—¡KAMI-SAMA-CHAN, TASUKETE KUDASAI! ¡SOTOKA-CHAN ME ABANDONÓ OTRA VEZ, Y LA EXTRAÑO MUCHÍSIMO! ¡AHHHHHHHHHH! ¡KAMI-SAMA-CHAN, ¿QUÉ VOY A HACER?! ¡ME SIENTO MUY SOLA, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUI—
—¡Ay, ya cállate, Izumi! ¡Nomás tenemos que buscarla y ya! —me grita Ino. Maldita Ino. Déjame llorar en paz.
—¡PERO ¿POR QUÉ ME ABANDONÓ?! ¡¿ESTÁ ENOJADA CONMIGO OTRA VEZ?! ¡¿POR QUÉ ESTÁ ENOJADA CONMIGO?!
—¿Por qué estaría enojada contigo?
—¡ENTONCES ¿POR QUÉ SE FUE?!
—¡Y yo ¿qué sé?! Quizá se fue con sus amigas.
—¡NOSOTRAS SOMOS SUS AMIGAS!
—Sí, pero ni modo que no tenga otras.
—¡PERO YO SOY SU MEJOR AMIGA! ¡NO NECESITA A NADIE MÁS!
—Eso dices tú. O ¿alguna vez te ha dicho ella que eres su mejor amiga?
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—Nuestra relación va más allá de las palabras.
Ino se empieza a reír. Qué molesta.
—Ay, Izumi, de verdad que tú siempre dices las mejores estupideces.
—Tú cállate, Ino, que tú no entiendes porque no tienes amigos.
—¿Sí? Como sea. Al menos yo no me engaño con eso de "Sotoka-san es mi mejor amiga."
—¡No somos mejores amigas! —le digo—. ¡Somos algo más!
—¿Qué? —Ino deja de reír y me mira como todo el mundo siempre me mira cuando digo cualquier cosa. A veces creo que a lo mejor hablo muy rápido o algo, porque la gente como que nunca me entiende—. Oye, Izumi, ¿te gusta Sotoka-san?
—Claro, es Sotoka-chan.
—Sí, pero, yo pregunto que si te gusta gusta ella.
—Claro, vamos a estar juntas por siempre.
—Sí, pero, tú sabes, gustar gustar, Sotoka-san y tú, más que amigos…
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—¿Sabes qué? Olvídalo. Mejor vamos a buscar a Sotoka-san.
—Ok —tomo mis volantes y me levanto de mi escritorio—. Vámonos, pero rápido que tengo hambre, y ¿sí vamos a regresar aquí? Para dejar mi lunch.
—Pues sí, ¿no? Solo la encontramos y regresamos.
—Ok.
Salimos del salón.
Y ahora ¿a dónde vamos?
No sé, pero corro por los pasillos
—¡SOTOKA-CHAN!
y regreso (Ino me sigue, pero caminando. Maldita lenta),
—¡SOTOKA-CHAN!
subo las escaleras, corro por los pasillos
—¡SOTOKA-CHAN!
y regreso (Ino apenas está bajando las escaleras),
—¡SOTOKA-CHAN!
subo las escaleras, corro por los pasillos
—¡SOTOKA-CHAN!
y regreso (Ino apenas acaba de subir las escaleras),
—¡SOTOKA-CHAN!
subo por las escaleras, corro por los pasillos
—¡SOTOKA-CHAN!
y regreso
—¡SOTOKA-CHAN!
Pero Sotoka-chan no está en ningún lado.
¿Dóndeestá?¿Dóndeestá?¿Dóndeestá?¿Dóndeestá?
Hay un grupo de chicas cerca.
—Oigan, ustedes —les hablo—, ¿dónde está Sotoka-chan?
Ellas me miran como todos siempre me miran.
Y ríen.
—¿Hablas de Hamano-san? —me pregunta una de ellas—. Está en el techo con Kitamura-kun.
Y ríen aún más.
