Damian, estacionó el coche justamente delante de la mansión de Jason. Bajó de prisa, eran las 00:00 clavadas.
Debía de ayudar a su hermana
Tocó el timbre de la gran casa y en cuestión de segundos una señora de: piel morena, estatura pequeña, cabello recogido. Abrió la monumental puerta.
-hola joven, buenas noches ¿A quien busca? - la mujer sonrió después de preguntar. Damian apurado contestó.
-Buenas noches. Estoy buscando a Jason ¿Usted podría comunicarle que estoy aquí? - Le respondió. La savia mujer asintió.
-por supuesto - la amable y humilde mujer desapareció por un momento.
El móvil de Damian empezó a sonar. Alexander ya estaba de pesado.
-hola papá- comenzó a hablar.
-¿Que está haciendo tu hermana?- Alexander cuestionó molesto.
-Papá, nunca te he llevado la contraria. Estoy muy enfadado contigo. Estás siendo demasiado injusto con Daphne - Dicho esto Damian finalizó la llamada.
Su padre era un monstruo
Jason estaba justamante detrás escuchando todo. Ambos se saludaron con un fuerte apretón de manos.
-¿Que te trae por aquí? - Jason sonrió.
-mi padre ha castigado a Daphne. Por una estúpida razón. - Damian respondió. Jason apretó sus manos, haciendo en forma de puño, estaba harto. Maldito, hijo de puta.
-¿Que sucedió? - Jason preguntó.
Damian e Jason se sentaron en el enorme sofá de alta costura. Esa casa era grandiosa y magnífica.
-Daphne, por primera vez replicó a papá. Está presionada y manejada. Papá es demasiado protector con mi hermana, nadie puede con él...
Nuestro protagonista sintió su sangre hervir, como una caldera. Le daba rabia, mucha rabia. Esa dulzura, no tenía que estar de esa manera. La casa de Daphne era un infierno, gracias al diablo Alexander.
Damian le dio la carta a Jason, para que la pudiera leerla. Él no dudó ni un momento, en leerla. Esa delicada y bonita caligrafía. Era magnífica, su letra era legible.
Hola Jason, soy yo Daphne. Siento haberme alejado de ti. Necesito que vengas esta noche a mi casa, al rededor de las 00:30. Mis padres no estarán. Mi hermano te ayudará a entrar.
Te necesito.
-¿Tus padres están en casa? - Jason se levantó rapidísimo del sofá. Debía y deseaba ayudarla.
-no, así que es mejor que vayamos rápido - Damian respondió. Ambos se miraron, salieron de la gran mansión en sueño.
Tenía que rescatar a su princesa
♥♥♥
Jason observaba a Daphne descansar. Su cabellera tapaba una pequeña parte de su afeminado rostro, sus labios estaban levemente cerrados.
Cerró los ojos inhalando la dulce olor de su cuarto. Estaba en un sueño, sin duda alguna.
Su habitación era un santuario. Amplio, limpio y dulce.
La cama amplia e cómoda, estaba acompañada de un gran dosel blanco, vestido de rieles con visillos. Las paredes eran notoriamente blancas. Pero gracias a la lámpara de nube que caía del techo se veía de un color fantasía, similar a una galaxia.
Al lado, se situaba la mesa de noche blanca, estilo Vintage. Un bonito frasco transparente, donde adentro estaba luces en lazos.
Por la explicación parece una habitación cargada. Pero no, al contrario la habitación blanca con esa luminosidad fantasiosa se veía bastante espléndida.
La besó en la mejilla y la acarició. Su dulce presencia era magnífica.
Y como si de una flor tratara, ella abrió sus ojos cálidamente, tallando estos, para así despertarse. Jason la observó. Sus ojos mostraban tristeza, no estaba bien. Tenía que ayudarla.
Ella lo miró, está vez, se lanzó a Jason. Tomando la iniciativa. Ese era su saludo. Necesitaba besarlo, sentirse protegida por su varonil anatomía.
Disfrutaba de su cercanía, cerrando los ojos. Él ya la estaba presionando de la cadera, mientras se perdía en esa cálida niña profundamente.
Daphne percibía la forma en que sus latidos aumentaban, como su corazón aceleraba aún más e como su pulso iba a mil.
