Hablando de reglas ocultas, en mi primera semana de mi quinto curso tengo que enfrentarme a una regla viviente e impredecible.
Problemático.
"¿Estás bien?" Pregunta Sol, mi mejor amiga "pareces pálida y con náuseas." "Estoy bien" le respondo en un susurro, estamos en el aula, esperando a que entre nuestro nuevo profesor de literatura y no pude evitar repasar todo lo que sé de él.
No es humano, es hermoso y le gusta los rubios.
Vuelvo a mirar mi reflejo pálido en la ventana y mi cabello rubio platino que heredé, contra toda probabilidad genética, de mi padre como todo lo demás en mi apariencia y temperamento, haciéndome hermosa y elegante.
No pude evitar gemir ante este hecho, esto es malo, no quiero estar en su mira, él es un pervertido con un gusto espeluznante y aunque mi madre me aseguró que mientras no le provocará primero no haría nada, ese hecho no me hace sentir mejor, podría hacer una excepción o algo.
Mi reflejo me aparta de mis pensamientos pesimistas, veo como poco a poco aparece en él una extraña sonrisa torcida cuando claramente yo no estoy sonriendo, así que rápidamente me apartó de él y miro hacia la puerta y veo entrar al personaje que atormenta mis pesadillas y solo tengo una cosa que decir: es demasiado hermoso.
Tan bello que haría que la apariencia de mi padre guapo-como-un-modelo fuera normal.
Esa apariencia debería ser ilegal.
"Buenos días estudiantes, mi nombre es Víctor y seré su nuevo profesor de literatura" dijo con una voz más encantadora que las sirenas y su mirada recorrió todo el salón, espero que solo sea mis imaginaciones paranoicas el hecho de que él me miró un momento más que los otros estudiantes.
Este va a ser un asunto muy problemático.
Aunque si supiera lo que iba a pasar en el futuro, lloraría de alegría si él fuera lo único con lo que trataría este año.