Nos fuimos al auto de ellos y nos subimos.
—Vamos a ir a esa casa. — Shiro señaló a la casa donde estábamos y al llegar ya no estaba el vehículo de ellos. Mandó a bajar a sus hombres para que revisarán el lugar, pero no encontraron rastros, ya se habían ido.
—Le van a ir con la queja ahora a mi tío. Hay que estar preparados por cualquier cosa.
—¿Qué vas hacer ahora, Shiro?
—Atenderte y luego atendemos los negocios.
—No pongas el placer por encima de los negocios, Shiro. — se acercó cara a cara a mi.
—¿Y por qué no lo mezclamos como hace un momento? ¿No es más delicioso, pequeña traviesa?— sonrió maliciosamente.
—Eres un caso perdido, Shiro.— sonreí ante su comentario.
—Tu amiga estará bien en la casa donde está ahora. Te he estado arriesgando demasiado. ¿No crees que sería mejor que tengamos un tiempo tranquilos mientras pasas el embarazo? Estoy recibiendo muchas atenciones últimamente y no quiero que vayamos a poner en riesgo a nuestro bebé. Podemos esperar unos meses mientras Shu consigue la información valiosa de mi tío para poder atacarlo directamente.
—Estamos juntos en esto. No quiero dejarte solo.
—Tomaré unas vacaciones para compartir mas contigo y el bebé. Solo hemos estado de problema en problema. Quiero que compartamos juntos y que hagamos buenos recuerdos, Rui.
—No me gusta como estas hablando. Suenas como si te estuvieras despidiendo. ¿Piensas que te van a matar?
—No, linda, mala hierba nunca muere. Solo quiero experimentar cosas nuevas. No quiero que estés todo el tiempo metida en esta vida miserable. No quiero arrastrarte a que no tengas vida, a que no te diviertas. Quiero que disfrutes del embarazo fuera de balacera y problemas. Que tengamos buenos recuerdos los dos. ¿Qué te parece la idea?
—La idea suena bien. ¿Quién se encargará del negocio? Acabas de hacer una propuesta, no puedes simplemente dejarla.
—Tranquila, tengo quien se encargue de eso; además existe el teléfono, linda. Con una sola llamada puedo resolver cualquier tipo de asunto o problema que se presente. No le des mucha mente a eso. Solo acepta. Estar lejos de todo nos hará bien a los tres.
—Quien te viera, Shiro. ¿Dejarás a mi amiga sola aqui?
—Ya está grandecita, puede cuidarse sola.
—Shiro… —lo miré molesta.
—Esta bien.
—Que obediente me saliste, Shiro.
Siento que Shiro tiene miedo de que sus enemigos le hagan algo. Antes se veía tranquilo, pero es como si tuviera temor ahora. Quiero suponer que es porque teme dejar a su bebé solo. En este negocio nada es seguro, solamente la muerte. Antes hubiera deseado que lo matarán, pero ahora solamente imaginarlo se me eriza la piel. Es cierto que los ataques han venido de todos lados. Cada vez lo están siguiendo para matarlo. Sé que debo cuidar a mi bebé, pero me siento mucho más segura teniendo a Shiro de mi lado que estando sola. No me gusta la idea de que siempre sea él quien me defienda. Ya me ha salvado un montón de veces, incluso hasta cuándo decía que me odiaba. ¿Cómo puede llegar a ser tan dulce de repente?
—Hablaré con tu amiga para que se preparé. En este viaje trataré de llevarte a la casa de mi madre.
—¿Estás seguro? — me puse algo nerviosa.
—Si, mejor ahora que nunca. No se puede dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.
—Iré a preparar mis cosas.
—No hagas fuerza innecesaria. Espera por mí en el cuarto, yo te ayudaré.
—Yo puedo hacerlo… —antes de poder terminar de decirlo Shiro ya se había ido.
Me fui a la habitación y comencé a preparar las cosas. La idea de conocer a la madre de Shiro me pone muy nerviosa. ¿Qué se supone que diga o que haga? Nunca he estado en esta situación. ¿Aceptará mi extraña relación con Shiro? Eran muchas mis preocupaciones. Me pasó por la mente que al encontrarme con su mamá me encontraría con otra Shiro, por su forma de ser. Reí internamente al imaginarlo. Quizás me saque a tiros de su casa al saber mi relación con el. Imaginé un sinnúmero de cosas que me aliviaron de alguna forma los nervios, más bien sentía ganas de reír. Si ocurre algo como eso, no sería para nada gracioso.
—Te dije que esperes por mi.— escuché la voz de Shiro.
—No es una ciencia sacar la ropa del armario, Shiro.
—Ya hablé con tu amiga y accedió a ir con nosotros. El Jet nos está esperando. Hay que darnos prisa.
—¿Desde cuando planeabas esto?
—Lo había pensado antes, pero hoy decidí hacerlo.
—Que guardado te lo tenías.
—Claro, tenía sacar tiempo para atender a mi dulce salvaje.— puso su mano en mi mentón.
—Ya había olvidado que era tu salvaje.
—Hice una buena elección contigo. Me tocó la mujer más hermosa y salvaje que existe. Me encantas.
—¿Estás romántico hoy?
—Puede ser.—me besó.— ¿Nos vamos?
—Si.
Salimos de la casa los tres hacia el aeropuerto. El viaje fue algo largo. Nos quedamos los tres juntos en todo momento. Mi amiga le tiene miedo a las alturas.
Me pregunto que tiene planeado Shiro. Me gusta mucho este nuevo Shiro que voy conociendo. Quisiera que fuera así siempre. Desde que me uní a él todo ha sido desgracias, dolores, amarguras, peleas, sangre, muertes. Es como si ahora ya me hubiera acostumbrado a todo esto. Me he vuelto igual que él, creo que es por eso que nos entendemos mejor ahora. Me pregunto cómo sería Shiro como padre. Tiene su corazoncito bien guardado, pero lo tiene. Hasta ahora a cuidado de mi y del bebé. A mostrado su preocupación y es tan tierno saber que a pesar de las dificultades el ha hecho todo para protegernos. Incluso ahora lo esta haciendo. Solo espero que esta poca felicidad nos dure siempre.