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Chapter 16 - Izumi Natsumura 7

—Bueno, chicos, que tengan un bonito fin de semana. Nos vemos —Horinomi-sensei toma sus cosas y se levanta de su escritorio—. Natusmura-san, Yamamoto-san, ustedes quédense a limpiar —nos dice y se va.

Ino se levanta de su lugar y comienza a acomodar los escritorios en los extremos del salón.

—¿Qué no me vas a ayudar? —me dice, y yo:

—Ahí voy —me levanto de mi escritorio, lo cargo y lo dejo donde no hay escritorios.

—Ahí no, Izumi —me dice Ino casi gritando—, ahí están los casilleros. O ¿cómo vamos a sacar las escobas y los trapeadores y todo si lo bloqueas? Mejor deja tu escritorio ahí —y señala donde ella puso algunos.

—Ok —y lo pongo ahí.

—¡Oye, pues ¿qué tanto andabas tragando en clase?! —me vuelvo hacia Ino. Ella mira el suelo, donde estaba mi escritorio. Hay un montón de pedazos de papas esparcidos y pisoteados—. ¡Qué asco!

—Pero lo vamos a limpiar, ¿no?

—Eso lo limpias tú.

Ino sigue acomodando escritorios hasta que llega a un rincón donde hay unos chicos platicando. Ellos ni siquiera la miran.

—Ustedes, ¿qué? Ya váyanse; vamos a limpiar.

Ellos se vuelven hacia ella y la miran con desprecio y se van.

Ahora solo quedamos yo, Sotoka-chan e Ino.

—Tú también, Sotoka-san, ve a conseguirnos otros dos miembros —le dice Ino a Sotoka-chan.

—¡NO, MEJOR QUÉDATE AQUÍ CONMIGO, SOTOKA-CHAN! —me acerco a ello para abrazarla, pero Sotoka-chan me mira y niega con la cabeza, y no la abrazo ahorita, pues.

—Sí, pero primero —Sotoka-chan toma los volantes que yo le di— voy a buscar a Nagai-san porque no les puso su número.

—¡NO, QUÉDATE AQUÍ CONMIGO, SOTOKA-CHAN!

—Ya así déjalos —le dice Ino a Sotoka-chan—. Si tú los invitas se van a meter.

—¡NO ME IGNOREN!

—Pues sí, pero mejor busco a Nagai-san —Sotoka-chan sale del salón.

—Y si no la encuentras no importa —dice Ino mientras Sotoka-chan se aleja—. Tú ponte a repartir volantes.

—¡SOTOKA-CHAN, PONTE A CORRER Y A GRITAR POR LOS PASILLOS —le grito—, Y NAGAI-SAN SOLITA APARECE!

Sotoka-chan se pierde de vista.

Ino abre los casilleros de atrás y saca una escoba, un trapo y un limpiador de vidrios.

—Pues yo mientras voy a barrer, tú ponte a limpiar los vidrios —Ino me da el trapo y el limpiador.

—Ok —lo digo de buena gana porque de verdad prefiero limpiar los vidrios que barrer el piso y porque entre más rápido terminemos más rápido voy a poder ir con Sotoka-chan.

Entonces me acerco a una ventana le echo muchos sprayazos del limpiador para que quede bien limpia y la limpio muy fuerte y muy rápido con el trapo. Y hago lo mismo con la siguiente y con la siguiente y así y así hasta que termino.

Qué fácil. XD

Ahora puedo sentarme y, espera, todos los escritorios están en los rincones. Bueno, aún está el de Horinomi-sensei. Me acerco a él y—

—Ten —Ino me da la escoba—, barre tú lo que falta.

—Pero eso te toca a ti —le digo.

—Yo ya barrí lo que me tocaba —saca unas cubetas del casillero—. Las voy a llenar de agua. No me tardo —y se va.

El piso está perfectamente barrido excepto en mi lugar.

:(

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—¿Cómo vas, Izumi?

