Debo pensar en otra cosa, solo necesito concentrarme en otra cosa.
—¿Por qué tan nervioso? No es la primera vez que estamos así de cerca.
—Tu cuerpo está frotando contra el mío, ¿Cómo pretendes que no me ponga nervioso?
—Deberías decir más bien que estás caliente, y por eso estás tan nervioso. El agua ya no está fría, ¿Verdad? Solo te estoy ayudando a mantener tu temperatura corporal, así evitamos que te enfermes.
—Esa es una excusa muy típica de ti, Mónica.
—Al menos ya me conoces. Entonces no debo ocultar mis verdaderas intenciones ahora, ¿Verdad?
—¿Querías que entraramos aquí para esto?
—Es una terapia para los dos, mi amor. Quiero que te relajes y disfrutes un poco. No siempre podemos compartir así, por lo tanto, debo disfrutar cada segundo que te tengo conmigo.
—Eres muy dulce— la miré fijamente al ver lo hermosa que se veía.
—Debo admitir que me haces falta cuando no estamos juntos, Steven. Sé que ambos tenemos obligaciones y responsabilidades, pero te echo mucho de menos.
—Yo también te extraño mucho cuando no nos vemos, pero eso se va a acabar cuando te conviertas en mi esposa. Vamos a poder vernos todos los días, dormir, comer, salir, y hacer cosas juntos.
—¿Y hacer el amor?— su pregunta me hizo imaginar muchas cosas, y agité la cabeza.
—Pues es una de las cosas que hacen las parejas, ¿No?
—¿Por qué nunca habías tenido novia?
—Porque no había tenido tiempo para eso. Desde que comencé a trabajar, he querido concentrarme en mis metas y sueños.
—¿Y cuáles son tus metas y sueños?
—Quiero abrir mi propio restaurante en honor a mi padre.
—¿Tu padre?
—Como te dije anteriormente, él falleció hace muchos años atrás, y tenía el sueño de abrir un restaurante, pero nunca pudo cumplirlo, así que quisiera hacerlo por él, por mi madre y por mi.
—Eres un excelente chef, así que estoy segura que vas a lograrlo.
—No solo depende de ser bueno, también debo ahorrar mucho, por eso tengo estos dos trabajos. Antes tenía tres, pero tuve que dejarlo porque me aumentaron las horas en la oficina.
—Pero es peligroso tener tantos trabajos, te tomas el riesgo de tener un desgaste físico. Tu cuerpo necesita descansar, alimentarse bien, para que puedas funcionar. Con dos trabajos es más que suficiente. Si consigo el trabajo que quiero, quisiera ayudarte a cumplir ese sueño.
—¿Qué cosas dices? Tu también tienes sueños que cumplir, y ahora es el momento de hacerlo. Tendré tiempo demás para cumplir ese sueño que tengo, porque ahora tengo otro que también es importante.
—Ah, ¿Si? ¿Y cuál es? Me mata la curiosidad.
—Hacerte mi esposa.
—Siempre me ganas cuando de dar vergüenza se trata.
—Me gustas mucho. Y desde que te comencé a tratar, ese se volvió uno de mis planes y metas— removí el mechón de pelo que cubría su rostro, y lo llevé por detrás de su oreja—. Ahora entiendo lo que sentía mi papá cuando estaba con mi mamá. Siempre me pregunté, ¿Qué se siente al estar enamorado? Esa respuesta la obtuve luego de conocerte. Es como una calidez y hormigueo en el pecho, pero que también se apodera de mi estómago. Siento que puedo contra todo, solo con tenerte cerca y ver tu linda sonrisa. Es un sentimiento muy bonito, que no creí conocer algún día, y ya ves que tú me lo has hecho experimentar desde el primer momento en que te vi.
—¿Y qué pensaste cuando me viste?
—¡Dios mío! — sonreí al recordar ese momento —. Te consideré la mujer más hermosa que alguna vez haya visto. Tu encanto, tu hermoso rostro, tus perfectas curvas, tu sonrisa, todo de ti me hipnotizó y me hechizó por completo. Ese día estaba perdido en tu cuerpo, en tus sensuales movimientos, en esa mirada tan penetrante y coqueta que me estabas dando. Jamás había visto a alguien tan única, especial, tan bella como tú. Desde ese momento deseé conocerte, verte de nuevo, y definitivamente buscarte fue la mejor decisión que tomé. Si supieras que no me atrevía ni siquiera escribirte. Pasé mucho tiempo dudando si debía o no hacerlo, con miedo a que pensaras mal de mi. Ese día que sucedió ese incómodo suceso, yo me sentí muy avergonzado. Nunca me había ocurrido eso antes y creí que acercarme a ti luego de eso, te haría pensar extraño de mi.
—Ese día te vi como un pervertido, pero no me equivoqué— la miré fijamente, y ella sonrió—. No es un pecado serlo, ¿Sabías? Si fuera así, voy a arder en el infierno, porque te he demostrado tanto ese lado, que tengo miedo de que dejes de verme de la misma forma que ahora.
—Eso jamás cambiaría mi forma de verte.
—¿Aunque te provoque tanto y te haga hacer cosas indebidas?
—Me gusta como eres, para mí eres perfecta así.
—Tu eres quien me provoca y luego haces ver cómo que soy yo la mala. Mira nada más cómo me miras. ¿Sabes lo que me cuesta controlarme mientras estoy cerca de ti? Siento que ardo por dentro, Steven— su confesión aceleró mi corazón, y me calentó las mejillas—. Hace que quiera pervertirte y hacerte pecar conmigo. Eres muy bueno y yo demasiado mala— sus labios robaron los míos, y sentí su lengua buscando la mía.
Esa sensación fue muy placentera, al límite de escucharla tanto a ella, como a mí jadeando. Su beso era muy intenso y ardiente. Ya no sentía el frío del agua, el calor de nuestros cuerpos al encontrarse no lo permitía. Cada día es más difícil contener este deseo que siento de ella por dentro. Quiero sentirla, quiero amarla, quiero hacerla mía. Esas ganas me estaba carcomiendo por dentro, haciendo que fuera más difícil despegarme de sus dulces y adictivos labios.