Se separaron por un minuto. Lo abrazó sintiéndose segura en sus brazos. Se sentía tan especial con él.
-perdón, fui una estúpida. Perdoname - susurró agachando la cabeza avergonzada. Con él se ponía demasiado nerviosa.
Sus grandes manos elevaron su fina barbilla, para consiguiente besarla lentamente en la comisura de los labios.
-no digas tonterías. Nunca me pidas perdón. - la abrazó. Sonrió contento, Daphne estaba con él por fin.
♥♥♥
Los dos seguían de pié acariciándose, besándose, explorándose el uno al otro, semi desnudos.
Cada suspiro, cada movimiento, cada caricia que ejercía su pequeña Daphne, lo volvía loco en segundos.
Jason besó sus hombros, mientras sus hábiles manos desabrochaba el pequeño sostén.
Su fina piel se erizó. Esa jovencita era demasiado hermosa. Esparcía besos por su delgado cuello. Y ya cuando inhala el placentero y delicado olor de su cabellera, suspira aliviado. Como si de una droga hubiera esnifado.
Ella estaba desnuda ante él, vergonzosa y lujuriosa a la vez. Deseando poder sentir a Jason, en lo más profundo de su ser.
El chico estaba que no podía más, todo su maldito cuerpo palpitaba. Pues sus manos masajeaba zonas del pequeño cuerpo de Daphne. Zonas en que ella sentía un verdadero placer a través de caricias e succiones.
Jason se sentó en el borde de la cama, le pidió a Daphne que se subiera encima de él, sin ningún tipo de vergüenza. Y así lo hizo, dándole la espalda a él, con su larga melena hacia a un lado.
-Se siente extraño- Daphne opinó al ver esta pose tan extraña. Jason rió mientras se colocaba la protección.
-es una postura diferente - Jason la besó.
Se hundieron de nuevo en un mundo mágico. La noche era intensa, bonita y oscura.
Ambos llevaban el control, haciendo movimientos lentos, suaves, rápidos. Pero sin brusquedad. Hundiéndose en besos, caricias. Daphne de nuevo estaba sorprendida, su cuerpo temblaba, gemía más de lo normal. Él producía todo eso en su suave cuerpo. Exploraba, tocaba, olía cada parte de esa cálida Rosa. Sin arrancarle los pétalos. La hacia disfrutar sin recibir nada a cambio. Ya tenía suficiente con hundirse en un mundo mágico.
Sus pequeños labios reprimían melodiosos sonidos. Que nunca olvidarían. Y juntos... Llegaron al paraíso, al séptimo cielo. Con la sangre hirviendo, sus cuerpos juntos bañados en una fina capa de sudor. Sintiéndose exhaustos.
Pero esto no era sexo.
Profundizarse en ella, significaba sentir su calor, sus abrazos, sus besos, sus melodiosos sonidos.
Con Daphne no tenía sexo.
Solamente le hacía el amor. Algo que experimentaron juntos.
♥
Él, la oteaba de nuevo, sus dedos a penas rozaba sus cálidas mejillas rojizas. Descansaba agotada. Lucia cansada y bella. Dormía a gusto, con sus ojos cerrados e sus pestañas rizadas juntas. Su pequeño cuerpo de muñeca, era tapado por la sábana blanca de su gran cama. De la cual era un sueño, el colchón era justamente perfecto.
Pero ya era hora de regresar a la amarga realidad. Se levantó de la cama, para a continuación vestirse. Sonriendo. Debía escaparse por la ventana. Los padres de Daphne ;debían de haber regresado de esa dichosa fiesta.
La besó en los labios, lentamente, no quería dejarla, deseaba amanecer con ella. No quiso despertarla, dormía cansada.
♥♥♥
Tus padres no me aceptan en casa, y yo no aguanto el deseo de tenerte otra vez.
Tus caricias, tu cuerpo me llama. Ay no, no, no lo pensaré, por tu ventana yo entraré.
Tú eres quien a mí me hace soñar, tu eres quien a mi me hace palpitar, tú eres quien a mi me tiene loco.
No importa el peligro, yo te quiero ver. No importa quien me busque, contigo estaré. No me importa el que digan, que por ti ando loco.
Te robaré esta noche, te besaré esta noche. Serás mía esta noche (te robaré)
Prince Royce -Te robaré