—Mal —digo, y lo digo porque siempre es lo mismo cuando barro:

Junto toda la basura que hay ahí y la empujo al recogedor, pero queda un poco en el suelo, y lo junto y lo empujo al recogedor y un poco queda afuera, y lo junto y lo empujo al recogedor y un poco queda afuera, y lo junto y lo empujo al recogedor y un poco queda afuera, y lo junto y lo empujo al recogedor, y me rindo.

—Es así —Ino me quita la escoba y el recogedor, barre un poquito y después toma el polvo con un trapo hasta que no queda absolutamente nada—. Listo. Ahora tú limpia el pizarrón y los borradores, y yo voy a trapear.

Voy al casillero y tomo otro trapo. Lo mojo en una cubeta y lo exprimo. Voy al pizarrón y comienzo a limpiarlo desde arriba. Esto es fácil. El pizarrón ahora se ve oscuro y sin nada de gis. Debí haber hecho esto desde el principio.

—¡Izumi, ¿qué hiciste?! ¡Mira cómo dejaste las ventanas: desde aquí se ven tus trapazos todos irregulares y feos!

—Pero las limpié.

—No, no lo hiciste. Las dejaste peor —Izumi agarra el limpiador y el trapo que usé y se pone a limpiar los vidrios—. Es que es el colmo contigo, Izumi. De verdad que no sirves para nada.

—¡TÚ NO SIRVES PARA NADA! —le grito y termino de limpiar la parte de arriba del pizarrón.

—¡Ya cállate y ponte a limpiar! —me grita.

—¡Ya estoy limpiando! —le grito me pongo a limpiar la parte de abajo del pizarrón.

—¡Entonces ya cállate! —me grita.

—¡Cállate tú! —le grito, y ella se calla.

Huh, eso no lo esperaba.

Pero, bueno, sigo limpiando la parte de abajo del pizarrón y:

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Listo. Ahora solo me falta limpiar los borradores. Los tomo, me acerco a la ventana y:

—Ay, Izumi, solo mírate —me reclama Ino, y ¿por qué me reclama? Yo solo... tengo todo el uniforme manchado de gis.

Oh.

—Por eso se limpia abajo y después arriba —me dice.

—¡Y ¿por qué no me dijiste?! —le pregunto.

—Pues ¿cómo iba a saber que ni eso sabías hacer? Ay, no, es que pareces niña chiquita.

—¡¿Qué te pasa, Ino?! —le pregunto.

—¿Cómo que qué? Ni siquiera puedes limpiar unos vidrios, aunque ¿qué otra cosa podría esperar de ti? Tú eres un desorden, tu casa ha de ser un desorden. ¿Qué no tienes papás o qué?

—¡ESTÁN OCUPADOS! —y la empujo. A la altura de los hombros le dejo dos marcas de gis rectangulares. Ah, sí, aún tengo los borradores en las manos.

—¡¿Qué te pasa?! —Ino me golpea en la cara con el trapeador. Está todo mojado y huele a agua sucia.

Le aviento los borradores. Uno le da en la falda, y el otro no le da.

—¡Vas a ver, Izumi! —Ino me golpea con el trapeador varias veces. Yo me cubro la cara con las manos y la embisto con el cuerpo. Ino cae al suelo.

¿Ahoraqué?¿Ahoraqué?¿Ahoraqué?

¡La cubeta! La agarro, la levanto sobre mi cabeza y me acerco a Ino. Ella apenas se está levantando.

—Izumi, ¿qué haces? —ahora Ino está muuuuuuuuuuuuuuuuuy asustada, y yo no podría ser más feliz—. Izumi, ¿qué vas a hacer? No, no, no —Ino se levanta y comienza a retroceder, pero yo me le acerco cada vez más, sin prisa, un paso tras otro—. Izumi, Izumi, Izumi-chan, por favor, o Sotoka-san, Sotoka-san se va a enojar contigo, y no va a dejar que la abraces nunca, nunca, nunca —ella sigue retrocediendo y choca contra los escritorios; yo me le acerco aún más, sin prisa, un paso tras otro—nononono ya déjame, y le digo a Sotoka-san que te de todos los abrazos que quieras, y hasta yo te abrazo también, pero ya déjame —pongo la cubeta sobre la cabeza de Ino, y ella se agacha y se cubre la cabeza con las manos—, nononono yayayayayayaperdónperdónperdónperdón, ya no te grito, ya no te grito nunca pero déjame déjame ¡déjame déjame DÉJAME DÉJAME DÉJAME! —Ino me empuja con todas sus fuerzas y me caigo y se me cae la cubeta, y me mojo toda.

