Los policías –los voy a llamar "A" y "B" para que no se confundan– se nos acercan.
Y nosotras retrocedemos.
—Buenos días —dice A. Él es alto, delgado y demasiado joven y feliz para ser un policía. Es como si creyera que puede hacer un cambio en esta horrible, horrible sociedad—, recibimos un reporte de disturbios en este domicilio.
Hamano-san nos toma a Izumi y a mí de la nuca y las empuja hacia abajo para que hagamos sus tontas reverencias.
—Perdón, perdón, pero solo fue un poco de música, y ya no la vamos a prender, de verdad perdón.
—Sí, perdón o lo que sea —digo.
—Sí, discúlpennos —dice Khanna-san y hace sus reverencias—, pero nosotros ya habíamos apagado la música antes, y la señora siguió gritándonos e insultándonos y golpeando la puerta y no parecía que nos fuera a dejar en paz.
E Izumi bosteza.
Wow, y yo que pensé que la cínica y descarada del grupo era yo.
—Pero aun así pusieron la música —responde B, y nosotras cuatro levantamos la cabeza. Él es bajito, gordo, viejo, y parece que siempre está enojado. Él sí es un verdadero policía; digo, la sociedad es horrible, y él se topa con lo peor de ella a diario. ¿Por qué estaría feliz?—. Y la señora reportó que ustedes la atacaron.
—¡SÍ, ME ATACARON, PORQUE ESTAS NIÑAS MUGROSAS DE AQUÍ…! —doña Loca nos señala y sigue diciendo sus estupideces.
¿Por qué los policías le hacen tanto caso? Claramente ella está loca.
—Señora, señora, no hay necesidad de insultar a nadie —dice A.
—No la interrumpas —le grita B.
—Mendō kuse —susurra Izumi otra de sus frases de otaku.
—¡ESCUCHA A TU COMPAÑERO Y CÁLLATE —doña Loca le grita al policía A—, PORQUE LLEVO COMO UNA HORA AQUÍ —sí, claro—, Y ¿SABE QUIÉN ES MI MARIDO?!
—Sí, señora.
—¡PUES MÁS TE VALE, PORQUE ÉL PUEDE HACER QUE TE CORRAN ASÍ! —Doña Loca comienza a chasquear los dedos frente al rostro de A—. ¡POR ESO MÁS LES VALE A LOS DOS HARCERME CASO Y AGARRAR A ESAS MUGROSAS QUE ATACARON A MI POBRE PERRITA!
—¿En serio? —le pregunto—. ¿La atacamos así? —me acerco a Zotrina, la bruja adolescente, y esta apenas me ve, se acuesta boca arriba, y me muestra una pancita que no tardo en acariciar.
Sotoka-san e Izumi también se ponen a acariciarla.
—Sí, arréstennos, policía —digo—. Miren cómo la atacamos.
A ríe en voz baja. Y no es el único; hay quién sabe cuántas personas rodeando de la casa y mirándonos. Algunas están grabando todo lo que pasa con su celular.
Normalmente me enojaría con ellos por meterse en lo que no les importa, pero en este caso mejor que nos miren y nos graben como las víctimas que somos.
Y a lo mejor Khanna-san piensa lo mismo, porque se acerca a nosotras y se pone a acariciar a Zotrina, la bruja adolescente.
Aunque lo hace mecánica e inexpresivamente.
Sí que es rara.
—¡LÁRGUENSE TODOS —doña Loca le grita a la gente—, Y ¿POR QUÉ ME ESTÁN GRABANDO?! ¡DEJEN DE GRABARME, O ¿QUÉ NO SABEN QUIÉN ES MI MARIDO?! ¡Y USTEDES —nos habla a nosotras—, DEJEN DE TOCAR A MI PERRA CON SUS MANOS MUGROSAS!
Sí, sí, ya cállese, señora.
—¿Sí podrían dejar de acariciar a la perra, por favor? —pregunta B—. Su dueña aquí presente no les dio autorización de acariciarla.
