El sol ya se había ocultado, pero Ikki seguía entrenando las nuevas habilidades que obtuvo, en la frontera donde batallan constantemente la naturaleza contra la escarcha tenía que esperar a que llegara Thriandul.
La mañana se asomaba por el horizonte, a la distancia una caravana se acercaba en dirección a Ikki, al frente caminaba Thriandul guiando la caravana, a los costados otros dos guardias la escoltaban.
—¡Hola Ikki!, ya estás listo para la batalla. —Thriandul ordenó a los guardias a que abrieran la puerta de la caravana.
—Acabemos con ese bastardo. —Ikki tomó un descanso sentándose en el pasto mientras una dama con ropas de color blanco y verde salía de la caravana—. ¿Ella quién es Thriandul?
—Es la sacerdotisa a cargo del gran árbol, Gea le otorgó la protección de la naturaleza.
—¿Por qué está aquí?
—Ella te lo dirá. —La sacerdotisa se acercó a los dos y les dirigió una sonrisa amable.
—Buenos días, le agradezco que me haya escoltado general.
—No tiene que ser tan condescendiente Milady.
—Mi héroe Ikki, a mis oídos llegó la noticia de que un joven proveniente de otro mundo se ofreció para asesinar a la bestia, en nombre de nuestra diosa Gea le agradezco su noble gesto, mi arribo es este lugar es para consagrarlo con la bendición de Gea.
—No se hubiera molestado sacerdotisa.
—Es lo menos que puedo hacer por ustedes, tomen estos collares, la gema verde que tienen los protegerá cuando toda su fuerza se haya agotado, también te hago entrega de esta espada Ikki, su hoja fue bañada en las aguas de la vida, su brillo podrá iluminar los lugares más oscuros.
—Le agradezco sacerdotisa. —Ikki se puso el collar al igual que Thriandul.
—Gracias Milady.
—Oraré por su regreso al bosque y su victoria ante el mal, que Gea los proteja.
—Nos vemos Milady, por favor escóltenla de regreso al bosque.
—Hasta luego sacerdotisa.
—Dime Aida, héroe. —Aida regreso a la caravana y partió junto a los otros dos soldados, al desaparecer de su vista Ikki miró hacia la tormenta de hielo, se colgó su arco, guardó su espada y se puso su túnica.
—¡Vamos!, tenemos una bestia que matar, ¿hacia dónde está Fenrir?
—Debería de estar donde fue liberado, en el Partenón.
—En ese caso pongamos en marcha.
A través de la constante nevada los dos avanzaron con valor manteniendo el paso firme y fuerte, el camino era largo, atravesaron valles donde terribles tornados de cristal azotaban la tierra, los dos se cubrían entre grandes piedras mientras avanzaban, tardaron días en pasar por aquel terreno desolado y aterrador. Llegaron al rio Efri el más largo y ancho de ese mundo, su superficie yacía congelada con una delgada capa de hielo, en ese lugar apenas caía nieve ni siquiera una ventisca recorría ese lugar, la niebla no permitía la visibilidad.
—Hay que tener cuidado Ikki, la capa de hielo es muy delgada, si cruzamos mal podemos quedar atrapados debajo y congelarnos en el río.
—Debe haber alguna manera de cruzar a salvo. —Dijo Ikki.
—Tal vez pueda convocar algunas raíces, aunque se congelen podemos cruzar sobre ellas.
—Parece buena idea, prepara el hechizo mientras inspecciono la zona.
Ikki caminó sobre terreno firme mientras Thriandul preparaba el hechizo cerca del hielo, Ikki miraba a su alrededor y algo le llamó la atención, a veinte metros de Thriandul sobre la orilla se encontraba encallado un bote, Ikki no pudo apartar la vista, lagrimas salieron de sus ojos, pero se congelaban al caer de su mejilla, en el bote un elfo de edad avanzada estaba abrazando a una niña como si tratara de protegerla, la cara de ella estaba enterrada entre el pecho del señor, no les dio tiempo de si quiera correr.
