El olor a humedad y la luz de mi marca fue lo primero que descubrí en este espacio de obscuridad. la luz de las vetas de cristal había sido remplazada por este techo obscuro que se extendía al infinito.
- Vamos Altair, te escuche desde que subiste de las escaleras - dijo Rie mientras se recargaba en el gran árbol junto a la mansión con los ojos vendados y sosteniéndose solo con sus manos y usando sus piernas para apuntar hacia mí. - Lo importante es la precisión, la velocidad llega después. Toma un ritmo y velo aumentando de poco a poco de manera que puedas concentrarte en caminar silenciosamente.
- De acuerdo, lo intentare de nuevo.
- Muy bien, pero la próxima vez que falles vas a dejar que te abrace todo lo que quiera.
- Ah…
El sonido de cadenas interrumpió mis pensamientos y algo sobre mi empezó a moverse.
- Trátame bien ¿Sí? – dijo una hermosa chica con pelo oscuro y ojos azul fuerte- Inmediatamente sentí como un objetó afilado se recargaba en mi cuello. - o eso es lo que te gustaría que yo dijera ¿no? -. Dijo con una suave voz la cual identifique como la del chico de facciones femeninas.
- perdón, yo no quería-
Apretó aún más el cuchillo.
- ¡Hablo enserio! ¡Yo nunca haría eso!
Me miró por unos segundos con una sería expresión y después suspiro irritado relajando su expresión. Al levantarse pude descubrir que a diferencia de las marcas rojas que había visto hasta ahora la suya era más tenue envolviéndose en un brillante color rosado.
- Parece ser que estamos en una prueba.
- ¿Qué?
- Mira tu pierna, estamos encadenados juntos. Si no fuera así, no habrían sido tan amables.
- ¿En dónde estamos entonces?
- No estoy seguro.
- ¿Entonces la prueba será descubrir cómo salir de aquí?
- Puede ser, pero solo es una posibilidad. Supongo que lo sabremos al abrir esa puerta.
Dijo apuntando a lo que parecía una puerta de madera con un extraño símbolo en el centro.
- Esta escrito en el idioma de los Sharakkar.
- ¿Qué significan?
Me miró irritado y suspiró –no sé cómo se pronuncien, solo pocos lo saben leer, no hya traducción exacta puede significar "silencio entre luces" u "oculto entre sombras". No creo que sea coincidencia, debe tratarse de-
El chico tensó su rostro y se abalanzó hacía mi.
Desde las sombras salió el chico con la armadura en sus piernas cuya mirada parecía repudiar todo a su alrededor, evocando esta aura amarga y obscura. En su mano y en la pared detrás de mí un par de dagas curvadas con un listón azul en sus pomos. Se acercó a nosotros mudo y mirándonos con sus ojos igualmente afilados.
- ¡la puerta!
Me levanté lo más rápido que pude y abrí la puerta. Chocando y tropezando en la oscuridad, seguidos un camino oscuro que poco a poco se revelaba al acostumbrarse nuestros ojos.
- !No pares! !Si lo haces, morirás!
Antes de que pudiera preguntar de quien se trataba, detuve mi paso bruscamente al ver una gigante sombra. El chico también se dio cuenta y puso su dedo índice enfrente de su boca para indicarme que no hiciera ningún ruido. La figura parecía no percatarse de nuestra presencia a la vez que se movía pesadamente hacia el otro pasillo.
- ¿Eh? ¿Quién anda ahí?
La figura volvió a hacia nosotros. Era un anciano casi tan alto y flaco como un poste y las pupilas de sus ojos se hallaban blancos carentes de vida, y en su pálida mano cargaba consigo un bastón. Antes de que pudiera reaccionar, el chico me jaló a un lado y cubrió mi boca con su gentil mano.
- ¡Skuldur! Deben ser esas ratas, como las detesto. – dijo mientras olfateaba el ambiente. -
El chico inmediatamente cerró sus ojos y empezó a respirar lentamente. En poco tiempo a pesar de que estaba enfrente de mí su presencia se disipaba en la oscuridad. Sin saber realmente porque, una tranquilidad y una serenidad apaciguo mi respiración.
- Oh, querida Amelia. – dijo antes de dar la vuelta y retirarse retomando su guardia.
Sin quitar su mano de mi boca, me indicó nuevamente que guardara silencio y apuntó a la cadena de nuestras esposas. Afirmé entendiendo lo que quería decirme. Al apartar su mano, un ligero olor a rosas y fresas se regocijo en mi nariz.
La casa de madera era antigua y tenía esa sensación taciturna y solitaria, la longitud de los pasillos evitaba ver más allá de la oscuridad que se extendía indefinidamente. La habilidad con la que el chico se movía delante de mí era evidencia suficiente para mí de que no era la primera vez en la que se encontraba en una situación similar. Traté de enfocarme completamente en sus pasos, la postura de su cuerpo, sus movimientos, como pisaba, todo para evitar un error que podría costarnos la vida. Más fácil decirlo, que hacerlo; me decía a mí mismo mientras las palabras de Rie razonaban en mi cabeza mientras trataba de no hacer crujir las viejas tablas.
