Fuzhou, China
—Tu amiga quiere quedarse y descansar. Será lo mejor. Iré hablar con mis hombres y subiré a buscarte. Cuando regrese salimos a la casa de mi madre.
—Esta bien, Shiro.
—Y no estés nerviosa, no es para tanto. — acarició mi cabeza y sonrió.
—Entendido. —me besó en la mejilla para irse.
Hice todo lo que dijo y al rato subió a la habitación.
—¿Estás lista?
—Si.
Nos fuimos en el auto solos. No trajo a ninguno de sus hombres.
—¿No te estás arriesgando a estar sin guardaespaldas?
—No. Te tengo a ti y para mi eso es suficiente.— sentí vergüenza al escucharlo decir eso. Está últimamente más directo.
—Me gusta que seas así, Shiro. — Shiro quitó las manos del guía y se giró hacia mí.
—Oye, ¿qué haces? No hagas estas cosas. — me puse sumamente nerviosa.
—Cada vez que dices esas cosas no puedo evitar sentir ganas de besarte. Es tu culpa.
—No lo volveré hacer entonces, pero pon tus manos en el guía.
—Está en piloto automático, princesa. Ahora no tienes excusa para besarme. — agarró mi cuello obligándome a mirarlo para besarme. —Estuve conteniendome por todo el viaje, pero ahora no tengo porqué hacerlo.— bajó a besar mi cuello y subió a mi oreja para morderla. Sentía tantas emociones juntas que se fueron mezclando cada una de ellas, provocando a que mi cuerpo se sintiera caliente. —Continuaremos cuando salgamos de aquí. —Shiro sonrió y tomó el guía de vuelta.
—No es justo que juegues así.
—¿Porqué no? — sonrió malicioso.
Llegamos a una mansión; aunque parecía más bien un palacio que cualquier otra cosa. ¿Cuántas personas pueden vivir ahí? Sé que Shiro dijo que toda su familia está en este negocio y eso genera mucho dinero, pero demonios; es demasiado. Según estacionó el auto salieron varios empleados a recibirnos. Según nos bajamos escuché la voz de una mujer, se escuchaba bien molesta.
—Yo misma mataré a ese malagradecido.— ví una mujer algo joven, alta, tez blanca, ojos azabache que se dirigía hacia nosotros con un rifle. Quedé fría y traté de acercarme más a Shiro.
—Adoro tu forma de darme la bienvenida madre.
—Cállate, cabrón. Llevas más de 2 años que no me visitas. Solamente me buscas cuando me necesitas. Eres un ingrato. ¿Quién crees que se mató 9 horas de parto para parirte?— apuntó el rifle hacia Shiro y fue ahí cuando se dió cuenta de mi presencia.— ¿Y tú quién eres, dulzura?— sonrió inocentemente y bajó el arma. — Lo siento, no sabía que tenías una acompañante, hijo. ¿Qué esperas para presentarla?
—Ella es Rui, mi mujer.— me cogió la mano y me acercó a ella.— Ella es Fumiko, mi adorada madre.
—Es un honor tenerte en mi dulce hogar. — tiró el arma al suelo y me agarró el brazo. Me hizo caminar a su paso dentro de la casa.
Al abrir las puertas de la casa quedé deslumbrada. Es demasiado elegante y grande. Unas escaleras bastante amplias y tenía consigo una alfombra roja. Era como entrar a una casa de ensueño. Caminó conmigo hasta llevarme a la sala donde me hizo sentarme en el mueble. Había una mesa en mármol blanco en medio de la sala y unas figuras de ángeles y demonios bien llamativos. Lo más que me llamó la atención fue un cuadro con una foto de la familia. Salía Shiro y varios hombres más junto a su madre.
—Siento mucho que hayas tenido que conocerme de esa forma. Verás mi hijo es demasiado ingrato. No pensé que tendría el honor de conocer por fin a una nuera, pensé que moriría antes de hacerlo.— sonrió relajada.
—No se preocupe.— sonreí nerviosa. Shiro entró a la sala y se sentó al lado mío.
—Es una sorpresa para todos. No solo para ti madre.— comentó.
—Creí que te quedarías soltero toda la vida o que te habías vuelto homosexual. Ni siquiera cuando estuviste en la escuela me trajiste una novia a la casa. — no pude aguantar las ganas de reír. Sé ve que se llevan muy bien.
—No estaba interesado en eso. ¿Cuál es el problema?
—Quiero saber de ustedes. Quiero escuchar su historia. ¿Dónde se conocieron?— no sabía que rayos decir. Shiro se quedó serio y habló.
