"Extrañaba estos momentos," dice el libro que actualmente estoy leyendo, "esos momentos de calma antes de la tormenta. Incluso cuando estábamos a punto de pelear y discutir me sentía emocionado; éramos tan apasionados, estábamos tan vivos, nos importaba tanto que podíamos gritar y llorar y destruirlo todo por cosas sin importancia, solo para distraernos de la vida que nos consumía, que nos distanciaba."
"No nos decimos ninguna palabra —jamás lo hicimos cuando fue necesario, y por ello fue tan doloroso cuando dejamos de vernos; nos separamos sin siquiera despedirnos y con nada más que desilusiones—, las palabras solo nos estorban ahora; ahora dejamos que nuestras miradas hablen, dejamos que nuestra pasión nos queme vivos como solía hacerlo siempre, cuando éramos jóvenes y estábamos vivos; saboreamos el momento, el momento tan esperado. Nuestra ropa se siente cada vez más pesada, y nuestros corazones laten cada vez más rápido..."
"Corro hacia ella y la abrazo y la toco, y su piel es delgada y rugosa, su cuerpo es más pequeño y débil, pero su abrazo es tan fuerte como el mío. Ella dejó de ser la mujer de la que me enamoré —y me alegro; estoy cansado de vivir de recuerdos, de aferrarme a una mujer que ya no existe—. Ella ahora tiene una vida sobre sus hombros —familia, hijos, nietos—, y yo también. Somos una pareja de desconocidos que solo quiere aprender a vivir de nuevo —a amar de nuevo—, guiados por recuerdos y experiencia, por pasión y nostalgia, por miedo y emoción."
"Aún tenemos tiempo, aún seguimos vivos, y por ello la tomo y la beso y—
—Izumi-san, ¿podrías ayudarme con esto? —pregunta Hamano-san sin dejar de teclear y sin despegar la vista de la pantalla. Ella es verdaderamente hermosa. Sus manos son suaves y cálidas; su voz, calmada y dulce; sus ojos, claros pero tristes, y su rostro es simplemente perfecto.
Natsumura-san, por su parte, está leyendo lo que parece ser un manga —ahora que lo noto, hay un montón de mangas mezclados con los libros que usa Hamano-san como material de consulta— y, tras oír las indicaciones de Hamano-san, coloca un pedazo de papel en dicho manga, lo cierra y mira a Hamano-san. Parece ligeramente molesta.
—¡CHAN! ¡IZUMI-CHAN! ¡DIME IZUMI-CHAN Y TE AYUDO!
Hamano-san deja de teclear y suspira largamente.
—Izumi-chan, investígame sobre Luis XIV.
—Claro que sí, Sotoka-chan, pero te debo un abrazo.
Natsumura-san coloca su manga encima de una pila de libros que Hamano-san no está usando; después la toma la pila y procede a levantarse de su lugar; por último, camina hacia donde está Yamamoto-san y le deja caer la pila de libros cerca del rostro, causando un gran estruendo.
Ella se levanta muy alterada.
—¡¿Qué te pasa?!
—Ayúdame.
—¡No! ¡Yo ya hice lo mío!
—¡Que me ayudes! —Natsumura-san toma a Yamamoto-san del hombro y comienza a sacudirla violentamente—. ¡Tú no estás haciendo nada!
Yamamoto-san, con un movimiento tosco, se quita la mano de Natsumura-san de encima.
—¡Ya déjame!
—¡No, ayúdame! A ti te tocó muy poquito. De seguro ni te tardaste ni 5 minutos en hacerlo.
—¡¿Y?! ¡Tú fuiste la que repartió las tareas!
—¡Pues sí, pero yo solo quería estar a solas con Sotoka-chan para darle todos los abrazos que le debía!
—¡Y eso a mi qué! ¡Y aparte a ella no le gustan tus cochinos abrazos, entiende!
—¿Ya terminaron? —pregunta Hamano-san tajantemente.
Tanto Yamamoto-san como Natsumura-san inmediatamente toman algún libro y comienzan a trabajar.
Y yo, por mi parte, debería dejar de inmiscuirme en lo que no me importa y proseguir con mi lectura.