Espera, ¿qué está pasando? ¿Quién es Kitamura-kun? ¿Por qué fueron al techo? ¿Son amigos? ¿Ahí es donde se juntan? ¿También se juntó con él antes de clase? ¿Son mejores amigos? ¿Son algo más?
Mejor voy al techo y lo averiguo.
—Te atrapé —Alguien me agarra del hombro. Y ese alguien solo puede ser Nagai-san. Entonces:
—¡KAMI-SAMA-CHAN, TASUKETE KUDASAI! —grito y empiezo a correr lo más rápido que puedo—, ¡KAMI-SAMA-CHAN, NO ME ABANDOAHHH! —pero Nagai-san me atrapa y me tira y se pone encima de mí, y me retuerzo y me retuerzo pero no me puedo escapar.
—¡NO GRITES! —me grita cerca del oído—. ¡O TE VA A IR PEOR!
Y es cierto, así que dejo de gritar y retorcerme.
Ella se levanta y me dice "¡SIÉNTATE!" y señala los escalones y me siento ahí, y ella se pone detrás de mí.
—¡¿QUÉ PASA CONTIGO?! ¡CORRIENDO Y GRITANDO POR TODA LA ESCUELA! ¡Y NO SOLO HOY; LLEVAS TODA LA SEMANA ASÍ! ¡4 VECES TE HE VISTO GRITANDO Y CORRIENDO! ¡PERO YA ME CANSÉ!
Sí, siempre ha sido así: ella me grita y me dice que me peine y quién sabe qué más y es una molestia y no le hago caso, y se enoja y me persigue y me atrapa y:
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡NO JALES TAN FUERTE, NO JALES TAN FUERTE!
No la estoy mirando, pero sé que sacó un peine de su bolsillo (ella siempre tiene uno ahí, no me preguntes por qué), y ahora me está cepillando el cabello.
—¡¿CÓMO QUIERES QUE NO JALE TAN FUERTE CUANDO TU PELO ESTÁ ASÍ? ¡LO TENGO QUE DESENREDAR!
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡KAMI-SAMA-CHAN, TASUKETE! —siento cómo Nagai-san me arranca el cabello con ese maldito cepillo.
—¡Y SI LO TIENES ASÍ ES POR TU CULPA! ¡¿CUÁNTAS VECES TE HE DICHO QUE TE PEINES ESE MALDITO CABELLO Y ARREGLES TU UNIFORME?!
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡ME VOY A QUEDAR PELONA!
—¡PUES ASÍ NO ANDARÍAS TAN DESPEINADA! ¡Y ¿POR QUÉ NO SIGUES EL EJEMPLO DE TU AMIGA?! —¿Quién? Ah, Ino. Ella no es mi amiga, y ¿desde cuándo llegó? Y ¿por qué se ve tan cansada? Ni corrimos tanto—. ¡MIRA: SU UNIFORME, SU CABELLO CORTO Y BIEN CEPILLADO, SU ROSTRO SIN MAQUILLAR: TODO IMPECABLE!
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡INO-CHAN, TASUKETE! —por favor, apiádate de mí por una vez en la vida.
—Que no entiendo... otaku.
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! ¡INO-CHAN-SAMA, ONEGAISHIMASU!
—¡Que no entiendo otaku!
—¡Y ¿POR QUÉ TIENES TANTA BASURA EN EL PELO! —grita Nagai-san—. ¡¿TE DUERMES EN EL BASURERO O QUÉ?!
—¡AHHHHHHHHHHHHHH! —ya solo me queda llorar.
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—Listo —dice Nagai-san y por fin me deja en paz—. Hice lo mejor que pude, pero quedaste bastante bien. Solo falta… —se pone delante de mí y comienza a quitarme las arrugas del suéter, acomodarme el cuello de la camisa, alisarme la falda y no sé más; me duele la cabeza horrible—. Ándale. Así está mejor.
—Ahora solo falta trabajar en las ojeras —dice Ino con una sonrisa.
Te odio, Ino. Te odio con todo mi corazón.
Nagai-san ríe.