Ok, ok, dejamos de acariciar a Zotrina, la bruja adolescente, y nos ponemos de pie.
Zotrina, la bruja adolescente, se sienta y nos mira mientras jadea con la lengua de fuera.
Perdón, Zotrina, la bruja adolescente, pero tu dueña es una maldita loca y amargada que no quiere que seas feliz ni por unos minutos.
Zotrina, la bruja adolescente, a veces se levanta en dos patas y se apoya en cualquiera de nosotras, nos huele y nos lame las manos y la ropa. Pero aun así no la acariciamos.
¿Estás feliz, policía B?
—¡NO TE LES ACERQUES! —doña Loca jala a Zotrina, la bruja adolescente, de la correa.
Zotrina, la bruja adolescente, da un chillido y cae al suelo.
Y la gente por fin hace algo.
—¡¿Qué te pasa, maldita loca?!
—¡Es solo un perro, déjalo en paz!
—¡Mejor enciérrenla a ella!
—¡Hay que denunciarla por maltrato animal!
—¡Sí, esas niñas no están haciendo nada!
—¡CÁLLENSE, CÁLLENSE, ES MI PERRA, Y ¿QUÉ NO SABEN QUIÉN ES MI MARIDO? —doña Loca por fin se acerca a ellos y los amenaza, pero ellos la rodean y se ponen a grabarla—. ¡YA DÉJENME EN PAZ! ¡NO ME TOQUEN, MUGROSOS! ¡Y ¿QUIÉN LES DIJO QUE ME PODÍAN GRABAR?!
—Bueno —dice B—. Agarra a las niñas y llévatelas.
—¡¿Qué?! —pregunto—. ¡¿Por qué?!
—En primera, no me levantes la voz —B se me pone en frente—, y en segunda, ustedes pusieron esa música rara. Nosotros la oímos.
Esta actitud no le gusta a la gente.
—¡Hey, ya déjalas!
—¡No están haciendo nada!
—¡Son solo unas niñas!
—¡Pinche policía culero!
—¡Mejor encierra a esta vieja loca!
Y doña Loca no se hace esperar:
—¡MI MARIDO YA VIENE PARA ACÁ, MALDITOS MUGROSOS!
—¡Pues que venga! —grita alguien.
—¡O mejor ya vete a la chingada!
—¡Nadie te quiere aquí!
—¡Pinche doña pedosa!
—Ya llévatelas —B le ordena al policía A—, que ellas tienen la culpa de todo.
—Pero en realidad fue culpa de la señora —dice Khanna-san—. Ella fue quien los llamó a ustedes y la que atrajo a tanta gente. Si no fuera así ¿por qué todos la están linchando? Y ¿no deberían protegerla o arrestarla?
—Mira, niña, no te quieras pasar de lista conmigo porque yo podría preguntarles por qué no están en la escuela.
—Y ¿eso qué tiene que ver? —pregunto porque obviamente no le vamos a decir que no estamos en clases porque nos suspendieron.
O ¿qué excusa les podemos decir?
—Somos estudiantes de universidad de Tokio —Sotoka-san inmediatamente responde mi pregunta. Y qué increíble respuesta. ¿De dónde sacó la idea?
Ah, sí, de la sudadera de Izumi.
—Y estamos trabajando en un proyecto —continúa Sotoka-san.
—¿Seguras que no son de prepa? —pregunta B, como si supiera que estamos mintiendo.
—¿Parecemos de prepa? —pregunta Khanna-san, la única de nosotras que no parece de prepa.
—Ella sí —B me señala a mí, la única de nosotras que parece de secundaria.
—¡No es mi culpa estar así! —grito—. ¡¿Crees que me gusta parecer una niña?! ¡¿Creen que me gusta tener que mirar hacia arriba cada vez que hablo con alguien de mi edad?! ¡Lo odio! ¡Parezco una niñita jugando a ser adulta! ¡¿Por qué no puedo ser como los demás?!