—Thriandul se acercó a Ikki mientras observaba la misma escena, los ojos de él se entristecieron mientras balbuceaba algunas oraciones de consuelo para aquellas almas perdidas, con su mano izquierda tomó del hombro a Ikki mientras le hablaba.
—La tormenta se desato en un parpadeo, las personas vivían felices lejos de cualquier preocupación, seguramente solo les dio tiempo de consolarse unos a los otros mientras se enfrentaban a la desesperación.
—Que la paz llegue a sus corazones y sus almas sean liberadas de este infierno helado. —Las palabras de Ikki recorrieron el silencioso rio congelado—. Este fue el destino que sufrieron por el engaño de Loki, si rompemos la maldición ¿crees que regresarán a la vida?
—Me temo que es imposible, sus cuerpos pueden parecer intactos, pero murieron lentamente sin poder moverse, comer o hablar, sufrieron un destino peor que la muerte sin que ellos se lo hayan merecido. —Ikki no habló, su mente no podía creer cuan despiadados podían ser los dioses—. Vamos, ya está listo el hechizo.
Los dos caminaron de regreso a donde estaba realizando el hechizo Thriandul, una larga enredadera surgió de la tierra nevada, se extendió sobre el rio hasta que se perdió de la vista, a medida que crecía esta se iba congelando lo que formó un angosto puente de hielo, Ikki junto a Thriandul caminaron sobre el puente para llegar al otro extremo.
—¡Ikki!, sé que debes sentir una impotencia por no poder salvarlos, yo también me siento así y aunque no podemos cambiar el pasado, aun podemos salvar las vidas de aquellos que siguen respirando, ayúdame a proteger su futuro. —Ikki no respondió nada, él siguió avanzando, Thriandul tampoco volvió a abrir la boca.
Al llegar al otro extremo del rio descansaron un poco, las bajas temperaturas no les afectaban ya que tenían sus túnicas protectoras, no podían prender una fogata porque se congelaba de inmediato.
—Thriandul. —Thriandul miró a Ikki—. Te prometo que los libraremos de ese destino cruel, cueste lo que cueste. —Thriandul solo aseveró con la cabeza mientras su rostro se volvía feliz.
—Sígueme Ikki, debemos atravesar las montañas de Rhun, después entraremos en el bosque de Woolstorm y llegaremos al Partenón que se encuentra en las montañas de Faerd.
Caminaron a través de la neblina hasta que llegaron a la falda de las montañas, toda la montaña estaba cubierta de árboles tan duros como el acero, no tenían hojas, solo se podían ver las ramas secas, incoloras.
Mientras más subían el viento golpeaba más duro, tuvieron que escalar por algunos precipicios, subir por las rocas y sostenerse de los árboles muertos, mientras subían se encontraron con unas grandes cascadas congeladas que partían de unas montañas más elevadas, en la cima de aquellas montañas se encontraba un gran lago donde siempre llovía, ahora no era más que una contante granizada la que caía ahí.
Ikki y Thriandul se dirigieron hacia el lado opuesto de esas montañas y continuaron escalando, cuando llegaron a la cima a lo lejos unos poderoso aullidos golpearon su sentido sonoro, los dos se desbalancearon y cayeron al suelo.
—¡Qué ha sido eso! —Preguntó Ikki desconcertado.
—No lo sé, no debería existir vida en este lugar.
—Será el aullido de Fenrir.
—¡No!, su aullido es más poderoso, estos deben de ser lobos de menor tamaño.
—Me estás diciendo que se reproduce, ¡mierda! Tenemos que correr seguramente ya captaron nuestro rastro.
En la cima de la montaña apareció una silueta de gran tamaño, un lodo enteramente de Hielo con sus ojos azules y del tamaño de un hombre miraba a las dos personas en la cima, lanzó un aullido y más lobos iguales a él aparecieron a sus costados.
—Ya están aquí, ¡corre!
