—¿Un bebé?— realmente me tomó por sorpresa. Dicen que un bebé trae felicidad y me siento feliz, pero a la vez me invadieron muchas preocupaciones. No sabía que pensar o decir. Quizás es por eso que Shiro ha estado actuando diferente conmigo.
—¿No estas feliz?— preguntó Shiro.
—¿Tú lo estás?
—Si y mucho.
—¿Puedo hacerte una pregunta algo directa?
—¿Qué sucede?
—¿Desde cuando lo sabes?— Shiro se quedó en silencio.— Quedamos en decirnos todo. Quiero saber desde cuándo lo sabes. ¿Puedes responderme?
—Desde que te traje de vuelta cuando escapaste con Shu.
—Ahí fue tu cambio conmigo. ¿Es por esto que me has estado tratando diferente? Dijiste que te gusto, pero en realidad fue porque te sentías en la obligación por el bebé, ¿Cierto?
—Te equivocas. No fue solo por eso. No tendría que sentirme obligado con un bebé que aún no ha nacido. Te empecé a tratar diferente porque me gustabas y claro, el bebé también estaba de por medio. Te diré la verdad, al principio considere una molestia la noticia y más porque en ese momento quería matarte por haberte escapado con Shu, pero todo se mezcló. Te dejé viva por qué necesitaba de ti. Planeaba chantajearte con el bebé, pero eso no duró mucho. Terminé enamorandome de ti y sentía esas ganas de protegerte a ti y al bebé. Como verás por estar metido en este negocio jamás me había pasado por la cabeza tener una familia. Una mujer y un hijo no era algo que hubiera planeado, pero sucedió. No pensé que algo como esto me haría sentir feliz. A todo lo que he construido por años, al conocerte todo se vino abajo. Todo cambio, mi forma de ver o hacer las cosas, no pensé que podría preocuparme por alguien más aparte de mi.
—¿Te arrepientes?
—No, uno no se puede arrepentir de algo que te hace feliz. Supongo que para ti debe ser incómodo tener que cargar un bebé de alguien a quien odias todavía. Sentía miedo de decírtelo y que tratarás de abortarlo, porque ya me había hecho la idea de tenerlo. Me había ilusionado a tal grado que solo quería protegerlos. Es mi primer bebé y el tuyo también. Es normal sentir miedo, inseguridad y más por estar en un negocio tan arriesgado como en el que estamos. Ahora mi pregunta será la siguiente y espero puedas responder. Ahora que sabes la verdad, ¿Tendrías a ese bebé conmigo?
—¿Por qué me harás decidir?
—Es importante para los dos, pero no quiero ser tan egoísta y ser yo el que decida por mi cuenta. Es algo que debemos decidir entre los dos y más porque es tu cuerpo quien lo cargará. ¿Estás dispuesta a tener una familia conmigo?— no se porque no pude aguantar las ganas de reír.
—¿Eso es lo que te preocupa? Jamás le haría daño a un bebé. No tiene la culpa de lo que sus estúpidos e imbéciles padres hagan. Aprecio mucho tu sinceridad, Shiro. No pensé que me dirías todo eso en la cara, pero me hace algo feliz poder saber lo que sientes y lo que piensas. Aunque la realidad sea dura te abriste a decirla. Si tengo algo de miedo y inseguridad, pero es algo que como bien dijiste, es normal. Quizás tiempo atrás no hubiera tomado la noticia de una buena manera, ya que te odiaba a morir, pero ahora el odio no es algo que me preocupe. La idea de ser mamá es algo que estaba lejos de mis planes, pero supongo que esto es algo que nadie esta preparado del todo nunca. No pensé que alguien como tú se iba a preocupar demasiado por alguien más. Ver que estés aquí ahora mismo me confirma que no eres tan malo como te haces ver. Aprecio que me dejes tomar la decisión, pero creo que está más claro que el agua que voy a tenerlo. Quiero tener esta familia contigo, Shiro. ¿Qué mujer sería si dejo a un hombre que casi se muere de un infarto por traerme al hospital? Debiste ver tu cara. Te has vuelto más expresivo, deberías ser así siempre, Shiro.
—¿Te estás burlando de mi, tonta?
—Solo es una observación.— no se porqué sentí la necesidad de agradecerle.— Gracias por darle una oportunidad a este bebé, Shiro.
—¿Tu… porqué sonríes así?— Shiro miró a otra parte.— ¿Tu agradeciendo? Se va acabar el mundo hoy.
—Te recuerdo que me has defendido mucho, aquella vez en el hospital, en las vueltas que hemos dado juntos, siempre has estado ahí. Mostrabas molestia, pero en realidad era por tu instinto de protección. Por dentro eres muy dulce, Shiro; no tan amargo como aparentas.
—¿Terminaste de burlarte?
—No estoy segura. No había visto esa parte de ti y realmente me sorprende.
—Espero no decepcionarte ni a ti ni al bebé. Quiero que te alejes del negocio mientras tenemos al bebé.
—No, Shiro. Quiero estar contigo. Sé que mientras este contigo nada nos va a pasar.
—Es una decisión muy arriesgada, Rui.
—No, no lo es. Estoy segura que al bebé tanto como a mí nos hará feliz. — sonreí relajada.
—¿Cómo has cambiado tanto en tan poco tiempo? No había conocido esa parte de ti, Rui. Ahora con más facilidad sonríes. No sé porque a veces siento que puede ser una falsa. No juegues conmigo nunca, Rui. Estoy poniendo mis sentimientos y mi confianza en ti, no me decepciones. — se veía dudoso, pero a la vez afligido.
—No lo haré, Shiro. — Shiro me abrazó y lo abracé de vuelta.
—Me gustas mucho. Daré lo mejor de mi para que a este pequeño no le falta nada. Espero que de ahora en adelante las cosas cambien para bien entre los dos. Lo más seguro cometeré varios errores, pero puedes golpearme si eso pasa.
—No dudes que lo haré.
—Jamás habías aceptado algo tan a la ligera. —ambos reímos. —Mañana te darán de alta. Me quedaré está noche contigo.
—No tienes que hacerlo. No quiero que se afecten tus planes.
—Ustedes son más importante ahora. Así que cállate y descansa. — Shiro me besó en la mejilla para luego besar mi mano.— Haré unas llamadas y regresaré rápido.
—Esta bien. — sonrió antes de irse.
Tenemos un relación tan extraña. En alguna parte de nosotros aún mantenemos la duda y preocupación sobre quien podría traicionar primero. En este caso no creo que sea yo.