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Chapter 4 - Día 2 Lobo que no muerde

El cálido viento tocaba mi cuerpo y el fresco olor de flores inundaba el ambiente del cielo nocturno. Delilah y yo nos recargamos en el pasto inclinado del parque, mientras esperábamos que mi hermano nos recogiera. Contemplaba su rostro mientras ella miraba las estrellas, y de repente ella volteó hacia mí. Se sorprendió al ver mi rostro tan cerca, pero no dijo nada y solo me miró.

De repente una gran explosión retumbó como un enorme tambor. El cielo en un instante se llenó de humo y cenizas. Una colosal bola de fuego retrayéndose hacia el cielo, llenándolo todo de color naranja rojizo.

- ¡Lilah! ¡Altair! ¡Vayan a los refugios de los estratos más bajos! - dijo mi hermano quien corría a nuestra dirección y después ponía sus manos en el suelo metálico.

- Caballero Krystallo: Avnir ren Helios. Dispositivo Krystall en proceso de llegada - dijo una grave voz robótica retumbando en nuestros oídos.

Avnir extendió sus brazos a sus costados y ancló fuertemente sus piernas, separándolas y agachándose ligeramente. El sonido de diversas ondas expansivas cortando el aire envolvió el cielo, y en un instante, dos brazos metálicos impactaron fuertemente en los brazos de mi hermano, acomodándose y retrayendo sus fragmentos para envolver la totalidad de sus extremidades. Su dispositivo respondió al movimiento iluminando las finas líneas blancas que les constituían.

- ¡Vamos, muévanse! –

Delilah y yo espabilamos, y corrimos lo más rápido que podíamos. Mi hermano a mis espaldas se dirigía a toda velocidad, sin dudar un segundo, hacia el enorme y terrorífico titan de fuego.

Abrí mis ojos lentamente, y la luz se envolvía en un rojo carmesí anaranjado. Sentí las suaves sábanas debajo de mi cuerpo y me senté en la cama. La habitación permanecía con esta atmósfera silenciosa y taciturna.

- Ven conmigo - interrumpió Aurora desde el marco de la puerta e inmediatamente salió de la habitación.

AL salir descubrí que solo algunos de los lobos rojos permanecían en la casa, lo que permitió que apreciara su gran tamaño. Los pocos que quedaban, me interrumpían de pronto sus vigorosas conversaciones al notar mi presencia y susurraban entre ellos con diversión, burla o desdén. No sabía a donde me llevaba Aurora, quería preguntarle, pero recordando lo que había sucedió esa misma noche, no tuve el valor de hacerlo.

Bajamos por el valle hasta la ciudad. las calles se abrieron más y llegamos a una calle partida por un río, conectando los bordes con algunos puentes cada 50 metros. Por este río pasaban canoas con mercancías y el camino de piedra se llenaba de bullicio con el constante movimiento de la gente. Las personas no paraban de verme, pero mientras lo hacían, me di cuenta de que no solo me miraban a mí, sino también a Aurora.

Despues de caminar por esta ruta comercial, llegamos a lo parecía una enorme casa de roca. En la entrada parecía tallada un tipo de señal, pero esta parecía de otro sistema de escritura diferente al que conocía. Pensé que Aurora me diría, pero ella ya había entrado. Fueron la mirada de los lobos, y el recuerdo del esclavo siendo golpeado lo que me obligaron a entrar.

La entrada consistía en este túnel que dejaba caer polvo de las paredes debido algún tipo de vibraciones. Cuando finalmente logré entrar, el ambiente se regocijo instantáneamente del energético sonido de un instrumento de cuerda. Si las personas no se hallaban bebiendo en alguna de las mesas, unos bailaban al ritmo de la canción o simplemente se besaban o tenían sexo en el lugar. En muchas de estas instancias, las personas eran obligadas violentamente a hacer lo último. Pensé que mi corazón saldría de mi pecho. Me di cuenta inmediatamente que todas las personas se hallaban en parejas.

Mientras trataba de encontrar a Aurora entre la masa de gente, en una de las pistas de piedra, se encontraba un energético bardo con gabardina de tela y una detallada máscara de búho de madera haciendo exagerados ademanes. Su instrumento tenía algo parecido a una palanca que hacía girar a un costado, y a la vez movía ágilmente sus manos aplastando o jalando las cuerdas de metal del mango inclinado.

Sin encontrar señal de Aurora, pensé entrar a la pista, pero el agitado movimiento de la gente me intimidó lo suficiente para no saber que hacer más que quedarme en donde estaba. Pese a esto los guardias en la entrada me empujaron hacia la pista y fuertes codazos llegaron a mi abdomen y cara. Sentí como me jalaron ligeramente la playera, y encontré a mi costado a Aurora con su vestido negro e inexpresivos ojos. Aurora me tomó la mano y pasó gentilmente uno de sus dedos en mi frente y después solo se mantuvo a mi lado sin mirarme a los ojos. Sin saber que era lo que se suponía que debía hacer, inmediatamente voltee a mis lados donde las parejas bailaban, se besaban y después proseguían a tener sexo. Mi corazón martillo mi pecho tan fuerte que pensé que lo atravesaría. Miré a Aurora, pero ella seguía sin mirarme y solo se paraba ahí como esperando a que yo hiciera el siguiente movimiento.