Ambos corrieron a una velocidad impresionante, la adrenalina invadió su cuerpo haciendo que aumentara su resistencia, fuerza y agilidad, los lobos los perseguían de cerca, su agilidad era mayor que la de Ikki o Thriandul, los lobos sortearon los arboles muy fácilmente, uno de ellos logró alcanzar a Ikki, con un zarpazo se lanzó hacia la espalda de Ikki, Thriandul reaccionó rápidamente y con su espada cortó al lobo en dos, el lobo se convirtió en pequeños fragmentos de hielo al morir.
—Son esbirros de Fenrir, criaturas de hielo.
—¡No te detengas Thriandul!
Otro lobo atacó a Thriandul con sus grandes fauces, Ikki giró y con su arco lanzó una flecha con un VEG de fuego, la flecha atravesó al lobo destruyéndolo en segundos y se clavó en un árbol provocando que se incendiara, el incendio distrajo a los demás lobos otorgando a los dos una oportunidad de escapar.
Ikki y Thriandul bajaron por la montaña en dirección al bosque de Woolstorm, cruzaron riachuelos que bajaban por la montaña, esquivando los arboles llegaron a la base de la montaña jadeando de cansancio.
—No podemos descansar, los lobos nos siguen el rastro. —dijo Ikki mientras miraba el supuesto bosque, ahora no era más que un páramo lleno de grandes espinas de hielo, algunas alcanzaban los diez metros de altura, otras solo llegaban a un metro de altura, unas se encontraban bien erguidas a noventa grados, otras se inclinaban desde los veinte grados a los ochenta.
—El bosque que una vez fue el más hermoso del mundo ahora ha sido transformado en un campo minado, lleno de espinas de cristal, un aullido sonó detrás de ellos—. ¡No puede ser, ya nos alcanzaron!
—¡Vamos!
Los dos entraron en ese campo de espinas, con cautela y precaución esquivaron las letales puntas, era una extensa área la que tenían que atravesar, a un kilómetro de distancia Ikki se detuvo al igual que Thriandul.
—¿Oyes eso Thriandul?
—Sí, ya están aquí. —Ikki tomó su arco y preparó una flecha con la punta cubierta de fuego.
—¡Agáchate! —gritó Ikki, un lobo saltó hacía Thriandul con la intención de cortarle la cabeza.
Thriandul se agachó en el momento exacto cuando el lobo se le abalanzó, Ikki tenso su arco y disparó su flecha perforando la cabeza del lobo, otros dos atacaron a Thriandul mientras tres se lanzaron a Ikki. Thriandul sacó su espada y peleo contra los lobos, mientras uno mantenía ocupada su espada el otro le trataba de morder, Ikki también desenvainó su espada, con un rápido movimiento le cortó la cabeza a un lobo que se lanzó a su brazo, con el mismo filo bloqueó el zarpazo que le envió el segundo lobo y con su cuerpo esquivó al tercer lobo que se aventó con sus dientes listos para morder.
Thriandul logró asestar una cortada en el lobo que lo atacaba por la espalda, sin embargo, el segundo lobo le asestó con sus garras en la pierna provocándole una herida profunda, Thriandul cayó al suelo mientras la sangre que brotaba se congelaba al instante, Ikki volvió a esquivar al tercer lobo, el segundo intentó morder su pierna, pero Ikki saltó hacía atrás, en su espalda sintió el filo de una de las espinas, giró levemente su cabeza y miró como un lobo le asestó un zarpazo a Thriandul.
El tercer lobo se lanzó de nuevo, Ikki sonrió mientras se agachaba para esquivarlo, el lobo no vio la punta de la espina y quedó empalado a ella, el segundo lobo lo atacó con una mordida dirigida al brazo, Ikki cambio de mano su espada y le clavó la espada al lobo entrando desde la boca y saliendo por su espalda. Rápidamente Ikki le lanzó un cuchillo al lobo que estaba a punto de matar a Thriandul, el cuchillo se clavó en su lomo haciendo que el lobo lanzara un chillido, la bestia miró a Ikki, pero salió huyendo del lugar, Ikki caminó hacia Thriandul ayudando a que se levantara.
