Cuando Clarissa escuchó por teléfono que César le pedía que llamara una ambulancia, no comprendió los motivos. Sin embargo no objetó y decidió regresar con el alcalde, mientras esperaba el mensaje de su amigo.
Antes de regresar a la sala de espera, Clarissa pasó por la cafetería para comprar dos vasos de café, uno para ella y otro para el alcalde. Mientras le servían su pedido, recibió el mensaje de César que le decía: "Llama al número de emergencias e informa que viste a una persona inconsciente a lado de la carretera Montecristo-Calatraba, a unos 5 kilómetros de la entrada de la ciudad, frente a la finca Los Reyes".
Luego de leer las instrucciones, llamó al número de emergencias y una operadora la atendió:
—Emergencias, ¿en qué le podemos ayudar?
—Buenas noches, acabo de ver una persona tirada a la orilla de la carretera, parecía inconsciente.
—Podría decirme la dirección exacta donde lo vio.
—Claro, lo vi sobre la carretera Montecristo-Calatraba, a unos 5 kilómetros de la entrada de la ciudad, frente a una finca que se llama Los Reyes.
—Muchas gracias, vamos a enviar de inmediato a los vehículos de emergencia.
Luego de que finalizó la llamada, Clarissa se dirigió a la sala de espera. Cuando llegó, sintió que su corazón se le arrugaba al ver al alcalde lleno de preocupación. Entonces caminó hacia él y le ofreció el vaso de café, pero éste no se inmutó.
Entonces ella se sentó a su lado y permaneció callada. Después de unos minutos, Andrés rompió el silencio.
—Mario es mi único hijo. Después de que mi esposa murió, siempre guardé su recuerdo y nunca puse a otra mujer en su lugar. No quería que mi hijo me odiara por ello— hizo una pausa y tomó el vaso de café que Clarissa le había traído, pero no bebió de éste—. Nunca me reclamó nada, siempre fue buen chico y yo le daba la libertad para hacer lo que quisiera. Ahora... —su voz se quebró y comenzó a sollozar.
Al ver llorar al alcalde, Clarissa intentó consolarlo.
—No se preocupe don Andrés, su hijo saldrá bien de la cirugía. ¿Cree en Dios? Podría rezarle para que lo salve.
Luego de que Clarissa dijera esto, el alcalde pareció no prestarle atención y no dijo nada. Ella sentía mucha pena por él y quería darle un abrazo, pero pensó que no era adecuado manifestar ese tipo de expresiones. Tenía que ser cuidadosa para no poner en riesgo la misión. Así que decidió mantenerse quieta y esperar a que les dieran noticias sobre la salud de Mario.
Pasaron alrededor de tres horas y la cirugía no finalizaba. En la sala sólo estaban Andrés y Clarissa, mientras que el personal de seguridad permanecía afuera. El alcalde parecía impacientarse, pero aún así se mantuvo en su lugar esperando.
Casi eran las 9 de la noche cuando el cirujano salió de la sala de operaciones. De inmediato Andrés y Clarissa se pusieron de pie.
—Buenas noches alcalde, la cirugía fue bastante complicada pero pudimos salvar el pulmón de su hijo, que resultó bastante afectado por la bala. En este momento lo estamos trasladando a la unidad de cuidados intensivos y lo mantendremos bajo observación esta noche.
Al escuchar que su hijo había sobrevivido a la cirugía, Andrés preguntó sin pensar.
—¿Ya está fuera de peligro?
—Si pasa de esta noche, tendrá mayores probabilidades de sobrevivir —contestó el médico, quien no quiso darle falsas esperanzas al alcalde.
La respuesta del doctor derrumbó a Andrés. Sin embargo, trató de recomponerse y volvió a preguntar.
—¿Puedo verlo?
Al ver la angustia del alcalde, el doctor no pudo negarse a su petición ya que era posible que el joven no pasara de esa noche.