"Extrañaba estos momentos de calma antes de la tormenta. Incluso cuando estábamos a punto de pelear y discutir me sentía emocionado; éramos tan apasionados, estábamos tan vivos, nos importaba tanto que podíamos gritar y llorar y destruirlo todo por cosas sin importancia, solo para distraernos de la vida que nos consumía, que nos distanciaba."
"No nos decimos ninguna palabra —jamás lo hicimos cuando fue necesario, y por ello fue tan doloroso cuando dejamos de vernos; nos separamos sin siquiera despedirnos y con nada más que desilusiones—, las palabras solo nos estorban ahora; ahora dejamos que nuestras miradas hablen, dejamos que nuestra pasión nos queme vivos como solía hacerlo siempre, cuando éramos jóvenes y estábamos vivos; saboreamos el momento, el momento tan esperado. Nuestra ropa se siente cada vez más pesada, y nuestros corazones laten cada vez más rápido..."
—¿Ya hicieron algo? —pregunta Hamano-san.
—Pues todavía no acabo —responde Natsumura-san.
—No importa, pásame lo que tengas.
—Ok, solo deja copio esto —Natsumura-san comienza a escribir frenéticamente, y yo aprovecho el silencio para proseguir con mi lectura.
"Extrañaba estos momentos de calma antes de la tormenta. Incluso cuando estábamos a punto de pelear y discutir me sentía emocionado; éramos tan apasionados, estábamos tan vivos, nos importaba tanto que podíamos gritar y llorar y destruirlo todo por cosas sin importancia, solo para distraernos de la vida que nos consumía, que nos distanciaba."
—¡Wow! Hasta que escribes algo legible —dice estruendosamente Yamamoto-san.
Natsumura-san le dedica a Yamamoto-san una mirada ligeramente molesta.
—¿Qué te pasa? Si yo casi siempre escribo bien. Y aparte este lo escribí con mi letra bonita porque es para Sotoka-chan.
—Pues mejor escribe todo como si fuera para Sotoka-san.
—Porque necesito de tiempo y amor para escribir así de bonito.
Yamamoto-san se ríe.
—¿Bonito? Eso no tiene nada de bonito. Y si eso expresa tu amor por Sotoka-san, entonces no es la gran cosa, ¿o sí?
Natsumura-san mira furiosa a Yamamoto-san.
—¡TÚ CÁLLATE QUE TIENES EL CORAZÓN PODRIDO! ¡TÚ NO SABES NADA DE AMOR! ¡NI AUNQUE TE GOLPEARA EN LA CARA! ¡Y NI QUE TÚ ESCRIBIERAS TAN BONITO! ¡A VER, DAME! —Natsumura-san toma la libreta de Yamamoto-san y la mira detenidamente.
Y yo continúo con mi lectura.
"Extrañaba estos momentos de calma antes de la tormenta. Incluso cuando estábamos a punto de pelear y discutir me sentía emo—
—Y esto ¿qué es? —pregunta Natsumura-san.
—Nada, solo un reporte mucho mejor que el tuyo escrito con una letra mucho mejor que la tuya.
—Claro que no —Natsumura-san se volvió hacia Sotoka-san—. Sotoka-chan, ¿verdad que mi letra es mejor que la suya?
Sotoka-san, sin quitar los ojos de la pantalla, extendió la mano, y Natsumura-san le entregó su libreta y la de Yamamoto-san.
Debido a que Sotoka-san no se da cuenta de que está a punto de recibir dos libretas, las toma de una orilla pero inmediatamente se le caen.
—Ay, Izumi, dame de uno por uno.
—Gomen'nasai, Sotoka-chan.
Sotoka-san toma ambas libretas y, tras cerrar algunos de los libros a su alrededor, las coloca cerca de ella y las lee detenidamente.
Yo también puedo verlas.
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—Las dos letras son iguales, y dicen lo mismo —dice Hamano-san, y yo concuerdo con ella.
Prosigo con mi lectura.
"Extrañaba estos—
Sotoka-chan vuelve a teclear y, sin quitar los ojos de la pantalla y toma uno de los cuadernos.