—Te encuentras bien preguntó Ikki.
—La herida fue profunda, la sangre ha parado por el momento, el clima tan frio ha congelado su única salida, estaré bien pero no podré seguirte el paso.
—No puedes darte por vencido, llegamos juntos y nos vamos juntos, si es necesario te llevaré cargando.
—Tienes que enfocarte en la misión Ikki, solo te atrasaré si me intentas llevar. —Ikki se acercó a Thriandul, lo cogió del brazo en el lado donde lo había herido y lo levantó—. Solo cállate, te dije que te llevaría cargando si era necesario.
—Tu…
Ikki se llevó a Thriandul del brazo mientras él cojeaba, caminaron entre espinas de cristal durante un largo tiempo hasta que llegaron al final del bosque, más adelante se alzaban otras montañas no tan altas como las anteriores, una de ellas tenía un camino de piedra que llegaba hasta la cima.
—Por ese camino llegaremos al Partenón, Ikki no puedo ayudarte en la pelea, lamento decir esto, pero tendrás que encargarte tu solo, tienes que dejarme por aquí.
—Si te dejo por aquí los lobos te encontrarán, tiene que haber un lugar seguro cerca.
—Subamos entonces.
Ikki cargó a Thriandul para subir por los escalones de piedra, algunos tenían hielo sobre la superficie y eran muy resbalosos, el camino tenía tres mil escalones de piedra dura, a la mitad del camino había una zona más abierta donde se podía descansar.
—Déjame aquí Ikki, si los lobos intentan escalar puedo defender el camino con mi arco, tu ve y acaba con ese bastardo.
—Cuídate Thriandul. —Ikki colocó lentamente a Thriandul sobre una roca en la que se sentó, revisó su herida para revisar si había hemorragia, al confirmar que Thriandul podría vivir otro día Ikki se levantó para continuar subiendo hacia el Partenón en la cima—. Es hora de balancear la balanza.
Thriandul tomó su arco y se acercó a las escaleras que venían desde abajo mientras Ikki se alejaba, Ikki continúo subiendo por el camino hacia la cima, los escalones eran un poco más altos de lo normal, su anchura era perfecta para que atravesaran dos personas, Ikki miró el paisaje con sus azulados ojos, varias montañas rodeaban la montaña donde se encontraba, no encontró árboles o vida pues lo único que observaba era un mar blanco que se extendía kilómetros y kilómetros a lo lejos.
En ese lugar solo caía una leve nevada, los copos de nieve florecían en las blancas nubes solo para surfear a través del aire y llegar al suelo en donde se reunirían con más copos, miró hacia el cielo mientras los copos que tocaban su cara se derretían en gotas de sudor. Ikki llegó a la cima donde un gran Partenón se erigió desde tiempos antiguos, a su alrededor crujían los huesos de aquellos que fallaron la prueba, las blancas escalinatas que llevaban al centro de la estructura se alzaban frente a Ikki, con su mirada decidida y un corazón valiente avanzó a través del helado clima, en ese lugar la única iluminación eran unas antorchas destellando una llama azul, en el centro del Partenón entraba la luz de la luna desde el techo derruido, la luz lunar iluminaba a una gran bestia que medía cuatro metros de alto por 12 metros de largo mientras dormía, de pelaje azulado con destellos blancos, afiladas garras sobresalían de su pelaje en las patas, su boca permanecía cerrada, aun así sus letales colmillos exhibían su ferocidad, se encontraba en un letargo con su cabeza descansando en el suelo y sus patas contraídas.