Todo el mundo –excepto B, pero él ya está demasiado podrido para este mundo– me mira conmovido. Ja, son tan crédulos.
—Oh, perdón, perdón —A se disculpa hasta con reverencias y todo—. No quisimos ofenderte.
—Y si son universitarias —dice policía B—, ¿por qué no están en la universidad entonces?
—Sí —dice Sotoka-san—, es que estábamos ayudando a Izumi-chan a hacer su tesis, ��verdad, Izumi-chan?
—Apenas he dormido en tres días —dice Izumi con una sonrisa, y conociéndola, quizá sea verdad lo que dice.
Y eso es preocupante.
Y también es su culpa.
—A ver, a ver, a ver —dice B—, primero dijeron que era un proyecto, y ahora que es una tesis.
—Todas las tesis son proyectos, señor —dice Khanna-san con la inexpresividad de siempre. Y ojalá supiera si esa inexpresividad es por valentía o por estupidez.
Lo más seguro es que sea la segunda.
Pero quién sabe. Alguien que piensa tanto las cosas no puede ser tan tonta.
—Ya te dije que no te pases de lista conmigo —B se le acerca a Khanna-san y la señala con el dedo amenazadoramente—. Y según tú ¿de qué es la tesis?
Khanna-san se queda callada. De seguro está pensando en todas las respuestas que existen para esa pregunta, con sus ventajas y desventajas, su porcentaje de efectividad y quién sabe qué más, cuando solo tiene que inventarse una respuesta. La que sea.
De verdad que es tonta.
—De anime —digo para salvarla del apuro—, del impacto de la cultura del anime y manga en la sociedad del siglo XXI.
Y sí, suena como la peor tesis que podría existir, pero con solo ver a Izumi sabes que ella trabajaría en algo así.
—Sí —confirma Izumi Natsumura—, se llama "ANIME LIFE".
—A ustedes no les pregunté —nos dice B—. Y ¿por qué tú no me contestaste? —le dice a Khanna-san.
—Porque ellas ya lo hicieron, y además teníamos música de anime a ese volumen para estudiar el efecto de la gente al escucharla. Al parecer no es muy bueno.
—Pues como sea. Mételas en la patrulla —le dice al policía A—. Órale.
—Pero ellas no han hecho nada.
—¡Me vale madre! ¡Agárralas!
Esto, obviamente a la gente no le gusta.
—¡HEY, SE QUIEREN LLEVAR A LAS NIÑAS!
—¡HIJOS DE LA CHINGADA, DÉJENLAS!
—¡NOMÁS PORQUE NO LES PUEDEN HACER NADA, ¿VERDAD?!
—¡SIEMPRE CHINGANDO AL PUEBLO! ¡ME DAN ASCO!
—¡HEY, ¿QUÉ LE ESTÁN HACIENDO A MI ESPOSA?! ¡YA DÉJENLA, MALDITOS MUGROSOS!
—¡¿POR QUÉ TARDASTE TANTO?! ¡MIRA CÓMO ME TIENEN! ¡LLEVO COMO DOS HORAS ASÍ! ¡Y TODO ES CULPA DE ESAS NIÑAS!
—¡PUES YA LE DIJE AL COMANDANTE QUE TRAJERA REFUERZOS PARA QUE LOS ARRESTE A TODOS!
—¡SÍ, PERO QUE PRIMERO ARRESTEN A ESAS NIÑAS MUGROSAS!
Entonces, Sotoka-san se refugia en el pecho de A y se pone a llorar.
—¡Por favor, ayúdanos! ¡Nosotras solo estábamos haciendo un proyecto, y no sabíamos que iba a acabar así, por favor, la señora lleva todo el día aquí afuera gritándonos y amenazándonos, y tenemos mucho miedo, y la verdad pusimos la música para espantarla, porque ya no sabíamos qué hacer, por favor, ayúdanos…
A se sonroja y no hace nada.
Pero la gente sí.
—¡HIJOS DE SU PUTA MADRE! ¡NOMÁS A CHINGAR AL PUEBLO, ¿VERDAD?