—Ella era una soplona. Vio algo que no debía ver y se fue a contarle a la policía. — ¿Y se lo dice así como si nada?
—¿Este cabrón te dió mucho problema, cierto?— me preguntó su madre.
—Si lo hizo.
—Conociendo a mi hijo tuvo que haberte hecho pasar muchas cosas desagradables.— miró a Shiro.
—Si, así fue. — respondí.
—Me hace recordar tanto a tu padre, Shiro.
—No lo menciones. — Shiro se veía molesto con el comentario de su madre.
—No es tan malo. No quiere que le mencioné a su padre porque nos conocimos de una forma peculiar, así como ustedes. Te haré la historia luego. Ahora quiero conocerte. Eres muy linda. Mi hijo aparte de lo cabrón, tiene buenos gustos.
—Teníamos algo que decirte. Es por eso que la traje.
—¿Se van a casar?— preguntó directamente.
—Si, pero no es sólo eso.
—Habla claro, hijo.
—Vas a ser abuela, madre.
—Oh, esa no me la esperaba. Por fin mi hijo dejó de ser virgen para convertirse en todo un hombre. Que talento tienes, hijo. Me saliste igual de caliente que tu padre.
—Y dale con lo mismo. — Shiro puso su mano en la cara y yo no sabía ni qué decir. Sentía tantas ganas de reír, pero si lo hago Shiro acabará de desaparecer de la vergüenza. No contaba con que ella tendría ese buen humor.
—Dejando eso a un lado, estoy muy feliz por ambos. Los felicito. No pensé que tendría aún vida para escuchar una noticia de este tipo. Me han alegrado la vida, esto es lo que le hacía falta a este idiota para que cambiara algo. En otra ocasión él hubiera sacado el arma y hubiera matado a mis empleados. Está vez no lo hizo, algo que agradezco. No sabes lo difícil que es tener que buscar sirvientes por estos lugares.
—¿Eh? ¿Siempre ha sido tan impulsivo?
—No, es un maldito cobarde. Se hace el fuerte por fuera, pero por dentro me salió toda una niña. — esto es realmente incómodo. — Siempre ha tenido un temperamento al igual que su padre. Cuando se molesta se lleva a quien sea de por medio. Es por eso que me di cuenta de lo mucho que ha cambiado. El amor cambia a las personas. ¿Qué fue lo que te hizo este idiota?
—No quisiera hablar sobre eso. — sonreí nerviosa.
—¿La obligaste a quedarse contigo?— miró a Shiro y me miró de vuelta.— Si te está amenazando dímelo. A veces los golpes a tiempo también surgen efecto.
—Lo estuvo haciendo por un tiempo, pero ya todo eso cambió, ¿Verdad Shiro?— ambas miramos a Shiro.
—A mi no me miren. Hagan de cuenta que no estoy aquí. — se debe sentir tan incómodo en este momento.
—Iré a prepararte algo, dulzura. Es bueno que te alimentes. Ese chiquitín que está ahí dentro tiene que probar la comida de estas dulces manos que aún funcionan para algo.
—No, no tiene que molestarse.
—No fue una pregunta, dulzura. Ven conmigo. — vaya, si son iguales. Ya veo a quien salió Shiro.
—Haré unas llamadas y regreso contigo, princesa. — Shiro me dió un beso frente a su madre y se fue con el teléfono en mano.
—Acompáñame, dulzura. — me fui a la cocina con ella. Estaba incómoda no sabía qué decir o hacer. Su forma de ser es algo extraña. Aunque se ve lo dulce que es. Es algo que también sacó Shiro en parte de ella.
—Ese cuadro familiar de la sala es muy hermoso. — quise cortar el silencio que había entre las dos.
—Oh, gracias. Todos eran mis hijos. El único que me queda de ellos es Shiro.
—Lo siento, no quise decir algo fuera de lugar.
—No te preocupes, dulzura. Desde que escogí está vida sabía que no iba a ser fácil. No pensé que iba a ver a todos mis hijos partir antes que yo. Normalmente la madre es quien se va primero, pero es algo que me tocó de castigo por tomar malas decisiones en un momento dado. La pérdida de un hijo es lo peor que le puede pasar a una madre. Es como si una parte de ti faltará. Es una herida que permanece dentro de tu pecho. Así que te pido que cuides bien de mi hijo, ya que yo no puedo hacerlo. Es el único pequeño que me queda. Aunque sea tan ingrato y no venga a ver su madre, estoy muy feliz de ver a mi hijo de esa forma y con una familia. Lo cabrón lo aprendió durante su crecimiento, que conste que no fui yo quien se lo enseñe.— sonreí ante su comentario.