Una parte de mi quería hacerlo, pero la otra pensaba en Delilah y temblaba de miedo de no saber lo que pasaría. -Perdón, no puedo.

Inmediatamente sentí como me jalaron y tiraron fuertemente hacia el piso. Al regresar mi vista hacia arriba, encontré a un fuerte hombre pelirrojo con un brazo de metal oscuro.

- ¿Un dispositivo Krystall? -

La gente nos rodeaba formando un círculo y sus caras se llenan de excitación y entusiasmo. Aurora solo me miraba sin cambiar su expresión en absoluto.

- ¿Qué sucede conejo? - dijo a la vez que se acercó a mí y agarró mi muñeca con su sólido brazo metálico-. ¿Tienes algún problema con tu ama?, porque con gusto puedo tomar tu lugar.

Makusu me levantó y me azotó al piso obligando al aire salir dolorosamente de mis pulmones. En un parpadeo, Makusu me lanzó hacia al escenario, y sentí como caía contra un artefacto que se incrustaba a mi espalda. El ambiente se presionó aplastándome contra el piso y el lugar empezó a llenarse de sombras. Nuevamente Delilah estaba a mi lado y sentí el inaguantable dolor de mi mano. La imagen se evaporó ligeramente, y Aurora tomó su lugar. Volvería a cometer el mismo error, y alguien más sufrirá por mi culpa.

Con esto en mi mente, mi cuerpo se irruyó repentinamente de un salvaje y llanamente fulgor. La energía pasó a mi muñeca y de ella a mi brazo, y por un instante puede reaccionar. Al levantar mi mano, el puño de metal impactó bruscamente en ella haciendo mi codo colisionar contra el piso. Todos, incluyendo Makusu, dirigieron sus miradas estupefactas a mi muñeca y observan de ella la irradiante luz roja que envolvía poco a poco mi marca blanca.

- Detente. - dije difícilmente a la vez que los músculos de mi cara se contraían en cólera.

- Impresionante, pero ¿enserio creíste que sería suficiente? - el rostro de Makusu se llenó de sombras y su voz cambio a una más ronca y grave.

Comenzó a doblar mi brazo y pisando fuertemente al piso, preparó su otra mano para golpearme. Sin embargo, antes de que lo pudiera hacer, el bardo de la máscara lo empujó haciéndole caer.

Dis-disculpen, tropecé. No quise interrumpir su baile. -dijo arrastrando las palabras, a la vez que se levantaba torpemente danzando de un lado a otro como en un barco en aguas turbulentas.

- ¡Co-como demonios te atreves! - dijo Makusu mientras las palabras se le mezclaban por la furia y su nariz sacaba vapor hirviendo.

- Calma camarada, parece que to-tomaste bastante, hasta tu pelo está rojo.

Makusu tensó su puño metálico, y esto provoco que se envolviera en brillantes líneas rojas y de este saliera una especie de hoja afilada. Markus instantáneamente llevó la hoja al abdomen del bardo el cual cayó inconsciente al suelo.

- Dirigió sus ojos a mi- Bueno, ¿en que estábamos?

- Cuando tu enemigo se encuentre enfrente de ti nunca eludas la mirada.

El bardo se levantó, haciendo caer su capa y la máscara de su rostro, revelando la alta y musculosa silueta de un hombre de alrededor de 25 años. Era pelirrojo, pero este era de un rojo sangre tan oscuro que parecía, negro en la oscuridad. Su afilado rostro contrastado con un ligero lunar debajo de su labio, podían hacer rendir a cualquier mujer.

- ¡Amator! - dijo Makusu a la vez que una terrorífica sonrisa recorría su cara.

El bardo se hallaba imponente y tranquilo a pesar de la cantidad de golpes que había recibido. Su cuerpo intacto.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - dijo Makusu a la vez que apretaba su metálico puño.

- ¿A qué más? Vengó a dar un buen show.

El sereno bardo dio un paso al frente, y en respuesta Makusu trato de golpear su rostro. El bardo no se movió y deliberadamente recibió metálico el golpe. Una soberbia sonrisa se pintó en su rostro y después le dio un uppercut tan fuerte que el sonido provocó un gran estruendo.

Makusu cayó al suelo inconsciente y él publicó celebró. Después de recibir orgullosamente los elogios de los que estaban ahí, este imponente hombre se acercó a mí y se agachó dándome una sonrisa. Extendió su mano, y en respuesta hice lo mismo; sin embargo, su mano evitó la mía y se estiró para agarrar un objeto a mi lado.

- Pero que desgracia. - dijo mientras levantaba el destrozado instrumento.

Amator se levantó y me dio la espalda. Vi cómo se acercó a Aurora, pero no pude escuchar lo que decían, tan solo vi como Aurora afirmaba con su cabeza y él se reía en carcajadas exageradas. Después, camino a la salida y antes de irse se dirigió a mí con su rostro en sombras:

- Un Lobo que no muerde no sirve.