Ikki caminó treinta metros hasta que se detuvo cuando estaba a cuarenta metros de la bestia, con su mano derecha sacó una flecha de su carcaj que la colocó en el arco y tensó la cuerda mientras apuntaba al ojo de Fenrir, la punta de la flecha fue rodeada con una llama carmesí y oscura, Ikki respiró profundamente y en silencio disparó la flecha que recorrió la sala emanando un silbido tenue que ni siquiera Ikki oyó, la flecha avanzó diez metros, veinte metros, treinta metros, treinta y nueve metros…
El gran lobo Fenrir abrió sus ojos y con su cola rechazó el ataque logrando que la flecha cayera al suelo sin brillo ni potencia, Ikki miró con asombro la escena frente a él, ni siquiera logró asestar un rasguño en el cuerpo de Fenrir.
—Así que Loki ha mandado a un muchacho para asesinarme. —La voz ronca y feroz de Fenrir sonaba por todo el Partenón.
—¡Fenrir! —gritó Ikki—. Tus pecados son incontables y he venido para saldar tu deuda con este mundo.
—Tú no eres más que un aperitivo comparado con lo que tengo planeado.
Fenrir se levantó de su lugar de descanso para estirar sus patas, Ikki no desaprovechó la oportunidad y le disparó tres flechas consecutivas, Fenrir con su gran agilidad esquivó cada una de las flechas, dio un gran salto hacia un pilar y utilizando un movimiento de rebote con sus patas traseras se abalanzó contra Ikki velozmente. Los reflejos de Ikki apenas pudieron advertirle del peligro con lo que se aventó hacia otro lado evitando una muerte segura, el piso de mármol se resquebrajó bajo el golpe de Fenrir haciendo que muchas rocas brincaran, el gran lobo le lanzó un zarpazo con su garra derecha, Ikki sacó su espada y logró repeler el ataque, pero la fuerza de Fenrir logró mandarlo a volar varios metros hasta que Ikki enterró su espada en el mármol cancelando el impulso que tenía.
—Así me gusta, ¡mientras más intenten pelear mejor es el sabor! —Fenrir abrió su boca para lanzar una bola de fuego helado.
Disparó la bola de energía donde se había detenido Ikki, Ikki desenterró la espada mientras se impulsaba con sus pies para evitar el ataque, la bola de fuego explotó donde chocó liberando una onda de energía que empujó a Ikki hacia el techo, Fenrir saltó a la altura de Ikki y con su cola lo golpeó en el pecho donde Ikki puso su espada para protegerse, Ikki salió volando hasta estrellarse con el piso, el suelo quedó rociado de la sangre que salió de su boca. Fenrir aterrizó cerca de Ikki, su mirada se posó en él y al verlo tirado se relamió sus labios, cuando los colmillos se asomaron para arremeterle un bocado, Ikki tomó su espada mientras la imbuía en llamas negras y soltó un tajo hacia la cabeza de Fenrir, este saltó hacía atrás evitando del corte mientras se reía.
—Eres tan predecible humano, los otros bocados que llegaron antes que tú tenían mejores trucos.
—Fenrir rio salvajemente mientras rodeaba a Ikki—. Dime que más trucos llevas bajo la manga.
—Debo admitir… —Ikki jadeaba—. Qué eres un oponente poderoso. —Ikki se levantó con dificultad y se limpió la sangre con su brazo, tomó su arco que había caído cerca de él y se preparó para lanzar otra flecha—. ¡Yo saldré victorioso! —Su cuerpo fue rodeado de llamas oscuras con brillos carmesí, sus ojos antes dorados ahora no eran más que un oscuro abismo.
—Tu…
Ikki lanzó dos flechas al mismo tiempo, Fenrir solo logró ver una pues la otra estaba escondida por la primera, utilizó su cola para repeler la flecha, pero cuando estaba cerca de asestar el golpe la segunda flecha cambio de trayectoria, Fenrir bloqueó la primera pero la segunda lo burló y se clavó por su fémur.