—Siento mucho lo de sus hijos. Prometo quedarme al lado de su hijo, ahora más que nunca que estoy esperando un bebé de el.
—¿Te trata bien?
—Si, siempre está pendiente de que no nos falte nada. Su amor lo demuestra siempre a su forma. Aun es algo reservado, pero lo a ido mejorando. Sé que también en parte es mi culpa.
—Se nota que le importas mucho a mi hijo, de no ser así no te hubiera traído a este lugar. Me hace feliz que al menos pensó en mí y te trajo para conocerte. Me alegra que no es como su padre.
—Perdona que le pregunte, pero ¿Qué pasó con el padre de Shiro? Nunca lo a mencionado antes.
—Para hacerte la historia larga corta, está bien muerto y enterrado. — ¿cómo puede decirlo tan tranquila?— Estaba en el bajo mundo, al igual que toda nuestra familia. Fue muy confiado y en este negocio no se puede ser así. Alguien lo traicionó y lo vendió. Las desgracias comenzaron desde que lo mataron. Fueron matando a todos mis hijos y familiares nuestros. Tanto de él como los míos.
—Eso es horrible.
—Si, así se arreglan los problemas, dulzura. Si estás al lado de mi hijo tienes que saber que tiene a muchas personas detrás de su cabeza. Fue la vida que él quiso escoger y no podía interferir ya que mi vida no era un buen ejemplo tampoco. Tu relación me trae tantos recuerdos de él. Era un hombre frío cuando lo conocí, sin escrúpulos, lo peor que pudieras haber conocido en persona. Nuestras familias estaban en guerra contra la de ellos. Éramos enemigos jurados desde nacimiento. La primera vez que lo conocí él mató a mi padre frente a mis ojos. Ahí comencé a odiarlo con todas mis fuerzas. Jugó conmigo como pudo ese día, de ese encuentro surgió mi primer embarazo. Cuando supo que estaba embarazada se dió cuenta que era de él. Me secuestró y me tuvo encerrada durante todo mi embarazo. Cuido de mí y del bebé a su forma. Lo odiaba a muerte, pero cuando mi hijo nació las cosas entre los dos comenzaron a cambiar. Su actitud siempre fue fría, era muy reservado, no decía una sola palabra sincera, pero con sus gestos decía mucho. Me alejó de toda mi familia para obligarme a tener una vida con él y nuestro primer bebé. Traté innumerables de veces escapar de ese lugar donde me tenía, pero fue imposible. Pasé más de 6 años en su poder. Me hizo la vida imposible y me embarazo en varias ocasiones. Tuve 4 hijos de él y todos fueron a la fuerza; aunque de todos se hizo cargo. La vida que pasé con el fue encerrada, cuando me dió privilegio de salir ya estaba tan jodida mental y físicamente que no me importaba lo que ocurriera conmigo. Entré al negocio con el, quise convertirme en su sombra para así vengarme, pero se adelantaron. Cuando se enteraron de que tenía hijos y una supuesta mujer me buscaron por cielo, mar y tierra. Ese desgraciado no nos dejó en la ruina. Había guardado dinero, mucho dinero para sus cuatro hijos. Dinero que utilicé para escapar. Ahí fue donde mataron a toda su familia y a la mía. No pude despedirme de ninguno. Debe sonar enfermizo, pero me enamoré de ese cabrón. A pesar de haber sido un completo desgraciado conmigo, fue un buen padre y eso lo admiraba de él. Todos mis hijos decidieron entrar al negocio tiempo después, ya que yo también estaba metida hasta al fondo y no tenía forma de salirme. Tenía que buscar mantenerlos a los cuatro. Cada quien escogió su vida y se fueron de la casa. Tomaron malas decisiones y les cortaron la cabeza. Shiro es el único hijo que ha sido más inteligente y desconfiado. Ha llegado muy alto por eso.
Recuerdos:
"Estoy poniendo mis sentimientos y mi confianza en ti, no me decepciones."
"En alguna parte de nosotros aún mantenemos la duda de quién traicionará primero."— eso había pensado antes. Ahora entiendo porqué es tan desconfiado. Todo lo que ha debido sufrir con la muerte de sus hermanos y de tener que vivir huyendo. Me invadió una tristeza. Jamás me había sentido así por alguien. Sé que Shiro no ha sido un santo y me hizo la vida imposible, pero en el fondo tiene su corazoncito; muy guardado para que así nadie juegue con el.