—Sí, ¿verdad? Pero eso ya no depende de mí. Nomás hay que encontrar la forma de convencerla de que se vaya a la cama temprano.
—¿Cama? Sí, sobre eso… —estoy a punto de decirle la verdad, pero:
—Ay, qué linda te ves, Izumi-chan —¡¿es quien creo que es?! ¡Vuelvo la cabeza hacia quien dijo eso, y sí, es Sotoka-chan!
La abrazo con todas mis fuerzas, y ella grita (siempre lo hace), y yo lloro todo lo que aún no he llorado.
—¡SOTOKA-CHAN, ERES MALAMALAMALA MALA! ¡¿POR QUÉ ME ABANDONASTE?!
—¡QUE NO GRITES! —grita Nagai-san.
—¡MIRA CÓMO ME DEJARON, SOTOKA-CHAN! ¡YA ME QUEDÉ PELONA!
Sotoka-chan ríe poquito.
—Ya, ya, no pasa nada —Sotoka-chan pone su mano sobre mi cabeza recién cepillada y me acaricia el cabello (su mano es tan cálida, y su uniforme es tan suave y huele tan bien, y sus pechos son tan cómodos, y su voz es aún más hermosa cuando me llama "Izumi-chan"). Yo la abrazo tan fuerte como puedo—. Y quedaste muy linda, Izumi-chan. Tienes un cabello muy largo y bonito. Quizá yo pueda peinarte un día.
—¡No, duele muchísimo!
—Es que primero hay que desenredarlo, tonta —Sotoka-chan me da un coscorrón muy leve en la cabeza.
—¡Sí, y duele!
—Pero hay sprays y acondicionador y muchas cosas que podemos usar.
—Sotoka-chan.
—Dime, Izumi-chan.
—¿Quién es, Kitamura-kun?
Sotoka-chan deja de acariciarme el cabello.
—¿Por qué preguntas?
—¡¿QUIÉN ES, SOTOKA-CHAN?! ¡¿ES TU AMIGO?! ¡¿ES TU MEJOR AMIGO?! ¡¿QUÉ HACÍAN LOS DOS EN EL TECHO?!
—¡¿EN EL TECHO?! —grita Nagai-san— ¡ESTÁ PROHIBIDO SUBIR AL TECHO! ¡¿QUÉ HACÍAN AHÍ?! ¡¿SON NOVIOS O ALGO?!
Espera, ¿novios? ¿Por qué serían novios? Y ¿por qué Sotoka-chan sería novia de un desconocido? Y si fuera novia de alguien lo sabría yo, y ella no puede ser novia de nadie porque vamos a estar juntas por siempre, y nada ni nadie nos va a separar NUNCA y—
—¡NO! —grita Sotoka-chan—. No es mi novio ni nada; solo es un amigo.
—¡ENTONCES SÍ ES UN AMIGO! —estoy indignadísima, tanto que me gustaría dejar de abrazarla, pero la abrazo aún más fuerte para expresar mi indignación y para castigarla por todo—. ¡¿DESDE CUÁNDO, SOTOKA-CHAN?! ¡¿DESDE CUÁNDO LO ESTÁS VIENDO A MIS ESPALDAS?! ¡¿MI AMISTAD NO ES SUFICIENTE PARA TI?!
Ino ríe de la manera más ruidosa y molesta que hay.
—No es eso, Izumi-chan, es que él quería verme y—
—¡EXCUSAS, EXCUSAS! ¡YA NO QUIERO OÍR NADA!
—No es lo que tú piensas, Izumi-chan.
—¡YA NO QUIERO OÍR NADA, SOTOKA-CHAN!
—¡ÉL SE ME DECLARÓ, Y YO LO BATEÉ! —grita Sotoka-chan.
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—Entonces, ¿significa que no son amigos? —pregunto.
—No, ni siquiera —responde Sotoka-chan, y eso me tranquiliza—. En la mañana él me dejó una carta en mi casillero.
—Espera, espera, espera, espera —dice Nagai-san—. ¿Kitmura-kun se te declaró ahorita? ¿Por qué no a la salida? Va a estar el resto del día deprimido, y toda la escuela se va a enterar y se va a burlar de él.