—¡Maldita Ino, ¿qué te pasa?! —me levanto y le grito.

Pero Ino está mirando su uniforme: se salpicó un poco y todavía tiene en los hombros las marcas de gis. Ino las trata de quitar sacudiéndolas con las manos, pero las marcas siguen ahí. Ya no se notan tanto, pero siguen ahí. Ino se sacude más y más fuerte, y las marcas siguen ahí, e Ino se sacude más y más y más fuerte, y las marcas siguen ahí, e Ino ya se pega en donde están las marcas, y estas siguen y siguen y siguen ahí, e Ino levanta la cabeza y me mira y tiene la cara roja y llena de lágrimas, y está más enojada que nunca.

Uh-oh.

—¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! —Ino grita mucho más fuerte de lo que nadie ha gritado nunca en este maldito universo y me empuja, me tira al suelo, se pone encima de mí y me empieza a golpear, pero yo le agarro las manos, y ella se trata de zafar, y yo no la dejo, y ella me muerde una mano, y yo grito:

—¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHHH! —pero no grito tan fuerte como ella, y la suelto, y ella me empieza a golpear otra vez, pero yo le agarro las manos, y ella se trata de zafar y me trata de morder, y yo no la dejo, y ella se mueve para todos lados, pero yo no la suelto, y ella me escupe, y yo me enojo más de lo que nunca me había enojado y la suelto y le pego en la panza con todas mis fuerzas, y ella se cae encima de mi, pero me agarra del pelo y me lo jala con todas sus fuerzas, y yo le hago lo mismo, y las dos nos jalamos el pelo cada vez más fuerte, y—

*SPLASH*

Alguien nos tira una cubeta de agua.

Ino inmediatamente se levanta y grita:

—¡¿QUIÉN CHINGAOS—

—¡¿QUÉ?! —alguien grita aún más fuerte que Ino.

Y ese alguien es Nagai-san.

—¡¿QUÉ DIJISTE, AMIGA DE NATSUMURA-SAN?! —le pregunta a Ino, y yo estoy a punto de gritar que ella no es mi amiga y que la daikirai tanto como daisuki a Sotoka-chan♥, pero Nagai-san se ve más enojada que siempre, así que mejor me callo.

Y esta Ino parece pensar lo mismo que yo, porque también se queda callada.

—¡¿SABES ALGO, AMIGA DE NATSUMURA-SAN?! ¡DE VERDAD ME DECEPCIONAS; CUANDO TE VI TODA IMPECABLE NUNCA PENSÉ QUE PODÍAS DECIR ESAS PALABROTAS NI PELEARTE COMO PERRA EN CELO! ¡Y ¿sabes cómo se calma a una perra en celo?! —Nagai-san toma otra cubeta de agua y se la tira. Ino acaba muchísimo más mojada que antes—. Así. Ahora vete a cambiar que estás toda mojada.

—¡Y ¿cómo no voy a estarlo si tú me mojaste?! —Ino grita.

—¡Y ¿DE QUIÉN FUE LA CULPA?! —Nagai-san grita más fuerte.

—¡TUYA! —Ino también grita más fuerte, y hasta Nagai-san se sorprende.

—Bueno, sí, es en parte mi culpa. Tienes razón... ¿Sabes qué, Amiga de Natsumura-san? No cualquiera se atreve a hablarme así, pero tú dices lo que piensas (aunque claramente no deberías). Y por eso me caes bien. ¿Cómo te llamas?

—Ino... Ino Yamamoto.

—Conque Ino-chan, ¿eh? —Nagai-san se acerca a Ino y la rodea con el brazo—. Vámonos de aquí que apesta a agua sucia y tú te tienes que cambiar.