—Ten —le regresa la libreta a Natsumura-san.
Y yo prosigo con mi lectura.
"momentos—
—¡Ja! —Natsumura-san deja caer la libreta que acaba de recibir frente a Yamamoto-san—. Ella se quedó con mis apuntes.
—Disculpen —les digo amablemente—, ¿podrían guardar silencio? Estoy tratando de leer.
—Bueno —Yamamoto-san toma su libreta y se la coloca a Natsumura-san en frente—. Entonces escribe tú.
—No, tú perdiste, tú escribe —Natsumura-san intenta devolverle la libreta a Yamamoto-san, pero ella la rechaza.
—Estoy tratando de leer.
—No, es que yo escribo bien feo. Mejor tú.
—¡No! ¡Tú!
—¡¿Cómo van?! —pregunta Sotoka-san y, al igual que la vez anterior, ambas inmediatamente toman algún libro y comienzan a trabajar.
Gracias, Hamano-san.
Y yo prosigo con mi lectura.
"Extrañaba estos momentos de calma antes de la tormenta. Incluso cuando estábamos a punto de—
Pero alguien toca la puerta. Quizá es a la sala de al lado.
"Extrañaba estos momentos de calma antes de la—
Pero alguien toca la puerta de nuevo. Hamano-san se vuelve hacia ella, y yo, debido a que Hamano-san ha sido muy amable conmigo hoy, me levanto y me dirijo hacia la puerta.
—Yo abro, Hamano-san, tú sigue trabajando.
—Oh, gracias, Nishimiya-san —Hamano-san me sonríe tenuemente y continúa con su reporte.
Abro la puerta y del otro lado me encuentro a Suzuki-san, la bibliotecaria.
—Ya van a ser las 8, Kasumi-chan —me dice. Ella siempre es muy amable conmigo.
—Sí, muchas gracias, Suzuki-san —respondo.
Suzuki-san se dirige a la siguiente sala de estudio para avisarles a quienes aún estén ahí que la biblioteca está a punto de cerrar.
Por mi parte, cierro la puerta y me vuelvo hacia Yamamoto-san, Hamano-san y Natsumura-san. Ellas están muy ocupadas trabajando su reporte.
—Disculpen —les digo, pero ellas ni siquiera me escuchan— ¡Disculpen! —levanto la voz, pero el resultado es el mismo—. ¡OIGAN!
Quizá exageré un poco ya que ellas se volvieron hacia mí inmediatamente, y se ven visiblemente sorprendidas.
—Perdón, perdón, perdón —hago una reverencia tras otra, aunque con una es más que suficiente, pero yo fui muy grosera con ellas, y ella solo están haciendo su reporte, no hay ninguna razón para que les grite; lo arruiné todo, y probablemente estén enojadas conmigo, y nunca van a volver a hablarme, y ¿cómo podría culparlas? Yo, una completa extraña, les grit—
—Oye, oye —Hamano-san coloca su mano sobre mi hombro—. Está bien.
Dejo de hacer mis reverencias.
—Gracias, Hamano-san.
—Entonces, ¿qué quería esa señora?
—Suzuki-san. Me dijo que ya se va a cerrar la biblioteca.
—¿Quién es Suzuki-san? —pregunta Natsumura-san, y su pregunta me sorprende bastante, a decir verdad, ya que, de todas nosotras, Natsumura-san es quien más lidia con ella.
—Suzuki-san es la bibliotecaria.
—Ah, y ¿cómo sabes?
—Ella me lo dijo.
—¿En serio? Y ¿por qué a mí no me lo ha dicho?
—Pues ¿cómo te lo va a decir si te odia? —dice Yamamoto-san.
—Pues ese es su problema —Natsumura-san levanta la voz—. Yo ni hago ruido ni nada.
—Oigan, ya guarden sus cosas, y ahorita vamos a un café o algo para seguir con esto —Hamano-san ya había cerrado la laptop, los libros y guardado sus cosas.
Yamamoto-san y Natsumura-san comienzan a hacer lo propio.