—¡ELLAS SOLO SON UNIVERSITARIAS! ¡YA DÉJALAS!
—¡PINCHE NEPOTISMO!
—¡YA ESTAMOS HARTAS DE SUS ABUSOS!
—¡¿NAZE?! —Izumi le grita al policía B— ¡¿POR QUÉ HACES LLORAR A SOTOKA-CHAN, KUSO YARŌ?!
E Izumi corre hacia él, pero yo la agarro de la espalda y la aprieto lo más fuerte que puedo.
Pero Izumi se retuerce y me jala los brazos para que la suelte.
Maldita Izumi, ¿por qué eres tan fuerte? ¿Y tan tonta?
—¡IZUMI, NO, IZUMI, NO! —le grito—. ¡KHANNA-SAN, AYÚDAME!
Khanna-san se acerca a nosotras y también agarra a Izumi.
—¡QUÍTENSE, ÉL HIZO LLORAR A SOTOKA-CHAN!
—Si le haces algo a ese policía nos vas a afectar a todas, Izumi Natsumura.
Entonces alguien golpea al marido de doña Loca y lo derriba, y todos se ponen a patearlo. B corre para salvarlo y comienza a golpear a la gente con su macana, pero a él lo rodean entre todos y comienzan a golpearlo.
Sotoka-san inmediatamente suelta al policía A y corre hacia nosotras. No hay ninguna lágrima en su rostro.
—¡Vámonos! —nos grita y sigue corriendo.
Y nosotras la seguimos.
A lo lejos se oyen muchas patrullas.
Y nosotras corremos aún más rápido. Hasta que:
—Espérenme… espérenme… por favor… —y no, esa no soy yo, sino Khanna-san. Está hincada en el suelo y tiene las manos sobre las piernas.
Ja, qué pésima condición física tiene.
Aunque ya hacía falta un descanso.
En fin, Sotoka-san la toma de los hombros y le dice:
—Khanna-san, levántate, levántate, que nos va a agarrar la poli—
—Ya no se oyen las patrullas —apenas puede a decir Khanna-san—… lo más probable es que estamos… a salvo.
—Aun así levántate y vámonos —dice Sotoka-san—. Aunque sea caminando pero vámonos.
—Ok —dice Khanna-san, y Sotoka-san la ayuda a levantarse.
Nos vamos caminando. Pero:
—¿A dónde vamos? —pregunto.
—Yo diría que lo más lejos posible —dice Khanna-san, aún jadeando.
Casi siento lástima por ti.
—Y ¿eso dónde queda? —pregunto.
—Eso no tiene sentido —responde Khanna-san.
—No me digas. Y ¿sabes qué tiene menos sentido? Tu condición física. Es pésima —respondo yo.
—Mira quién habla —dice Sotoka-san.
—Cállate. No estoy tan cansada.
—Y ¿por qué no tiene sentido? —pregunta Khanna-san—. Soy delgada y tengo una excelente salud. Lo raro sería que ejercitara un cuerpo que no lo necesita —responde ella.
—Sí, bueno, como sea —dice Sotoka-san—. No tenemos que esconder el resto del día. Podemos ir, no sé, al karaoke o al centro comercial para investigar lo que decíamos, ¿no?
—Esa es una excelente idea —dice Khanna-san—. ¿Pero dónde hay un karaoke? Yo nunca he ido a uno.
—Hay uno el centro comercial, vamos —dice Sotoka-san.
Y vamos al centro comercial. Aunque no sé cómo eso nos va a ayudar en el club; nosotras no somos populares, y hacer las cosas que hacen ellos solo para caerles bien y quiza meterlos al club es bastante hipócrita, y me da asco.
Aunque ellos son bastante hipócritas y me dan asco.
Y, con tal de no estar en casa de Izumi todas rodeadas de manga y m��sica de anime a todo volumen, está bien.
Aunque vamos a ir a un karaoke.
Con Izumi.
Durante todo el día.
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Oh, dios.