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Chapter 41 - 40

Llegamos por fin a Tokio. El viaje se hizo algo corto. Fuimos directamente a la casa nueva para ver cómo estaba mi amiga. Shiro ha estado ocupado en el teléfono preparando todo. Planea ir hoy mismo a buscar a Hajime y Haru, pero necesita localizarlos primero. No pensé que esos hombres serían un maldito problema.

—¿Cómo te sientes, Yuriko?— le pregunté a mi amiga.

—Mejor, porque están aquí.— escribió en su libreta.

—Sentimos mucho haberte dejado sola. Debió ser una mala experiencia para ti. De ahora en adelante estarás bien acompañada. Pondré en vigilancia a varios de mis hombres, dentro y fuera de la casa. En este lugar estarás sumamente segura, no tienes que preocuparte.— dijo Shiro.

—Gracias. — escribió.

—Me alegra que estés bien. Estaba preocupada por ti.— le dije.

—Sr. Shiro.— interrumpió uno de sus empleados y salió con Shiro fuera de la casa. Me quedé con mi amiga un rato hasta que Shiro volvió a entrar.

—Ya tengo su ubicación. ¿Nos Vamos?— dijo Shiro.

—Más tarde regresamos y no te preocupes estarás segura aquí. — le dije a Yuriko.

Me fui junto a Shiro y dos hombres más.

—¿No vas a llevar a varios hombres?

—No, no hay necesidad. Estos dos son fáciles.

—No subestimes al enemigo, Shiro.

—Lo más que pueden hacer es huir como gallinas. Son unos cobardes.

—Tu los conoces mejor que yo. ¿Y dónde están?

—En una casa alegre.

—¿Eso que significa?

—Mujeres de la vida alegre, mi reina.

—Ya veo. ¿Así que vas a espantarle el polvo en otras palabras?— Shiro sonrió.

—Exacto.— Shiro me pasó el arma.— Te vas a mantener conmigo en todo momento, ¿Quedó claro?

—Entendido, jefe. — sonreí maliciosa.

—Arreglamos eso cuando lleguemos a nuestra nueva casa, linda.

—No puedo esperar. — Shiro sonrió.

Llegamos a unas pequeñas casas en madera. Había guindalejos y cortinas de colores en cada ventana. Un lugar muy colorido. Lástima que en unos instantes dejará de serlo. Nos bajamos del auto y caminamos por la parte de atrás. Shiro le hizo seña a sus hombres para que entraran primero. Al abrir la puerta se escucharon varios disparos.

—Ya nos estaban esperando estos cabrones. Vámonos. — Shiro me jaló el brazo y nos fuimos por la puerta de entrada. La abrió por una esquina esperando que dispararan si es que estaban por ahí, pero tal parece que se olvidaron de la puerta de entrada. Shiro se asomó y no vió a nadie.—Esto es extraño. Quédate aquí.

—Ten cuidado.

Shiro entró apuntando hacia el lugar a cada rincón, pero solo se escuchaban disparos en el otro lado. Quise asomarme lentamente para ver dónde estaba Shiro y logré ver a alguien detrás de él que iba a golpearlo con algún tipo de objeto.

—Detrás de ti, Shiro.— Shiro tiró un codazo y el hombre cayó al suelo, no espero para dispararle en la cabeza.

—Tenemos visita.— ví a Hajime y Haru que le estaban apuntándo a Shiro desde una esquina de la habitación. Me quedé desde afuera vigilando. Shiro me ordenó que no hiciera una imprudencia. No quiero arriesgarlo.

—Me preguntó quien te dijo que vendríamos de visita. ¿A quién le estás pagando ahora?— preguntó Shiro.

—Tira el arma o no dudaremos en dispararte. — Shiro sonrió y tiró el arma no tan lejos de él.

¿Qué es lo que está haciendo?

—Deberías decirme al menos quién es el traidor entre los míos.— Shiro hizo una seña con su mano y a pesar de no estar mirándome pude entender lo que quería decir; es que no intervenga.

—No tenemos que decirte nada, Shiro. Al fin podemos cobrarte todas las que nos debes. — Hajime se acercó a el arma que tiró Shiro al piso y le dió una patada.

—¿Qué te hace pensar eso? — Shiro tiró una patada y le dió a la mano de Hajime. Haru salió corriendo en vez de ayudar a su compañero. Shiro se quedó forcejeando con Hajime y corrí hacia el.

—Quédate allá te dije. — Shiro se distrajo por hablarme y Hajime le dió un puño en la barriga. Le apunté, pero corrió a uno de los cuartos.

—Tú ve por Hajime yo iré por Haru.

—No vas a irte sola, mujer.

—Confía en mi. No perdamos más tiempo o van a huir.

—¡Tch! Cuida a nuestro bebé. No hagas una necedad, Rui.

—Lo cuidaré, lo prometo. — corrí en dirección a donde se fue Haru. Todo pasó tan rápido. No quería interferir antes por la seña que hizo Shiro. Por mi culpa se escapó Hajime. Es por eso que tengo que encontrar a Haru y traerselo a Shiro, cueste lo que cueste.

Corrí y brinqué una cerca de una casa, me pareció haber visto el rastro de Haru por aquí. Está armado tengo que tener cuidado. Diciendo esto escuché un disparo y ví la cara de Haru en el costado de la casa donde estaba. Me escondí en la otra esquina.

—Si que eres muy malo, Haru. Deberías entregarte y no hacerme pasar tanto trabajo.

—Cógeme si puedes, puta.

—¿Por qué odias tanto a Shiro? —quise buscarle conversación para dar la vuelta por detrás de la casa y tomarlo por la espalda. No puedo arriesgarme y que me vaya disparar. Se ve que es un idiota, ni siquiera sabe usar un arma. Caminé por la parte de atrás lentamente hasta llegar a la otra parte.

—¿Por qué te importa saber? Ese cabrón nos quitó todo. Hemos trabajado para el por muchos años y planeaba a nuestras espaldas quitarnos el puesto. Ni mi hermano ni yo vamos a permitir que se salga con la suya.

—Creo que es muy tarde para eso, cabrón. — le dí un golpe con el arma en la cabeza y llevó su mano al área donde le dí y aproveché para quitarle el arma.

—¿Te has orinado en los calzones? Qué patético. ¿Qué diría mi prometido si te ve de esta forma? Ahora camina o no voy a dudar en disparar.