Cinco años.
Ese es el tiempo que he pasado en esta escuela y he tenido el mérito de pasarlo sin presenciar ninguna actividad sobrenatural seria gracias a que he seguido muy firmemente las reglas tanto públicas como ocultas.
"Si vas a verte en un espejo hazlo lejos de mí por favor" le digo a una sobresaltada compañera que quería aprovechar el receso de clase para arreglarse.
"L-lo siento, Luna" dice tímidamente mientras guarda el espejo y lo mira como si este se hubiera convertido en algo muy aterrador.
Cosa que estoy muy de acuerdo, un espejo es problemático.
"L-luna, ¿es malo mirar un espejo?" Me pregunta con espectativa y no pude evitar mirarla fijamente su cara manchadas de pecas y sus ojos café que están llenos de ansiedad y emoción, no pude evitar pensar que no era extraño, Estrella era una nueva estudiante y no conocía mucho sobre los secretos de nuestra escuela, así que suavemente le advertí "Evita verte frecuentemente durante el día y no te veas durante la noche". Ella tomando mis palabras como si fueran oro me agradeció.
Como una de las estudiantes legado más antiguas del colegio, mi conocimiento sobre las cosas peligrosas solo es superado por unos pocos, por lo tanto, son muchos (sobre todo los nuevos que no tienen un mayor que los guíe) los que desean tener mi información y si no fuera porque una idiota que trató de obtenerla de manera sucia, la cual, aún no ha salido del departamento de psiquiatría, no me hubieran dejado tranquila hasta ahora.
Aunque si me hubieran preguntado cortésmente con mucho gusto les entrego la información, entre menos cerdos como compañeros mejor será mi estancia aquí.
Lástima que tengan una concepción equivocada de mi por culpa de ese idiota y no se atreven a preguntarme.
Pero juro que yo no le hice nada, la escuela se hizo cargo de ella.
Una de sus reglas oculta es: si ocasionas problemas, la escuela te bendice con mala suerte.
Y esa fue una tonta desafortunada.