Anthony miró con desprecio al hombre encadenado, sus ojos pintados de rojo sangre brillaban con una intención asesina y su sonrisa crispada se convirtió en una mueca horripilante.
- Creo que ya lo torturaste bastante, déjalo ya Anthony - dijo Marc mientras cerraba la celda.
- Fue más débil de lo pensé.
- Es un humano, no es como el vampiro de sangre pura que torturaste hace dos meses.
- En ese entonces Adelaida me dejó divertirme mucho con ese sujeto.
- Ella es sensata, creo que le caes bien aunque no lo admita - Marc sonrió mientras colocaba su antorcha en la pared.
- Aunque parece que el mestizo de lobo y vampiro le cae mejor - comento Anthony con una ligera carcajada.
- Eso parece. Entonces en una lucha cuerpo a cuerpo ¿quién de los dos ganaría?
- Él - respondió Anthony con un gesto serio.
- ¿Él?
- Si. Los mestizos entre especies con enemistad tienen incluso un poder superior al de los demonios mestizos - respondió Anthony apoyándose en la fría pared - Además ¿no notaste que el hombre quería enviarme al infierno cuando me burle de la pequeña Ade?
- No me molestaría hacerlo - de repente de las sombras camino Edward con su mirada amenazante.
- Los lobos y su posesividad - comento Anthony con su mirada clavada en el vacío.
- Los demonios y su insolencia - dijo Adelaida acercándose a la celda.
Anthony levantó la ceja en dirección a la bruja, para él era divertido discutir con ella, su mirada indiferente se posó sobre la chica detrás de Adelaida, su rostro se oscureció al instante.
- ¡¿La dejaste entrar?!
- No le ocultó nada a mis hermanas, mucho menos a Ashley - respondió Adelaida sonriendo internamente ante la sobreproducción del demonio por Ashley.
- Sabes que los médiums son demasiado sensibles, ¡¿no entiendes que podría ser poseída por algún espíritu maligno?! - Anthony parecía preocupado y furioso al mismo tiempo, sus ojos brillaban de una manera diferente, ya no con deseos de matar sino con desesperación por proteger a la chica de cabello castaño y ojos marrones.
- Sabes que ella puede controlar sus dones, además no la iba a dejar sola en la puerta, en medio del bosque y a media noche - respondió Adelaida girandose hacia el demonio mestizo.
- Anthony... estoy bien... estaré bien... - intento decir Ashley pero fue interrumpida por el demonio quien la atrajo a su abrazo como si quisiera evitar que alguien la raptara.
- Ahora estará bien, ¿puedes respirar en paz ya? - comento Caitlyn revoleando los ojos, lo que le ganó una mirada de advertencia de Anthony.
- Dejen de jugar - regaño Adelaida mientras le hacía señales a Marc pare que abriera la celda.
Adelaida entró a la celda y camino decididamente hacia el hombre enrollado en una esquina. Ella terminó a tres pasos del hombre y puso su pie sobre la pierna del hombre, empezó a susurrar:
- Acus in a haystack, uno indigeo ut inveniam te, si in animo dolet. [1]
- ¡AAAH!
El hombre grito mientras se retorcía, el grito fue tan fuerte que hasta los prisioneros cerca a la puerta lo escucharon y se encogieron aún más por el terror.
Adelaida dio un paso atrás y extendió su mano izquierda, una luz gris salió de ella y se extendió por toda la celda como una niebla densa, empezó a escuchar voces lejanas y cuando extendió su mano derecha la imagen se aclaró, era un bosque...
"
- Escucha, George - dijo una de ellas - La prima segunda del Lord está organizando una reunión de celebración por la recuperación milagrosa de su esposo. Es tu oportunidad de venganza, recuerdo que dijiste que el padre del actual Lord asesino a tu amado abuelo.
- Así fue, por eso he odiado a esa familia desde entonces.
- Está es tu oportunidad - dijo una de ellas dejando a sus pies una daga envenenada.
George miró la daga a sus pies, después de un momento la recogió y miró fijamente a las tres mujeres.
- Como la conseguimos no es asunto tuyo, si te comportas imprudente no nos culpes por ser despiadadas - reclamo la mujer que estaba apoyada en el tronco de un árbol, miraba fijamente a George con sus ojos color azul cielo.
- Celia, no lo asustes - replicó una de las otras dos mujeres, que tenía los ojos de color negro.
- Deja que se distraiga, Anne, no seas tan rígida con la hermanita Celia - replicó la otra mujer, llamada Ximena, que tenía los ojos de color verde laguna.
Las tres rieron agraciadamente, a simple vista se veían como tres mujeres de la alta sociedad, pero la verdad se ocultaba a los ojos poco atentos, ya que cuando reían se podían ver claramente sus lenguas de serpientes, porque estas mujeres eran brujas negras, pero el hombre no lo noto, en cambio las confundió con mujeres que, como él, odiaban a los vampiros, especialmente a los de sangre pura.
"
Adelaida movió su mano hacia adelante y apareció otro recuerdo ante sus ojos...
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Estaba caminando como cualquier invitado en la fiesta de la marquesa Nathaly Sanderson, sin perder de vista al Lord del imperio, su intensión era muy clara porque de vez en cuando revisaba sus bolsillos. Se chocó sin querer con una joven que le dijo:
- Disculpe.
- Descuide - respondió él forzando una sonrisa, cuando se fue la joven de extraño cabello morado y ojos azules él hizo una mueca de impaciencia. Se fijó otra vez en el Lord, a su lado había una joven muy hermosa de cabello negro, sin duda otro juguete del Lord pensó él.
Se paseó un par de minutos más cuando de repente un muchacho de cabello castaño lo miró fijamente mientras andaba a su lado, George alcanzó a escuchar que le susurraba algo pero por el barullo no entendió que fue, de repente sintió una ira incontrolable hacia los vampiros....
"
- ¡AAAH!
Los gritos del hombre se hicieron cada vez más fuertes y dolorosos, Adelaida cerró las manos y la niebla se disipó, mientras ella recuperaba el control se inclinó y le dio una fuerte bofetada al hombre, un rastro de sangre se resbaló de sus labios, pero ella no se detuvo ahí, le dio otra bofetada aún más fuerte, una que le rompió la mandíbula, en los ojos de ella se veía la intensión vengativa, el hombre se quejó dolorosamente cuando la tercera bofetada cayó en su sien y lo dejo inconsciente mientras la sangre caía de su mandíbula rota, ahora lo entendía, había cometido un error al ir en contra de esas personas, se dio cuenta que lo que le esperaba era muerte lenta y dolorosa...
[1] En latín: Aguja en un pajar, permiteme encontrarte aunque duela en su mente.