—Sí, él me pidió que lo viera a la salida, pero fui con él antes de clase y le pedí que nos viéramos en el receso.
—Y eso ¿por qué? —pregunta Nagai-san.
—Porque después de clase tenemos el ANIME LIFE.
—Ah, sí, ustedes son las de los volantes, ¿verdad? Eso explica lo de la mañana.
—Sí, bueno, entonces Kitamura-kun me pidió que nos viéramos ahorita en el techo.
—Qué lindo —dice Nagai-san.
—¿Qué no acabas de decir que estaba prohibido subir al techo? —pregunta Ino.
—Sí, lo está, pero Kitamura-kun estuvo dispuesto a violar las reglas por amor, y respeto eso. No lo justifico, y tendré que reportarlos a ustedes dos. Pero lo respeto.
—Eso no tiene sentido.
—Claro que lo tiene —dice Nagai-san—. Él se apasionó por algo, y eso es cada vez más raro. La gente ahora no le importa nada, por lo que no respeta nada; va por la vida sin ningún propósito. Gente pendeja.
Ino y Sotoka-chan miran a Nagai-san como todos siempre me miran a mí.
—Sí, bueno —dice Ino—. Sotoka-san, Izumi y yo nos vamos a quedar a limpiar después de clases, entonces pues tú vas a tener que ir a la salida para reclutar más gente.
—Y puedes repartir estos volantes —suelto a Sotoka-chan y le doy mis volantes—. Los hice en la mañana.
[VOLANTES NUEVOS.jpg en el primer comentario]
—Los hice como nuestro reporte, aunque abajo no se me ocurrió qué poner y puse el ANIME LIFE grandote.
—A ver —Nagai-san toma uno de los volantes que le di a Sotoka-chan—. La idea está bien, pero no le echaste ganas: escribiste muy poco, los dibujos son muy simples (mínimo les hubieras puesto pelo o algo), ni siquiera arrancaste la hoja del cuaderno, solo tienes una referencia real y dos comentarios que ni siquiera son graciosos. No, no, hazlo otra vez —lo hizo bolita y lo tiró a la basura—, y ¿por qué no aprovechaste ese espacio de abajo para poner sus teléfonos o algo?
—Yo no tengo teléfono —le digo.
—Lo vendiste, ¿verdad? —pregunta Ino.
—Ajá —respondo.
—Pero mejor no hay que poner los teléfonos —dice Sotoka-chan—. O solo uno. Ino, ¿tú tienes teléfono?
—Pues sí, pero está en mi mochila, y casi nunca lo uso, y ¿por qué no mejor ponemos el tuyo?
—No, luego me meten a grupos y me hablan a cada rato.
—Pues yo nunca lo checo; de seguro ya ni pila tiene.
—Pues cárgalo y chécalo más seguido.
—Y yo ¿por qué voy a andar haciendo eso?
—Y ¿si ponen el mío? —pregunta Nagai-san—. Si alguien habla, yo les digo. Al cabo no es difícil encontrar a esta despeinada, en especial porque siempre anda gritando y corriendo —y Nagai-san pone una mano sobre mi hombro.
—¿En serio? Ay, muchas gracias, Nagai-san —Sotoka-chan se acerca a Nagai-san y la toma de las manos—, te lo agradezco muchísimo, de verdad. ¿Cuál es tu teléfono?
—Pues vámonos al salón, ¿no? Para que Nagai anote su número en los volantes —dice Ino.
—Sí, pero primero comemos —digo yo, y suena el timbre.
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—¡AHHHHHHHHHHHHH! ¡KAMI-SAMA-CHAN, TASUKETE KUDASAI! —y corro lo más rápido que puedo al salón para comer lo más rápido que pueda antes de que sigan las clases.
—¡MALDITA SEA, YA ESTÁS CORRIENDO Y GRITANDO OTRA VEZ! —grita Nagai-san y comienza a perseguirme.