Llevó su mano a la oreja y jugó con su arete, dándole varias vueltas entre sus dedos.
—Tu si sabes cómo sorprenderme, diciendo ese tipo de cosas tan de repente, ¿Eh? Si querías impresionarme, debo admitir que lo has logrado.
—¿Por qué estás tan nerviosa? Acabo de decir lo que pienso y lo que quiero.
—Por esa misma razón. Al menos deberías hacerlo como se debe.
—¿Hacerlo cómo se debe? — por mi mente se cruzaron varias ideas, pero ninguna muy clara. ¿A qué se supone que se refiera?
Entre tanto pensar, opté por lo primero que se me ocurrió. Planeaba arrodillarme frente a ella, pero me sujetó el brazo para que no lo hiciera.
—No es una propuesta de matrimonio, ¿Por qué estás tratando de arrodillarte? — su rostro estaba rojo y se veía un poco fatigada.
—¿No es lo mismo?
—Cla-ro que no— tartamudeó.
—Pero si acabo de confesarte esto es porque quiero que en un futuro seas mi esposa. Ya te había hablado sobre eso.
—¿Y dónde están los pasos que dijiste que seguiríamos? Dijiste que iríamos paso a paso y no nos hemos convertido en novios y ya estás pensando en pedirme matrimonio.
—Sigo sin entender nada. Si acabo de pedirte que seas mi novia, con el interés también de que te conviertas en mi esposa, ¿Por qué está mal que me arrodille y te lo pida formalmente ahora? Acabas de decirme que debo hacer las cosas como se debe, así que eso quería— diciendo esto, se encendió un bombillo en mi cabeza—. Creo que acabo de entender.
—¿Qué está pasando por tu mente ahora mismo, Steven?
—No puedo pedirte esto con las manos vacías— la escuché reír y taparse la mitad de la cara—. ¿Por qué ríes?
—Nunca había conocido a alguien como tú. Piensas en unas cosas, que a nadie más se le ocurriría.
—¿Por qué lo dices?
—¿Será que la preparación de esta boda, ha despertado en ti, esas ganas de casarte también?
—¿A qué persona no le gustaría casarse, y más si a conocido a esa persona especial? Creo que es normal desearlo. ¿A ti no te gustaría?
—Claro que si.
—¿Estás aceptando casarte conmigo? — pregunté sorprendido.
—No preguntes ese tipo de cosas así, me pone nerviosa. Sin contar que estamos en medio de una tienda, y con tantas personas alrededor.
Me acerqué para que no se siguiera sintiendo incómoda. No había pensado en que la estaba incomodando con mis preguntas, y más al hacerlas en voz alta en medio de la tienda.
Recuerdo que mi padre siempre sujetaba la mano de mamá y la besaba cuando ella se sentía estresada, incómoda o triste. De alguna manera, siempre mi mamá lograba relajarse.
—Lo siento. Te prometo que no volverá a pasar— miré su mano, y al principio dudé en si debía sujetarla, pero no creo que a ella le moleste que lo haga. Al fin y al cabo, no lo hago con ninguna mala intención; además de que no es la primera vez.
Sujeté su mano, pero se sentía caliente, a pesar de que no hacía calor en la tienda. Mónica me miró sorprendida y traté de no seguirla mirando porque me ponía más nervioso.
—Ahora bien— acerqué su mano a mis labios, como recuerdo a mi papá hacerlo, y estampé un ligero beso en ella—. ¿Te sientes mejor?
—Hoy te has aprovechado de mi, como nunca lo habías hecho. Tal parece que te gusta verme nerviosa.
—Siendo honesto, quisiera evitar que te sientas así, pero a la misma vez, me gusta la expresión que haces. Eres muy linda, incluso al estar nerviosa.
—Te daré a probar un poco— sonrió, pero no entendí a lo que se refirió.
—¿De qué hablas?— pregunté confundido, cuando dejó ir mi mano y colocó sus dos brazos alrededor de mi cuello.
Su acercamiento me dejó sin palabras e hizo que incluso mis manos comenzaran a temblar y a sudar.
—Ahora es el momento de que me digas más de cerca qué quieres que me convierta en tu novia. Déjame oírte fuerte y claro.
A pesar de los nervios, no podía desaprovechar esa oportunidad que me dio de pedírselo de nuevo. Sé que me arrepentiría si no lo hago. Ella se ha convertido en eso que quiero proteger, atesorar, y querer. Debía sacar la valentía de dónde quiera que se haya ocultado, para demostrarle que esto que estoy sintiendo por ella es real.
—Quiero que seas mi novia, Mónica. Dame una oportunidad de demostrarte lo mucho que vales y lo mucho que te mereces. Sé que debe ser un poco difícil para ti confiar en alguien luego de lo que te pasó, pero te pido que confíes en mí. Jamás podría lastimarte, mentirte o utilizarte. Que me parta un rayo si alguna vez lo hago. Prometo que voy a esforzarme para que en tu rostro siempre permanezca esa hermosa sonrisa que tienes.
—¿Quién podría decir que no, a alguien como tú? ¿Por qué tienes que ser tan perfecto?— acarició lentamente mi mejilla, y me le quedé viendo anonadado. Ella es demasiado hermosa, como para no contemplarla—. Me siento tan afortunada de haberte conocido, Steven. Por esa razón y más, claro que acepto ser tu novia— su beso me despertó de ese trance en el que me encontraba y una gran emoción se apoderó de mí. Tanto, que mi corazón pareciera que estaba saltando de alegría aquí en mi pecho.
¿Así que esto es lo que se siente al estar enamorado? Si esto es un sueño, no quisiera despertar nunca.