- Paremos aquí, afectara nuestro siglo si uno de los dos no está en completas condiciones- dijo al notar mis piernas pulsaban- este lugar es bastante grande no creo que nos encuentre. – susurró antes de meterse dentro de una de las habitaciones.
El cuarto olía a polvo y madera vieja. Nos sentamos en una esquina para recobrar nuestras fuerzas y el chico tan solo se recargo en la pared cerca de mí y cerró sus ojos. Imitándolo, empecé a procesar lo que estaba sucediendo, y de repente, la imagen de esa noche. Los ojos de Porter se tensaban como nunca lo había hecho y me repudiaban con todo su ser. Mi cuerpo se tensó.
Sin embargo, poco después mi cuerpo se relajó y mi mente se aclaró como si me acostara en una cama del más fino algodón. Abrí mis ojos sorprendido, y miré a la dirección del chico, este me miraba detenidamente con esas largas y hermosas pestañas.
- Mi nombre es Altaír, ¿Cuál es el tuyo?- dije en rápida sucesión tratando de romper el silencio.
Pero el chico solo respondió desviando su mirada. Al ver su respuesta, suspire y dirigí mi mi mirada al resto dé la habitación. Pero de las sombras pude distinguir tres figuras sentadas alrededor de una mesa con manos sobre ella. Antes de que pudiera reaccionar, una de las figuras se giró bruscamente hacia mí y gritó de tal forma que pensé que sus cuerdas vocales explotarían y desgarraría las mismas paredes de madera.
La puerta se abrió violentamente - ¡Quien osa molestar a mis invitados! –
- No lo lograremos, no –
- ¡cállate! - dijo el chico frunciendo el ceño de su gentil y femenino rostro-
- ¡Ahí estas!
El chico sacó un cuchillo oculto dentro de su túnica y lo lanzó hacía la mesa, y respondiendo el anciano arremetió hacia uno uno de los cuerpos.
- ¡No, no, no! ¡Amelia, lo siento!
El chico me jaló, cortó la pantorrilla del anciano con su otra daga y este cayó de rodillas.
- ¡Skuldur! – gritó antes de balancear su bastón, y empujarnos fuera de la habitación.
Al caer, todo se envolvió en un chillido ensordecedor y en arenas movedizas. A mi lado el chico gritando de dolor agarrando su pierna, y a su lado la cadena de nuestras esposas hecha pedazos. Logré recargarme en la pared, y el gigante salió de la habitación haciendo retumbar el piso. A pesar de la oscuridad, sabía que su rostro demacrado se encontraba tensado en gran furia, mirando al vacío con esos ojos blancos.
No quería estar ahí, sabía muy bien como terminaría. Con la desesperación envolviendo toda mi expresión, trate de moverme, pero era inútil.
- Amelia… – el gigante detuvo su bastón, tomó la pierna herida del chico y lo arrastró a su dirección-. hare que te quedes, esta vez lo hare, prometo que todo será mejor.
- ¡Suéltame!
El chico sacó de sus mangas un par de hojas filosas, cada una amarrada del antebrazo de modo que la parte lateral de su brazo y mano era un arma que podría utilizarse para cortar o acuchillar. Utilizando la última opción, dirigió la punta de la hoja a la entrepierna del anciano.
En respuesta el hombre soltó su bastón y cayó de rodillas con lagrimas en los ojos. – Mi querida Amelia yo …-. una súbita ira se apodero de él de tal forma que agarró los brazos del chico y empezó a aplastarlos con su gran fuerza. - ¡Porque nunca me escuchan! ¡Porque no simplemente hacen lo que quiero! – dijo el anciano mientras chorros de sangre se originaban de sus manos al incrustarlas contra el filoso metal.
Como un susto repentino, de los que hacen hervir de adrenalina todo tu cuerpo, la amarga aura de esa persona envolvió el ambiente de terror e incertidumbre. Pero antes de que la sombras se lo carcomieran todo, su pecho fue atravesado por unas dagas.
La sangre formaba un espeso y oscuro lago, empapando al chico de las facciones femeninas mientras este temblaba en el suelo. El anciano, intento quitarlas, pero al no lograrlo, en gran cólera se volteo y descubrió al chico de armadura en las piernas.
El chico se arrastró tratando de huir, pero solo consiguió extender su mano.
Casi instintivamente, tomé su mano - ¡Muévete! – mi voz se rompió al no lograrlo- Porque no puedo hacer algo tan simple. Si hubiera podido hacerlo en ese entonces... Una presión se acumuló en mi pecho y afluentes de lágrimas se esparcían saladamente sobre mi rostro.
- N- Nube, Mi nombre es Nube – dijo poniendo sus labios en mi cachete llenándome del olor a flores y cerezos.
Recordándome a la época cuando Porter me acariciaba la cabeza, Amadeus sonreía de cachete a cachete a pesar de ser un Alto Quarz, Emilia cantaba y tocaba su violín con sus pies descubiertos, Amber escalaba arboles siempre moviéndose hacia adelante con gran energía y libertad, Delilah cuidando de nosotros, y yo con una sonrisa más grande que el sol.
Liberándome del miedo momentáneamente, tomé al chico y lo cargué en mi espalda - ¿Cómo podría ignorar a alguien que pide ayuda?