Nagai-san comienza a avanzar.

—Espera, ¿qué? ¿A dónde vamos? Yo me puedo ir a cambiar sola. ¡Suéltame! —grita Ino y trata de alejarse de Nagai-san.

Pero Nagai-san es demasiado fuerte (eso lo sé por experiencia), así que se lleva a Ino fuera del salón.

Y ahí hay mucha gente.

¿Desde cuándo están ahí?

Y todos las miran y me miran como siempre me miran cuando digo o hago cualquier cosa.

Y se van.

Pero dejan el salón mucho más sucio que nunca, y si no lo limpio Horinomi-sensei se va a enojar y nos va a poner a Ino y a mí a limpiar el salón más días, y entre más tiempo me quede limpiando el salón, menos tiempo voy a estar con Sotoka-chan, y si no estoy con Sotoka-chan nada importa ni tiene sentido y kiraidesu!

Así que agarro el trapeador y me pongo a limpiarlo todo.

Maldita Ino, me dejó todo el trabajo.

Maldita Nagai-san, yo también acabé mojada y sucia, y a ella no le importó.

Y malditos todos que siempre me miran solo me miran siempre me miran.

Todos son una molestia.

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Y todo por unas ventanas sucias…

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Salgo del salón, camino por el pasillo, llego a donde están los casilleros y salgo de la escuela. Sotoka-san está afuera rodeada de quién-sabe-quiénes.

Me acerco a ellos.

—No, Hamano-san, regresa al club de teatro; necesitamos a nuestra protagonista.

—No le hagas caso, Hamano-san, y regresa al club de arte. Ahí todos te extrañamos.

—Pero te extrañamos más en el club de cocina, Hamano-san; tus pasteles son deliciosos.

—Si dejaste esos clubes fue por algo, Hamano-san, así que ¿por qué no mejor te unes a otro club, como el de baile? De seguro bailas muy bien, y si no, bueno, ¿qué mejor lugar para aprender?

—Eso ¿qué? El mejor club es el de Shogi, y tú puedes unirte cuando quieras, Hamano-chan.

¿Chan? ¡¿CHAN?!

Me abro paso entre todos a empujones y:

—¡A VER, NADIE LE DICE CHAN A SOTOKA-CHAN EXCEPTO YO PORQUE ELLA ES MI SOTOKA-CHAN! ¡CONSÍGANSE A ALGUIEN MÁS!

—Izumi-chan, qué bueno que viniste —Sotoka-chan corre hacia mí y me abraza. ¡SOTOKA-CHAN CORRE HACIA MÍ Y ME ABRAZA! Y yo la abrazo de vuelta con todas mis fuerzas y—: Izumi-san, ¿por qué estás mojada y hueles a agua sucia?

¿Así es como se siente el cielo? Nunca pensé que Sotoka-chan estuviera tan feliz de verme.

—Izumi-san, suéltame.

He vivido cada segundo de mi vida para llegar a este momento, y valió la pena. Ahora puedo morir en paz.

—Izumi-san, ya suéltame.

—Ya suéltala, Natsumura-san.

Kami-sama-chan, arigatō, arigatō gozaimasu, hontōni arigatō. Ahora veo que todas mis plegarias rindieron frutos; ahora veo que de verdad eres tan compasivo como misericordioso, y ahora entiendo tu plan divino.

—¡Izumi-san!

—Que la sueltes, Natsumura-san.

—Mejor salte de ese club, Hamano-san.

—A ver, tú agárrala de ese brazo, y yo de este.

De ahora en adelante dedicaré mi vida no solo a estar con Sotoka-chan y darle todo mi cariño y mis abrazos, sino a estar con ella y ganarme su cariño y sus abrazos.

—Guácala, está toda mojada.

—Sí, y huele bien culero.

—¿Ya la agarraste? Ahora jala… jala… jala.

Y la felicidad se me va de las manos.

—¡¡¡¡¡¡¡¡SOTOKA-CHAN!!!!!!!!