Fenrir aulló de dolor, miró con sus ojos enfurecidos hacia Ikki que comenzó a lanzarle una lluvia de flechas, Fenrir comenzó a correr por todo el lugar esquivando las flechas, desde su hocico comenzó a lanzar bolas de fuego azul que Ikki también esquivaba, continuaron repitiendo el mismo patrón hasta que las flechas se le acabaron, Fenrir terminó con varias flechas enterradas en su grueso cuerpo mientras que Ikki terminó escupiendo más sangre, su cuerpo recibió varios golpes provocados por las ondas expansivas.
Ikki perdió su estado anterior y sufrió las consecuencias de la gran carga en su cuerpo, Fenrir corrió hacia Ikki con sus garras listas para cortarlo, Ikki no podía moverse pues su cuerpo estaba adolorido y sin energía, Fenrir le lanzó una tajada con sus garras, pero cuando estaba a punto de cortarlo en dos un escudo de energía verde rodeó el cuerpo de Ikki y una voz sonó desde el cielo.
—Que Gea te proteja Ikki. —La gema en el collar de Ikki brilló desenfrenadamente mientras dentro del escudo la energía y fuerza de Ikki regresaba a su cuerpo—. Gracias Aida.
Ikki tomó su espada con las dos manos y con unas palabras invocó un gran destello proveniente de la hoja, la luz cegó a Fenrir por unos breves momentos lo que le permitió a Ikki lanzar un corte vertical sobre la pata delantera de Fenrir cortándosela con el tajo, Fenrir lanzó un alarido tan fuerte que hizo retroceder a Ikki.
—¡Maldito! —gritó Fenrir mientras caminaba hacia atrás.
Ikki recuperó su movilidad y caminó lentamente hacia Fenrir, la punta de su espada rozaba con el piso de mármol.
—Por qué provocaste este infierno helado. —la voz de Ikki sonaba enfurecida pero triste—. Casi destruyes este mundo, ¿por qué?
—Tú no sabes nada y aun así estas aquí para quitarme la vida como muchos antes que tú. —Fenrir detuvo el sangrado suturándose la herida con su fuego azul—. Piensas que yo soy el causante de todo este sufrimiento, tan solo soy una víctima de la codicia de Loki.
—¿A qué te refieres con victima?, no eres tu quien causó este invierno interminable, no le quitaste tú la vida a este lugar, acaso no fuiste tú quien amenaza la supervivencia del pueblo de los elfos, ¡contéstame!
—Deja que te cuente una historia.
"Yo nací en la era de los dioses en la ciudad de oro llamada Asgard, mi padre fue Loki hijo de Odín y hermano de Thor, Loki era un dios travieso, pero amable y amigable, amaba con todo su corazón a mi madre Angrboda y juntos tuvieron tres hijos, el primero fue mi hermano Jormund, yo fui el segundo y la última fue mi hermana Hela.
Todo cambió un fatídico día, el reino de Asgard entró en guerra con el reino de la Hélade por fricciones políticas, mi padre quería alejarse de la guerra así que nos retiramos a vivir lejos del conflicto, pero la guerra no tardó en tocar a nuestra puerta. Un día cuando mi padre fue llamado por Odín para resolver el conflicto, Ares el dios de la guerra llegó a nuestra cabaña, él quería tomarnos como rehenes para chantajear a nuestro padre y que traicionara al reino de Asgard, mi madre lo retuvo para que nosotros pudiéramos escapar, corrimos sin descanso hasta Asgard a buscar a nuestro padre, Loki al enterarse de lo acontecido partió hacia la cabaña sin detenerse, pasaron semanas sin noticia alguna y cuando regresó él ya no era el mismo, en sus ojos guardaba una furia incontrolable.
Los dos bandos alcanzaron una tregua, pero mi padre quería destruir todo lo que atesoraba Ares, así que nos empezó a entrenar a los tres para la batalla, su mente solo deseaba la venganza y nos convirtió en armas ara su propósito, Odín se negó a regresar a la guerra solo por el deseo de venganza de Loki, sintiéndose traicionado se marchó junto a nosotros a un lugar alejado donde maquinó un plan sangriento para vengarse no solo del reino de la Hélade sino también del reino de Asgard por darle la espalda.
