma mesa que Hamano-san y yo.

—¡Ay, Dios! —grita Hamano-san, pone su cabeza sobre la mesa y la cubre con ambos brazos—. ¡Yaaaaaaaaaaaaa!

—¡¿Por qué asustas a Sotoka-chan?! —grita Izumi y se levanta de su lugar—. ¡¿Qué tienes en contra de ella?!

—No estén jugando en las mesas. Si no les voy a tener que pedir que se retiren.

—¡Retírate tú! —le grita Izumi-san—. ¡¿Qué no ves que estás asustando a Sotoka-chan?!

—Por favor, no levantes la voz —pide Hiroshi.

—¡Y tú ya no asustes a Sotoka-chan, pero la sigues asustando! ¡¿Qué te pasa?!

—Retírense, por favor, o voy a llamar a seguridad.

—¡Háblale a quien quieras, pero no voy a dejar que sigas asustando a Sotoka-chan porque… —Izumi-san sigue gritando y probablemente lo seguirá haciendo aunque llegue seguridad.

Alguien debería detenerla, pero Hamano-san sigue con la cabeza recostada en la mesa e Ino Yamamoto mira la escena con una sonrisa en el rostro.

Creo que todo depende de mí.

Me pongo de pie.

Me acerco a Izumi-san y:

—Izumi-san, por favor no hagas un escándalo —digo, hago mi reverencia correspondiente y me vuelvo hacia Hiroshi —Lamento todo lo ocurrido —le digo, hago mi reverencia correspondiente, saco mi monedero y pregunto—. ¿Cuánto costó el café?

Hiroshi me mira confundido –y no hay razón por qué; fue una simple pregunta.

—¿El café? Ah, sí, um… ¥160.

Saco dos monedas de ¥100 y se las entrego.

—Gracias —dice aún desconcertado.

—De nada —respondo—. Izumi-san, Hamano-san, Ino Yamamoto, vámonos.

Ino Yamamoto se levanta de su lugar.

Izumi-san coloca su mano sobre el hombro de Hamano-san y le susurra:

—Vámonos, Sotoka-chan.

Hamano-san levanta la cabeza. Su rostro aún está rojo. Se levanta de repente y se va a la salida.

Y nosotras también.

Salimos de Milton's –tanto del restaurante como de la tienda– y caminamos por el centro comercial.

Aún está vacío –y, considerando que es entre semana y que aún es temprano, esto no es ninguna sorpresa.

Ino Yamamoto le da un ligero empujón a Izumi-san

—Oye, mínimo págale lo del café a Khanna-san.

—¿Cuál café? —pregunta Izumi-san.

—¿Cómo que cuál? El que te tomaste como en dos segundos aunque de seguro estaba bien calientes. Ya has de tener la boca toda achicharrada de tanto café.

—No pe preocupes por el dinero, Ino Yamamoto —le digo—. Está bien, yo—

—Ya mejor dime Ino-san —me interrumpe Ino Yamamoto—. Lo de Ino Yamamoto ya no da risa.

—Muy bien, Ino-san, como te iba diciendo, está bien; Izumi me dio de comer cuando estábamos en su casa, entonces lo justo es que mínimo le regale yo el café que se tomó.

Hamano-san mete las manos debajo de su sudadera, saca su celular y lo revisa.

—Las 10:04. Vamos.

—Espera —dice Ino-san—. Las sudaderas no tienen bolsas por dentro. ¿Dónde te guardas el celular? Y por favor no me digas que es donde creo que es.

—¿Dónde? —pregunto.

—En su bra —responde Ino-san.

—No, no, no, no, no. Me lo guardo aquí, en mi chamarra —dice Hamano-san y se quita la enorme sudadera que le prestó Izumi-san. Debajo de ella tiene puesta una chamarra color café claro.

—¡¿Qué?! Y yo que pensé que la rara era Izumi. Aunque ya me convencí de que todas ustedes son bien raras.

—Mira quién lo dice —responde Hamano-san—, y me puse la chamarra porque la sudadera de Izumi-chan es muy delgada, y a mí siempre me da frío.

—Pero todavía no es invierno, y la chamarra va después de la sudadera. Eso todos lo saben.

—Sí, pero la sudadera de Izumi-chan es muy grande, y ya me acostumbré a ponerme mucha ropa. Hasta podría usar otra sudadera, si tuviera.

—Yo te presto la mía, Sotoka-chan —Izumi-san toma su sudadera por la parte de abajo y comienza a quitársela, pero inmediatamente Hamano-san e Ino-san la detienen porque, a diferencia de Hamano-san, Izumi-san no tiene nada puesto debajo de la sudadera.

—¡¿Qué haces?! —grita Hamano-san—. ¡¿Qué no tienes vergüenza?! ¡¿Cómo puedes andar así casi encuerada por la vida?! ¡Respétate tantito: ponte un bra y una camisa o algo!

—¿Para qué? —pregunta Izumi-san—. No es como si me fuera a quitar la sudadera.

—¡Te la ibas a quitar ahorita! —exclama Ino-san.

—Pero solo porque me la pediste tú, Sotoka-chan.

—Ya vámonos al karaoke —dice Hamano-san después de un suspiro—. Y ten —Hamano-san se quita la sudadera y se la da a Izumi-san—. Póntela.

Izumi-san se pone la sudadera, la toma del cuello y se cubre con ella la mitad del rostro.

Cierra los ojos e inhala lentamente.

—Huele a Sotoka-chan —dice e inhala de nueva cuenta.

—Aparte de rara y otaku, pervertida —la acusa Ino-san.

—¡Cállate, Ino! ¡Nadie te está hablando; eres una molestia, y aparte me gusta olerla porque ella huele hermoso, y eso no tiene nada de raro—

—Ya, ya —Hamano-san coloca una mano sobre el hombro de Izumi-san—. Mejor vámonos al karaoke.

—Ok, vamos —Izumi-san toma de la mano a Hamano-san y corre hacia el karaoke.

A Hamano-san no le queda más opción que correr con ella.

—¡Espérate, Izumi-san!

—¡¿Otra vez ustedes?! —grita el guardia de seguridad.