Yo coloco mi separador en la página donde me quedé, a pesar de no haber avanzado prácticamente nada, y cierro el libro. Es propiedad de la biblioteca, pero afortunadamente nadie lo lee, así que puedo ponerle un separador con la completa seguridad de que nadie lo quitará de ahí.
Salimos de la sala de estudio y nos dirigimos a la salida de la biblioteca. Ahí Hamano-san le entrega algunos de los libros que estaba utilizando a Suzuki-san, y ella procede con los trámites correspondientes del préstamo.
Al terminar, Suzuki-san le regresa los libros a Hamano-san, y salimos de la biblioteca. Después, continuamos nuestro camino hasta llegar a la sala donde se encuentran los casilleros.
Al llegar, cada una de nosotras se dirige hacia su respectivo casillero, lo abre, saca sus zapatos y se los pone.
Nadie habla.
—Y ¿cuándo tienen que entregar su reporte? —pregunto ya que, a pesar de haber pasado toda la tarde con ellas, fui lo suficientemente fría y mala que, la única vez que les dirigí la palabra, terminé gritándoles.
—Mañana —dice agobiadamente Hamano-san.
—Y ¿desde cuándo se las dejaron?
Ellas se miran perplejas unas a otras.
—El… ¿lunes? —pregunta Yamamoto-san.
Natsumura-san se encoge de hombros.
—Creo que sí —dice Hamano-san.
—¿Qué día es hoy? —pregunta Natsumura-san.
—Jueves —responde Hamano-san.
—¿Ya es jueves? Y ¿por qué no nos juntamos antes? —pregunta Yamamoto-san.
—Creo que el lunes fue cuando sacaron a Izumi del club de anime —responde Hamano-san.
—Ah, sí, ya ni me acordaba —dice Natsumura-san.
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Y después grita:
—¡SOTOKA-CHAN! —y abraza a Hamano-san, y Hamano-san grita, y Natsumura-san continúa gritando—. ¡ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MOR—
—Ya cállate, Izumi —la interrumpe Yamamoto-san.
—¡Cállate tú! ¡Y yo estaba hablando con Sotoka-chan! —Natsumura-san entonces se vuelve hacia Hamano-san—. ¡SOTOKA-CHAN, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MORIR, ME QUIERO MO—
—Ya ponte tus zapatos, Izumi-san, que todavía no acabamos con el trabajo.
Nastumura-san se muestra desconsolada, pero aun así suelta a Hamano-san y se pone sus zapatos.
Ellas entonces se levantan y se dirigen a la entrada de la escuela. Yo, debido a mi tendencia a escuchar sus conversaciones, aún no me he puesto mis zapatos.
Ellas se alejan cada vez más.
—Y no hemos conseguido a nadie —dice Yamamoto-san.
—Pues mañana nos quedamos fuera a la salida —dice Hamano-san—. Ya habíamos dicho, ¿no?
—Ay, no, nomás vamos a perder tiempo.
—Entonces, ¿qué hacemos, pues?
—Pues no sé, y ¿qué tal si hacemos una lista de quienes no están en ningún club?
—Y ¿cómo la vamos a hacer? La █████ de Fujimoto no nos ayudó con eso.
—No, pero la podemos hacer nosotros.
—Y ¿cómo vamos a hacer eso?
—Pues podemos empezar con los de nuestro salón.
Están a punto de irse, pero Sotoka-san se detiene y se vuelve hacia mí.
—Adiós, Nishimiya-san. Gracias por todo y perdón por las molestias.
Yamamoto-san y Natsumura-san también se vuelven hacia mí y agitan la mano en señal de despedida.
—Adiós, Mausumiya —dice Natsumura-san.
E Ino solo sonríe tenuemente y levanta la mano en señal de despedida.
Yo, por mi parte, levanto la mano y la agito en señal de despedida. Estoy sonriendo a pesar de todo.
Y ellas se van.
Tomo mi celular y miro algunas de las fotografías que he tomado recientemente.
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[AVE.jpg en el primer comentario]
De verdad me gustó esta.
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Y compartir.
Pero, bueno… Me levanto y salgo de la escuela.
Oh, mira:
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