Así surgió el reino de Helheim, reclutó un ejército traído desde las profundidades de la montaña de la muerte y ya estaba listo para empezar el Ragnarok, la gran guerra que azotaría el reino de Asgard y la Hélade, Jormund y yo entendimos que nuestro padre Loki había muerto el día que murió nuestra madre, que enfrente de nosotros se alzaba un monstruo al que no le importaba sacrificar vidas inocentes a costa de cumplir su objetivo, así que le hicimos frente y tratamos de hacerlo entrar en razón.
El día que nos rebelamos contra la tiranía de nuestro padre, nuestra hermana Hela se puso del lado de Loki y entre los cuatro nos enfrascamos en una batalla que duró semanas hasta que Jormund cayó muerto, Loki y Hela quedaron gravemente heridos, yo estaba a un paso de matar a mi padre, pero mi mente dudaba al igual que mi corazón, en ese momento de indecisión Hela sacrificó su vida para sellar mi alma y cuerpo en una caja, Loki tomó la caja y la envió a otro mundo.
Estuve encerrado durante milenios hasta que un día unos elfos me liberaron de mi prisión, lo que no sabían era que la caja tenía una maldición sobre ella, la Tormenta Invernal es una maldición de alto nivel que colocó Loki cobre la caja con la intención de debilitarme una vez que me haya liberado."
—Entonces por qué fue Loki el causante de tu liberación.
—Al romper el sello que me ataba también liberaron la tormenta, ya han pasado varios siglos desde que sucedió ese evento, la tormenta diezmo mi poder con el paso del tiempo hasta dejarme solo con el uno por ciento de todo el poder que tenía.
—Si tú no eres el causante, dime por qué me atacaste.
—No tergiverses la verdad, tú fuiste el primero en intentar matarme.
—Yo… —Ikki miró su espada y cayó de rodillas—. Me dejé llevar por la ira, permíteme ofrecer mis más sinceras disculpas, yo cometí un error.
—Ya no importa, el daño está hecho, déjame terminar de contarte la verdad.
"Loki está volviendo a levantar un ejército para destruir el mundo y dar caza a los descendientes del reino de la Hélade, una vez que comience el Ragnarok será el fin de tu mundo, yo ya no podré hacerle frente."
—Al final todo es mi culpa. —Ikki cayó al suelo mientras las palabras penetraban su alma, la culpa y el remordimiento lo invadieron.
—Sin embargo, todavía existe una esperanza. —Ikki miró a Fenrir—. Tú has demostrado que tienes sangre divina corriendo por tus venas, tú tienes la posibilidad de convertirte en un dios.
—Yo… dios.
—Así es, lo pude ver en nuestra batalla, mi cuerpo tardará milenios en recuperar su fuerza una vez que se rompa la maldición, el fin está cerca así que no es una opción.
—¡Dime qué puedo hacer! —La voz de Ikki se oía desesperada
—Forma un pacto conmigo.
—Si lo hago perderás tu libertad para siempre.
—Es un pequeño precio a pagar por una gran causa.
—Muy bien, guíame.
—Dibuja una cruz con tu sangre en mi frente y recita la siguiente oración, "Oh hermosa criatura, tu que has de vivir, ven a mi alma, que juntos iremos hasta el fin".
—¿Qué pasará después Fenrir?
—Mi cuerpo y mi alma estará ligados a tu alma, si tú mueres yo también, si tú me ordenas obedeceré, tu poder será mío, así como el mío tuyo, viviré para ti hasta que la muerte nos separe.
—Perdóname Fenrir, si tan solo lo hubiera sabido yo…
—Tal vez era el destino, no te culpes. —Ikki se acercó a Fenrir, realizó una cortada en su mano y comenzó a dibujar la cruz—. ¿Cuál es tu nombre?
—Ikki. —La voz de Ikki sonaba triste mientras prosiguió con el ritual.