Marc reaccionó poco a poco, se levantó abruptamente y corrió intentándo alcanzar a Vanessa, pero cuándo salió la joven ya estaba demasiado lejos, si hubiera salido un segundo más tarde no habría podido ver en qué dirección se iba la vampiresa.
- ¡Vania! ¡Vania, regresa! - Marc corrió con todas sus fuerzas pero a pesar de esto perdió el rastro de la muchacha, desesperación y ansiedad se mostraban en sus ojos color avellana. No se detuvo y empezó a buscar cerca de la rivera del río, mirando hacia todos lados para intentar localizarla.
***
Vania caminaba a través de los árboles, sus pupilas contraídas y su expresión tensa la hacían ver diferente de lo normal, era la misma actitud que mostraba al mundo cuando no sabía del paradero de su prima, era capaz de alejar a cualquier persona o criatura con esa expresión, levantó su mano y saco dos alfileres largos de su cabello, los miró fijamente y apretó su mano para crearse una pequeña herida sangrante, después clavó los alfileres en la manga de su vestido verde y bajó el brazo para continuar caminando rápidamente, era difícil saber que era lo que estaba pensándo ya que después de herirse a sí misma su expresión no reflejaba nada, ni dolor ni incomodidad, pero se mostraba una indiferencia ante todo lo que la rodeaba.
Vanessa se detuvo abruptamente y giró su cabeza hacia la rivera del río, divisó una sirena sobre una roca, sus escamas eran de un color naranja brillante, su cabello color negro era extremadamente largo y abundante, cubriendo su torso cubierto únicamente por un corpiño algo transparente, el rostro de la sirena era redondeado, su nariz recta y sus largas pestañas... sin duda era una belleza desorbitante que desequilibraría hasta a una mujer, pero la expresión de Vanessa no cambió.
- Deja de fingir, sé que estuviste cantándo - la voz de Vanessa era como una daga helada que hizo que la expresión de la sirena se volviera dudosa.
Finalmente la sirena levantó la cabeza y abrió los ojos, sus ojos eran de un profundo color azul océano y expresaban cierto magnetismo, pero Vanessa no expresó ninguna emoción.
- Ayudame... - susurró la sirena con su voz hipnótica y sus ojos llorosos.
- No soy estúpida... Sí te ayudo, moriré... - Vanessa miró fríamente a la sirena con lágrimas en sus profundos ojos azules.
La expresión de la sirena se contorcionó reemplazándo su inocente y llorosa apariencia por una sonrisa cínica y unos ojos sedientos de sangre.
- Pero si no me ayudas, morirás... - la voz de la sirena ya no era hipnótica sino más bien ronca y dolorida, la clínica expresión y la sonrisa malévola le daban cierta sensación de terror a quienes la miraban.
Vanessa hizo una mueca despectiva hacia la sirena, miró la situación de la sirena, su cola estaba atrapada en lo que parecía ser una red de pesca, pero si se acercaba la sirena podría atacarla, y si no la ayudaba atraería una maldición hacía ella. Su mirada reparó en las manos de la sirena... Vanessa sonrió burlonamente cuando volvió a ubicar su mirada en el cínico rostro de la sirena.
- ¿Cuál es tu nombre? - preguntó repentinamente con un desinterés que ofendió a la sirena.
- Soy Juliana Willows - respondió la sirena sin mucha emoción.
Vanessa desvió su mirada hacia el árbol en donde se encontraba apoyada desde hace un tiempo, su actitud era hostil hacia la sirena y sus ojos rojo carmín la miraban como si estuviera viendo a su presa, aunque la sirena no cambió su expresión la verdad era que le había pasado un escalofrío por la columna.
Vanessa empezó a reír de repente, su risa era extremadamente helada, logró distraer a Juliana quién de repente la miró con cierto temor, esa risa helaba hasta los huesos de quién la escuchaba.
Vanessa saco discretamente los alfileres de su manga y avanzó dos pasos hacia la sirena, su mirada paralizó a Juliana cuando tuvo tiempo de lanzar los alfileres directamente a cada muñeca de las dos manos de la sirena.
- !Ah! - Juliana Willows dio un jadeo de dolor cuándo los alfileres se clavaron en sus manos, imposibilitando su movimiento.
Vanessa paró de reír y se acercó a la sirena que se quejaba del dolor, se agachó y sacando otro alfiler de su cabello empezó a cortar la red, una vez que terminó se alejó un poco y tomó las manos de la sirena para retirar los alfileres, Juliana la miró con terror mientras intentaba alejarse pero la Vampiresa no soltó sus manos y en cambió le ordenó:
- Quédate quieta.
Juliana miró con horror a la mujer frente a ella, estaba confundida por el miedo, vió que la mujer usaba un alfiler para pincharse en la palma de la mano, la vampiresa sostuvo una de las manos de Juliana y dejó caer una gota de su sangre en la herida que había dejado el alfiler, hizo lo mismo con la otra mano. Juliana miró estupefacta como sus heridas se cerraban lentamente, luego sus asombrados ojos se desviaron hacia el rostro de la vampiresa, que ya se había alejado de ella, la vampiresa le sonrió con amabilidad en sus ojos, una actitud completamente diferente de la anterior.
- Gracias. Jamás olvidaré este favor - Juliana tomó el collar alrededor de su cuello y se lo lanzó a la vampiresa, después saltó al agua sin mirar atrás.
Vanessa sonrió con amabilidad y empezó a caminar en dirección contraria después de tomar el collar que la sirena había lanzado hacia ella. Se sintió bastante cansada y se sentó bajo un árbol mientras sus ojos se cerraban lentamente a causa del sueño.