Sus falanges tocaban suavemente las blancas y negras teclas, del gran instrumento. Daphne disfrutaba ; relajada, con la espalda erguida, tranquila. Que gran melodía, que suave melodía. Y para completar, dejó que el aire entrara a sus vías respiratorias, haciendo sus cuerdas vocales vibrar y que el diafragma contenga el aire para poder prolongar las notas. Tenía una voz muy bonita,angelical sus falsetos eran suaves.
El piano y su voz hacían de ese infierno de casa a un lugar tranquilo, como si el hogar flotara en las nubes. Cantar era una de sus aficiones. Damian la miraba sonriendo, su hermana tenía talento hasta para cantar.
El jardinero la observaba en secreto, su vestido largo, la hacia ver demasiado correcta, tapando sus pequeñas curvas. No tenía un cuerpo que cualquier hombre quisiera tener. Pero su cuerpo era delgado, bonito, tampoco era plana, tenía un bonito y redondo trasero. No tenía un cuerpo de modelo, era una mezcla de niña y de mujer. Se fijaba en la forma que tocaba esas teclas. Dios que chica, era perfecta en cualquier cosa que hacía.
De pronto, su voz quebró, dejó de tocar el piano, que tristeza sentía. Sus lágrimas bailaban deslizándose en sus mejillas de forma ligera. Su vida era difícil a pesar de todo. No tenía ganas de hablar, simplemente llorar, dejar salir las penas. Su samsung S6, empezó a vibrar, Daphne miró hacia los lados. No había nadie. Sonrió al ver su mensaje. Era Jason, enviando un mensaje que la hizo salir de la tristeza.
< Hola, ¿Cómo estás? Necesito hablar contigo. ¿Aún estás castigada? Te espero en tu cafetería favorita. Te quiero >
Daphne bufó afligida, no estaba castigada. Se dirigió al despacho de su padre para poder pedirle permiso.
Tocó varias veces hasta que él mismo afirmó. - Hola papá, es que... - Daphne se cortó al ver conversar a su padre animadamente, con dos hombres más.
Uno de ellos la miró, Daphne había crecido, estaba muy bonita. Era una muchacha elegante y educada, se notaba.
-hola preciosa - uno de ellos la miró picarón . Ella saludó estrechando la mano, apartándose de ese hombre ya que quería besarla en su mejilla de forma de saludo.
Daphne saludó al otro hombre algo avergonzada, por alguna razón esos hombres no le apretaba confianza. Sus miradas solamente recorrían su pequeño, delgado y bonito cuerpo.
-¿Qué pasa, hija ? - Alexander cuestionó. -necesito salir, a comprar una cartulina para hacer un trabajo - mintió. El padre sonrió estridente. Agarró a Daphne disimuladamente del brazo para salir del despacho.
-disculpad, en seguida vengo - Alexander anunció a sus amigos. Ambos salieron de la gran habitación.
-ni hablar, no pienso dejarte salir - habló severo. - papá pero... - Daphne dijo decepcionada intentado convencerlo. - le diré a tu madre que la compre, por ti - su autoridad la desesperó.
-papá no te pido nada más... -la joven insistió. -tu madre lo comprará por ti, ahora vete a tu habitación y hasta la hora de cenar no salgas - ordenó.
No soportaba tener que aguantar humillaciones de esa forma, sentía rabia e impotencia. Si su padre supiera en verdad que quedaría con Jason la mataría.
Lo miró triste y se alejó, subiendo las escaleras despacio, en silencio tal y como ella lo hace. Pero su grave voz la detuvo un momento, su corazón empezó a bombear rápido, tenía la esperanza de que la pudiera dejar salir. Bajó de las escaleras e miró a su padre.
-dame tu ordenador y el móvil. - sintió un gran nudo en su garganta, asintió en silencio, bajó la cabeza, apenada y lo primero que le dio fue su samsung S6 .
-cumple con tus tareas y hasta la hora de cenar no bajes. Debes estudiar, últimamente estás demasiado despistada - dijo en un tono amenazador, la chica asintió en silencio.
♥♥♥
Las horas pasaron rápido, la muchacha estaba inercia. Leyendo un pequeño párrafo de la Biblia, rezando antes de ir a dormir. Cuando acabó, se acurrucó en la cama triste aún con las lágrimas en los ojos. Hoy no había salido de casa, Jason seguramente estaba enfadado, ella no podía comunicarse de ninguna forma con él. Su padre tenía lo más importante: su móvil. Decidió dormirse, mañana iniciaban las clases de nuevo, después de unas cortas vacaciones.
Un ruido extraño, la hizo levantar de la cama, de nuevo se asustó al ver una enorme persona entrar por su ventana con dificultad. Pero era él. De nuevo era él. Se sintió avergonzada, lo miró con los pómulos rojos y con sus ojos avellanas brillosos.
Jason no aguantó las ganas de abrazarla, lo hizo con un poco de fuerza, alzándola del suelo. Ella soltó una suave risita. Aliviada respondió a su abrazo con cariño, no estaba enfadado, eso era bueno.
Sus labios se unieron en un delicioso y dulce beso, Jason saboreó sus labios dulces como una golosina, ella es tan jodidamente adictiva. Su olor a rosas, su pequeño cuerpo abrazándolo con anhelo. Su cuerpo estaba tan calentito. No quiso apartarse de ella. El aire se tornó espeso, ambos permanecían de pié besándose.
Oh Dios... La deseaba tanto, pero tanto que quiso lamer su cuerpo entero hasta hacerla sudar de placer. Era tan suavecita, dulce, caliente.
Se separaron por un minuto, juntando sus frentes, no había nada de espacio entre ellos, estaban pegados, mirándose a los ojos, disfrutando de la cercanía.
Daphne agradeció haber puesto en la puerta el seguro, su padre entraba cuando se le daba la gana.
-me dejaste esperando en la cafetería... - Jason susurró acariciándole su suave espalda por encima de la camiseta. Daphne se sintió culpable, deseaba llorar, pero él era como un peluche, tan atento y cariñoso.
-lo siento- su voz parecía un hilo, tan fino y triste. Bajó la cabezita apenada e entristecida, Jason tomó su quijada elevando su rostro y sintió su corazón estallar, romperse dejándolo en pedazos como cristales en el suelo.
-no llores encanto, no llores - la abrazó ¿Por qué lloraba con tanta facilidad? Algo pasaba.
-nena, ¿Tu padre te ha prohibido venir? - la acarició. Ella asintió mientras, secaba sus lágrimas con la manga de su camiseta.
Era una de las primeras veces que veía llorar a Daphne, su dulce rostro estaba enrojecido, de tanto llorar. La abrazó para que se sintiera segura en sus brazos.
La risueña empezó a reír, él la miró extrañado, ¿acaso Daphne era bipolar?
-¿que sucede?
-nada... Es que cuando estoy a tu lado, yo me siento feliz. Eres un buen amigo
-te quiero demasiado y ahí estaré para ti, siempre.
♥♥♥
Daphne ya estaba dormida, mientras él seguía acariciándola, era la primera vez que estaban juntos en una cama sin hacer el amor. Estaba contento, deseaba chillar de felicidad. Esta niña es tan especial.