* Advertencia: Escenas sugerentes, lea bajo su propia voluntad o no la lea si aún quiere conservar una pizca de inocencia. Pero no olvide leer la última parte del capítulo. *
Edward posó a Adelaida en el centro de la cama y la besó apasionadamente, ella le correspondió y rodeo su cuello con sus brazos, sus ojos se oscurecieron por el deseo y para ella ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Él empezó a repartir besos por su mentón y después por su cuello y clavícula, ella se estremecía ante sus caricias, lo que alimentaba más su ardiente pasión, ambos tenían la mirada nublada.
- ¿Cómo pude esperar tanto para esto? - susurró ella entre jadeos.
Él atrapó sus labios con desesperación, ambos parecían desearse desde lo más profundo de su alma, ella mordisqueó su labio inferior y logró sacarle un jadeo involuntario.
- No tienes idea de cuánto te extrañe - dijo él separándose del apasionado beso.
- Mmm... ¿De verdad? - preguntó ella mirándolo con sus ojos ardientes.
- Si... mucho... - respondió él volviendo a apoderarse de sus labios.
Ella lo abrazo con todas sus fuerzas, mientras sentía que él ponía una de sus manos en su espalda y empezaba a abrir lentamente el cierre del vestido.
- ¿Estas segura de esto? - preguntó él bajando lentamente la tela que cubría sus hombros.
- ¿Por qué no lo estaría? - respondió ella mirándolo con amor.
- No quiero hacerte daño - repuso él deteniendo lo que estaba haciendo.
- No lo harás, se que nunca me lastimarías - dijo ella cuando empezó a desabrochar los botones de la camisa de él.
- ¿Por qué tienes tanta confianza? - preguntó mientras seguía con la mirada sus movimientos.
- Porque te amo - respondió ella deshaciendo el último botón de la camisa para quitarla se en medio y admirar su bien tonificado torso. Él sonrió complacido cuando ella paseo sus manos por su pecho, de repente dejo de dudar y continuó quitándole el vestido...
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- ¡Edward! - grito ella cuando estaba en la cima del placer, su respiración era inestable igual que la de él y su cabello había crecido inconscientemente por su total falta de cordura, la intensidad del momento los descontroló a ambos ya que sus uñas y cabello habían crecido, estaban tan inmersos en su propio mundo de placer que no se dieron cuenta de que en el cuello de Adelaida se había formado una marca como un collar que tenía un nombre en el centro del diseño de tinta, ese nombre estaba escrito en letra cursiva y delgada, sería muy díficil no notarlo en la piel tan clara de ella, pero como ellos estaban inmersos en su propio mundo no lo notaron, el nombre en el cuello de Adelaida era... Edward Storm. Pero era casi irreal ya que ellos no recordaban haber hecho un lazo de almas, al menos no en esa vida de Adelaida.
Cuando terminaron se abrazaron bajo las sábanas mientras un silencio cálido los abrazaba, para ese momento la marca de la unión de almas ya se había desvanecido y por eso ninguno de los dos lo noto.
- ¿Edward... ?
- ¿Mmm?
- Estoy feliz de tenerte a mi lado...
Él sonrió mientras le acariciaba la cabeza y le daba un beso en la sien, respondió con una voz muy dulce y amorosa:
- Yo también estoy feliz. Te prometo que jamás te abandonaré...
Adelaida de repente se congeló cuando esa frase cruzó su mente haciendo eco, por alguna razón sintió que esa frase ya la había escuchado antes, sintió que algo andaba mal cuando inconscientemente agarro el dije de su collar de plata, su mente fue transportada al pasado, era la primera vez que pasaba después de cuatro años...
"
Ella estaba sentada en un estudio leyendo un documento con mucha concentración cuando una mucama se acercó y dijo cortésmente:
- Señora, Lord Edward Storm está aquí y desea verla.
- Aja, hazlo pasar - respondió ella sin mostrar mucho interés.
Poco después alguien abrió la puerta del estudio y con pasos firmes se acercó al escritorio pero no paro y en vez de eso lo rodeo para abrazar a la mujer sentada detrás del escritorio.
- ¿Ahora te anuncias para verme? - preguntó ella sin dejar lo que estaba haciendo.
- Cariño, es de buenos modales anunciarse al hacer una visita - respondió él rodeando su cintura con su brazo para alejarla de los papeles.
Ella dejó de resistirse y rodeo su cuello con sus brazos para darle un casto beso en los labios, luego dijo burlonamente:
- Pues no hiciste lo mismo la otra noche cuando indiscriminadamente te metiste en mi habitación cuando yo estaba bañandome, ¿Mmm?
- Fuiste tú quien me provocó, además no te escuché quejarte cuando lo hicimos ni después de eso - respondió levantándola en sus brazos.
- Me hipnotiza tu voz y por eso no me opuse...
- Aja como no... ¿Te dije antes que te amo, cariño?
- No recuerdo que me lo hayas dicho...
- Te lo digo ahora y te lo diré por el resto de nuestras vidas...
- ¿Sabes qué? Estoy feliz de tenerte a mi lado.
; Yo también. Te prometo que jamás te abandonaré...
Ella le besó con deseo y lo abrazo con cariño mientras que sus piernas se anclaban a su cintura...
"
- ¿Amor? ¿Estas bien? - preguntó Edward preocupado por el silencio y la rigidez de Adelaida.
- Estoy... estoy bien... - respondió ella torpemente y alejando bruscamente su mano del collar, un movimiento que no pasó desapercibido para él.
- ¿Quieres saber algo sobre ella?
- ¿Sobre... sobre quién? - preguntó Adelaida intentando disimular su nerviosismo.
- Sobre la mujer de la visión - respondió él mientras tomaba el collar con su mano.
- ¿Como lo... ?
- La visión se refleja en el dije - respondió Edward regresando el collar a su lugar.
- Oh... Sí... sí tengo una duda... ¿Quién es ella? - preguntó Adelaida levantando la mirada.
- Ella... eres tú...
- ¡¿Qué?!